sábado, 16 de marzo de 2013

MANIFESTACIONES MULTIPLES Y SIMULTANEAS



M. Oxley y M. Reimers son dos hábiles experimentadores, de posición independiente y muy familiarizados con las materializaciones, que dieron el resultado de observaciones de gran valor. M. Reimers, en su casa, pudo obtener el molde de la mano derecha de una aparición que vio un instante al lado de la médium. Para saber si aquel molde no era producido por la médium, le suplicó que metiese la mano en el cubo que contenía parafina a fin de obtener un molde. La mano del espíritu difiere completamente por su forma, su finura y sus dimensiones de la de la médium, Mme. Firman, que era una mujer de edad, perteneciente a la clase obrera.
Se puede ver al final del libro Animisme et Spiritisme, de Aksakoff, las fototipias que reproducen estos moldes y permiten la comparación. En otra sesión, en presencia de M. Oxley, se expresó el deseo de obtener la mano izquierda del mismo espíritu, como así se hizo. Este segundo yeso es completamente igual al de la mano derecha obtenida anteriormente.
La aparición se llamaba Bertie: hasta el momento no había nada que no fuese corriente. He aquí donde el fenómeno se vuelve interesante: En una sesión posterior y por mediación de un médium del sexo masculino, el Dr. Monck, se obtuvieron los moldes de las manos de Bertie y de uno de sus pies; los tres yesos tienen exactamente las líneas y rasgos característicos de las manos y del pie de Bertie, iguales a las que se observaron cuando se hicieron los moldes durante las sesiones con Mme. Firman. (Psychische Studien, 1877)
La sustitución de un hombre por una mujer, como médium, es muy importante; pues prácticamente no se puede explicar por medio del desdoblamiento la producción de una imagen idéntica por dos médiums diferentes, mientras que se concibe muy bien que un espíritu pueda sacar tanto de un organismo femenino como de uno masculino los principios necesarios para su materialización, puesto que son los mismos en ambos. Además, cuando en lugar de una aparición se muestran varias simultáneamente, se hace imposible atribuirlas a un desdoblamiento o a una transformación del médium. Citemos, según Aksakoff, uno de esos notables relatos (Sesión de 11 de abril de 1876)1.
1 Aksakoff, Animisme et Spiritisme.
“La imagen reproduce exactamente el yeso de la mano de un espíritu materializado que se llamaba Lily 2; es un espíritu distinto de Bertie, del que difiere mucho físicamente; su imagen se ha tomado del molde dejado por este espíritu en la sesión del 11 de abril de 1876, en condiciones que hacían imposibles toda superchería. Como médium teníamos al Dr. Monck; después de haberle registrado, a petición propia, fue colocado en un gabinete improvisado, poniendo una cortina a través del alféizar de una ventana; el cuarto permaneció alumbrado durante toda la sesión.
2 El espíritu de Lily dio también la mascarilla de su rostro. Véase Revue Spirite, 1880, y el grabado que reproduce aquella hermosa cabeza.
Aproximamos una mesa redonda a la cortina y tomamos asiento a su alrededor los siete asistentes a la sesión. “Muy pronto aparecieron dos figuras de mujer, que conocíamos bajo los nombres de «Bertie» y «Lily», en el sitio en que las dos partes de la cortina se tocaban, y cuando el Dr. Monck pasó su cabeza a través de la abertura, estas dos figuras aparecieron encima de la cortina, mientras que dos figuras de hombres («Milke» y «Richard») apartaban la tela por los dos extremos y se dejaban ver también. Vimos, pues, simultáneamente al médium y cuatro figuras materializadas, cada una de las cuales tenía rasgos particulares que la distinguía de las otras, como ocurre entre las personas vivas. “No hay que decir que todas las medidas de precaución habían sido tomadas para impedir cualquier superchería, y que nosotros nos habríamos dado cuenta de toda tentativa de fraude.” En este caso ya no se comprende la duda, puesto que se ve al médium y a las formas materializadas simultáneamente. Si el desdoblamiento del médium es posible —y esto no lo dudamos de ninguna manera—, la idea de una división en cuatro partes, dos de un sexo y dos del otro, es absurda. Estamos obligados a admitir como única explicación lógica, la existencia de espíritus, a pesar de todas las prevenciones y todos los prejuicios. No hay por qué creer que el caso citado por M. Reimers y M. Oxley sea único; es, por el contrario, bastante usual.
Eglinton ha servido con frecuencia de médium para apariciones colectivas materializadas. Miss Glyn afirma que, en su casa, su madre y su hermano se han materializado, y que al ver aquellas dos formas al mismo tiempo que al médium, que estaba junto a ella y al que sujetaba las manos, era imposible dudar de la realidad del fenómeno. El pintor Tissot ha visto simultáneamente, con bastante claridad, y durante el tiempo suficiente para hacer un hermoso cuadro, dos formas, una masculina y la otra femenina; ésta última la reconoció perfectamente; y al mismo tiempo vio la forma desdoblada de Eglinton, cuyo cuerpo físico estaba sentado en un sillón cerca del pintor. 1 Creemos inútil insistir más largamente sobre estos hechos que el lector encontrará en gran número en las obras citadas.
1 Enry, Le Psychisme expérimentale.
Resumen
Aunque es cierto que ha habido fraudes por parte de charlatanes que pretendían hacerse pasar por médiums; es incontestable que cuando los experimentos han sido efectuados por sabios, las precauciones tomadas fueron suficientes para apartar totalmente esa causa de error. Los relatos recibidos de fuentes tan diversas, y que, sin embargo, se confirman unos a otros, son prueba de que los hechos han sido bien observados y de que estas relaciones son totalmente verídicas. Es preciso desterrar totalmente la hipótesis de que el médium dormido tenga un gran poder magnetizador que infunde su pensamiento, por sugestión, a los experimentadores, sumidos por él en un sonambulismo inconsciente —hipnotismo vigilia—, pues tal poder no ha sido jamás observado. Ningún experimento ha establecido que individuos cualesquiera, reunidos en la misma estancia —no habiendo jamás sido magnetizados o hipnotizados—, hayan podido ser alucinados de manera que vean y toquen un objeto o una persona imaginaria. Tenemos numerosas pruebas de que los asistentes están en su estado normal; conversan entre sí, toman notas, discuten los fenómenos, dudan, actitudes que establecen que están perfectamente despiertos. No olvidemos tampoco que las fotografías, los moldes, los objetos que se conservan cuando la aparición se ha desvanecido, las pruebas escritas que quedan luego que el ser ha desaparecido, son pruebas absolutas de que no ha habido ni ilusión ni alucinación. Véase, pues, en suma, todos los casos que pueden presentarse. En primer lugar, es posible que se compruebe una transfiguración del médium mismo; pero estos hechos, excesivamente raros, son siempre un poco sospechosos, a menos que no se produzcan espontáneamente y a plena luz.
La transfiguración del doble del médium es más frecuente, aunque ese fenómeno sea aún una excepción. Hemos visto, por hechos positivos, que la hipótesis de modificaciones plásticas del periespíritu del médium, no explica en modo alguno el empleo, por la materialización, de una lengua extraña que ese médium ignora; como tampoco explica el caso de Visiones simultáneas de varios espíritus, así como no puede dar cuenta de las sucesivas apariciones de fantasmas idénticos con diferentes médiums. Si se une a estas observaciones la de que el sujeto conversa con la aparición, como es el caso entre Katie King y miss Cook, o aquéllas en las cuales se comprueba la presencia simultánea del doble del médium y de espíritus materializados, es preciso, pues, admitir que la teoría del desdoblamiento no es general y no puede aplicarse en la mayoría de los fenómenos. La hipótesis de que las apariciones son imágenes tomadas del astral, y proyectadas físicamente por la conciencia sonambúlica del médium, no es aceptable pues, sería preciso explicar cómo esas efigies se convierten en seres vivientes y manifiestan una vida psíquica cuyos elementos no existen en el médium; dicha explicación jamás ha sido intentada. La única teoría que explica todos los hechos, sin excepción, es la del Espiritismo. El alma, inseparable de su envoltura periespiritual, puede materializarse temporalmente; bien sea transformando el doble del médium, o más exactamente cubriéndolo bajo su propia apariencia, bien sea tomando de ese médium materia y energía para acumularla a su forma fluídica, que aparece entonces como cuando estaba, en otro tiempo, encarnado sobre la Tierra. Vamos a insistir acerca de los caracteres anatómicos de las materializaciones para establecer con aún más claridad la individualidad de los seres que se manifiestan en esas maravillosas sesiones. Pero, primeramente, no es inútil discutir el grado de certeza que comporta la prueba de la identidad de los espíritus.