miércoles, 31 de diciembre de 2014

El aparecido de la A-455


Un supuesto ente aparece para trasmitir un mensaje
En la A-455, en mitad del asfalto se va a aparecer alguien, algo. Una familia formada por cuatro miembros, es testigo de lo que ocurrió en ese punto kilométrico de la carretera. ¿Qué o quién es el aparecido de la A 455?
Estremecedor encuentro en la carretera
 Una persona totalmente vestida de blanco”; “Mucho miedo no sé que intención llevaba”; “No era una persona humana”, aseguran los testigos.
Esta familia nos cuenta que a medida que se acercaban salió del lado izquierdo y se quedó en medio de la carretera. “ Lo que vimos allí no era una persona real, no caminaba, flotaba”, recuerdan. “Hablaba pero no lo escuchamos, le preguntamos que le ocurría y nos pide auxilio, accidente, me muero”, aseguran.
Un ente en la carretera trasmite un macabro mensaje
Esta familia, perpleja nos relata que en ese momento sintieron muchísimo frío, al principio creían que podía tratarse de los nervios. “ No medía más de 1.60, pelo corto negro y bigote”. Esta familia se quedó extrañada “ porque esa persona no tenía ningún tipo de rasguño, rozadura o sangre pero estaba muy pálido”. El padre de la familia decide apartarse de la mitad de la carretera y llamar al cuartel de la Guardia Civil pero cuando vuelve a mirar por el espejo retrovisor esa persona ya no estaba.
“No queremos hablar de un fantasma porque mi hija tenía doce años”. En el pueblo resulta haber más gente que se ha encontrado con él, el 7 de abril.

sábado, 27 de diciembre de 2014

MEDIUMNIDAD DE LOS SANTOS


A medida que aumenta el conocimiento del Universo y del Ser, retrocede y se desvanece la noción de lo sobrenatural. Llegamos a comprender que la Naturaleza es una, pero que en su inmensidad  contiene dominios y formas de vida que por  mucho tiempo escaparon a  nuestros sentidos.
Existen legiones de almas bienhechoras y  protectoras, las almas de los hombres que sufrieron por el bien, la verdad y la justicia. Se ciernen  por encima de la pobre humanidad para guiarla por las sendas de su destino. A mayor altura de los  estrechos horizontes de la Tierra, toda una jerarquía de Seres invisibles se escalona en la luz. En la  escala de Jacob de la leyenda, la de las inteligencias y conciencias superiores, que se gradúa y eleva  hasta los Espíritus radiantes, hasta las potentes Entidades depositarias de las fuerzas divinas.
Los santos son ante todo hombres; la santidad, que es del orden sobrenatural, se apoya en el orden natural. El hombre es el único ser de la creación que puede ser santo, pero no hay dos santos iguales porque cada uno singulariza su santidad según los dones recibidos, los dones que ha conquistado.  Los santos viven en la eternidad y en el tiempo, participan de Dios y de la historia,  La santidad es la plenitud en el amor.
El hombre ha evolucionado espiritualmente, es un hecho  que después de la Revelación Divina  lo hizo progresivamente, gracias a su madurez. Así como el Cristianismo constituyó  una revolución de orden espiritual en el seno de la Religión de Moisés (Antiguamente  os fue dicha… Yo, sin embargo, ahora os digo”) –aseveró Cristo) TAMBIEN LA Doctrina Espirita no ha dejado de constituir una revolución espiritual. Nuevos conocimientos, nuevos métodos, nuevas luces, nuevas interpretaciones, nuevos estímulos, nuevas y fuertes  energías espirituales representan a aquel Espíritu de Verdad prometido por el Señor en la Ultima Cena,  Espíritu de Verdad  que más tarde El enviaría al mundo para “enseñarnos todas las cosas y hacernos recordar todo cuanto El nos había dicho, guiándonos en toda la verdad) (Juan 14:26, 16:13
Es por lo que el espiritismo Cristiano enseña que la videncia espiritual y los demás géneros  de mediúmnidad, ampliamente manifestados en las vidas de los santos de la Iglesia tanto como en la mediúmnidad honestas de las casas Espiritas, no son tentaciones del demonio ni hazañas del diablo,  en consonancia a las gratuitas afirmativas dogmaticas, más si aspectos espirituales de la personalidad humana en expansión, en crecimiento para Dios  y para nuevas formas de evolución del Espíritu.
Tuvo razón Teresa de Ávila al afirmar que le hacía mal el desconocer tales cosas del alma. Ahora somos llamados, alabado sea Dios, a sentir como es de bueno para el espíritu  el conocimiento de las grandes y sabias leyes que rigen nuestra vida, en el seno de la Gran Casa Universal de nuestro padre Celestial.
Los efectos mediúmnicos son tan viejos como el mundo. EL Evangelio es un libro cargado de hechos mediúmnicos. Los santos de la Iglesia Católica eran genuinamente médiums y sus facultades se formaron  en el contexto de su mejoramiento moral.  Es por esa razón, que la mediúmnidad del santo estaba  en el ápice de una evolución psíquica de su alma.
Sus archivos quedaron muy bien organizados. Eran individualizados por temas como “clarividencia”, clariaudiencia,  “psicofotismo y holorización”, etc.
En los testimonios  históricos más antiguos, en las más remotas tradiciones religiosas, en las escrituras antiquísimas de los hindús, en los cantos bardos de los celtas, en las enseñanzas de los magos iranianos  o de los profetas hebreos,   en los anales de la China milenaria, en la  literatura de los griegos y de los romanos, en todas  partes y en todos los tiempos , los testimonios sobre  las relaciones  entre la Tierra y el Cielo son encontrados, en un consenso universal,  la afirmación de esa realidad indiscutible.
Cuando leemos con atención las Escrituras, nos damos cuenta de que la Biblia nos ofrece muchos modelos de santidad; por ejemplo: al apóstol Tomás, que era un hombre con grandes dudas sobre la fe pero que al fin proclamó a Jesús como su Señor y su Dios (Jn. 20, 26-28).
Entre los grandes héroes de la fe, que la Iglesia denomina genéricamente santos, se encuentran extensamente, los más notables y maravillosos testimonios espirituales de la acción inteligente del Mundo Invisible junto a los seres terrenales. Y los santos, a semejanza  de los verdaderos médiums espiritas, siempre sirvieron  de intermediarios entre las  fuerzas auxiliadoras de la esfera ultra terrestre y las necesidades humanas. Los santos cristianos, conscientes de su misión espiritual, siempre actuaron como mediadores entre el Más Allá y la Tierra, de la misma forma lo hicieron  los  devotos y sinceros misioneros de la mediúmnidad en la gran siembra del espiritismo Evangélico.
Los santos son para nosotros verdaderos modelos a imitar. Ellos tuvieron una clara prioridad en su vida: Jesucristo. Y es este modelo de fe cristiana el que tocó de diversas maneras el corazón de mucha gente. La fe en los santos no es, de ninguna manera, un obstáculo a la fe en Jesucristo, como piensan los hermanos evangélicos, sino un estímulo para seguir a Cristo.
Por supuesto debemos evitar excesos, los santos no son semidioses y la santidad de tal o cual persona nunca puede oscurecer el seguimiento de Cristo. Al contrario, la verdadera santidad de los santos siempre anima hacia una mayor búsqueda de Dios.
Un notable médium, dotado  de varias facultades psíquicas, portador de elevado don profético, fue el famoso profeta Daniel, del que habla el Viejo testamento. Llevado para Babilonia, después de ser tomada Jerusalén por Nabucodonosor, dice la Biblia que Dios dio a Daniel “entendimiento en toda la visión y sueños”.  (Dan, 2:17) Al profeta  le eran revelados – los secretos  y el fin del imperio persa, siendo famosas sus profecías de la estatua y de las setenta semanas  y sus impresionantes visiones espirituales.
Veamos el ejemplo de María en las bodas de Cana. Es María la Madre de Jesús la que invita discretamente a su Hijo a hacer un milagro diciendo: «Ya no tienen vino». Y Jesús le hace entender que la hora de hacer signos no ha llegado todavía. Sin embargo, por la intercesión de su Madre María, Jesús hace su primer milagro (Jn. 2, 1-12).
Este es el sentido bíblico de la intercesión de los santos. Hay muchos ejemplos más de la intercesión de los santos ante Dios. Veamos algunos textos: Moisés ora a Dios por intercesión de Abraham, Isaac y de Jacob (Ex. 32, 11-14).
Jesús manda a sus Apóstoles a sanar enfermos, a resucitar muertos, a limpiar leprosos y echar demonios (Mt. 10, 8). Pedro y Juan, en nombre de Jesús, sanan a un hombre tullido (Hech. 3, 1-10).
En el pueblo de Troáda, el apóstol Pablo devuelve la vida a un joven accidentado (Hech. 20, 7-11). Fue mediador y no mando a la gente a su casa para que le pidiera directamente a Jesucristo.
Cuando el apóstol Pedro pasaba por la calle, la gente sacaba a los enfermos y los ponía en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre algunos de ellos, y todos eran sanados (Heh. 5, 15-16). Dios hacía grandes milagros por medio de Pablo, tanto que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocados por su cuerpo eran llevados a los enfermos y los espíritus malos salían de éstos (Hecho. 19, 11-12). Fue intercesor y no les dijo oren ustedes mismo a Jesucristo. Lo mismo hacen los santos.
El Espiritismo, codificado por Allan Kardec  ofrece explicaciones satisfactorias y permanentemente validas  a la mediúmnidad. Las explicaciones ofrecidas por la Doctrina Espirita atiende a las miras de  mantener, tanto  como confortar al corazón humano, comunicando la certeza de la inmortalidad del alma y del primado de Dios y de Su Ley sobre las angustiosas estructuras del mundo físico.
La expresión mediúmnidad aplicada a los santos de la Iglesia puede, a primera vista, parecer inadecuado al pensamiento eclesiástico.  Sin embargo la mediúmnidad es inherente  a todo ser humano, aunque presentando características de variado orden, en el aspecto de abastardamiento,  de desenvolvimiento o de sublimación, conforme la actitud moral y espiritual de la criatura.
En los santos reconocemos a los Misioneros de luminosos de Dios  en todos los tiempos y en todas las agremiaciones filosóficas  o religiosas de la Tierra. No importa el nombre que les asignemos, Benefactores  Espirituales, como comúnmente le llamamos, Misioneros o Santos, Gurús, Sufís etc.… Ellos se encarnan en todas las patrias y se despliegan en todos los ambientes humanos con la bandera de la espiritualidad superior  de la que son interpretes  y mensajeros.  Naturalmente, condicionan su lenguaje  a su medio y a su tiempo, como también es natural que sean influenciados humanamente  por  la época y por su ambiente.
Debemos reconocer la grandeza de San Francisco de Asís o de una Santa Teresa de Ávila, que vivieron bajo la  egida de la Iglesia Romana , como valorizamos las igualmente dignas  misiones de Bezerra de Menezes , Bittencourt Sampaio o de Eurípides Barsanulfo – en los ambientes espiritistas.  Reconocemos con la misma veneración y respeto , la elevación espiritual de Melanchton o de Sundar Sing entre nuestros hermanos protestantes, la grandeza de un Sarafin Sarov entre los cristianos ortodoxos, el valor innegable de Buda o de Krishna entre los hindús, la espiritualidad de Mohiyaddin o Inayat Khan entre los musulmanes.
En verdad, en todas las corrientes religiosas y todos los grupos humanos aparecen siglo tras siglo, los nobles mensajeros de la luz redentora y del ejemplo dignificante, para efectuar invitaciones vivas a la Humanidad para su ascensión espiritual.
Hay un relato de Chico Xavier que nos muestra que los santos no son seres  privilegiados, que ellos sufren al igual que cualquier mortal, lo que varia es su comportamiento, que pese a gozar de gran sabiduría y tener  dones ellos  se mueven de la misma forma que cualquier hombre.  Durante décadas  Chico Xavier  sufrió  una catarata crónica y por sucesivas crisis de anginas y por neumonía. Los escépticos – que no creían en las curas espirituales – veían tanto sufrimiento como prueba de la inexistencia de espíritus. Pues decían que Chico Xavier  no recibía ayuda de los “amigos espirituales”…
Los mismos colaboradores de Chico quedaban incomodados  con la agonía del médium minero – Para justificar sus “pruebas”  a Chico le gustaba contar la Historia de Teresa de Ávila.
Hija de padres ricos, en la España poderosa  del siglo XVI, ella abandonó la ostentación e inicio una serie de viajes  por el país  para fundar abrigos  para todos los huérfanos, viudas y miserables  cuyos padres y maridos fueron muertos en las innumerables batallas expansionistas. A pie, montada en mulas , enfrento pantanos, montañas y  florestas, atormentada  por crisis de anginas y fiebres intermitentes. En una de sus maratones, ella intentaba atravesar un río cuando un temporal la arroyo y sumergió en el agua. Ya estaba  a punto de ahogarse  cuando fue salvada por Jesús.
Después, de darle las gracias, conmovida, oyó las palabras poco animadoras del Salvador:
-¿Esta, viendo Teresa?   Es así, en medio de los peligros en el camino,  cuando trato a mis discípulos y a mis queridos amigos.  Teresa  no resistió  y apelo para el sentido de humor.
- ¡Oh! Comprendo, Señor. Es por esto que tenéis tan pocos. Chico se divertía con la historia.
Teresa de Ávila, la santa protectora de las almas apasionadas.
Todo lo que ignoramos nos parece siempre inverosímil. Sin embargo las cosas inverosímiles de hoy podrán ser mañana verdades elementales. Sabemos que muchas cosas que parecieron absurdas se hicieron realidad, y por citar algunas:
1ª  Se pudo oír en Roma la voz de un individuo que hablo en Paris (teléfono)
2ª Se pudo cultivar gérmenes  de todas las dolencias y cultivarlos en un armario (bacteriología)
3 Se pudo fotografiar  los huesos de personas vivas (rayos X)
4ª se pueden transportar 500 armas por los aires con una velocidad de 300 km por hora (aeroplanos)
Aquel que las hubiese mencionado en 1876, esas aserciones  audaces, habría sido tomado por un loco peligroso.
Fray Estafanio Piat  se refiere a la clarividencia de Santa Teresa de Ávila:”El propio Cielo ratifica ese juzgamiento cuando, después de la muerte, Frey Pedro se aparece a la Reformadora del Carmelo, rodeado por un brillo fulgurante de su beatitud y le dice, en tono penetrante: “Bendita penitencia, que me valió  para tamaño peso de gloria”.
Quién de nosotros no escuchó o leyó, en alguna parte, casos de personas afligidas que recibieron auxilio de personas desconocidas con las cuales conversan, mantienen contactos materiales como apretón de manos, curaciones, apoyo, etc... y que después descubren que el benefactor ya había desencarnado en la época  de la ayuda.
Esos hechos son relatados por personas de las más diversas religiones, lo que les da más autenticidad.
Otras veces, el benefactor desaparece totalmente.
Buscado no es encontrado, fue visto, pero es desconocido en la región. Prácticamente desaparece en el aire.
Si en aquellos hechos es indiscutible que el auxilio fue de origen espiritual, en estos paira la duda.
Para unos, continúan siendo espíritus protectores o ángeles de la guarda. Para otros, simplemente un viajante caritativo.
Hay quien afirma que sería acción de un ser extraterreno, ya que muchos de ellos y de diversos orígenes o planetas, que vivieron en la Tierra entre los hombres, como uno de nosotros, para observar y ayudarnos.
Muchas personas, inclusive espíritas, están de acuerdo con esta afirmativa, dudando, por otro lado, que los espíritus puedan ayudarnos materializándose.
Luego se escucha la pregunta. ¿Y el médium?
Vamos por etapas.
Con el enorme avance de la ciencia aeroespacial, el conocimiento humano, en el campo de la astronomía, tuvo un extraordinario progreso.
Hoy sabemos perfectamente que ninguno de los planetas de nuestro sistema solar posee condiciones físicas semejantes a la Tierra, en el sentido de permitir la supervivencia del hombre.
Por tanto, sus habitantes, con el cuerpo adaptado a las condiciones de sus planetas, tampoco no podrían sobrevivir al nuestro. No resistirían nuestra atmósfera, presión, temperatura, polución, virus, microbios, etc.
Y habitantes de otros sistemas, menos todavía.
Aprendemos, en el espiritismo, que los diversos mundos habitados difieren entre sí por la polución espiritual de sus habitantes.
Ahora, si un espíritu encarna en un mundo inferior, no puede ir a vivir con este cuerpo, constituido de material grosero, en un mundo superior. Esto, creo que nadie lo niega.
Sin embargo la recíproca es verdadera. Un espíritu que encarna en un mundo superior, no puede, con el mismo cuerpo, vivir en un mundo inferior.
Las preguntas 56 y 57, de “El Libro de los Espíritus”, aprendemos que el cuerpo material es diferente en cada mundo habitado. Es adaptado a la constitución física del mundo en que el espíritu reencarna.
“El Libro de los Espíritus” va más allá, afirma que hasta el periespiritu es formado del fluido universal existente en cada globo (pregunta 94), añadiendo que cuando un espíritu va a un mundo más atrasado necesita revestir su periespiritu de materia más grosera (pregunta 94-A).
¿Y con ropas especiales, como las que el hombre usó en la Luna? ¿No podrían de esa forma vivir alienígenas entre nosotros?
Si, pero no podrían de manera alguna pasar como siendo terráqueos.
En la propia Tierra existen los medios necesarios para que toda ayuda Divina pueda derramarse sobre los espíritus que la habitan. Siendo lo mismo que la ayuda necesite presencia material.
Todos los espíritas saben perfectamente de la posibilidad de la materialización de espíritus. Eninnumerables puntos de este planeta y en todos los tiempos el proceso ya se hizo presente.
Aquí en Belém, Pará, fueron famosas las materializaciones realizadas a través de la mediúmnidad de Ana Prado. Menos conocida pero no menos importante fue la médium María de Souza Azevedo que de 1937 hasta, por lo menos, 1946, propició maravillosas materializaciones que este cronista, tuvo la oportunidad de asistir.
En cuanto al hecho de ser necesaria la existencia de médium de efectos físicos para tal resultado, tengo motivos muy fuertes para creer que, dependiendo del espíritu, tal exigencia puede ser dispensada.
Me baso en el hecho de que el propio planeta y todo el sistema es resultado de la condensación del fluido cósmico, realizada por la voluntad de Jesús y sus trabajadores, con evidente permiso de Dios, sin la ayuda de ningún médium, por tanto, es perfectamente creíble que un espíritu, con gran conocimiento de la manipulación de fluidos y gran potencia mental, pueda materializar cualquier cosa sin esa ayuda.
Hay, inclusive, ejemplos en la Biblia y en la literatura espírita de esos hechos. En la Génesis, capítulo 18, encontramos registrada la presencia de tres ángeles (espíritus) que fueron vistos y escuchados por Abraham, Sara y por los menos más de una persona, el mozo que les preparó la merienda.
No se trataba de aparición, era materialización, y de materialización completa pues, como se ve en el versículo 8, comieron delante de todos, manteca, leche y ternera.
Después avisaron a Sara de que iba a ser madre, partieron hacia Sodoma y Abraham los acompañó.
En el capítulo 19, vemos la llegada a Sodoma de dos ángeles. Del tercero no se tienen más noticias.
Fueron vistos por todos en Sodoma, participaron de la gran comida junto a la familia de Lot, en la casa de quien pasaron la noche.
Al día siguiente llevaron a Lot y a sus hermanos fuera de Sodoma, COGIÉNDOLOS DE LAS MANOS.
En Reyes, capítulo 19 v5, Elías es levantado por el TOQUE de un ángel que le dio pan cocido sobre brasas y un botijo de agua, que Elías comió y bebió, reposando después. El hecho se repite conforme el versículo 8, Elías nuevamente es TOCADO por el ángel. Dice la Biblia que con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y noches.
Aquí vemos no sólo la materialización de espíritu sino incluso de comida alta en energía. En ninguno de esos casos, los personajes humanos podían ser médiums capaces de colaborar para una materialización.
El médium para ese trabajo necesita someterse a un largo periodo de desarrollo. Incluso que ese periodo fuese de alguna suerte dispensable, hay otra condición necesaria.
El médium al facilitar material plasmático para la materialización, tiene parte del cuerpo físico desmaterializado, necesitando, por eso, permanecer en completo reposo. No había ninguna de estas condiciones en los citados hechos.
El caso más interesante, sin embargo, es relatado en el “Libro de Tobías”. Éste sólo es encontrado en la Biblia católica.
El hijo de Tobías, también llamado Tobías, necesitaba viajar hacia Rajes, ciudad que no conocía, con el fin de recibir una deuda de Gabelo, persona que él nunca vio.
Salió a buscar un compañero de viaje y encontró un joven.
Este joven dijo que conocía la ciudad y al ciudadano llamado Gabelo.
Viajó con Tobías muchos días. Comían, bebían y dormían como todas las personas.
Tobías enfermó y el joven completó las tareas que motivaron el viaje, acompañando de vuelta a Tobías hasta la casa paterna.
Cuando el padre quiso gratificarlo por el trabajo él rehusó y se identificó como un ángel, de nombre Gabriel y añadió: “parecía que yo comía y bebía con vosotros; pero yo me sustento de un manjar invisible, de una bebida la cual no puede ser vista por los hombres”. Y habiendo dicho estas palabras SE DESMATERIALIZÓ delante de ellos, y ellos no lo pudieron ver más. Para estos espíritus Kardec creó un nombre: AGÉNEROS.
En la REVISTA ESPÍRITA de febrero de 1859, escribe Kardec: “un espíritu cuyo cuerpo fuese enteramente visible y palpable, nos daría la apariencia de un ser humano, podría conversar con nosotros, sentarse en nuestro hogar, como cualquier visita, pues lo tomaríamos como uno de nuestros semejantes.
Más adelante, en el mismo artículo, escribe el maestro Kardec: “interrogado al respecto, un espíritu superior respondió que efectivamente, podemos encontrar seres de tal naturaleza, sin que lo sospechemos, añadió que ello es raro, pero que se ve”.
Tal estudio de Kardec se debió al llamado “Duende de Bayonne” que, sin ocultar su condición de espíritu, se materializaba junto a una familia amiga, sin participación conocida de médium.
Kardec pidió al espíritu San Luis esclarecimientos sobre ese punto.
Son 16 preguntas que no vamos a transcribir para no alargar demasiado estos comentarios. Algunos puntos, entretanto, deben ser, por lo menos, resumidos.
Afirma el espíritu San Luis que, “a veces existen en la Tierra espíritus que revisten esa apariencia y son confundidos como hombres”.
Indagado si había algún medio de reconocerlos, respondió que “No. A no ser por la desaparición inesperada”.
Confirma todavía, San Luis, que hay ejemplos de agéneros en la Biblia.
Además de los ya citados, el más claro ejemplo de agéneros es Melquisedec, el bíblico rey de Salem.
Génesis capítulo 14 v18 – “Melquisedec rey de Salem, trajo pan y vino; éste era sacerdote del Dios Altísimo”.
La grandiosidad de Melquisedec es revelada por David en el salmo 110 – “Dijo el Señor a mi Señor: tú eres sacerdote eterno, según la orden de Melquisedec”. O sea, Melquisedec es el patrono o dirigente de una orden (espiritual) de sacerdotes del Dios Altísimo (espíritus altamente evolucionados).
Según Sir Charles Marston, científico y no un religioso, éste trozo es confirmado en investigaciones arqueológicas. En Tell-el-amarna fueron encontradas tablas, que datan del año 1300 AC, en que Melquisedec era mencionado como sin padre sin madre sin genealogía, no habiendo principio de días ni fin de vida.
Agéneros, palabra creada por Kardec, para usar en la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, significa exactamente no generado, quiere decir, no obtenido por la unión de gametos masculinos y femeninos, única forma de generación de los seres humanos, o sea, sin padre ni madre, sin genealogía. O sea, Espíritu materializado.
Melquisedec es, pues, el ejemplo clásico del agéneros.
Fue el de más larga duración conocido, fue rey de una ciudad, por tanto con muchos años de materialización en misión de ayuda a los terrestres y evidentemente sin que ningún médium pasase todos estos años semi desmaterializado.
Según, todavía, Sir Charles Marston en “La Biblia dijo la Verdad”, Melquisedec fue dirigente u organizador del monoteísmo primitivo.
Así podemos deducir que se trata de uno de los más antiguos, sino el más antiguo de los sembradores de las condiciones necesarias al trabajo posterior de Jesús, el MONOTEÍSMO.
Creo haber justificado la afirmación de que, cuando los motivos lo justifican, los espíritus pueden materializarse entre los hombres, independientemente de la acción mediúmnica.
Acredito haber demostrado no ser necesaria la intervención de espíritus encarnados en otros planetas donde, evidentemente, deben tener sus propias misiones.
La ayuda entre los habitantes de diversos planetas no es realizada utilizando cuerpo físico de un mundo a otro, sino a través de la materialización o reencarnación en el orbe a ayudar.
¿Después de lo escrito nos preguntaremos como podemos alcanzar la santidad en estos tiempos?
El objetivo de todos los cristianos es vivir en comunión con el Padre, Debido a estos tiempos tan turbulentos es cada vez más difícil conseguir ese objetivo.
Una forma de conseguir espiritualizarnos es a través de la oración, y de la aplicación en nuestras vidas de las enseñanzas de Cristo. Nuestro hermano Mayor nos santifica, y nuestra comunión constante con Él nos equipa pues con nuestras fuerzas es imposible.
Además debemos cuidarnos para seleccionar bien lo que escuchamos, lo que vemos, las amistades que tenemos, pues estas cosas alimentan nuestra naturaleza pecaminosa y pueden afectar nuestra comunión diaria con Jesucristo,  hemos de apartarnos de casi todo lo material y superfluo de la vida, cosa que nos es muy difícil, pues antiguamente la Tierra  estaba menos provista de encantos efímeros, que lamentablemente hoy en día, existen por todas partes a nuestro alrededor.




La oración también fue un medio  que los santos utilizaron para rogar a Dios Todopoderoso, para obtenerlas dadivas del cielo, y lo vemos en diversas ocasiones, reflejado en la Biblia.
La Biblia, SI, la Biblia, aunque a muchos no les guste, nos enseña también que debemos ayudarnos mutuamente con el poder de intercesión de la oración. «La oración de los santos es como perfume agradable ante el trono de Dios» (Apoc. 8, 4).
«Ahora me alegro, dice el Apóstol Pablo, en lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando en mi propio cuerpo lo que falta a los sufrimientos de Cristo por la Iglesia, que es su cuerpo» (Col. 1, 24).
«La oración fervorosa del hombre bueno tiene mucho poder. El profeta Elías era un hombre tal como nosotros, y cuando pidió en su oración que no lloviera, dejó de llover sobre la tierra durante tres años y medio y después cuando oró otra vez, volvió a llover y la tierra dio su cosecha» (Stgo. 5, 16-18).
«Los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos se pusieron de rodillas delante del Cordero. Cada uno de los ancianos tenía un arpa, y llevaban copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los que pertenecen a Dios» (Apoc. 5, 8).
En todos estos textos notamos que la oración fervorosa o la intercesión de los santos tiene mucho poder delante del trono de Dios. No podemos dudar de que estos santos, que ahora están delante de Dios, vayan a interceder por nosotros, como lo hizo Moisés al hablar con Dios para aplacar su ira invocando a Abraham, Isaac y Jacob (Ex. 32, 13).
Al invocar a los santos siempre contemplaremos las virtudes que obró Dios en ellos. Dios está siempre en el trasfondo de nuestra invocación o veneración a los santos. Los santos no nos alejan de Dios, sino que nos invitan a ponernos directamente en contacto con El, con la sola mediación de Jesucristo.
No debemos excedernos en la veneración a los santos, hay gente que no busca a los santos como un modelo de fe cristiana, sino solamente como remedio a sus dolencias, angustias y dificultades, o para encontrar un objeto que se le ha perdido. Recordemos aquella mujer en la Biblia que sufría hemorragias de sangre durante tantos años, la que se acercó a Jesús tal vez con una fe mágica, pensando que con sólo tocar su manto sanaría, y la señora con esta fe que a nosotros nos parece medio mágica sanó. Pero luego Jesús buscó a aquella mujer y quiso darle más que un simple remedio a sus dolencias. Jesús deseaba un encuentro personal con aquella enferma y aclarar la verdadera razón de su sanación: La fe. «Hija, has sido sanada porque creíste» (Lc. 8, 43-48)

Procuremos  nosotros también creer, seguir insistiendo en nuestra transformación moral, y  el mejor libro de instrucción es el Evangelio de Cristo,  El con la “Nueva Revelación” otorgada por los Espíritus Luminosos  ha de ser el manual por el que todos encontraremos la luz en este valle de tinieblas
Conferencia realizada por Mercedes Cruz Reyes, extraído de diversos libros espiritas y del libro “Mediúmnidad de los Santos” de Clovis Tavares”; también del libro “Ya Estaba Escrito” de Helio Silveira Pinto, de mi sentir. 

Mercedes Cruz Reyes

domingo, 21 de diciembre de 2014

¿SIENTEN DOLOR LOS ESPÍRITUS?



El cuerpo es el instrumento del dolor. Si bien es cierto que no es su causa primera, sí
es, por lo menos, su causa inmediata. El alma tiene la percepción del dolor; esa
percepción es el efecto. El recuerdo que el alma conserva del dolor puede ser muy
penoso, pero no puede tener una acción física. De hecho, ni el frío ni el calor tienen
capacidad para desorganizar los tejidos del alma, que carece de la facultad de
congelarse o de quemarse. Todos saben que aquellos a quienes se les ha
amputado un miembro suelen sentir dolor en el miembro que les falta. Es verdad que
ahí no está la sede del dolor, ni siquiera, su punto de partida. Lo que allí sucede es que
el cerebro guardó la impresión de ese dolor. Por lo tanto, es lícito admitir que suceda
algo análogo en los sufrimientos del Espíritu después de la muerte.  Liberado del
cuerpo, el Espíritu puede sufrir, pero ese sufrimiento no es corporal, aunque tampoco es
exclusivamente moral como el remordimiento, ya que él se queja de frío y de calor.
Tampoco sufre más en invierno que en verano: lo hemos visto atravesar llamas sin
sentir ningún dolor. Por consiguiente, la temperatura no les causa ninguna impresión.
Sabemos que en el Espíritu hay percepción, sensación, audición, visión; que esas
facultades son atributos de todo el ser, y no sólo de una parte del ser, como en el
hombre. Pero, ¿de qué modo las tiene? Lo ignoramos. Cuando decimos que los
Espíritus son inaccesibles a las impresiones de la materia que conocemos, nos
referimos a Espíritus muy elevados cuya envoltura etérea no tiene analogía en este
mundo. No sucede lo mismo con los de periespíritu más denso, los cuales perciben
nuestros sonidos y olores, pero no a través de una parte limitada de sus individualidades
como les sucedía cuando estaban vivos (encarnados). Ellos oyen el sonido de
nuestra voz, pero nos comprenden solamente por la transmisión del pensamiento, sin el
auxilio de la palabra.  En lo concerniente a la vista, el Espíritu no depende de la luz,
como nosotros, para ver. La facultad de ver es un atributo esencial del alma para la cual
la oscuridad no existe. Con todo, esa facultad es más amplia, más penetrante, en las
almas de mayor purificación. El alma o el Espíritu tiene pues en sí misma la facultad de
poseer todas las percepciones
¿Los Espíritus sufren? ¿Qué sensaciones sienten? Esas preguntas nos son dirigidas
en forma espontánea, y vamos a intentar resolverlas. En primer término diremos, que para
contestar esa inquietud no nos conformamos con las respuestas de los Espíritus. En cierta
forma, a través de numerosas observaciones, tuvimos que considerar a la sensación como
un hecho. Después de estas consideraciones registradas por Allan Kardec en la
Revista Espírita del mes de diciembre de 1858, el Codificador le solicita una explicación al
Espíritu San Luis sobre la penosa sensación de frío que un Espíritu dice que siente. Ese
relato intrigó de tal forma a Kardec, que lo llevó a indagar a San Luis: Concebimos los
sufrimientos morales como pesares, remordimientos, vergüenza, pero el calor y el frío, el
dolor físico, no son efectos morales, ¿sentirán los Espíritus estas sensaciones? El
Espíritu entonces le respondió con otra pregunta: ¿Tu alma siente frío? No. Pero tiene
conciencia de la sensación que actúa sobre el cuerpo.  Reflexionando sobre estas
informaciones, Kardec llega a esta conclusión: De eso parece que hay que llegar a la
conclusión de que ese Espíritu avaro no sentía frío real, sino un recuerdo de la sensación
del frío que había soportado, y ese recuerdo que él considera como realidad, se torna un
suplicio. Y el benefactor espiritual enfatiza: Es más o menos eso. Pero quede bien
entendido que hay una diferencia, que comprendéis perfectamente, entre el dolor físico y el
dolor moral. No se debe confundir el efecto con la causa.
Allan Kardec presenta con su peculiar lucidez el siguiente análisis de este tema, tan
útil como necesario para la práctica mediúmnica.
El cuerpo es el instrumento del dolor. Si bien es cierto no es su causa primera, sí es,
por lo menos, su causa inmediata. El alma tiene la percepción del dolor; esa percepción es
el efecto. El recuerdo que el alma conserva del dolor puede ser muy penoso, pero no
puede tener una acción física. De hecho, ni el frío ni el calor tienen capacidad para
desorganizar los tejidos del alma, que carece de la facultad de congelarse o de quemarse.
¿No vemos todos los días que el recuerdo o la aprehensión de un mal físico produce el
efecto de ese mal como si fuera real? ¿No vemos que hasta causan la muerte? Todos
saben que aquellos a quienes se les ha amputado un miembro suelen sentir dolor en el
miembro que les falta. Es verdad que allí no está la sede del dolor, ni siquiera, su punto de
partida. Lo que allí sucede es sólo que el cerebro guardó la impresión de ese dolor. Por lo
tanto, es lícito admitir que suceda algo análogo en los sufrimientos del Espíritu después de
la muerte. Un estudio profundizado del periespíritu, que desempeña tan importante rol en
todos los fenómenos espíritas; en las apariciones vaporosas o tangibles; en el estado en
que se encuentra el Espíritu producido por la muerte; en la idea tan frecuentemente
manifestada de que aún está vivo; en las situaciones tan conmovedoras que nos revelan
los suicidas, los que fueron víctimas de suplicios, los que se dejaron absorber por los
gozos materiales, y tantos otros hechos innumerables, arrojan mucha claridad sobre esta
cuestión y dan lugar a explicaciones que vamos a brindar en forma resumida. (1)
Las sensaciones y percepciones que sienten y que relatan los Espíritus, se efectúan
por intermedio del periespíritu, que es (...) el principio de la vida orgánica, pero no el de la
vida intelectual, que reside en el Espíritu. Es, además de eso, el agente de las sensaciones
exteriores. En el cuerpo, esas sensaciones se localizan en los órganos, que les sirven de
conductos. Destruido el cuerpo, las sensaciones se tornan generales. De ahí que el
Espíritu no diga que le duele más la cabeza que los pies, o viceversa. Pero, no se deben
confundir las sensaciones del periespíritu que se ha independizado, con las del cuerpo. A
estas últimas sólo las podemos tomar a modo de comparación, no por analogía. Liberado
del cuerpo, el Espíritu puede sufrir, pero ese sufrimiento no es corporal, aunque tampoco
es exclusivamente moral como el remordimiento, ya que se queja de frío y de calor.
Tampoco sufre más en invierno que en verano: lo hemos visto atravesar llamas sin sentir
ningún dolor. Por consiguiente, la temperatura no les causa ninguna impresión. El dolor
que sienten no es un dolor físico propiamente dicho: es un vago sentimiento íntimo que el
mismo Espíritu no siempre comprende bien, precisamente, porque el dolor no está
localizado y porque no lo producen agentes exteriores; es más una reminiscencia que una
realidad, reminiscencia sí, pero igualmente penosa. Entre tanto, algunas veces, sucede
más que eso, como vamos a ver.
Actualmente este tema es de fácil comprensión aún para el ciudadano común, debido
al progreso alcanzado por las ciencias psíquicas en el siglo veinte y en el actual. Además,
este hecho nos hace reflexionar sobre la increíble capacidad de análisis de Kardec pues,
sin contar con los conocimientos que hoy tenemos, logró comprender este tema con
nitidez. Al continuar con las explicaciones, nos esclarece el Codificador: La experiencia nos
enseña que como consecuencia de la muerte el periespíritu se desprende más o menos
lentamente del cuerpo; que durante los primeros minutos después de la desencarnación el
Espíritu no encuentra explicación a la situación en la que se halla. Cree que no está muerto
porque se siente vivo; ve el cuerpo a un lado, sabe que le pertenece, pero no comprende
que esté separado de él. Esa situación perdura mientras existe algún lazo de unión entre el
cuerpo y el periespíritu. Nos dijo cierta vez un suicida: “No, no estoy muerto”. Y agregaba:
“Entre tanto, siento que los gusanos me roen.” Indudablemente, los gusanos no le roían el
periespíritu y menos aún el Espíritu, sólo le roían el cuerpo. Pero como la separación del
cuerpo y del periespíritu no era completa, se producía una especie de repercusión moral
que transmitía al Espíritu lo que estaba sucediendo en el cuerpo. Tal vez el término
repercusión no sea el más apropiado porque puede inducir a la suposición de un efecto
muy material. Era más bien la visión de lo que pasaba en el cuerpo, al cual el periespíritu
aún se mantenía unido, lo que le causaba la ilusión que él tomaba como realidad. Así
pues, en este caso no habría una reminiscencia, porque él en vida, no había sido roído por
los gusanos: se trataba del sentimiento de un hecho actual. Esto demuestra qué
deducciones se pueden extraer de los hechos cuando se los observa con atención.
Durante la vida, el cuerpo recibe impresiones exteriores y las transmite al Espíritu por
intermedio del periespíritu que constituye, probablemente, lo que se llama fluido nervioso.
Cuando el cuerpo está muerto, no siente nada más porque ya no están en él el Espíritu ni
el periespíritu. Éste, desprendido del cuerpo, siente la sensación, pero como ya no le llega
a través de un conducto limitado, esa sensación se torna general. Ahora bien, como el
periespíritu en realidad no es más que un simple agente transmisor, porque es en el
Espíritu donde radica la conciencia, lógico será deducir, que si pudiera existir el periespíritu
sin el Espíritu, aquel no sentiría nada, exactamente como ocurre con el cuerpo que murió.
Del mismo modo, si el Espíritu no tuviera periespíritu sería inaccesible a toda clase de
sensación dolorosa. Esto es lo que sucede con los Espíritus totalmente purificados.
Sabemos que cuanto más se depuran, tanto más etérea se torna la esencia del
periespíritu, de donde se llega a la conclusión de que la influencia material disminuye en la
medida en que el Espíritu progresa, es decir, en la medida en que el propio periespíritu se
torna menos grosero.
Cuando decimos que los Espíritus son inaccesibles a las impresiones de la materia
que conocemos, nos referimos a Espíritus muy elevados cuya envoltura etérea no tiene
analogía en este mundo. No sucede lo mismo con los de periespíritu más denso, los cuales
perciben nuestros sonidos y olores, pero no a través de una parte limitada de sus
individualidades, como les sucedía cuando estaban vivos. Se puede decir que las
vibraciones moleculares se hacen sentir en todo su ser, y de esa manera, les llega al
“sensorium commune”, que es el propio Espíritu, pero de un modo diverso, y, tal vez,
también, con una impresión diferente, que produce la modificación de la percepción. Ellos
oyen el sonido de nuestra voz, pero nos comprenden solamente por la transmisión del
pensamiento, sin el auxilio de la palabra. Para apoyar lo que decimos está el hecho de que
esa comprensión es tanto más fácil cuanto más desmaterializado sea el Espíritu. En lo que
concierne a la vista, el Espíritu no depende de la luz como nosotros para ver. La facultad
de ver es un atributo esencial del alma para la cual la oscuridad no existe. Con todo, esa
facultad es más amplia, más penetrante, en las almas de mayor purificación. El alma o
Espíritu tiene pues en sí misma la facultad de poseer todas las percepciones. Éstas se
obstruyen en la vida corporal por la índole grosera de los órganos del cuerpo; en la vida
extracorpórea se van amplificando en la medida en que la envoltura semi material se hace
más sutil.
Entonces, podemos llegar a esta conclusión junto con Kardec: los Espíritus poseen
todas las percepciones que tenían en el Tierra, pero en grado más elevado, porque sus
facultades no están amortiguadas por la materia. Tienen sensaciones desconocidas para
nosotros, ven y oyen cosas que nuestros sentidos limitados no nos permiten ver ni oír.
Para ellos no hay oscuridad, a excepción de aquellos que, por punición, están

temporariamente en tinieblas. 

viernes, 19 de diciembre de 2014

FELIZ NAVIDAD



El deber del espírita-cristiano es el de tornarse progresivamente mejor.

Es útil, por eso, verificar periódicamente, mediante un riguroso examen personal, el estado cierto de nuestra condiciones íntimas.

El espírita que no progresa en un lapso de 3 años sucesivos permanece en un estado estacionario.

Analiza tu paciencia: ¿Estás más sereno, afable y comprensivo?

Inquiere sobre tus relaciones de orden hogareño: ¿Conquistaste el más alto clima de paz en tu propia casa?

Investiga las actividades que te competen en el templo doctrinario: ¿Colaboras con más entusiasmo en la obra del Señor?

Obsérvate en las manifestaciones frente a los amigos: ¿Llevas el Evangelio más vivo en tus actitudes?

Reflexiona sobre tu capacidad de sacrificio: ¿Notas en ti una mayor disposición de servir voluntariamente?

Pesquisa vuestro propio desapego: ¿Te sientes liberado del ansia de posesiones e influencias terrenas?

¿Usas con mayor frecuencia los pronombres “nosotros”, “nuestro” y “nuestra” y menos los singulares “yo”, “mío” y “mía”?

Tus momentos de tristeza o de cólera reprimida, que en oportunidades sólo tú conoces, ¿son en la actualidad menos frecuentes?

¿Disminuyeron los pequeños remordimientos ocultos en lo profundo de tu alma?

¿Superaste antiguos desafectos y aversiones?

¿Corregiste los lapsos crónicos de desatención y negligencia?

¿Estudias más atentamente la doctrina que profesas?

¿Comprendes mejor la función creadora del dolor?

¿Cultivas todavía alguna discreta enemistad?

¿Auxilias a los necesitados con más abnegación?

¿Oras, realmente?

¿Tus ideas evolucionan?

¿Tu fe razonada se consolidó más segura?

¿Tienes la palabra más indulgente, los brazos más activos y las manos más dispuestas a proteger?

Evangelio es alegría en el corazón: ¿Estás, efectivamente, más alegre y feliz íntimamente en estos 3 últimos años?

¡Todo marcha! ¡Todo evoluciona! ¡Brindemos nuestro rendimiento individual a la obra de Cristo!

Valora la existencia hoy espontáneamente, viviendo en paz para que no te veas en la obligación de valorarla mañana, bajo el impacto del dolor.

¡No te engañes! Un día que se fue es una cuota más de responsabilidad, un paso más rumbo a la Vida Espiritual, una oportunidad más aprovechada o perdida.

Interroga a la conciencia en cuanto al aprovechamiento de tu tiempo, de tu salud y a las oportunidades de hacer el bien que dispones en la vida diaria.

Haz esto ahora, mientas tienes la posibilidad de reconsiderar tu orientación corrigiendo los engaños con facilidad, pues cuando vengas para este lado ya será más difícil...

VISIÓN ESPIRITA SOBRE EL HOROSCOPO























En el libro “Cruzando la Calle Richard Simonetti relata una graciosa anécdota:
Alcibíades Dulcidio leía el periódico mientras esperaba el café preparado por la esposa. Se detuvo a leer el horóscopo, observando su signo: “Las influencias astrales son negativas. Habrá tendencia para la irritación. Cuidado con la dirección de su automóvil. Controle las comidas, evitando problemas digestivos”.
El hombre creyó que tendría un día malo. Su esposa argumentó que las previsiones no pasaban de una tontería, pero él estaba convencido de que su día sería terrible. Se fue a trabajar irritado y sin despedirse de su mujer. Tomó el coche, enojado por las palabras de ella, y lo raspó contra la pared. Aún más irritado con la señora por creerla culpable de lo ocurrido se fue a la oficina. Trabajó con dificultad, sin conseguir superar la incómoda intranquilidad. No almorzó bien, acometido por una terrible acidez. Fue un día pésimo y aun discutió con un empleado.
A la mañana siguiente, él vuelve a leer su horóscopo. “Día favorable. Tendrá alegrías en el hogar. Irá todo muy bien en el servicio profesional. Salud perfecta en ese periodo”. Dulcidio se animó, charló con su mujer, se despidió con un beso cariñoso y se fue a trabajar. El viaje fue tranquilo, almorzó bien y sin problemas digestivos, se disculpó con su empleado, tuvo un excelente día de trabajo.
Volviendo a casa, decidió pasar por la redacción del periódico para felicitar el astrólogo responsable por la publicación de las previsiones del horóscopo. Encontró un muchacho que escribía el horóscopo del día siguiente. Le preguntó si él era aprendiz de Astrología y se sorprendió con la respuesta:
– No entiendo nada del asunto. Pero no es difícil. Hay centenas de predicciones escritas ya. Es sólo copiarlas (…) Las tomo y las pongo al acaso…
Dulcidio dejó la redacción aturdido.
No son pocas las personas que creen en los signos del zodíaco, en el perfil psicológico descripto por ellos y en las predicciones para el futuro y nuestra intención no es la de criticar a quienes lo creen sino ponderar sobre su lógica, bajo el análisis de la Doctrina Espírita y del tamiz de la razón.
En la pregunta 851 de “El Libro de los Espíritus”, Kardec pregunta si “existe fatalidad en los acontecimientos, si ellos ya están predeterminados y los Espíritus le responden que respecto a las pruebas físicas, la elección del Espíritu en sufrir determinada prueba constituye una especie de destino para él, pero “en cuanto a las pruebas morales” el espíritu conserva su libre albedrío para elegir como actuar.
Aún hablando sobre el tema “fatalidad”, en respuesta a la pregunta 859, los Espíritus dicen que la única fatalidad de la cual el hombre no escapa es su hora de nacer y “morir” y explican que no debemos creer que todo lo que nos suceda estaba escrito, sino que representa la consecuencia de nuestros actos.
Más adelante, en la pregunta 867 Kardec pregunta qué se puede entender del dicho “Nacer con buena estrella” y los Espíritus contestan que se trata de una antigua superstición que relacionaba las estrellas al destino de cada persona.
En el ítem 19 del capítulo I de “La Génesis”, Kardec esclarece que “la Astrología basaba sus estudios en la posición y movimientos de los astros (…) Pero consideraba a los astros seres misteriosos y les otorgaba, supersticiones, influencia moral y sentido revelador. Cuando Galileo, Newton y Kepler dieron a conocer sus leyes y el telescopio (…) los planetas aparecieron como mundos simples similares al nuestro”, sin poderes especiales.
En el ítem 12 del capítulo V del libro citado, el codificador esclarece que “los grupos que reciben el nombre de constelaciones son conjuntos” que “no existen en la realidad”, por ende su influencia nada más es que una superstición.
Jorge Hessen, en su artículo “Por encima de todas las verdades astrológicas tenemos el Evangelio” explica la improbabilidad de los postulados astrológicos:
“Conforme el mes de nacimiento de un individuo, se dice que el nacerá bajo tal o cual signo; de ahí los pronósticos de la Astrología. Sin embargo, en virtud de la precisión de los equinoccios, los meses ya no corresponden a las mismas constelaciones. Un individuo que nazca en el mes de julio ya no está en el signo de Leo” sino de Cáncer. “¡Cae, por tierra, así, la idea supersticiosa de la influencia de los signos!”
El astrofísico portugués Luís de Almeida Porto, en su artículo “Las previsiones astrológicas para el año 2003 y siguientes…” comenta que quien cree que haya nacido bajo el signo de Tauro se equivoca porque en mayo el sol estará en la dirección de la constelación Aries y no de Tauro. Las personas nacidas entre el 21 me marzo y el 20 de abril son catalogadas por la Astrología bajo el signo de Aries, sin embargo, el Sol estará en la altura de la Constelación de Piscis. Y lo mismo ocurre en los demás signos del zodíaco.
Por los argumentos presentados, podemos notar que la división de los signos del zodíaco vinculados a los perfiles psicológicos humanos y al destino es una arbitrariedad. Además atenta contra la Justicia de Dios.
¿Cómo explicar razonablemente que todos los seres humanos, con todas las diferencias que nos caracterizan, estaríamos clasificados en 12 categorías psicológicas?
Sin embargo, es lo que escuchamos muchas veces entre las personas que creen en la veracidad del horóscopo. Te preguntan la fecha de tu nacimiento y ya te fijan un rótulo en la frente con una lista de tus virtudes y defectos, te dicen con que personas te conviene relacionar por la combinación de los signos. Masifican las personas, juzgando sus actos como si cada uno no fuera una individualidad, sino una marioneta, cuya personalidad es forjada por la supuesta conjunción astrológica ocurrida en su fecha nacimiento.
Es necesario reflexionar, tener sentido común para saber que somos el resultado de nuestras acciones en las sucesivas existencias y no es un signo que nos va a dotar de tal o cual característica, pues nuestras virtudes son el resultado de nuestro esfuerzo y conquistas, y nuestros defectos serán vencidos por un trabajo constante e intransferible. Nada de eso depende de la influencia de un signo ficticio y supersticioso.
“Admitir que un individuo pueda ser manso o troglodita”, tener o no vocación para el arte, ser más o menos sensible, más o menos espiritualizado o más o menos alegre por la influencia astrológica es tan lógico cuanto creer que “Dios tendría sus elegidos para la salvación.”
Cuando estudiamos los libros de André Luiz y otros autores acreditados que nos cuentan la vida en el Mundo Espiritual incluyendo el trabajo relacionado a la programación reencarnatoria, jamás se vio abordada la elección de su signo en el planeamiento de un Espíritu. Asimismo sería bastante contraproducente e injusto que Espíritus que permanecieran años en el Plano Espiritual esperando la oportunidad de reunirse con aquellos con quienes tienen reparaciones pendientes en una reencarnación en conjunto, dejaran la oportunidad escapar porque el sol no estaba en la constelación favorable o reencarnara bajo la regencia de un signo cuyas características predominantes fueran totalmente diferentes de las suyas.

No hay coherencia doctrinaria en esta creencia ¨

Por: Marina Silva