viernes, 31 de julio de 2015

Médiums inspirados


Médiums inspirados

La inspiración nos viene de los Espíritus que nos influyen en el bien o en el mal, pero antes es la obra de aquellos que nos quieran bien, y cuyos consejos dejamos de seguir muy a menudo; se aplica a todas las circunstancias de la vida, en las resoluciones que debemos tomar; bajo este aspecto se puede decir que todos son médiums, porque no hay persona que no tenga sus Espíritus protectores y familiares que hacen todos sus esfuerzos para sugerir a sus protegidos pensamientos saludables. Si nos penetráramos de esta verdad, recurriríamos más a menudo a la inspiración de nuestro ángel guardián en los momentos en que no sabemos qué decir o qué hacer.
Que se le invoque con fervor y confianza en caso de necesidad y nos admiraremos de ideas que muchas veces surgirán como por encanto, ya sea que debamos tomar un partido, ya sea que tenga que componerse alguna obra. Cuando no acude ninguna idea es porque será preciso esperar. La prueba de que la idea que sobreviene es extraña a uno mismo, es que si hubiera estado en nosotros siempre hubiéramos sido dueños de ella y no habría motivo para que no se manifiestaran cuando quisiéramos. El que no es ciego abre los ojos para ver cuando quiere; del mismo modo aquel que tiene ideas en sí las tiene siempre a su disposición; si no acuden como lo desea, es porque está obligado a tomarlas en otra parte que en su propio fondo. Se pueden también colocar en esta categoría las personas que, sin estar dotadas de una inteligencia fuera de lo vulgar, y sin salir del estado normal, tienen rayos de una lucidez intelectual que les da momentáneamente una facilidad desusada de concepción y elocución, y en ciertos casos el presentimiento de las cosas futuras. En estos momentos que se llaman justamente de inspiración, las ideas abundan, se siguen, se encadenan, por decirlo así, por ellas mismas y por una impulsión involuntaria y casi febril; nos parece que una inteligencia superior viene a ayudarnos, y que nuestro espíritu se desembaraza de un peso.
 Los hombres de genio en todos los géneros, artistas, sabios, literatos, son, sin duda, Espíritus avanzados, capaces por sí mismos de comprender y de concebir grandes cosas; precisamente porque se les juzga capaces es por que los Espíritus que quieren el cumplimiento de ciertos trabajos les sugieren las ideas necesarias, y por esto muy a menudo son médiums sin saberlo. Tienen, no obstante, una vaga intuición de una existencia extraña, porque el que recurre a la inspiración no hace otra cosa sino una evocación; si no espera ser oído, por qué exclama tan a menudo: ¡Mi buen genio, ven en mi ayuda! Las respuestas siguientes confirman esta aserción.
–¿Cuál es la causa primera de la inspiración?
Espíritu que se comunica por el pensamiento.
–¿La inspiración sólo tiene por objeto la revelación de la grandes cosas?
No, tiene muchas veces relación con las circunstancias más ordinarias de la vida. Por ejemplo, tú quieres ir a alguna parte, y una voz secreta te dice que no lo hagas porque hay peligro para ti; o bien te dice que hagas una cosa en la cual no pensabas; esto es la inspiración. Hay muy pocas personas que no hayan sido más o menos inspiradas en ciertos momentos.
–Un autor, un pintor, un músico, por ejemplo, en los momentos de inspiración, ¿podrían ser considerados como médium?
Sí, porque en estos momentos su alma es más libre y está como separada de la materia; recobra una parte de sus facultades de Espíritu y recibe más fácilmente las comunicaciones de los otros Espíritus que le inspiran.

LOS ESPÍRITUS NOS MANIPULAN


Toda persona que siente, con mayor o menor intensidad, la influencia de los Espíritus es médium. (…) Por consiguiente, se puede decir que todas las personas, poco más o menos, son médiums.(KARDECEl Libro de los Médiums, ítem 159)


Son muchas las personas que desean saber si poseen alguna facultad mediúmnica y cuáles son los indicios que pueden confirmar o negar tal existencia.

Según las palabras de Kardec, el noble codificador de la Doctrina Espírita, todos somos médiums, pues hay continua interacción entre los dos planos (material y espiritual). Pero el grado de intensidad de la comunicación entre encarnados (vivos) y desencarnados (llamados muertos) es diferente para cada persona.

En determinados contactos el encarnado siquiera registra la influencia de un Ser desencarnado, mientras que en otros la influencia es patente.

En este estudio queremos enfocarnos en la facultad mediúmnica ostensible, es decir, la que permite identificar la existencia del contacto.

Es muy común que escuchemos relatos de personas que buscaron la asistencia de un Centro Espírita por sufrir algún desequilibrio y fueron orientadas a “desarrollar” la mediumnidad; algunas incluso, fueron direccionadas a los trabajos mediúmnicos de la institución sin ninguna preparación, asistencia o estudio.

Sin detenernos demasiado en analizar la irresponsabilidad de tal actitud que lamentablemente aún es común en muchas instituciones dichas espíritas, recordamos las palabras de Kardec:

Hasta el presente ningún diagnóstico se conoce para la mediumnidad. Todos los que se habían considerado como tales carecen de valor. (…)

Si la mediumnidad se tradujese por una señal exterior cualquiera, implicaría esto la permanencia de la facultad, mientras que ésta es esencialmente móvil y fugitiva. (Qué es el Espiritismo. Capítulo I. Breve conferencia espiritista - Medios de Comunicación)

No hay ningún indicio de la facultad mediúmnica; sólo la experiencia puede darla a conocer. (El Libro de los Médiums, ítem 62)

Por lo que podemos notar, la facultad mediúmnica no puede ser identificada en el Centro Espírita o donde sea como si se tratara de un diagnóstico elemental y aunque así fuera, nos informa el codificador que la mediumnidad puede ser transitoria y alguien “diagnosticado” como médium hoy, puede no serlo mañana.


Pero ¿cómo saber si somos médiums?

Cuando estamos ante desequilibrios que nos afectan, lo principal es buscar un médico y considerar la hipótesis de un disturbio orgánico y que la asistencia espiritual, en una institución idónea, ocurra de manera simultánea.

Sabemos que determinadas influencias espirituales (obsesiones) de larga duración pueden alcanzar el organismo físico, pero la obsesión no es sinónimo de mediumnidad ostensible. Por lo tanto, es recomendable cuidar del cuerpo y del espíritu antes de pensar en una supuesta facultad mediúmnica, hasta porque la existencia de la mediumnidad exige ciertas responsabilidades.

Nos pareció importante hacer esas aclaraciones antes de profundizar un poco más en el tema para que no sea creada una falsa idea sobre la mediumnidad.

Kardec la explicó con mucho criterio y propiedad y no es nuestra intención contradecirlo, pues concordamos con sus enseñanzas.

El objetivo de este estudio es mostrar el resultado de experiencias serias y las lecciones expuestas en la literatura espírita confiable y fiel a la base kardeciana sobre los síntomas más comunes descritos por las personas que manifestaron la facultad mediúmnica ostensible.

Según Herculano Pires, en “Mediumnidad (Vida y Comunicación)” “la Mediumnidad se desarrolla como la inteligencia y las demás facultades humanas”, en un proceso cíclico que obedece a “etapas sucesivas”. En los niños es muy evidente y es común que registren presencias espirituales hasta más o menos los siete años. A partir de esa edad, “se desvinculan progresivamente de las relaciones espirituales” y se proyectan más en las relaciones terrenas. En la adolescencia se inicia el segundo ciclo y la mediumnidad se manifiesta de modo más intenso.

Recomienda el respetable estudioso que no se estimule la facultad en el primer ciclo, sino que el niño sea asistido con pases[1] y oraciones. El adolescente puede comenzar a estudiar para entender mejor lo que le ocurre, pero sin intentar desarrollar la práctica mediúmnica. Y cuando las manifestaciones sean espontáneas “es conveniente limitarlas al círculo privado de la familia o amigos íntimos en instituciones para jóvenes, hasta que la mediumnidad se defina”.

El tercer ciclo ocurre entre los dieciocho y los veinticinco años y se orienta a que el joven estudie la Doctrina Espírita y la Mediumnidad más profundamente. A partir de esa edad, el médium ya puede dedicarse a la educación y a la práctica mediúmnica según su madurez y preparación.

Recuerda Herculano que en algunos casos el proceso de eclosión de la mediumnidad tarda hasta unos treinta años de madurez biológica.

El autor aún describe un cuarto ciclo, cuando la mediumnidad aparece en la edad madura o en la vejez por el proceso natural de desprendimiento entre el espíritu y el cuerpo físico. A eso Herculano lo llama “preparación mediúmnica para la muerte”, que puede durar muchos años.

La UEM (Unión Espírita Mineira), en su “Curso Básico sobre Mediumnidad”, explica que la Mediumnidad presenta diferentes naturalezas: propia o natural, de prueba o trabajo, de expiación, y misionera; y cada una de ellas posee características peculiares y se manifiesta de diferentes maneras:

La Mediumnidad propia o natural es adquirida a través de la evolución moral del individuo, cuando su facultad psíquica y su percepción se intensifican. La Mediumnidadde prueba o trabajo es precaria “como una tarea a ser desarrollada” por el encarnado para su mejora espiritual y la de sus semejantes, con una preparación antes de su reencarnación que le permitirá obtener excelente oportunidad de trabajo. LaMediumnidad de expiación es concedida a personas muy comprometidas ante las Leyes Divinas y se caracteriza por la imposición de una sensibilidad psíquica muy intensa, la cual debe ser utilizada para que el médium se libere de sus actos infelices del pasado y crezca espiritualmente. Generalmente surge causando sufrimiento y es común que se manifieste a través de fuerte obsesión. La Mediumnidad de Misión es concedida a Espíritus que ya alcanzaron cierta elevación espiritual y que quieren aportar voluntariamente en la evolución de sus semejantes, como intermediarios entre el Plano Material y el Espiritual.

Por las aclaraciones de la Unión Espírita Mineira nos resulta obvio deducir que la gran mayoría de los médiums encarnados se encuadran en la mediumnidad de prueba o en la de expiación, dado que nuestro planeta todavía es muy inferior y, para casi todos, las facultades mediúmnicas surgen causando muchos disturbios.

El Espíritu Manuel Philomeno de Miranda, en el libro “Temas de la Vida y de la Muerte”, comenta que muchas veces los efectos de la eclosión de la mediumnidad pueden ser confundidos con síntomas de algunas psicopatologías. Pueden surgir de manera sutil o vigorosa, “causan malestar, inquietud y trastorno depresivo”; en otros momentos exaltan la personalidad, producen sensaciones desagradables en el organismo, antipatías sin explicaciones y animosidades.

Añade que “muchas enfermedades de difícil diagnóstico, por la variedad de sintomatología, tienen raíces en los disturbios de la mediumnidad de prueba” o de expiación y acostumbran revelarse con desórdenes físicos y psicológicos.

Pasaremos a enumerar los síntomas de fondo mediúmnico más frecuentes que han sido observados por los estudiosos del tema y descritos por médiums que cuentan sus primeras experiencias.

El citado curso de la UEM explica que la mediumnidad propia o natural es el resultado del esfuerzo individual, de la perseverancia y perfeccionamiento en las sucesivas reencarnaciones y por ello dispensa las dificultades enfrentadas en la mediumnidad de prueba y expiación. Es una conquista del Espíritu que ya superó la fenomenología y penetró en el “plano extrafísico” por la intuición, la más elevada de las facultades mediúmnicas.

La manifestación de la mediumnidad de prueba o trabajo puede ser más o menos complicada según la elección del médium. Cuando es comprendida como una herramienta divina para la elevación espiritual, se presenta con signos de alerta. Si el médium rechaza la concesión, surge de manera dolorosa.

La mediumnidad de expiación, es impuesta al médium para su reajuste ante las Leyes Divinas y, por su naturaleza expiatoria, puede surgir con muchos sufrimientos si no encuentra la buena voluntad del deudor para la rehabilitación necesaria. Incluso puede revelarse como una obsesión de alto grado, la subyugación[2], cuyo aparecimiento exige asistencia espiritual y no el desarrollo mediúmnico, como equivocadamente se supone.

El Espíritu Manuel Philomeno de Miranda en el libro citado describe los posibles síntomas de la eclosión de la mediumnidad de expiación:

En lo físico:
“dolores en el cuerpo sin causa orgánica; cefalalgia periódica sin causa biológica; disturbios del sueño – insomnio, pesadillas, pánico nocturno con transpiración excesiva -; taquicardias sin explicación; colapso periférico sin cualquier disfunción circulatoria; son todas perturbaciones generadas por la eclosión de la mediumnidad con sintonía desequilibrada.”

En lo psicológico:
“ansiedad; variadas fobias; perturbaciones emocionales; inquietud íntima; pesimismo; desconfianzas generalizadas; sensación de presencias inmateriales – sombras, figuras, voces y toques -, los cuales surgen de forma inesperada, desaparecen sin uso de medicinas y representan disturbios mediúmnicos inconscientes en consecuencia de la captación de ondas mentales y vibraciones sincronizadas con el periespíritu del enfermo” (Entidad sufriente o vengadora).

Pero Manuel Philomeno alerta que tales síntomas pertenecen a los cuadros de obsesiones simples y exigen cuidados en la educación y en la práctica mediúmnica.

Martins Peralva, en “Mediumnidad y Evolución”, también describe algunos síntomas que anuncian la mediumnidad: “reacciones emocionales insólitas, escalofríos, malestar, sensación de enfermedad, irritaciones raras”.

Eliseu Rigonatti, en “Mediumnidad sin Lágrimas”, además de algunos de los indicios de la eclosión de la mediumnidad ya enumerados, describe: “perturbación cerebral, sensación de peso en la cabeza y en los hombros, nerviosismo, sensación de cansancio, lasitud, cambios bruscos de sensación térmica corporal, falta de ánimo para trabajar, tristeza profunda o alegría excesiva sin razones”.

En el libro “Psicología y Mediumnidad”, Adenáuer Novaes amplía la lista de síntomas que caracterizan el aparecimiento de la mediumnidad:

Ideas y sentimientos inusitados que se presentan como presentimientos que se concretizan posteriormente; intuición aguzada; “arrepentimientos tardíos tras acciones inadecuadas” en las que faltó voluntad propia; alteraciones en el pensamiento y “desvíos en la elaboración de las ideas”; repetición de sueños premonitorios o con personas fallecidas; producción de ruidos y golpes extraños en el entorno; audición de voces y sonidos que parecen venir del interior de la cabeza; intenso deseo de escribir, a veces acompañado por temblores en uno de los brazos, con movimientos repetidos e involuntarios; sensación descontrolada de que puede ser tomado por algo y fuerte deseo de hablar; molestia toráxica y necesidad de gritar o llorar; manifestación de conocimientos inusitados; “frecuentes experiencias emocionales de “déjà vü”.

No obstante queremos aclarar que aunque nos hemos referidos a los síntomas de la eclosión de la Mediumnidad, no es demasiado decir que esa facultad no es la responsable por los sinsabores de los médiums.

El Espíritu Vianna de Carvalho, en el capítulo 7 del libro “Médiums y Mediumnidad”, afirma que no es la mediumnidad que genera el disturbio en el organismo, sino la acción fluídica de los Espíritus que favorece la posible sintonía, según la calidad de que ésta se reviste”. Y Manuel Philomeno añade que la ignorancia y la falta de asistencia son quienes generan los disturbios de fondo mediúmnico. Adenáuer Novaes explica que las invasiones psíquicas no tienen sus raíces en la mediumnidad sino que son facilitadas por ellas.

En definitiva, la elevación o inferioridad moral del médium y la aceptación o rechazo de su facultad son quienes influyen en el aparecimiento, en la intensidad y en la duración de los disturbios.

Después de tan amplia lista de síntomas relacionados a la Mediumnidad, el lector debe de creer que es muy fácil “diagnosticar” la facultad mediúmnica ostensible y que Kardec se equivocó, pero no es cierto. Todo lo que hemos descrito puede caracterizarse también por cuadros vinculados a la Medicina Tradicional o como casos de influencias espirituales que no “exigen” la práctica mediúmnica en una institución espírita.

Una vez más Manuel Philomeno explica que la manifestación de tales síntomas no significa que el individuo deba practicar la facultad mediúmnica, ya que luego de someterse a la asistencia espiritual adecuada y al estudio del Espiritismo, el equilibrio físico y el psíquico pueden ser recuperados por su transformación moral.

Chico Xavier decía que la mejor manera de distinguir los efectos mediúmnicos de la enfermedad física sólo se logra por la educación de la mediumnidad y que lo ideal es que la persona consulte un médico para confirmar o no la enfermedad.

Otro inconveniente en el diagnóstico de la mediumnidad es el caso de las facultades mediúmnicas temporales, como lo comenta Paulo R. Santos, en su libro “Casos y Experiencias con la Mediumnidad”. La facultad “puede manifestarse en cualquier época de la vida (…) y sufrir interrupciones, oscilaciones, cambios y excepcionalmente el desaparecimiento”, cuya “mayoría de las causas son conocidas solamente por la Espiritualidad Mayor”.

Continúa el autor diciendo que:

“la mediumnidad puede ser inducida o despierta por los Espíritus, por el uso de ciertas drogas o por el impacto de fuertes emociones. Será siempre temporal y artificial. (…) cuando son causadas por Espíritus Superiores el objetivo siempre será noble; (…) cuando son producidas por Espíritus imperfectos (…) son desagradables.”

El último caso pertenece al ámbito de las obsesiones a las que todos podemos exponernos si no mantenemos la vigilancia y la elevación moral, seamos o no médiums ostensibles.

Kardec, en la pregunta 459 de “El Libro de los Espíritus” expone:

¿Influyen los Espíritus en nuestros pensamientos y acciones?
– En este aspecto su influencia es mayor de la que creéis, porque, con frecuencia son ellos quienes os dirigen.

Si estamos atentos, podemos notar que la pregunta se refiere a todas las personas y no únicamente a los médiums, aunque es muy común que la mediumnidad surja bajo acciones obsesivas.

En el capítulo 23 del libro “En las Fronteras de la Locura”, Manuel Philomeno explica la frecuente incidencia de procesos obsesivos en el proceso de eclosión de la Mediumnidad diciendo que “el médium es un Espíritu endeudado” y por su inferioridad posibilita “el acoplamiento de mentes perniciosas del Más Allá” y de antiguos enemigos que intentan “impedirle el crecimiento espiritual”. Eso en los casos de la mediumnidad de prueba o de expiación.

Lo que queremos decir es que la Mediumnidad no es una misión o un privilegio, inclusive el Espíritu Emmanuel, en el capítulo XI del libro “Emmanuel” aclara que “los médiums generalmente son almas que fracasaron desastradamente (…) en el pasado” y que han reencarnado con el objetivo de “sacrificarse en beneficio de muchas almas que desviaron del sendero de la fe, de la caridad y de la virtud;” son “almas arrepentidas” que buscan reequilibrarse.

En ese momento el lector ya se imagina que este estudio es un tratado que desprecia a los médiums, pero tranquilízate porque no es este nuestro objetivo.
Queremos demostrar que la mayoría de los médiums son Espíritus que traen con ellos las características de nuestro planeta aún inferior, como la mayoría de los encarnados que no posee la facultad mediúmnica ostensible. No somos ni mejores ni peores. Todos estamos expuestos a la incidencia de las acciones obsesivas.

Queremos demostrar que es un error intentar desarrollar la mediumnidad a todo costo, sin reflexionar sobre las responsabilidades involucradas en la tarea, por creer que se trata de “un poder oculto que se puede desenvolver a través de la práctica de rituales o por el poder misterioso de un iniciado”. [Herculano Pires]

La mediumnidad no es un recurso para la autopromoción o para el enriquecimiento ilícito, sino una herramienta que Dios concede a las almas para su crecimiento moral, para que la usen en beneficio de su prójimo, para que se acerquen a Jesús, donando de sí mismo sin esperar recompensas.

El Espíritu deudor que utiliza su facultad mediúmnica como profesión, para obtener ventajas personales o para destacarse en la casa espírita es alguien que agrava su situación ante los Códigos Celestiales. Y los miembros de la institución que alimentan la vanidad de los médiums con la concesión de privilegios y con la aceptación de sus teorías y prácticas extrañas no aportan en su evolución, tampoco en la Causa Espírita.

No obstante, si alguien se identifica en los síntomas aquí expuestos, recomendamos que su primera preocupación deba ser su equilibrio espiritual y físico. Es importante buscar los recursos de la Medicina y la asistencia espiritual a través de la oración, la meditación y de los pases en una institución espírita seria, pero no la práctica mediúmnica.

La práctica mediúmnica es tarea para quien se siente bien, equilibrado y preparado. No es necesario apresurarse para empezarla, pues somos Espíritus inmortales y tenemos mucho tiempo. Además, sólo podemos donar lo que tenemos y no podemos brindar paz y equilibrio si todavía no lo conquistamos.

Cuando se concurre a una institución espírita seria, sus miembros sabrán orientar al asistido de modo adecuado y si la facultad mediúmnica se confirma, tras la asistencia, el estudio y el equilibrio, el obrero sincero podrá dedicarse a esa tarea de amor. Si no se trata de Mediumnidad no hay problema, pues hay muchas otras tareas hermosas que esperaban la colaboración de personas dedicadas.

NO A LA ANOREXIA


Causas de la Anorexia Nerviosa





Trastorno de alimentación caracterizado por una profunda distorsión de la imagen corporal con una búsqueda incansable de la esbeltez y de la delgadez, la anorexia nerviosa frecuentemente lleva a la persona a la inanición






La palabra anorexia, aisladamente, significa literalmente falta de voluntad de comer, de apetito o de hambre. Esta entidad está asociada a diversas patologías encontradas en la medicina, como en las neoplasias malignas. La anorexia nerviosa, a su vez, es un trastorno de alimentación caracterizado por una profunda distorsión de la imagen corporal con una búsqueda incansable de la esbeltez y de la delgadez, asociada así a un control riguroso y absoluto sobre el cuerpo, frecuentemente llegando al punto de la inanición.  Interesante notar es que, incluso estando en el extremo de la delgadez, los individuos se sienten gordos o desproporcionado, negando constantemente, sus deformidades. Y, hasta cuando ven sus fotos, no consiguen notarse esqueléticos.

En lo que dice respecto a su etiología, la causa primordial es aun desconocida por la medicina. Genéticamente, por ejemplo, hay algunas evidencias que apuntan una mayor concordancia en gemelos monocigóticos (que vienen de diferentes fecundaciones). No obstante, hasta el  presente momento, ningún gen específico fue identificado. Ya del punto de vista biológico, se sugiere que el neurotransmisor noradrenalina tiene una actividad disminuida en las pacientes anoréxicas.  Además de eso, se ve una acción de opiáceos endógenos, un aumento sanguíneo de cortisol, una disminución de la actividad tiroidea y una caída de niveles de hormonas que están ligadas a la menstruación normal. Como sea, estas alteraciones (hormonal y del metabolismo) no parecen ser causas reales, sino consecuencias y agravantes del estado de inanición observada en la patología. En contrapartida, la tomografía por emisión de positrones (TEP) fue capaz de percibir un metabolismo elevado del núcleo de los ganglios basales (una masa voluminosa de sustancia cenicienta, localizada en los hemisferios telencefálicos, que mantienen relación, en toda su extensión, con los ventrículos laterales; es uno de los núcleos de base; forma, juntamente con el núcleo lentiliforme, el cuerpo estriado que tiene una función esencial motora). Mientras, tales encuentros eran revertidos con la realimentación y/o con ganar peso.

Tres aspectos espirituales pueden ser enumerados en la aclaración etiológica y fisiopatológica de esta afección

Al lado de estos encuentros, con todo, existen importantes factores psicosociales. Los insistentes apelos, por ejemplo, por parte de la cultura nercicista en general, dados en favor de la delgadez, de los ejercicios exorbitantes y de la elegancia como sinónimo de salud, indudablemente, hacen que las pacientes portadoras de este disturbio encuentren apoyo para sus acciones y para sus pensamientos. Típicamente también, las pacientes poseen una relación problemática con sus padres. Algunas veces, la dolencia es una forma de intentar distraer la atención de las relaciones conyugales tensas existentes en sus hogares. Otras, las jóvenes sustituyen sus preocupaciones adolescentes normales por una única relacionada con la alimentación y ganar peso. Conforme anotaciones psicoanalíticas aun, de manera general, la madre es dominadora y controladora y el padre bastante distanciado. Iso hace que, frecuentemente, las pacientes tengan tan poca noción de autonomía y de individualidad al punto de vivir sus cuerpos como estando controlados por sus padres. Tal fenómeno hace que las jóvenes se muestren incapaces de separarse psicológicamente de sus madres, especialmente de estas. Así, los defectos estructurales del ego, cuales sean los disturbios perceptivos que envuelven la distorsión de la propia imagen corporal, parecen estar relacionados a este fracaso inicial en las tareas de separación y de individualización. De este modo, la actitud de inanición autoinducida por parte del paciente sería un esfuerzo de obtener independencia y autonomía, buscando destruir la parte de su madre de su cuerpo; e, igualmente, valida como una persona única y especial.

Al lado de todo eso, no obstante, teniéndose en consideración el Espiritismo inmortal, se verifica que, en la perspectiva de la anorexia nerviosa, de igual manera, es en el Espiritismo que se puede encontrar el manantial de mayores aclaraciones de esta problemática. Así, tres aspectos espirituales, si así se puede expresar, pueden ser enumerados en la aclaración etiológica y fisiopatológica de esta afección: los complejos adquiridos en vidas pasadas, y no sólo en la infancia; las densas energías almacenadas en el periespíritu, envoltorio energético del alma que la une a la estructura corpórea, que la desestructuran; y las influencias espirituales obsesivas, tanto de carácter “fortuito”, como de carácter pretérito.

En la anorexia nerviosa, la paciente, influenciada por los patrones estéticos arbitrarios, se ve diferente de lo que es

Al respecto del primer mecanismo, la noble Joanna de Ângelis esclarece que la fuerza del amor es alimento para la vida, una vez que actúa en el ser armonizándolo y equilibrando su cuerpo periespirítico. De este modo, toda vez, esclarece ella, que “el individuo se identifica sin amor hace, inconscientemente un cuadro regresivo y descubre que no fue necesariamente nutrido (alimentado por el amor), pasando a experimentar un sentimiento de reacción a través de la norexia nerviosa o inapetencia”. Según ella, sin embargo, este cuadro de falta de amor puede venir tanto de la presente experiencia encarnatoria, como de otras reencarnaciones, como además, ocurre con cierta frecuencia. Como se ve, por tanto, esta explicación, en vez de contradecir las explicaciones psicoanalíticas, la corrobora. Con todo, considera también, experiencias anteriores al nacimiento. Acerca de las causas periespirituales, se hace menester entender que una de las propiedades del periespíritu es su plasticidad, conforme la clasificación didáctica del respetable Prof. Zalmiro Zimmermann. Este tiene que ver con la capacidad del periespíritu recibir las impresiones del pensamiento del ser, moldeándose energeticamente de acuerdo con los tenores de sus efluvios. El profesor aclara que “el periespíritu, extensión del alma, es el eterno espejo de la mente, moldeándose de acuerdo con su comando plástico”. Ahora, estas modificaciones, que también pueden ser consecuencias de procesos mórbidos de vidas pasadas, con mayor frecuencia en el caso de la referida patología, o incluso de esta actual, pueden ser las responsables por el surgimiento de las distorsiones del ego acerca de su imagen corporal.

El individuo, sintiendo las vibraciones de su envoltorio espiritual, e incluso viendo sus deformaciones en el sueño, genera en sí, o más agrava una baja autoestima y un disturbio perceptivo de la propia imagen corpórea, que a pesar de muchas veces ser perfectas, encubre complejas plastificaciones del cuerpo espiritual. Esta puede ser la génesis de otros disturbios psiquiátricos que cursan con la alteración de la propia imagen (trastorno dismórficos corporales). En el caso de la anorexia nerviosa, la paciente, influenciada por los patrones estéticos arbitrarios, se ve diferente de los que es, y, a pesar suyo, intenta modificar aquella estructura invisible, pero perceptible, transformando el cuerpo, a través de la restricción dietética.

Es por el consentimiento, consciente o inconsciente del paciente, que las obsesiones se instalan y se perpetuan

En lo tocante a las obsesiones, ellas pueden ser causas o agravantes del cuadro enfermo y, además, tener su origen en desavenencias del pasado o en simbiosis que llamaremos “fortuitas” con Espíritus interesados en el mal. Explica Manoel Philomeno de Miranda que “de la misma forma que las enfermedades orgánicas se manifiestan donde hay carencia, el campo obsesivo se disloca de la mente para el departamento somático donde las imperfecciones morales del pasado dejaron marcas profundas en el periespíritu”. De ese modo, en el caso de la enfermedad en pauta y de los disturbios alimenticios como un todo, en el área del tracto digestivo, de los centros nerviosos responsables por el hambre y de los mecanismos metabólicos que se unen a la nutrición. Como se observa, sin embargo, es por el consentimiento consciente o inconsciente del paciente que las obsesiones se instalan y se perpetuan.

Ciertamente, en casos complejos de anorexia nerviosa, elementos de todos estos puntos oreados, hasta aquí, en la etiología deben estar envueltos, integrándose de alguna forma. Y, por eso mismo, en su terapéutica, se debe tener en mente un abordaje amplio, teniéndose en cuenta, no solamente las contribuciones de la Doctrina codificada por Allan Kardec, sino del mismo modo con la psiquiatría y de las psicoterapias.


LEONARDO MACHADO

Traducción: Isabel Porras Gonzáles

DILE NO AL SUICIDIO


Para poder abordar este tema tan delicado como es el suicidio, no tengo más remedio que, reportarme primeramente a la esencia misma de toda la Creación: Dios.

El Padre generador de todas las cosas; desde las cosas más ínfimas, hasta los grandes Imperios Estelares, mostrándonos a cada momento de nuestra vida, su Poder y su Gloria en todas las manifestaciones de la Naturaleza, que el hombre, en la mayoría de los casos, no sabe apreciar por ser un fenómeno habitual a sus sentidos, cuando vemos, por ejemplo, como de la unión de un espermatozoide masculino y un óvulo femenino, se crea una nueva vida, un nuevo cuerpo perfecto para que, en él pueda un Espíritu adquirir su tan necesaria experiencia terrestre, con vistas a su evolución y desarrollo espiritual.

Decimos: ¡Qué sabia es la Naturaleza!, cuando observamos como un grano de trigo al encontrar el cobijo de la Tierra en buenas condiciones, germina, transformándose en una hermosa espiga. ¡Cuanta perfección hay a nuestro alrededor! Cuando vemos al gusano morir para la Tierra; transformarse en hermosa mariposa. 

Nos quedamos extasiados, al ver, a través de las Estaciones, el árbol aparentemente seco, reverdecer llenándose de flores y, posteriormente de sabrosos frutos.

No nos queda más, que admitir la perfección en nuestro entorno. 

Pero estos fenómenos, por estar sujetos a leyes inmutables, nos parecen naturales, normales y, pocas, muy pocas veces obligamos a nuestra mente a la meditación sobre hechos tan transcendentales; el ser que piensa y medita sobre ello liberado de toda carga de orgullo y vanidad, que tanto nos ciega y tanto nos embrutece, la criatura humana, humilde y sincera, no puede por más que ver en todo lo que nos rodea, la manifestación poderosa y sabia del creador, alabando al Padre Supremo en su majestad y su gloria.

LA CREACIÓN 

Pues bien, una vez asentada la paternidad de Dios sobre toda la Creación, vamos a abordar ésta para entender que todo lo que existe, que todo lo que vibra a nuestro alrededor, en sus múltiples formas visibles o sutiles, tiene un único principio o, una única esencia: El Fluido Cósmico Universal, o sea, todo lo que nosotros llamamos materia sea conocida o no, deriva de una misma fuente, de la cual salen los astros, los soles, las galaxias, los animales, las plantas, el aire, el agua y también el Hombre; además, Dios crea paralelamente el Principio Espiritual; parte inteligente de la Creación con el fin de , auxiliándose del principio material, elevar la vida a las cotas más altas de la perfección. 

Así tenemos la Trinidad Universal: DIOS, ESPÍRITU y MATERIA.

Dios como creador absoluto; Espíritu, creado a imagen y semejanza de Dios y Materia, emanación del Todo sabio para desarrollo y evolución de la vida en sus múltiples facetas.

EL HOMBRE

El Hombre, Espíritu en grado de desarrollo intelectual y moral apto para la vida organizada y libre, está formado por una triple naturaleza: Humana, Astral y Espiritual.

Humana: auxiliado de la materia de su cuerpo físico, organismo perfecto y perecedero, donado por el Creador para adquirir del plano físico toda la experiencia, que la materia nos brinda a través de la vivencia como encarnados.

Astral: dotado de un cuerpo fluídico o Periespíritu, que siendo el doble del mismo organismo físico, aunque imperecedero, funciona como soporte del Espíritu, cuando nos separamos del cuerpo material compacto, cual es el cuerpo físico.

Espiritual: esencia misma del Todopoderoso; ser inteligente e inmortal, llamado a la gloria de la perfección por la misericordia del Padre magnánimo y misericordioso.

Por tanto podemos ver, que el Hombre es un Espíritu que, utilizando a veces la coraza de un cuerpo de carne y otras, del cuerpo fluídico, va desarrollándose a través de los siglos, adquiriendo las virtudes necesarias para que un día no necesitemos más la encarnación y podamos seguir nuestra vida inmortal e imperecedera, a través de los siglos, en los mundos universales, sin la pesada carga del cuerpo carnal, para ello tendría que utilizar de forma correcta, los diferentes cuerpos que le son ofrecidos, para la bendita adquisición de valores, al mismo tiempo que vamos lavando nuestras faltas en la escuela de la vida, en este punto ya podemos entender nuestra naturaleza, qué somos y hacia dónde nos dirigimos.

EL SUICIDA

El suicida es un Espíritu cobarde e ignorante que huye a los compromisos adquiridos en la Espiritualidad, como medio de rescate de su propio pasado; destruyendo un cuerpo que no le pertenece, ya que es una obra de Dios, un instrumento puesto al servicio del hombre para su propio progreso y, huyendo a los compromisos de rescate, lo único que consigue es, agravar sus deudas para con las leyes sabias e inmutables de Dios; teniendo que volver a reencarnar de forma más precaria que la vez anterior, con el fin de saldar las deudas que su propia conciencia le reclama, a fin de hallar la paz que todos anhelamos y necesitamos.

Distintos modelos de suicidas: conscientes o inconscientes. 

Alimentación, tabaco, alcohol, drogas, desequilibrio emocional por la insatisfacción y profundo desorden.

1ª SORPRESA DEL SUICIDA

¿Cuál es la primera sorpresa del suicida al realizar el acto criminal y cobarde del suicidio? 
Evidentemente, sentir el terror de seguir sintiéndose vivo, no obstante el dolor inmenso que está padeciendo. 
Sigue pensando; llegando al límite de las resistencias, fustigado por los mismos problemas que lo llevaron al suicidio y por el dolor tremendo de las heridas que se ocasionó, siendo el ahorcado, por ejemplo, que padecerá la asfixia constante por falta de oxígeno. 
Si es que se arrojó a las aguas intencionadamente, sentirá por mucho tiempo, como las aguas penetran e inundan sus pulmones, al mismo tiempo que bracea y patalea en acción refleja, sin conseguir asirse a ninguna parte. Si recurrió al veneno, sentirá el veneno quemar sus entrañas, de una forma tal, que pedirá a Dios, lo fulmine con el fin de dejar de sufrir. 
Si acabó su vida con un tiro en la cabeza, será la bala que va penetrando las capas de su cerebro de forma constante, percibiendo como va destrozando cada fibra íntima, repercutiendo los dolores agudos al mismo tiempo que la herida no deja de sangrar. 
El que se quemó, será el fuego el que se encargue de torturarlo de forma indeterminada, sin que jamás, se extingan sus llamas. Al que se arrojó a algún vehículo en marcha, será la visión de sus carnes despedazadas, las que constantemente le martiricen el cerebro, percibiendo el triturar de sus huesos y el desgarramiento de su cuerpo.

Sea cual sea la forma de suicidio, lo único que encuentra el suicida, es horror y desespero. La vida no se extingue jamás; la criatura siente esa sorpresa que no esperaba y pasa a vivir las más altas cotas de sufrimiento que a él le parece que no tiene fin, lo que le aumentará su desesperación.

¿POR QUÉ TANTO DOLOR EN EL SUICIDA?

En primer lugar, el suicida es un tránsfuga de la Ley de Dios,
Atentando contra el V Mandamiento: NO MATARÁS, huyendo a sus responsabilidades, que en la mayoría de las veces, fue él mismo que las eligió, las pruebas y expiaciones, que lo condujeron al suicidio, con el fin de rescatar el pasado culpable, es por lo que pasa a sufrir un dolor moral de grado superlativo: es su propia conciencia que le reclama de forma que no puede evadirse del acto criminal, pasando a la condición de reo, habitando los lugares más infelices del mundo espiritual. 

También encontramos paralelamente al dolor moral, el dolor físico, pues no debemos olvidar, que al mismo tiempo que lesionó su cuerpo físico, al punto de causarle la muerte, hizo lo mismo con su cuerpo periespiritual que, aunque inmortal, sí está lesionado en la misma cuantía que el físico, siendo que la mente recibe de el Periespíritu, la respuesta de dolor, como consecuencia del acto brutal del suicidio. 
Dolor éste que parece multiplicarse, al no tener el organismo carnal que lo amortigüe; no olvidemos que, cuando encarnamos para una nueva vida, llevamos como tesoro un organismo repleto de fluido vital; energía ésta en cantidad suficiente al número de años que por nuestra programación, deberemos vivir en la superficie del planeta como encarnados. Al cortar violentamente, a través del brutal acto del suicidio, nuestra vida encarnada, rompiendo éste lazo de unión con el Periespíritu, éste queda repleto de esta energía vital animalizada; siendo ésta misma energía, que refleja la sensación de la materia, en este caso, violentamente destruida, y pasa a vivir su mente el dolor material, la sensación de deterioro. 
A veces vive todo el período de putrefacción de su cuerpo, notando como los gusanos corroen sus entrañas; no pudiendo separarse del cuerpo hasta su completa desintegración.

¿DÓNDE ESTÁ LA MISERICORDIA DE DIOS?

La misericordia de Dios la encontramos a cada paso que damos en la vida de encarnados y de desencarnados, pues Dios nunca nos condena, somos nosotros con nuestros actos rebeldes que nos ocasionamos tantas desgracias, por no seguir la senda del deber: Dios, en su infinita misericordia quiere que todas sus criaturas, un día gocen de la felicidad plena, una vez que hallan alcanzado, con su propio esfuerzo, las cumbres de la evolución y para ello, disponemos de todos los medios necesarios: un cuerpo carnal para las sucesivas encarnaciones planetarias, al mismo tiempo que un cuerpo fluídico para la vida en el espacio; una casa planetaria con todo lo necesario para la vida del Hombre, con todos los recursos a la medida de su evolución. 

Nos proporciona el bien de la familia, como medio de educación y progreso, reforzándonos para enfrentar la edad adulta en buenas condiciones morales y físicas; nos provee a cada uno de nosotros de un Espíritu Guía y protector para que constantemente nos guíe por la senda correcta, orientándonos en el bien y en la buena moral. Nos permite la ayuda de Espíritus amigos y familiares con el fin de inspirarnos por el camino correcto.

Nos dio a un Guía Planetario, para dirigir la evolución de nuestro orbe, tanto desde el Plano Espiritual, como del físico, siendo que hace unos dos mil años, encarnó entre nosotros, dándonos el Código de la más alta moral, para nuestra propia salvación, ¿y nosotros qué hacemos a cambio?

Hacemos oído sordo a los buenos consejos de buena moral cristiana. 

Nos engolfamos en los vicios más bajos y desastrosos. Nos parapetamos en nuestro castillo inexpugnable del orgullo desmedido y de la vanidad exagerada. 

Rechazamos todo lo que nos puede conducir a ser mejores personas, y en el máximo de nuestra iniquidad, apedreamos, insultamos, calumniamos, azotamos y crucificamos al Salvador de ésta Humanidad; despreciándolo entonces y ahora.

Pues hoy, dos mil años después, seguimos despreciando esa luz, que a través del Evangelio nos dejó el Maestro de maestros, el venerable Jesús. Y aún decimos, ¿dónde está la Justicia y la Misericordia de Dios?

Se nos han dado, además, los testimonios de una infinidad de Espíritus elevados que vinieron a encarnar entre nosotros, con el firme propósito de ayudarnos a comprender, para abrir nuestras mentes a un nuevo concepto de la vida. Para alejarnos de ese mal destructor por excelencia, el EGOÍSMO. 

¿Y qué hemos hecho? No oír; seguimos regocijándonos en el mundo de las sensaciones. 
No estamos dispuesto a ceder nada de lo que creemos es nuestro patrimonio personal.
Ni pensamos en la renuncia, ni en la humildad, y aún seguimos pensando, ¿dónde se encuentra Dios que no nos oye? No oye nuestros lamentos, creados por nuestra incuria y comodísimos, pero Dios nunca nos abandona, aunque hayamos descendido a los abismos del dolor y el desespero voluntariamente.

¿CÓMO PUEDE REHACERSE EL SUICIDA DE ESTA CONDICIÓN?

Naturalmente, nunca somos abandonados a nuestra suerte, siempre contamos con la ayuda y la protección de abnegados hermanos Espirituales que velan por nosotros. No hay nadie, ningún ser abandonado, por muy criminal que sea. Todos estamos siendo observados por ese Pastor que espera a sus ovejas descarriadas para introducirlas en el momento propicio en su redil.

Una vez que esas fuerzas animalizadas se van extinguiendo, es cuando estamos en condiciones de ser socorridos por abnegados Espíritus, rescatándonos de los lugares de terror y tinieblas, y conducidos a Casas de Socorros Espirituales, con el fin de ser reeducados y preparados psicológica y moralmente para volver a repetir esa encarnación frustrada, con el doble sentido de cumplir la programación de la Ley y, a la vez, reequilibrar y reajustar nuestro organismo Periespiritual, seriamente dañado por el acto del suicidio.

(Ejemplo del libro Memorias de un Suicida, del Espíritu Camilo Castelo Branco.)

(En que condiciones pueden reencarnar los suicidas)

Los suicidas pueden reencarnar en las más variadas y difíciles situaciones, soportando en la mayoría de los casos un cuerpo enfermo, tarado o desfigurado (consecuencia del desequilibrio producido con el acto del suicidio). 
Pueden tener encarnaciones muy cortas, con el objetivo de reequilibrar sus fuerzas periespirituales al contacto con un nuevo cuerpo físico, y en la mayoría de los casos estos enfermos espirituales son conducidos a otros enfermos del alma; los hombres y mujeres que corrompieran los propios centros genesicos, por la delincuencia emotiva o por los crímenes reiterados del aborto provocado.
Para que sirviendo en la condición de enfermeros y guardianes como padres de estos espíritus endeudados ante la Eterna Justicia, al igual que ellos, se recuperan a su turno, regenerándose a sí mismos, a través del cuidado amoroso con que atienden a sus hijitos; sorbiendo lágrimas de dolor, al ver a sus pequeños atormentados por el dolor, ya desde la cuna.

¿QUÉ NOS DICE EL ESPIRITISMO DEL SUICIDIO?

El Evangelio Según el Espiritismo, en el capítulo V, página 80, Item 16, nos aclara la respuesta de la siguiente manera: "La incredulidad, la simple duda acerca del porvenir, las ideas materialistas, en una palabra: son los más grandes excitantes para el suicidio; engendran la cobardía moral, y cuando se ven hombres de ciencia apoyarse en la autoridad del saber, para esforzarse en probar a sus oyentes o a sus lectores, que nada tienen que esperar después de la muerte, ¿no equivale a conducirles a ésta consecuencia?, es a saber: ¿que si son infelices, nada pueden hacer mejor que matarse?

¿Qué podrían decirles que les desviara de esa idea? ¿Qué compensación pueden ofrecerles? ¿Qué esperanza pueden darles?
Nada absolutamente, sino la nada. De donde se sigue que, si la nada es el sólo remedio heroico, la sola perspectiva, más vale caer en ella enseguida que más tarde y sufrir de éste modo menos tiempo.

La propagación de las ideas materialistas es, pues, el veneno que inocula en un gran número el pensamiento del suicidio, y aquellos que se proclaman sus apóstoles, asumen una terrible responsabilidad. No siendo permitida la duda con el Espiritismo, el aspecto de la vida cambia; el creyente sabe que la vida se prolonga indefinidamente más allá de la tumba, pero en diferentes condiciones; de aquí nace la paciencia y la resignación, que naturalmente desvían el pensamiento del suicidio; en una palabra, de aquí viene el " valor moral".


¿Cómo podemos ayudar a los suicidas?
Oración y Evangelio en el hogar. Como medio de educar y fortalecer.