miércoles, 24 de abril de 2019

EXPERIENCIAS ECM
















La ciencia se basa en el método empírico; es decir, en experiencia y observación. Las experiencias y observaciones son el punto de partida para la ciencia, y no es científico desestimarlas o excluirlas."

Rupert Sheldrake________________________________________



RELATOS DE DESPEDIDAS
Frederick Myers estudió en Cambridge, en el Trinity College. Con casi 40 años decidió fundar la Sociedad para la Investigación Psíquica, en 1882. Alli decidio estudiar uno de los casos que más le atraian y que el mismo denominó “Aparición Crítica”.
Tal como el lo plantea se trata de la experiencia de captar una especie de mensaje, visión de sombras, apariciones, ruidos, alteración psiquica inusual o movimientos telequinéticos y otros efectos, cuando una persona allegada a nosotros está en un estado crítico, sobretodo en “tránsito” de muerte. “
Los relatos espontáneos que a continuación se presentan son algunos ejemplos de este tipo de fenómeno denominado APARICIONES CRÍTICAS.
Lo destacable de estos casos es que en la mayoría de los mismos el sujeto percipiente ignoraba, en el momento de tener la percepción, que el otro sujeto se encontraba en estado terminal o recientemente fallecido. Esto permite descartar el fenomeno denominado por la psiquiatría clásica como Alucinación de duelo.
Personalmente considero que durante una aparición crítica se pone en evidencia un aspecto "no fisico" de la conciencia que le permite ponerse en contacto con otra conciencia para transmitir "información" al margen de las leyes físicas conocidas por el paradigma materialista reduccionista de la neurociencia

LOS CASOS:
Palomar Perales
A un amigo le tocaron la puerta de su recámara a las 5 de la mañana; él pensó que era alguno de sus hijos; él abrió y estaba parado su papá; él padecía cancer desde unos años atrás; mi amigo me cuenta que le dijo a su papá que: a que había venido ? El dijo solo vengo a darte gracias por todo lo que hiciste por mi, por ser un buen hijo y varias cosas más. Lo extraño del caso que el papá vivía a más de cinco horas de distancia y ya no se levantaba de la cama por su estado de salud; le dijo que ángeles le habían traído hasta su casa. Y que lo esperaban afuera de su casa. Mi amigo me hablo y me pregunto que sería aquello que sucedió en aquella madrugada porque según su relato; fue algo muy real. Yo solo guarde silencio y lo extraño que como a las 11.00 de la mañana del mismo día, sus familiares le llamaron para avisar que su padre había fallecido.
Lakshmine Lakshmi
Algo me paso a mi. La persona falleció como a las 10’ de la noche y en mi sueño vi a esa persona muy bien, sano y alegre y se acercó a mi y me dio las gracias por que cuando estaba en agonia yo le sobaba las piernas (lo curioso es que para mi el hecho que yo le sobara las piernas era algo sin importancia) y según yo lo importante que hice por esa persona fue comprarle un tanque de oxígeno y una cama para enfermos tipo de hospital.
Sol Iglesias
A mi me pasó con mi ABUELITA. Mientras me bañaba y yo estaba completamente despierto... la ví clarito y la sentí entrar al baño donde vino a despedirse
Erik Moral
Esta historia le pasó a mi tío con un amigo muy cercano a la familia, yo lo alcance a a conocer. Eran como las 11 o 12 de la noche cuando mi tío dormia y le tocaron la puerta. El la abrió pero como era de noche solo pudo ver el bulto de un hombre y le dijo "gracias amigo por todo y dile a tu familia que gracias por todo" . Mi tio le pregunto que haces tan noche aqui, "pasa" le dijo mi tio te dare cafe y prendere una candela. Vino nuestro amigo y le dijo solo vengo a despedirme por que me acaban de matar a machetasos. Mi tio le dijo loco y como es que estas aquí me dieron permiso de despedirme en mañana te enterarás y desapareció en le mañana y asi fue. En la mañana llegaron a decirnos de eso.

Palomar Leopoldo Perales .
Algunos se despiden antes de partir pero después que se mueren nadie puede regresar . Cuando yo me vine a este país a los dos meses de haber llegado , estaba dormida de repente vi una sombra entrar con la puerta cerrada me dio dos palmaditas en la espalda y volvió a salir por la misma puerta cerrada , asustada me sente en la cama y le dije a mi hermana que dormía en el mismo cuarto lo que había su -cedido , ella me dijo de seguro fue un sueño. Pero como a las 6 de la mañana antes de levantarnos sonó el teléfono y era nuestra tía Gloria avisándonos que su esposo Hernan acababa de fallecer, el nunca vino aquí pero si fue como un Padre para mi ,siempre que llegaba me palmeaba la espalda y me decía : hola manarca cómo estás ? Y así se despidió con esas mismas palmaditas
Miriam Sesmas
Cuando tenía 17 murió mi primer amor ... sufrí y lloré por dos meses sin parar no podía parar de llorar ... hasta me quedo una cicatriz negra en el ojo de tanta lagrima que me quemaba la piel de pronto un día tuve un sueño vino mi amores a mi y me miro y me dijo con tanto amor en su mirada y su voz “”déjame ir yo estoy bien Te amo “”””y camino alejándose desde ese día no pude llorar ni una lagrima mas lo extraño que me sucedió fue que el día que el murió yo no se que me paso pero estaba muy nerviosa y mi vista se partió en dos miraba todo el paisaje como cortado a la mitad de la cintura para arriba pero no en el mismo nivel...
Leíste Galindo
A mi me paso yo tenia 8 o 10 años y una amiga de la casa pregunto por mi hermano que era el novio yo lo llame y cuando salio me dijo mentirosa entonces yo le dije mire aquí estuvo resulta que habia lodo en la parte del patio y le mostré pero no habia huella. Mi hermano me jalo las orejas luego de un rato llamaron a la puerta diciendo que la mucha habia muerto hacia media hora mi hermano lloro me abrazo
Abu Moreno
Cuando mi mamá de crianza murió yo estaba dormida y escuchaba que de afuera gritaban mi nombre y cuando abri los ojos era su voz de ella y en seguido sono mi celular. Contesté y fue cuando me dijeron que ella había fallecido en ese momento supe que ella había ido a despedirse de mi
Marilyn Salguero
A mi se me apareció mi mamá...Y no tenia ni idea de lo que sucedía.! Me asusté mucho y en ese preciso momento mi hermana llama para avisarme que mi madre estaba agonizando...
Maria Jose Lorenzo Bryan
Yo tenía unos 19 años cuando una hermana de mi madre fue ingresada por leucemia en un hospital a 300 km de distancia. Las noticias que nos llegaban por teléfono no eran buenas a diario. Una noche, ya tarde, habíamos cenado y nos íbamos a la cama. Yo estaba terminando de preparar las cosas para el día siguiente y tenía la puerta abierta. De repente sentí mucho frío y decidí cerrar la puerta. Vi pasar a mi tía por el pasillo. Imposible, pensé. Es mi madre. Pero mi madre era rubia y mi tia morena y aquella mujer era morena. Me asomé
al pasillo y dije mamá? A mi espalda apareció mi madre y me dice ¿qué haces? Me dio un susto de muerte. Le dije acabo de ver pasar a la tía... y creo que se ha ido. En ese momento llamaron al timbre de casa. Nosotros no teníamos teléfono y siempre recibíamos las llamadas en casa de las vecinas. La llamada era para decirnos que mi tia había fallecido. Vino a despedirse.
Carlos Lago
Yo tuve experiencia con un pariente no tenia trato,, para ser breve, una noche escucho un golpe muy fuerte en la puerta,yá de madrugada me levanto sobresaltado pensando en el regrso de mi hermano del trabajo.. respondí pero no hubo respuesta,, q¿que hice revisr las puertas ventanas por si eran ladrones.......lo llamativo era que estaba todo en silencio..los perros mudos.. la casa en silencio...Ya no pude conciliar el sueño, al día siguiente en el trabajo me informan que habia fallecido ese pariente y comenté lo sucedido porque era a la misma hora de lo ocurrido esa noche.
Milagros García Corcuera
Yo deje a mi padre en el hospital estaba grave y fui a su casa a sacar sabanas para llevarle y cuando entre a su habitacion senti su aroma y senti que me acariciaron la cabeza. En ese momento llego el novio de mi hija en su auto y me ofrecio llevarme al hospital pero entro a la casa a sacar una cartera y salio corriendo me dijo "he visto a su papa en las gradas parado pero como flotando como persona y lo vio que miraba a la cocina".
Y en ese momento nos fuimos y en el camino me llamo mi hermana y me dijo que acababa de fallecer yo soy de las personas que ame y amo hasta hoy a mi padre y siento en la casa su presencia

Soko Marchena
Voy a contar algo que me pasò cuando era muy joven, casi adolescente. Tenia una vecina que para mi era como una abuelita, ella tenia màs de 80 años, y me conocia desde nina, acostumbraba a dormir de tarde con ella, y a rozarle mis pies contra los suyos, senti tanto amor por ella no siendo realmente mi abuela, estabamos conectadas. Una noche la llevaron al hospital, la senora del servicio que se habia quedado en la casa recibia noticias constantes del hospital por parte de sus familiares, y yo estaba alli cada vez que llamaban, y la senora del servicio me dijo a MIMA ya le han dado 2 infartos, a decir verdad yo era muy joven para interpretar las cosas, sabia que era un infarto, lo que no tenia claro era la muerte, ni por la cabeza asocie un infarto y la muerte, pensava que se iba a recuperar. Me fui a mi casa a dormir, y en la madrugada entre suenos (algo como no real, pero tampoco un sueno) senti que ella me rozaba sus pies como yo lo hacia con ella y senti su voz dentro de mi, como si fuera telepatia que me decia de modo claro: "Soko, sabes? yo no voy a morir", me despertè, y me dije a misma- oh, senti la voz de Mima que me hablò-, esa manana me levante temprano con la noticia de que habia muerto en la madrugada. Siempre he tenido eso grabado, han pasado tantos años, y cada vez que pienso en la muerte, pienso en sus palabras antes de morir. Yo he tenido muchas anecdotas con personas moribundas, incluso con una tia que murio hace mucho tiempo, me hablo una noche, de la misma forma que Mima.. Ellos no hablan normalmente, comunican por telepatia
Verónica Aceves
Una experiencia similar tuve con mi abuelito , yo vivo en Estados Unidos y el estaba en México , mientras yo dormía escuche claramente su voz que me dijo” Vero mija, Hay ya me voy , te quiero mucho “, su voz era triste de despedida , desperte rapidamente y llame a México , el tenia como 3 horas de haber fallecido en el hospital.

viernes, 19 de abril de 2019

ENTREVISTA A VICENT GUILLEN

Entrevista a Vicent Guillem realizada el 24 de abril de 2014 sobre la vida después de la muerte en el programa Mis Enigmas Favoritos por Luís Mariano Fernández.



miércoles, 17 de abril de 2019

NUEVA VIDA EN LA TIERRA


En una estrella lejana, dos seres mantienen la siguiente conversación:
—Así que has decidido encarnar en la Tierra... ¿Estás seguro de que quieres afrontar ese reto?
—Lo estoy. La decisión está tomada. Y es irrevocable. Lo he pensado bien.
—¿Te han explicado ya todos los desafíos que supone nacer en un cuerpo humano? Muchos se han arrepentido en el mismo momento del nacimiento, cuando todavía conservaban algo de memoria y se enfrentaban por primera vez al dolor...
—Sé que olvidaré mi vida en Arcturus, mis capacidades, mi sabiduría, mi conciencia de unidad... Aunque quizá lo peor de todo sea enfrentarme a la "muerte". Los habitantes de la Tierra, sumidos en esa extraña hipnosis colectiva que los tiene atrapados desde hace siglos, creen que la vida tiene fin y que todo termina con la desaparición del cuerpo físico...

—Así es en ese lugar. Y no lo comprenderás verdaderamente hasta que estés encarnado y lo vivas en primera persona, en el interior de un cuerpo físico que se deteriora, envejece y pierde vigor con el paso de lo que allí llaman "tiempo". Esa experiencia es una de las más duras que se pueden vivir en esta galaxia. Por favor, no te enfrentes a ella si no te sientes lo suficientemente preparado.
—Descuida. Sé que estoy preparado y siento que debo ayudar.
—De acuerdo... Entonces, si ese es tu deseo, empecemos a concretar: ¿has elegido ya a los seres que ejercerán como tus guías espirituales?
—Acabo de reunirme con ellos. En principio serán tres compañeros álmicos de Arcturus, y estarán pendientes de mi evolución desde el mismo momento en que nazca en mi cuerpo terrestre. 
Creo que les está permitido ayudarme directamente en momentos puntuales de la encarnación.
—Efectivamente... Estoy revisando mentalmente el plan de vida que has trazado y creo que te serán de mucha utilidad. Van a estar siempre ahí, así que no te preocupes en exceso. Actuarán en segundo plano, aunque sus intervenciones podrán llegar a ser muy espectaculares si la situación lo requiere. De vez en cuando te darán algún "toque de atención" desde la nave para que te convenzas de que realmente están cerca y no te estás imaginando nada. Vas a vivir circunstancias muy especiales con ellos... Te ayudarán a que despiertes y te alinees con tu misión.
—No puedo creer que vaya a olvidarlos cuando me halle en la Tierra...
—Así debe ser... Pero has de tener confianza. Habéis diseñado un plan que, bajo mi punto de vista, es casi perfecto. ¿Has pasado ya a la sala de hologramas para ver cómo será tu cuerpo físico y el de las almas que interactuarán más estrechamente contigo?
—Sí... También lo he hecho. Y debo decir que no ha sido una experiencia agradable... Los vehículos humanos son extremadamente limitados.
—En la Tierra lo percibirás de otra manera... Ten en cuenta que, una vez que nazcas y tu cuerpo de bebé vaya creciendo, para ti solo existirá ese planeta junto con sus habitantes. No tendrás otros puntos de referencia para comparar. Será como si la eternidad del Universo, con sus incontables planos y dimensiones, se redujese a la constreñida realidad de esa pequeña y aislada esfera azul, de modo que todo te resultará familiar y natural, incluido tu cuerpo, con todas sus limitaciones.
—No deja de resultarme paradójico, pero soy consciente de ello y asumo las reglas. ¿Puedo realizar una última petición antes de encarnar?
—Adelante.
—Es mi intención quedarme a solas y pasear libremente por la nave. Deseo que mi subconsciente conserve esta sensación de paz y plenitud cuando me encuentre en mi cuerpo físico terrestre. Sé que no recordaré prácticamente nada, pero me ayudaría mucho que dicha sensación me acompañase, aunque fuese en momentos aislados, durante mi vida física.
La petición fue inmediatamente concedida por el Guardián del Portal de Encarnación de la Tierra, y el ser arcturiano se retiró a una de las salas de recreo de su nave. Melancólico y pensativo, se aproximó al enorme ventanal que daba al exterior y se dispuso a contemplar su hogar por última vez: las estrellas de Arcturus, la luna multicolor de su planeta, las ciudades etéricas, las naves multidimensionales... Sabía que en la Tierra todo sería muy diferente, y que ese idílico entorno del que ahora disfrutaba acabaría siendo un vago recuerdo en algún lejano rincón de su futura y limitada mente humana.
—Es el momento —sentenció el Guardián, que acababa de abrir el portal que daba paso al plano de tercera dimensión.

El ser arcturiano observó un inmenso círculo luminoso tras el cual se adivinaban unas siluetas humanas con bata blanca que parecían aguardar. Se encaminó hacia él con firmeza y decisión, aunque muy consciente de que, de un momento a otro, perdería completamente la memoria para embarcarse en una aventura apasionante... Momentos después, el llanto incontrolable de un recién nacido irrumpió en la sala de partos de un hospital terrestre.


lunes, 15 de abril de 2019

La vida tras la muerte de bebés y niños





| Con frecuencia recibo preguntas de padres o familiares de bebés y niños que buscan conocer qué les sucede a estos seres queridos tras la muerte. Es curioso lo poco que hay escrito a cerca de este tema, de manera que me parece muy necesario compartir con vosotros en este artículo lo que conocemos de la postvida de los más pequeños y resolver de este modo las principales dudas que este delicado asunto plantea.
El viaje tras la muerte
Cuando un bebé o un niño desencarna (muere físicamente), el recorrido que realiza es exactamente igual al que hace un adulto: en primer lugar acceden al plano astral, donde permanecen el tiempo necesario hasta desintegrar ese cuerpo y, posteriormente, continúan ascendiendo hasta el plano mental (también llamado Mundo Espiritual). Aunque este recorrido es similar al de los adultos, sí hay ciertos aspectos que lo hacen diferente y de los que vamos a hablar a continuación.
Diferencias en cuanto a los adultos
El plano astral es el primer lugar al que vamos tras la muerte física. Como hemos hablado en otras ocasiones, ese espacio está interconectado con el mundo físico, de manera que compartimos los mismos espacios, sólo que en vibraciones diferentes, lo que nos hace imposible poder ver a quienes se encuentran ahí, aunque con frecuencia sí podemos sentir su presencia o recibir sus señales. Cuando un adulto llega al plano astral, la duración de su estancia dependerá de su nivel vibratorio y del apego que tenga a la Tierra: quienes han acumulado emociones o pensamientos densos o negativos estarán más tiempo en el astral que aquellos cuya vibración era más elevada; esto se debe a que para poder acceder al mundo espiritual necesitamos desintegrar el cuerpo astral, de manera que cuanto más denso es, más tiempo lleva esta liberación.
Los bebés no tienen una acumulación emocional densa o negativa, todo lo contrario, son personas prácticamente puras. Este hecho hace que cuando un bebé desencarna pase muy poco tiempo en el astral, prácticamente lo atraviesa sin llegar a pararse en él, ascendiendo casi directamente al mundo espiritual.
En el caso de los niños, y dependiendo siempre de sus experiencias individuales, el tiempo que pasan en el plano astral puede ser más o menos breve. Los niños más mayores ya han adquirido apego a la Tierra (a sus padres, familiares, amigos, posesiones materiales, etc.), por lo que muchos niños querrán quedarse cerca de sus seres queridos durante un tiempo antes de continuar su camino hacia el plano superior. Además también han comenzado a acumular emociones y pensamientos densos que afectan a su vibración y de los cuales tienen que deshacerse en ese lugar. Con todo, la estancia en el plano astral de los niños siempre es mucho más breve que la de un adulto.
Otra de las diferencias fundamentales tras la muerte de bebés y niños es el recibimiento que se les hace en el plano astral. Cuando un adulto desencarna, puede ser recibido por su Guía espiritual, por algún ser querido o sencillamente por nadie; pero para un adulto esto no supone ningún problema, ya que es capaz de desenvolverse solo por ese lugar. En cambio, los bebés y los niños siempre son recibidos por Seres espirituales encargados de esta labor. Tal y como vimos en el libro una vida infinita, cuando estamos en el plano mental todos tenemos diferentes trabajos que realizar; uno de estos trabajos es, precisamente, el de recibir a bebés y niños en el plano astral, cuidarlos y acompañarlos al plano mental.
Con respecto a esto, me gustaría compartir con vosotros el fragmento de una regresión espiritual que realice a una mujer y en la cual pudimos ver que su trabajo en el mundo espiritual consistía precisamente en recibir y acompañar a niños que acababan de desencarnar en la Tierra.

  • Joaquín: ¿A qué te dedicas en el mundo espiritual, cuál es tu trabajo ahí?
  • Carmen: He hecho muchas cosas… toda mi familia [espiritual] se dedica a la arquitectura… crean cosas, paisajes, árboles, y eso me gusta. Yo también lo he hecho durante mucho tiempo, pero ahora dedico casi todo mi tiempo a otro trabajo.
  • ¿Qué haces ahora?
  • Cuido a los niños que llegan.
  • ¿Qué llegan a dónde, al plano astral?
  • Sí, claro. Me ocupo de recibirlos y estoy con ellos todo el tiempo, hasta que pueden subir aquí.
  • ¿Y qué haces con ellos?
  • Les ayudo a entender dónde se encuentran, los calmo, les doy mucho amor. Y sobretodo jugamos. Les creo escenarios muy bonitos y jugamos mucho, se divierten.
  • Cuéntame un caso que recuerdes de cuando haces eso.
  • Sí… estoy ahora con dos niños, son bastante pequeños. Sé que les encanta la naturaleza, los bosques, así que he recreado un bosque y estamos jugando en él. Nos estamos divirtiendo. Luego paseamos y vemos animales que les gustan.
  • ¿Y tú qué aspecto tienes?
  • He tomado la forma de una mujer joven, parecida físicamente a su madre, para que me sientan más familiar y no tengan miedo. Ellos saben que no soy su madre, por supuesto, pero es importante que tomemos una forma que les resulte conocida para que puedan sentirse seguros.
  • ¿Soléis tomar esas formas siempre?
  • Depende de cada niño. Hay algunos que toman forma de un superhéroe porque saben que a ese niño le encanta, otras veces se toma la forma de un animal, una princesa de cuentos o incluso de un dibujo animado. Siempre nos adaptamos a lo que sea más favorecedor para el niño.
  • ¿Y cuidas a muchos niños a la vez?
  • Me suelo ocupar de uno o dos a la vez, más no, necesitan mucha atención.
  • ¿También te encargas de los bebés?
  • Yo siempre estoy con niños. Hay otras almas que se encargan de los bebés, es un trabajo más sencillo porque los bebés están muy poco tiempo en el astral.
  • ¿Los niños están mucho tiempo ahí?
  • No, muy poquito. Cuanto más pequeños son más rápido ascienden.
  • Y los niños con los que estás, ¿pueden ver a sus padres o seres queridos de la Tierra ahí?
  • Depende del caso. Si consideramos que es necesario sí, les acompañamos a verlos y a que comprueben que están bien, pero si creemos que eso le va a aumentar su apego o su malestar, entonces no. De todos modos, en cuanto se vayan del astral podrán verlos siempre que quieran. El astral es solo de paso, mi trabajo aquí consiste en que se sientan lo mejor posible, que se diviertan y que pronto puedan ascender.
Como podemos ver en este fragmento de regresión, los bebés y los niños (incluso los adolescentes) nunca están solos en el plano astral, todos cuentan con la ayuda de seres espirituales encargados de acompañarlos en todo momento hasta su llegada al mundo espiritual.

El plano mental de niños y bebés
En el mundo espiritual no existe la edad tal y como la percibimos en la Tierra, de modo que una vez que los bebés o los niños abandonan el plano astral y ascienden al plano mental, vuelven a tener una consciencia adulta, la misma que tenían antes de haber encarnado en la Tierra. Por tanto, su vida en el mundo espiritual es exactamente igual a la que experimenta alguien que muere en la Tierra siendo adulto.
Almas viejas
Como hemos visto  existen unas almas más evolucionadas espiritualmente que otras, almas que han realizado mayores aprendizajes al haber tenido más reencarnaciones y a las que solemos llamar “almas viejas”. Es muy frecuente que alguien que reencarna en la Tierra y muere a una edad muy temprana, siendo un bebé, un niño o un adolescente, pertenezcan a este grupo de almas viejas. Se trata por tanto de almas que han venido a terminar de aprender algo muy concreto y, una vez que lo han realizado, se marchan. Pero también es muy frecuente que estas almas hayan venido a ayudar a evolucionar a sus padres u otros seres queridos durante el tiempo que han estado y, especialmente, tras su marcha.
Dudas frecuentes sobre este tema
¿Se olvidan los bebés o los niños de sus seres queridos de la Tierra? No, en absoluto. Cuando llegan al plano mental y tienen ya la conciencia como alma adulta que son, los recuerdan perfectamente, los visitan e incluso les envían señales para hacerles entender que se encuentran bien. Estas señales a veces son recibidas por los seres queridos y otras no, dependiendo del estado emocional en el que los familiares se encuentren, pero habitualmente intentan consolarlos y hacerles entender que siguen vivos.
¿Vuelven a reunirse sus padres con ellos? Sí, por supuesto. Como sucede en todos los casos, los lazos que nos unen no se pierden nunca. Una vez que los padres desencarnan y llegan al mundo espiritual, sus hijos están ahí para recibirlos.
Si un bebé muere y la madre vuelve a quedar embarazada, ¿es posible que sea la misma alma, la misma persona? Existe esa posibilidad, sí, pero todo depende de la intención y los pactos de las almas implicadas. Por ejemplo, un alma puede haber encarnado en ese bebé con la única intención de morir rápidamente para ayudar a sus padres a aprender y evolucionar a través del duelo; si esta era la única intención de esa alma, el único acuerdo que tenía con sus padres, no volverá a encarnar con ellos. Sin embargo, si además de ese acuerdo también habían planeado que después volvería a encarnar en un siguiente embarazo para seguir junto a ellos, entonces sí, será la misma alma en ambos embarazos.
¿Qué sucede con los nonatos? El caso de los nonatos (embriones o fetos que no llegan a nacer, o que nacen sin vida) es completamente diferente a la muerte de un bebé o un niño. Puedes encontrar información detallada sobre este tema en las páginas 166-168 y en 186-188 del libro “Una vida infinita”.
Por Joaquín camara

SEÑALES QUE NOS DAN NUESTROS FALLECIDOS




¿Cómo vivir las señales de nuestros seres queridos fallecidos?
Podemos sentir la presencia de los seres que nos rodean; a veces mandan señales evidentes, otras son más leves; pero algo en nuestro interior, en nuestro corazón, siente que están ahí.
La mente en esos momentos, lanza mensajes diciendo lo contrario. Es imposible sentir aquello que no existe, aquello que no se pude detectar, ver, concretar.
Esta dualidad, mente y corazón, nos persigue en casi todos los aspectos de nuestra vida, desde decisiones que debemos tomar, en pensamientos, actitudes.
Cómo podemos saber si lo que estamos percibiendo, sintiendo es real o no. Esta pregunta, se suele repetir mucho en consulta.
Suelen comentarme, que a veces sienten que es real, les escuchan respirar, sienten que les acompaña al andar pero, se preguntan si se estarán volviendo locos o son sus deseos.
Lo siguiente que suelen expresar es su dificultad a la hora de contarlo a su familia. Dan por sentado que no les van a entender.
Cuando nos vemos inmersos en estas situaciones, es decir, cuando un ser al que queríamos ha fallecido, tras su marcha podemos tener señales suyas.
Algunas veces nos visitan en sueños, otras vemos pequeñas sombras moverse por la casa; en ocasiones, su aroma viene y va, dando igual si estamos en casa o en la calle; una foto que se cae, una canción que suena en un momento determinado…. Son muchas las maneras que eligen para hacerse notar.
Su presencia junto a nosotros, puede ser puntual, esporádica o larga.
Ellos eligen qué quieren hacer, si marcharse directamente a otro plano, permanecer junto a nosotros hasta que se resuelva una situación determinada o acompañarnos hasta que consideren que su trabajo ha terminado.
Dudar de si lo que percibimos es lógico o no, es habitual y me parece necesario e indica si estamos equilibrados y pisamos tierra.
Debemos plantearnos lo que sucede, sin miedo, con una postura abierta, pero sin dejar de lado, que pueden ser nuestros deseos los que estén jugando con nosotros.
Descubrir la verdad suele llevarnos a veces más tiempo del que nos gustaría, pero si somos sinceros con nosotros mismos, veremos que sabemos cuál es la verdad.
Sentimos una sensación muy fuerte en nuestro interior que sin saber muy bien porqué disipa todas las dudas y nos llena de certeza y seguridad. Esa es la verdad.
Una vez que sabemos que nuestros seres queridos pueden permanecer junto a nosotros, ya sea haciéndonos una visita o permaneciendo más tiempo; va a depender de la actitud que tomemos para poder ver sus señales con mayor claridad.
Sería conveniente dejar la mente abierta, no juzgar, no temer y fluir, y por supuesto, dejarnos llevar por el corazón.
No siempre es fácil conectar con ellos o entender lo que quieren transmitirnos, aunque tengamos la certeza de su presencia. Están junto a nosotros unidos en y por amor. No desean hacernos ningún daño.
Es más, inclusive en relaciones que en vida no han sido buenas porque estaban llenas de dificultades y sinsabores, una vez hecho el tránsito, estos seres pueden mostrarse más cercanos, aunque nos resulte complicado entenderlo.
Si somos conscientes de su presencia ya hemos dado un paso adelante. No intentemos atarles, dejémosles libres para ir y volver, para que vayan a la luz y desde allí hagan su trabajo.
Tal vez, su labor sea estar junto a nosotros. Y más tarde o más pronto, terminaremos sabiéndolo.
Resumiendo, si somos conscientes de su presencia, no debemos asustarnos, no estamos locos.
Sería estupendo poder comunicarnos con ellos de manera fácil, entender lo que nos quieren decir a través de las señales que van dejando.
Sé que a veces por mucha paciencia que tengamos, nos cuesta comprenderles, en esos casos, siempre podemos recurrir a un profesional que nos ayudará a saber interpretar sus señales.

domingo, 7 de abril de 2019

Camile Flammarion




Camile Flammarion

El poeta de las estrellas. (Camile Flammarion)Camile Flammarion
El hermoso río Mosa baña una fértil región de viñedos del departamento de Haute-Marne (Alto Marne). La villa de Montigny-Le-Roy, cabeza de cantón de ese departamento, tenía cerca de 1300 habitantes cuando el sábado 26 de febrero de 1842, a la una de la mañana nació Camile Flammarion. De acuerdo con lo que él mismo dijera más tarde, estaba muy impaciente por llegar al mundo y no esperó los 9 meses de gestación. En cuanto fue posible, a los 7 meses, abandonó el claustro materno y desde ese momento vivió muy aprisa, intentando aprovechar al máximo el tiempo disponible y sintiendo que no podía hacer ni la mitad, ni la cuarta o décima parte de lo que deseaba. Ese espíritu traía el deseo dominante de aprender y a ello dedicó cada instante.
La zona francesa en la que encarnó había tenido una gran influencia romana, y por eso muchos de sus habitantes tienen nombres con ese origen. El nombre Camile Flammarion es uno de ellos y también Nicolas, su segundo nombre, igual al de su abuelo materno, que como su apellido se encuentra en las raíces de esa cultura. Por otra parte, de acuerdo a las descripciones de sus contemporáneos, su contextura física tenía todas las características típicas de esa procedencia.
Hasta lo que la memoria familiar alcanzaba, todos sus antepasados se habían dedicado a la agricultura. Durante toda su vida, Camile Flammarion afirmaría que él era un verdadero hijo de la Naturaleza, por ser hijo de labradores. Su padre lo había hecho en su juventud; pero al nacimiento de su primer hijo, se dedicaba al comercio en una pequeña tienda de telas, mercería y otros objetos domésticos; con lo cual ganaba holgadamente para mantener a su familia, que luego creció con el nacimiento de otros tres niños: Berthe, la compañera de aventuras y confidente de los sueños de Camile, Ernest y Marie.
Su lugar de nacimiento era privilegiado para la contemplación de vastas extensiones. Situado a 435 metros de altura, dominaba, en medio del aire puro y vivificante, las dilatadas llanuras del fértil Bassigny, y la vista se podía perder hasta los Vosgos y aún hasta los Alpes, en días excepcionalmente claros.
La familia habitaba una sencilla y humilde casa, con un piso bajo y otro superior, desde cuyas ventanas contemplaba la llanura que se extendía a lo largo del río Mosa y donde encontró su lugar favorito para estudiar. Pasado el tiempo y reconociendo sus méritos, el Ayuntamiento puso en 1891, una placa en esta casa, conmemorando el nacimiento de Camile Flammarion; dándole también su nombre a la calle que comienza allí. Desde muy pequeño demostró un enorme interés intelectual, ajeno a los demás miembros  de su familia, por lo que reflexionaría más tarde, que él era un claro ejemplo de que la herencia, en ese sentido, no existía. A los 4 años sabía leer, pocos meses después
podía escribir correctamente, y un año más tarde aprendía aritmética y gramática, gracias a su esfuerzo por preguntar constantemente a todos aquellos que pudieran ayudarlo.
Cuando entró a la Escuela Comunal, fue el primero de su clase y obtuvo en los primeros cursos una Cruz de Honor por su rendimiento; mérito que mostró con gran orgullo durante toda su vida. Además, siempre conservó un recuerdo agradecido hacia su primer maestro, el Sr. Crapelet, pues se trataba de un hombre dedicado a sus clases con mucho cuidado y acierto; quien por su parte, tenía una estima especial por Camile y fuera de las horas de clases, extendía su atención brindándole libros y cualquier otro material que estimulara su aprendizaje y su deseo de investigación. Camile Flammarion tuvo la dicha de seguir contándolo entre sus amigos hasta que su maestro falleció ya muy anciano; pero mantuvo siempre vigente su recuerdo y habló de él con admiración y respeto.
Recordaba una infancia feliz; disfrutaba del colegio y el aprendizaje le resultaba fácil y agradable, todo lo preguntaba, todo lo quería saber, y frecuentemente las respuestas no le satisfacían. Su familia, aunque no compartía sus gustos y tendencias, le brindó el apoyo afectivo que necesitaba, y según él, “sus almas no eran semejantes, y eso era todo”. Su hogar era muy hospitalario y recibía invitados con mucha asiduidad, agasajados por su madre reconocida como excelente cocinera. Esto le permitió al niño compartir con numerosas personas, algunas de ellas personajes importantes de la época, porque su madre tenía gustos un poco aristocráticos y deseaba tener una situación fuera de lo vulgar.
El ambiente hogareño era severo, basado en el respeto, la obediencia, el sentido del deber y la honradez. Su madre, católica convencida, practicaba su religión en forma estricta; mientras su padre, muy escéptico, no interfería con la conducta religiosa de su mujer y los niños fueron educados en esa convicción. Tal vez, la mayor satisfacción que ella deseaba era que alguno de sus hijos se dedicara a la vida religiosa, sobre todo en un lugar prominente de la Iglesia. Su maestro era también católico y sus enseñanzas acorde con sus creencias, aunque mostraba cierta rivalidad con el cura del pueblo, por un lado por una cuestión de liderazgo, pero también por diferencias en ciertas ideas. Naturalmente, Camile Flammarion tuvo una estrecha vinculación con la Iglesia; fue monaguillo, ayudó en todos los servicios, cantó en el coro, con su hermosa voz infantil y allí estudió latín y música, la cual lo fascinaba.
Los indelebles recuerdos de su infancia, se referían sobre todo, a la justicia, a la paz y al conocimiento. Afirmó siempre que el ser humano lleva impreso en forma natural e intuitiva el sentido de la justicia y que no es la educación quien lo otorga.
Desde niño sintió horror frente al castigo corporal y no lo toleraba cuando se lo imponían a sus compañeros traviesos o desaplicados en el estudio. En una oportunidad, su padre lo castigó fisicamente, por un hecho del que no era responsable. Su dolor y humillación persistió a través de los años y no olvidó nunca; tanto que en el momento de la desencarnación de su padre, ese recuerdo fue motivo de reconciliación entre ellos. Cuando pequeño no peleaba nunca, era tranquilo y evitaba las discusiones entre compañeros. Pasaron los años y conservó esa condición
innata. “Yo soy un hombre que no busca el peligro ni las discusiones; soy un pacifista”, decía. Su sed de saber era insaciable; el conocimiento, su meta más importante; los libros su mayor tesoro y la más alta manifestación del progreso humano; por eso los atesoró durante toda la vida y logró tener una biblioteca admirable.
A los 7 años estudiaba con entusiasmo y leía diferentes temas, aunque no siempre encontraba las materias buscadas ya que eran poco usuales para su edad. Por ejemplo, comenzó para ese entonces su gusto por la astronomía, pero para su desilusión, indagaba sin hallar respuestas satisfactorias. Entre sus recuerdos más antiguos estaban dos espectáculos impresionantes; el primero, el 9 de octubre de 1847, cuando apenas contaba 6 años y su madre, demostrando un cierto interés por el saber, preparó en el patio de la casa un gran cubo lleno de agua para que sus hijos Camile y Berthe observaran un eclipse de sol. En su mente infantil se grabó indeleblemente la imagen de la Luna interponiéndose al gran disco solar y opacando su luz, hasta convertirla en una penumbra fría y pálida que parecía extinguir la vida para siempre.
Esta emoción volvió a vivirla cuando tenía 9 años, en compañía de sus dos hermanitos menores, pero esta vez observando al sol a través de un vidrio ennegrecido con el humo de una vela. Su ansiedad por comprender lo condujo hasta su maestro, quien le prestó un libro de Cosmografía. No lo entendía completamente, pero lo copió cuidadosamente y lo conservó para estudiarlo con calma. Allí halló la respuesta a algo que lo intrigaba: qué sostiene a la Tierra y le impide caerse. Le impresionó que los sabios pudieran hacer cálculos para conocer el trayecto de los astros y se le abrió un panorama increíble para su investigación. El lugar donde vivía era apropiado para sus contemplaciones, pues si el clima lo permitía, la vista podía alcanzar hasta los Alpes. Desde el primer piso de su casa podía observar las amplias extensiones de las llanuras fértiles del Mosa, y en días diáfanos y tibios salía desde su jardín por un estrecho sendero hasta la cima de la montaña cercana y pasaba horas disfrutando de la inmensidad.
Desde muy corta edad buscó afanosa mente la explicación de la vida y al descubrir la muerte se resistió a creer que todo debía morir.
Cuando sus clases en la escuela primaria terminaron; ya no podía aprender más allí, y comenzó a estudiar latín en la casa del cura del pueblo. Tenía 9 años y su vida transcurría bastante solitaria, porque no tenía muchos amigos, debido a las prevenciones de su madre que no le permitía su relación con cualquier clase de muchachos; pero por otra parte, el clima invernal rudo en esa región, le impedía muchas actividades que él hubiera preferido. De todas maneras, no le atraía compartir con los jóvenes que jugaban en la calle, y elegía las lecturas y las lecciones. Su madre lo estimulaba para que ingresara en la vida eclesiástica y comprendiendo que era una oportunidad para poder estudiar, ingresó al Seminario de Langres.
Poco después la vida familiar se complicó. Sus padres enfermaron durante una epidemia de cólera, un socio los estafó y tuvieron que pagar todas sus deudas, perdiendo su tranquilidad económica, por lo que decidieron trasladarse a París para buscar mejores posibilidades. En esa oportunidad pudieron demostrar en la práctica, sus firmes convicciones y enseñanzas en cuanto a la honradez. Camile quedó en el
seminario donde la educación a cargo del Episcopado era gratuita. Los alumnos eran alojados y alimentados en diversas casas de la ciudad, aunque naturalmente las comodidades eran escasas y las comidas insuficientes. Su vida era extremadamente rigurosa, se levantaba antes del amanecer para comenzar una jornada de aislamiento, silencio y devoción; pero allí tuvo la oportunidad de completar sus conocimientos de las materias básicas, además del latín y la música, que lo deleitaba. Continuó cantando en el coro y logró componer algunas piezas sencillas; pero sobre todo, se interesó por la historia natural y todos los fenómenos que observaba.
Mostraba un gran ingenio para inventar; hizo un instrumento musical con latas y piedras; un microscopio con unos lentes y un tubo de cartón que le servía para investigar plantas, insectos y minerales; y con la mitad de un prismático observaba la Luna como si fuera un telescopio. Recordaba su gran emoción, el día que se interpuso un cometa delante de su lente. Por otra parte, como es lógico, en el seminario era escrupulosamente preparado para la vida religiosa. Camile Flammarion conservaba un buen recuerdo de esa época, a pesar de todas las dificultades. Durante esos dos años había estudiado por el placer de conocer, no le interesaban los premios ni las recompensas y quedó agradecido por esa oportunidad que le brindaron. Estaba ya en el 4º año de estudios y la situación familiar había mejorado; aunque su padre tenía un modesto empleo y estaban alojados en una casa pequeña, Camile pudo ir a vivir con ellos. Una diligencia lo trasladó del seminario a la estación de trenes y de allí partió hacia París, en septiembre de 1856, cuando sólo tenía 14 años. Ese muchacho provinciano, acostumbrado a las paredes de un seminario y con un horizonte limitado por el pueblo cercano, quedó deslumbrado con París. Siguiendo su hábito ordenado, había estudiado cuidadosamente un plano de la ciudad que su maestro le prestó, y la recorrió como si la conociera, acompañado por sus hermanos, sobre todo por Berthe, quien continuaba siendo su preferida.
Después de unos días de vacaciones se incorporó a la Capilla de San Roque donde gratuitamente  podía  continuar  sus  estudios  y  disfrutar  del  almuerzo  diario,  que  él retribuía con sus servicios en las actividades de la Iglesia. Disfrutaba mucho con su actuación  en  el  coro  y  progresando  en  sus  conocimientos  musicales,  pero  el  desarrollo de las demás materias no le satisfacían y le aburrían. Deseó ingresar en el Seminario de París,  pero  sus  posibilidades  económicas  se  lo  impedían  y  buscó  entonces,  un  trabajo. Consiguió  un  puesto  de  aprendiz  de  grabador-cincelador  en  un  taller  donde  le  ofrecían alojamiento  y  comida.  Era  algo  para  comenzar,  aunque  su  cuarto  era  una  buhardilla,  su ingreso  mínimo  y  el  trabajo  muy  duro  para  él,  porque  a  su  patrón  le  importaba  poco  el arte, y sólo insistía en la velocidad de la producción para obtener mayores ganancias.
Pasaba los fines de semana con su familia, especialmente con Berthe y entre sus amigas encontró a la que inspiró su primer amor juvenil, pero comprendía que sus gustos estaban muy distantes de los que podía compartir con los jóvenes de su edad. En el tiempo libre que le dejaba su trabajo, continuaba estudiando lo que podía, y logró ingresar a la Asociación Politécnica, creada en París por filántropos, donde brindaban clases nocturnas y gratuitas, que le parecieron sumamente útiles y le permitieron completar sus conocimientos generales, aprender el inglés y adiestrarse
en el dibujo, que lo entusiasmó, porque según él, su armonía le recordaba la de la música.
Estaba satisfecho porque progresaba rápidamente, pero hubiera querido disponer de todo su tiempo y no tener que dedicarlo a un trabajo que no le gustaba. Para la época se formó una Asociación de Aprendices, y a los 16 años, Camile Flammarion fue nombrado Presidente por unanimidad. Luego, comenzó a funcionar una Academia de la Juventud, donde se desarrollaban programas de ciencias, literatura y dibujo, que pudo aprovechar con mucha satisfacción. El grupo de jóvenes se reunía todos los domingos a la tarde, en la sala de recreo de la Escuela de los Hermanos de la calle de Argenteuil. Cada tres meses los padres de los alumnos asistían a la reunión, el Presidente pronunciaba un discurso y luego tenían una pequeña fiesta. Camile recordaría toda su vida su primer discurso para el que eligió el tema “Las maravillas de la Naturaleza”. Lo preparó y memorizó con cuidado, pero con la emoción del momento a los cinco minutos perdió el hilo y tuvo que recurrir a la lectura. Esa experiencia fue suficiente para que desde entonces, siempre leyera sus discursos.
Continuó estudiando historia natural con verdadedo empeño. En su ciudad natal había coleccionado los fósiles que abundaban en las montañas cercanas y había elaborado dibujos de todos ellos, así como de animales prehistóricos. También la geología le interesaba mucho, pero la astronomía aún más. Además, le gustaba escribir literatura, y se convirtió en defensor de la pureza del idioma, estudió su origen latino, para lo que contó con la colaboración de su hermana Berthe quien le conseguía todos los libros que podía, para hacer sus investigaciones.
Hacia 1857, después de un año como aprendiz en el taller, dejó esa labor que no le satisfacía y comenzó a depender de sus ahorros, mientras se dedicaba a escribir un trabajo basado en sus estudios sobre el mundo primitivo al que tituló “Cosmogonía universal”. En mayo de 1858 tuvo algunas dolencias por lo que lo examinó el Dr. Edouard Fournie, conocido por sus estudios sobre el laringoscopio. Durante esa visita a su casa, el médico fijó su atención sobre el manuscrito del trabajo sobre Cosmogonía que estaba sobre la mesa de trabajo de Camile. Al notar la calidad de los escritos le sorprendió que el muchacho fuera su autor y se interesó por saber más, entablando una conversación con él, que lo dejó atónito.
A los pocos días volvió con la agradable sorpresa de haber concertado una cita con el Sr. Le Verrier Director del Observatorio de París, para que Camile optara a un puesto como alumno de astronomía. Se preparó para la entrevista fijada para el 24 de junio de 1858, con inmensa alegría y esmero; aplacó lo mejor que pudo su melena leonina, se vistió con su mejor traje, sombrero y bastón, y partió hacia el Observatorio.
La entrevista fue emocionante, porque desde su infancia había visto el nombre de ese sabio en los mapas del cielo, designando al planeta descubierto por él mediante cálculos, en 1846, y al que más tarde se llamaría Neptuno. No fue menor la sorpresa para el Sr. Le Verrier al comprobar la edad del entrevistado y saber que había escrito un trabajo sobre Cosmogonía. Más tarde, tuvo que presentar un examen de matemáticas, que le resultó elemental y fue aceptado como alumno de astronomía. Comenzó su nueva etapa el 28 de junio de 1858 y se consideró muy feliz, porque tenía
un trabajo que le deparaba tranquilidad e independencia, y al mismo tiempo le daba la posibilidad de estudiar y aprender lo que él deseaba. Su pasatiempo favorito consistía en pasear por las márgenes del Sena, buscando en los puestos de libros usados, donde consiguió obras sumamente valiosas, algunas de ellas con una antigüedad sorprendente, incluso procedentes de las primeras imprentas del siglo XV, que lo hacían sentirse extremadamente rico. Al poco tiempo, sintió cierta desilusión, cuando vió que no podía disfrutar de la astronomía directa de observación y todo el trabajo que le encomendaban debía resolverlo por cálculo y no por astronomía “viva”, como él la llamaba; pero aún así, agradeció y aprovechó la oportunidad que se le brindaba. Tanto su formación en el hogar como su paso por el seminario, así como la dedicación al trabajo dificultaron su acercamiento a otros jóvenes. Sus compañeros de trabajo lo invitaban a bailar y tomar cerveza en un establecimiento cercano, pero él nunca tenía tiempo. Pasaba las noches en la terraza del Observatorio observando la Luna y en esas veladas de inspiración soñó con hacer un viaje al satélite e imaginó que durmiéndose  lo lograba. Con estos pensamientos escribió una especie de poema que no llegó a publicar por considerarlo sin valor, titulado “Viaje estático a las regiones lunares. Correspondencia de un filósofo adolescente”.
Leyó con mucho interés a Dante Alighieri y otros autores, capaces de despertar en él, inquietudes relacionadas con las verdades del universo, que unidas a sus estudios astronómicos, fueron motivo de cuestionamiento hacia la religión aprendida durante su infancia. Católico practicante, como seguía siendo, sufrió el impacto de entender que la realidad le mostraba la falsedad del sistema sustentado por su religión, y a los  19 años comenzó una lucha tremenda con su conciencia, porque cuanto más profundizaba los conocimientos, más le costaba conservar sus anteriores convicciones. Se conmovió cuando conoció el proceso seguido a Galileo y decidió recurrir al cura párroco. Éste sólo le habló de la fe ciega y le aconsejó admitir el misterio sin pretender entender; idea que no lo tranquilizó, pero lo estimuló a estudiar fervientemente El Génesis y los Evangelios, buscando la verdad. Después de mucho análisis concluyó que muchos de los postulados fundamentales eran falsos, tal como lo escribió en su  trabajo llamado “Stella”.
Su deseo de saber lo indujo a estudiar otras religiones y filosofías, llegando finalmente a una absoluta libertad del pensamiento y a la convicción que debía continuar empeñándose en encontrar la verdad del Universo, persuadido de que las leyes universales debían establecer una religión natural mucho más sólida que las dogmáticas. En esa época, y contando 19 años, escribe su primer libro impreso titulado “La pluralidad de los mundos habitados”, fruto de sus lecturas sobre ese tema, seguidas de un trabajo analítico profundo y de una síntesis magistral. Ese concepto nuevo de la astronomía desató una gran polémica y una despiadada burla por parte de los estudiosos del tema, quienes la llamaron irónicamente la “nueva astronomía” y la consideraron una idea mediocre, fantasiosa y sin mérito para que se le prestara atención. Después de muchos años, Flammarion tuvo la satisfacción de que M. Fayer, Presidente del Consejo del Observatorio de París y científico opositor de su idea, admitiera su valioso aporte para la modernización y la enseñanza de la astronomía. Cuando concibió este libro no tuvo la intención de publicarlo, pero el editor de los trabajos del Observatorio quiso leerlo y lo consideró de valor. Esto significaba para
Camile tener que pagar su impresión, lo que no dejaba de ser un sacrificio; pero se comprometió a cancelarla con una parte de su sueldo. El director del Observatorio, M. Le Verrier era un genio matemático, pero tenía un carácter muy difícil y su trato era muy descortés, por lo que los empleados no duraban mucho. Camile no fue la excepción y después de 4 años de trabajo, sorpresivamente el director le dijo que no lo consideraba un alumno astrónomo sino un alumno poeta, y sin otra explicación lo despidió.
Buscó otras posibilidades y su profesor de la Sorbona, M. Delaunay, le ofreció trabajo en el Bureau de Longitudes. Al mismo tiempo, disfrutó la satisfacción de ver su libro y su nombre en las librerías de París, y algunos meses después, el editor le informó que se había agotado y que la deuda quedaba saldada. Aparecieron críticas muy ásperas del sector religioso, pero también muy elogiosas en la prensa, entre ellas la de Denizard Rivail, prestigioso profesor de la Sorbona, editor de la “Revista Espírita”, quien opinó que podía parecer extraño que un joven de la edad de Camile Flammarión expusiera esas ideas, y más aún que las profundizara; pero que ese hecho era una prueba de que ese espíritu no estaba en el principio de su evolución y que había sido asistido por otros espíritus.
Además, entre las numerosas cartas de felicitación, se destacó la esquela personal de Víctor Hugo manifestándole que “se sentía en estrecha afinidad con espíritus como él”. Fue traducida a las principales lenguas de Europa y al sistema Braille; pero más tarde, al trabajo inicial le agregó una parte filosófica, y su publicación en 1864 se convirtió en su obra más revolucionaria, por denunciar el engaño de las antiguas creencias.
Desde 1862 se convirtió en un estudioso del Espiritismo y conoció a Allan Kardec, Presidente de la Sociedad Espiritista de París, con quien entabló una estrecha amistad. En la Revista Espírita era frecuente que se mencionara a Flammarion, así como sus experiencias en el desarrollo de su facultad como médium psicográfico. Trabajó intensamente en la experimentación mediúmnica; participó en las investigaciones realizadas con los médiums conocidos de aquella época; estudió los fenómenos físicos aplicando el método científico acorde a su pensamiento racionalista y escribió numerosos artículos sobre el tema. En una de las sesiones le fue revelada su identidad en una encarnación anterior en el siglo XVI, como el escritor español Alonso de Ercilla y Zúñiga, autor del poema “Araucana”. Estaba absolutamente convencido de que la principal virtud moral del hombre es la independencia absoluta y esto lo llevó a declinar la invitación de la francmasonería para que ingresara en sus filas.
Para 1863 comenzó su labor periodística, que se prolongaría por muchos años en numerosas publicaciones. En la “Revista francesa”, su trabajo literario se inició con artículos sobre variados temas, entre los que se destacó “Los Espíritus y el Espiritismo”; en el “Cosmos”, se ocupó de la redacción científica; en el “Anuario del Cosmos” publicó sus estudios astronómicos que alcanzaron gran popularidad; y en el “Anuario astronómico” escribió durante 47 años, el resultado de sus estudios. Finalmente, en 1882 fundó su propia revista a la que llamó “L´astronomie”. Tres años después apareció su segundo libro, con el título “Los mundos reales y los mundos imaginarios”, como un complemento de la primera obra, desde el punto de vista
histórico; e inmediatamente comenzó a colaborar en un proyecto de divulgación científica popular con la finalidad de dar a conocer la Naturaleza, a través de pequeños volúmenes que constituirían la “Biblioteca de las maravillas”, para la cual escribió “Las maravillas  celestes”.
Emprendió entonces, un viaje de vacaciones y estudio, recorriendo diferentes regiones de Francia. La tierra de Juana de Arco lo emocionó; y disfrutó zonas de gran riqueza arqueológica y de belleza natural; conoció el mar y estudió las costas; viajó a la isla de Jersey, exilio de Víctor Hugo, y a Bélgica donde pronunció numerosas conferencias; y como corolario de estas experiencias escribió múltiples artículos sobre sus recuerdos de viaje.
En 1865, presentó su obra “De las fuerzas naturales desconocidas”, donde analizaba el caso de dos hermanos participantes en representaciones teatrales, donde se mostraban en extrañas experiencias afirmando que las fuerzas que los agitaban eran provocadas por espíritus. Tenía un gran interés en la divulgación de sus convicciones entre todos los sectores de la población. Ese mismo año inauguró en el Anfiteatro de la Escuela Turgot unas clases o conferencias gratuitas para obreros y aprendices; pero como era de esperarse, al lado de muchas opiniones aprobatorias, se ubicaron las reservas de las autoridades por los temas demasiado revolucionarios, y estuvieron a punto de suspenderlas. Al año siguiente, comenzó a dictar las “Conferencias para el Mundo” en el Boulevard de los Capuchinos, que logró prolongarlas durante 15 años.  Su siguiente publicación titulada “Lumen” era una obra espírita donde demostraba sus profundos conocimientos de la doctrina; que junto a su libro “Dios en la Naturaleza o  el materialismo y el espiritualismo ante la ciencia moderna”, aparecido en 1867; merecieron la opinión elogiosa de Allan Kardec en la Revista Espírita. Camile pudo cumplir entonces, otro de sus sueños: la observación directa del cielo. Alquiló la  terraza de un viejo edificio, consiguió un buen lente montado en un pie, y lo instaló para observar y dibujar el cielo durante noches enteras, lo que se constituiría en el material informativo para su obra: “Estudios y lecturas sobre astronomía”. A sus 25 años, decidió realizar otra ilusión. En la Asociación de Estudios Aerostáticos obtuvo el permiso para subir en un globo en desuso; extraordinaria experiencia iniciada el 30 de mayo de 1867 y luego repetida muchas veces, que le produjo fuertes impresiones, luego relatadas en artículos de prensa, que reunidos formaron su obra: “Mis viajes aéreos”.
Allan Kardec, su amigo personal desde 1861, desencarnó repentinamente el 31 de marzo de 1869, y aunque en los últimos tiempos, debido a sus trabajos y a sus viajes, Camile no había concurrido asiduamente a las reuniones, la Junta Directiva de la Sociedad Espírita de París le solicitó que pronuncira un discurso en sus funerales, como era la costumbre. Le dijo entonces, su “hasta la vista”, hablando del Espiritismo y la Ciencia, afirmando su posición absolutamente científica y rechazando la credulidad sin experimentación y certeza. Recordó con gran reconocimiento la obra de Kardec a quien llamó “ese pensador laborioso” y destacó “el buen sentido encarnado” del fundador del Espiritismo científico, en palabras emocionadas:
“El espiritismo no es una religión sino una ciencia de la que sabemos apenas el abc. El tiempo de los dogmas ha desaparecido. La Naturaleza abarca el Universo, y el mismo
Dios, al que anteriormente se ha hecho a imagen y semejanza del hombre, no puede ser considerado por la metafísica moderna sino como un Espíritu de la Naturaleza. Lo sobrenatural no existe. Las manifestaciones obtenidas mediante los médiums, como las del magnetismo y sonambulismo, son de orden natural, y deben ser severamente sometidas a la comprobación de la experiencia. Ya no hay milagros. Asistimos a la aurora de una ciencia desconocida. ¿Quién puede prever a qué consecuencias conducirá en el mundo del pensamiento el estudio positivo de esta nueva psicología?”. Se ha considerado que este discurso marcó una fecha importante en la historia del Espiritismo. La Junta Directiva le ofreció que sucediera a Kardec en la dirección, pero declinó el ofrecimiento alegando su convicción de que muchos de los adeptos continuarían creyendo, todavía por mucho tiempo, en una religión más que en una ciencia; posición que estaba muy alejada de la suya. Se dedicó entonces a reunir artículos de prensa y publicó en 1870, un volumen con temas atractivos para la instrucción popular común que tituló: “Contemplaciones científicas”.Ese mismo año, acompañado por un ingeniero de minas, decidió hacer exploraciones en la   profundidad de la Tierra, y bajó en una caja con la ayuda de una máquina de vapor. Recordaba después que “la sensación emocionante era similar a la de elevarse en un globo aerostástico, pero que allá abajo todo era oscuro, húmedo, triste y sucio, mientras que en la atmósfera, se veía todo luminoso, alegre y espléndido”.
Estalló la guerra por la invasión alemana a los territorios de la Alsacia y la Lorena, y Flammarion se alistó en un batallón de ingenieros con el grado de capitán, para cumplir junto a otros astrónomos, la labor de calcular la posición de los cañones. Fue una época difícil y dolorosa. En sus apuntes relata una cena de Navidad, a la que fue invitado por unos amigos, en la que el plato principal era gato y ratones guisados al vino blanco; y con extraño y triste sentido del humor comentaba que “no estaban malos del todo”.
Alcanzada la paz, continuó con su trabajo inagotable; sus observaciones continuaron y su obra fecunda se multiplicó. Fundó el Observatorio de Juvisy en 1883 y cuatro años después, la Sociedad Astronómica de Francia. También trabajó como calculador en el Observatorio Astronómico de París, que le permitió describir aspectos de los astros y planetas que lo convirtieron en precursor del invento del radar y el descubrimiento del rayo láser. La ciencia le debe numerosos descubrimientos y observaciones sobre la rotación de los cuerpos celestes, el color de los astros y los aerolitos; así como el estudio del estado higrométrico y la dirección de las corrientes aéreas de la atmósfera, gracias a sus ascensiones en globo. Su condición de escritor fluido y de pedagogo nato contribuyó a la divulgación popular de la ciencia, y ocupa un lugar destacado entre los científicos que aceptaron con convicción la Doctrina de los Espíritus y se dedicaron a la investigación honesta de los fenómenos psíquicos, desmintiendo la tesis de que sólo los ignorantes o mediocres los aceptaban.
Flammarion, hombre de ciencia y humanista, que mereció el nombre de “poeta de las estrellas”, terminó su fecunda vida el 4 de junio de 1925, a la edad de 83 años, en Juvisy-sur-Orge.