sábado, 16 de marzo de 2013

ATRACCIÓN Y REPULSIÓN DE LOS FLUIDOS



Los fluidos Espirituales semejantes o afines se atraen y los opuestos se repelen. Existe, pues, incompatibilidad entre los buenos y los malos fluidos, lo que genera consecuencias para los pases.
a) En cuanto al pasista.
Cuanto más elevado moralmente sea el pasista, más depurado será su periespíritu y más facilidad tendrá para atraer y transmitir buenos fluidos. Es como un vaso limpio que recibe y ofrece agua limpia. Cuanto menos elevado moralmente sea el pasista y menos esfuerzos haga para su renovación moral, más denso será su periespíritu y más dificultad tendrá para atraer y transmitir buenos fluidos. Es como un vaso sucio que recibe y ofrece agua sucia. Para favorecer la atracción y recepción de buenos fluidos, es fundamental elevar el pensamiento y el sentimiento. Por ello, el servicio de pases requiere preparación previa de los pasistas a través de la oración y de una lectura edificante.
Por la oración, se llama a la asistencia de los buenos Espíritus, que vienen a sostener al pasista en sus buenas resoluciones y le suplen, por una acción magnética, la insuficiencia de su potencia fluídica, dándole momentáneamente una fuerza excepcional, cuando se le juzga digno de este favor o cuando ello pueda ser útil. Durante la preparación previa del pasista para la realización del servicio de pases, la oración produce un prodigioso baño de fuerzas, dada la vigorosa corriente mental que atrae. Con la oración, los pasistas expulsan de su propio mundo interior los resabios de sus actividades diarias y absorben del plano espiritual sustancias renovadoras que les permiten obrar con eficiencia a favor del prójimo: ayudan y son ayudados.
b) En cuanto al paciente Cuanto más elevado moralmente sea el paciente, más depurado será su periespíritu y más facilidad tendrá para atraer y recibir buenos fluidos.
Por lo tanto, los pases serán tanto más eficaces cuanto más significativa sea la renovación moral del paciente. Para que puedan asimilar con más eficacia los buenos fluidos, se recomienda a los pacientes, a su vez, que, antes de recibir los pases, participen de una actividad doctrinaria en la Casa Espírita, tales como reuniones de estudio o charlas de contenido evangélico, que les renueve las disposiciones para el progreso moral, y permanezcan durante los pases en estado de oración. La acción fluídica es poderosamente auxiliada por la confianza y la fe del paciente.
c) En cuanto al ambiente de la aplicación de los pases Los ambientes impregnados de buenos fluidos son esenciales para el servicio de pases.
Tal es la razón por la que se recomienda la aplicación de pases en la Casa Espírita, preferentemente en el lugar reservado para esta actividad. La aplicación de pases fuera de un ambiente previamente preparado debe ser excepcional, pues puede comprometer sus efectos al exigir más esfuerzos del equipo encarnado y desencarnado para la preparación necesaria del ambiente con el fin de atraer y transmitir buenos fluidos. “De ambiente impuro, nada bueno se puede esperar”. Por ello, André Luiz recomienda: “Prohibir todo ruido, personas fumando o alcoholizadas, así como alboroto o la presencia de hermanos irreverentes o irónicos en los recintos destinados para la asistencia y tratamiento espiritual”. Para preservar la salud de todos, siempre que sea necesario, se debe, además, impedir “la presencia de enfermos portadores de males contagiosos en las sesiones de asistencia en grupo, situándolos en lugares separados para el socorro correspondiente”.
Los centros de fuerza
El periespíritu es un producto del fluido universal, así como el cuerpo físico. Tiene, pues, naturaleza idéntica a la de los fluidos espirituales. Por lo tanto, el periespíritu los asimila con facilidad, “como una esponja se embebe de un líquido”62 y reacciona sobre el cuerpo físico, con el cual se encuentra en contacto molecular. Si los fluidos espirituales son buenos, el cuerpo experimenta una impresión saludable; si son malos, la impresión es penosa y, si son además permanentes y enérgicos, los fluidos malos pueden causar enfermedades. En la aplicación de los pases, es importante tener en cuenta los centros de fuerza que rigen el periespíritu, absorbiendo y distribuyendo los fluidos. Los centros de fuerza están conjugados con plexos del cuerpo físico, es decir, con redes formadas por el entrelazamiento de ramificaciones de nervios o de vasos sanguíneos. André Luiz relata la existencia de siete centros de fuerza:
a) Centro Coronario - instalado en la región central del cerebro. Considerado por la filosofía hindú como el loto de mil pétalos, es el más significativo en razón de su alto potencial de radiaciones, ya que en él se asienta la unión con la mente. Recibe en primer lugar los estímulos del Espíritu, comandando a los demás centros de fuerza y vibrando con ellos de manera interdependiente. Del centro coronario, emanan las energías de sostenimiento del sistema nervioso y sus subdivisiones. Es el gran asimilador de los rayos de la Espiritualidad Superior y proveedor de todos los recursos electromagnéticos indispensables para la estabilidad orgánica;
b) Centro Cerebral - contiguo al centro coronario, ordena las percepciones, que, en el cuerpo físico, constituyen la visión, la audición, el tacto y la red de procesos de la inteligencia con relación a la palabra, a la cultura, al arte, al saber. En el centro cerebral, poseemos el comando del núcleo endocrínico, referente a los poderes psíquicos;
c) Centro Laríngeo - preside los fenómenos vocales, incluso las actividades del timo, de las tiroides y de las paratiroides, así como la respiración;
d) Centro Cardiaco - sustenta los servicios de la emoción y del equilibrio general;
e) Centro Esplénico - está situado en la región del bazo en el cuerpo físico. Regula la distribución y la circulación adecuada de los recursos vitales;
f) Centro Gástrico - responsable de la digestión y absorción de los alimentos en nuestra organización;
g) Centro Genésico - donde se localiza el santuario del sexo. Guía la reproducción y el establecimiento de estímulos creadores en el campo del trabajo, de la asociación y de la realización entre las almas.
Coronario
Cerebral
Laríngeo
Cardiaco
Esplénico
Gástrico
Genésico
Ubicación de los siete centros de fuerza
Figura 1: los siete centros de fuerza. El conocimiento de los centros de fuerza tiene una importante utilidad práctica en la aplicación de los pases. La literatura espírita, particularmente las obras de André Luiz y de Manoel Philomeno de Miranda, narran varios casos de aplicación de pases en los centros de fuerza afectados del paciente. Manoel Philomeno de Miranda relata, entre otros, los casos siguientes, en los cuales la aplicación de pases ocurre, según las necesidades del paciente, en los centros de fuerza: - Cerebral y Genésico - en una obsesa encarnada, bajo la acción de antidepresivos, que había practicado el aborto. Como resultado de los pases, la intoxicación fluídica y la que había sido causada por las drogas ingeridas disminuyeron; - Coronario y Cerebral - en una obsesa vampirizada, que tenía la idea fija de conquistar a un hombre casado - para interrumpir la influencia obsesiva y diluir las ideoplastias perturbadoras; - Cerebral, Coronario y Cardíaco - en la esposa de un obseso alcohólico, después de una severa tensión emocional - dispersión en el centro cerebral, para liberarla de la constricción psíquica que casi la bloqueaba; vitalización de los centros coronario y cardíaco, con el fin de reequilibrar la circulación y el ritmo respiratorio. André Luiz, a su vez, se refiere más comúnmente a las regiones de los órganos, en lugar de emplear la denominación de los centros de fuerza. Entre los casos que describe, mencionamos los siguientes a título de ejemplo: - movimiento de las manos de la pasista sobre la paciente, desde la cabeza hasta la región del hígado enfermo, bajo la inspiración del dirigente espiritual; - pases sobre los ojos de una desencarnada que no veía; - aplicación de fluidos magnéticos sobre el disco foto-sensible del aparato visual, en una encarnada desdoblada durante el sueño, para que pudiera ver a la genitora desencarnada, que deseaba darle consejos. Por lo tanto, los ejemplos en las obras de André Luiz y de Manoel Philomeno de Miranda no se limitan, en general, a la aplicación de pases sobre el coronario, a pesar del hecho de que ese centro de fuerza comanda los demás.
El halo vital o aura
En conexión con la mente, las células del cuerpo físico y del doble etérico (en el caso de los encarnados), así como del periespíritu, emiten radiaciones, que forman un campo ovoide, peculiar a cada individuo, llamado halo vital o aura. Es a través del aura que somos vistos y examinados por los Espíritus Superiores, sentidos y reconocidos por aquellos con quienes tenemos afinidad, así como temidos y hostilizados o amados y auxiliados por aquellos que nos son inferiores espiritualmente. El aura tiene color variado de acuerdo con la onda mental que el individuo emite. Retrata todos los pensamientos en colores e imágenes, sean nobles o deprimentes, y el estado orgánico. El halo vital o aura es, pues, el reflejo de nosotros mismos, revelando nuestras desarmonías y conquistas. Aunque no sea indispensable, la videncia o la percepción del aura del paciente por el pasista le auxiliará en la aplicación de los pases. Por esa razón, hay pasistas que buscan percibir el aura del paciente antes de aplicar los pases. En general, mientras pasan despacio las manos longitudinalmente sobre el paciente, varias veces, a una distancia variable, agudizan su percepción para captar desarmonías en el aura. Una vez captadas tales desarmonías, dirigen los movimientos, durante los pases, hacia las regiones del paciente con ellas relacionadas. Los fluidos aplicados penetran el halo vital o aura de los enfermos, “provocándoles súbitos cambios”
Resumen de los mecanismos de los pases
Los mecanismos de los pases pueden ser resumidos por la siguiente frase de Allan Kardec: “El Espíritu decide, el periespíritu transmite y el cuerpo ejecuta”. La mente del pasista emplea su pensamiento y voluntad para transmitir buenos fluidos, entra en sintonía con mentes afines y atrae fluidos espirituales que se combinan con su propio fluido vital. Esa combinación es transmitida por su periespíritu al periespíritu del paciente, mientras el cuerpo físico del pasista realiza movimientos guiados por su pensamiento y voluntad en sintonía con el equipo espiritual. Toda esa operación, tanto la sintonía como la transmisión y la asimilación de los fluidos, es potenciada cuando el pasista y el paciente hacen uso de la oración.