sábado, 12 de diciembre de 2015

LA REENCARNACIÓN Y SUS CIRCUNSTANCIAS


Reencarnación 01
INTRODUCCIÓN
Antes de adentrarnos en los pormenores del tema objeto del presente artículo, la REENCARNACIÓN, ha de tenerse en cuenta que junto a su enorme complejidad, el mismo no es accesible aún para la mayoría de los seres humanos a una experiencia directa de manera consciente, aunque tenemos la certidumbre de que en algún profundo repliegue de nuestra memoria espiritual están grabadas todas las vivencias previas a nuestra aparición en la vida física, todo ello multiplicado por tantas veces como habremos reencarnado a lo largo de nuestro camino evolutivo.
Siguiendo las huellas de Kardec, he usado en esta ocasión el método que me ha parecido más adecuado para llegar a una serie de conclusiones lo más aproximadas posibles a la realidad. Este método es el de la concordancia, mediante el estudio comparativo de un buen número de fuentes que se ocupan del asunto, especialmente aquellas que nos parecen más serias, realizando una síntesis de los elementos en que todas ellas coinciden y que, por lo mismo, parecen presentar mayor certidumbre.
Dado que el tema de la Reencarnación presenta muchas facetas y que cualquiera de ellas se relaciona con las demás, aparte de que puede ser abordado desde diferentes perspectivas, resulta difícil ocuparse de una sin internarse inevitablemente en las otras. A pesar de ello, una vez presentado el tema en sus marcos generales, he procurado centrarme lo más posible en el proceso reencarnatorio y sus circunstancias.
¿POR QUÉ REENCARNAMOS?
Dice Yogi Ramacharaka en su obra “La Vida después de la Muerte” (1): “El Deseo es la fuerza motora del Karma y por medio de Karma del Renacimiento”. (2)
A lo que añade: “A muchos les parece que el Renacimiento en la Tierra es algo a que está forzada el alma aún contra su deseo. Precisamente sucede todo lo contrario, esto es, que el alma renace en la Tierra por medio de la vida senciente. Nadie renace en la Tierra contra su voluntad, sino porque quiso y deseó renacer”.
Escalera reencarnatoriaMás adelante aclara aún más este asunto y dice:“No precisamente han de ser estos deseos de índole siniestra, ni han de tener carácter concupiscente…, pueden ser anhelos nobles, levantadas aspiraciones, aunque entrañen el principio emocional del deseo. Tanto los deseos nobles como los viles son las semillas de la acción y el impulso hacia la acción es la característica que distingue al deseo. Siempre el objeto del deseo es tener, hacer o ser algo”.
“(…) Muchas almas inegoístas renacen impulsadas por el deseo insistente de ser útiles a la humanidad, de realizar alguna magna obra en beneficio del mundo o cumplir algún deber inspirado por el amor. Pero nobles o viles, si estos deseos están relacionados con las cosas e intereses de la Tierra, son propulsores del Renacimiento”.
El pensador y autor espiritualista italiano Pietro Ubaldi, en su obra “Expresiones de la Ley de Evolución” (3), comenta: “Hay equilibrios de fuerzas que determinan el tiempo, la raza, los padres, la familia… en que el individuo debe nacer… Todo obedece a la naturaleza del biotipo espiritual”.
Poco después, continuando con la misma reflexión, señala: “Hay sendas invisibles, de naturaleza dinámica y psíquica, que guían el camino de las almas hacia determinados puntos, con preferencia a otros. Lo que les impele a seguir esa senda es, como en la vida, el instinto, el Deseo”.
De “Trascendencia del karma”, una de tantas obras que se han dedicado a la extensa enseñanza dejada por el gran vidente norteamericano Edgard Cayce – quien realizó más de 14.000 interpretaciones y diagnósticos en estado de trance – seleccionada y comentada por su discípula Mary Ann Woodward, extraemos el siguiente comentario (4): “Resulta difícil determinar cuál es la razón para que un alma encarne en un determinado momento. Las interpretaciones dieron casos en los que transcurrió un prolongado lapso, y otros en los que hubo un regreso muy rápido a la vida terrestre. No hay duda que el deseo de la misma entidad es un factor preponderante”.
Por su parte Max Heindel en “Concepto Rosacruz del Cosmos”, refiere lo siguiente: (5)”¿Por qué debemos renacer? ¿Por qué debemos volver a esta existencia terrestre limitada y miserable? ¿Por qué no podemos adquirir experiencia en esos reinos superiores sin necesidad de venir a la Tierra?”.
Tales quejas – continúa – están basadas en malentendidos de varias clases. En primer término debemos comprender y grabar profundamente en nuestra memoria que el propósito de la vida no es la felicidad sino la experiencia. La tristeza y el dolor son nuestros maestros más benévolos, mientras que las alegrías de la vida no son sino cosas fugaces. Esto parece una doctrina muy dura…, sin embargo así es, y si la examinamos, comprenderemos que no hay tal dureza…”.
“La experiencia – prosigue – es ‘el conocimiento de las causas que producen los actos. Este es el objetivo de la Vida, junto con el desarrollo de la voluntad, que es la fuerza con que aplicamos el resultado de la experiencia”.
En un párrafo posterior aporta más argumentos en este mismo sentido y comenta: “La experiencia debe adquirirse, pero podemos elegir entre adquirirla por el escabroso y duro camino de la experiencia personal o por la observación de los actos ajenos razonados y reflexionando sobre ellos, guiados por la luz de cualquier experiencia que hayamos tenido”.
Reencarnación 03“La elección – añade – es nuestra, pero en tanto no aprendamos todo lo que hay que aprender en este mundo, debemos volver a él. No podemos permanecer en los mundos superiores y aprender allí hasta que hayamos dominado las lecciones de la vida terrestre. Eso sería tan sensible como enviar a un niño al kinder un día y a la universidad al siguiente. El niño debe volver al kinder un día tras otro y pasar años enteros antes de que el estudio haya desarrollado en él la capacidad suficiente para que pueda comprender las enseñanzas que se dan en la universidad”.
“El hombre también está en la escuela, la escuela de la experiencia… Debe volver muchas veces antes de que pueda esperar dominar todo el conocimiento del mundo de los sentidos… Por eso la Naturaleza  decreta que el hombre debe volver a la Tierra, después de intervalos de reposo, para proseguir su trabajo donde los dejó, de igual manera que un niño sigue su estudio en la escuela cada día, después del intervalo de una noche de sueño”.
“No es argumento contra esta teoría el decir que el hombre no recuerda sus vidas anteriores. Todas las facultades que poseemos demuestran que las hemos adquirido en alguna parte. Y, además, si no hubiera vuelta a la Tierra ¿qué utilidad tendrá la Vida? ¿Por qué luchar por nada? ¿Por qué una vida de felicidad en un cielo eterno debería ser la recompensa de una buena vida? ¿Qué beneficio podría producir una buena vida en un cielo donde todo el mundo es ya feliz?. Seguramente en un lugar donde todo el mundo es feliz y está contento, no hay necesidad alguna de simpatía, de sacrificios ni de buenos consejos. Nadie los precisaría. En la Tierra hay muchos que los necesitan y esas cualidades humanitarias y altruistas son de la mayor utilidad para la humanidad que lucha. Por lo tanto, la Gran Ley que trabaja para el bien, hace que el hombre vuelva al mundo para beneficio de sí mismo y de los demás, con sus tesoros adquiridos, en vez de permitir que se estropeasen o desperdiciasen en el cielo, donde nadie los necesita”.
Y para terminar esta selección de autores, veamos lo que sobre la misma cuestión nos dice el espíritu André Luiz en la obra “Misioneros de la Luz”, psicografiada por el conocido médium brasileño Francisco Cándido Xavier: (6) “(…) Tenemos necesidad de la lucha que corrige, renueva, restaura y perfecciona. La reencarnación es el medio y la educación divina el fin…, por esto mismo, a la par de millones de semejantes nuestros que evolucionan, existen millones que se reeducan en determinados sectores del sentimiento, porque si poseen ya ciertos valores de la Vida, les faltan otros no menos importantes”.
En los párrafos anteriores hemos recogido algunos fragmentos de textos de autores procedentes de escuelas y orientaciones diversas, en un intento de dar respuesta a una cuestión previa clave a la hora de querer abordar el tema que nos hemos propuesto: ¿Por qué reencarnamos? Vemos que en los extractos recogidos hay dos ideas esenciales que se repiten, dos ideas que, ni mucho menos, son contradictorias sino que se complementan. De una parte están los argumentos y razones que evidencian el motivo o causa final dadora de sentido al fenómeno de las vidas sucesivas, y de otra los argumentos que se relacionan con las energías y fuerzas que vehiculan el cumplimiento de ese objetivo, impregnado del mayor amor, inteligencia y justicia.
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PREPARATIVOS PARA LA REENCARNACIÓN
Antes de entrar directamente a describir los pasos y detalles más importantes del proceso reencarnatorio, es necesario establecer algunas puntualizaciones básicas para comprenderlo, situándolo en el marco de referencias adecuado.
No hay una reencarnación que sea exactamente igual a otra; Cada reencarnación está condicionada por una serie de circunstancias o variables, distintos para cada ser espiritual. Así nos lo señala André Luiz en la obra ya mencionada (7)“Los procesos de reencarnación, tanto como los de la muerte difieren hasta el infinito, no existiendo, según creemos, dos absolutamente iguales”.
Y de “Evolución en dos Mundos”, obra de la misma autoría espiritual y recibida por el mismo médium, extraemos lo siguiente (8):
“Preguntarse, razonablemente, si existe una técnica invariable en el servicio reencarnatorio, sería lo mismo que preguntarse si la muerte es la Tierra es única en sus procesos para todas las criaturas”.
Vamos seguidamente a señalar y comentar esas condiciones variables que determinan diferencias más o menos susbtantivas en el proceso reencarnatorio de los espíritus:
a) El Nivel evolutivo del Espíritu reencarnante. Si bien cada ser espiritual se halla en un punto particular de la escala evolutiva, desde una perspectiva global podemos, según su desarrollo, clasificarlos en: 1) Espíritus Inferiores; 2) Espíritus Medios, y 3) Espíritus Superiores.
Por inferiores entenderemos a los espíritus que se encuentran en las primeras etapas de la senda humana, caracterizados por tener un comportamiento que responde, prácticamente, a pautas instintivas y una inteligencia primitiva.
Espíritus medios serían aquellos que habiendo experimentado un número indeterminado de veces el paso por la vida física, han despertado en su ser algunas cualidades de su potencial espiritual, permaneciendo otras dormidas aún; este nivel presenta un amplio abanico de situaciones evolutivas, en el que puede incluirse la inmensa mayoría de seres que componen nuestra actual humanidad.
Por último, los espíritus superiores serían aquellos que habiendo experimentado todas las vicisitudes de la vida física y dominado todas sus lecciones, no tienen necesidad de renacer nuevamente en el plano físico, estando desligados del ciclo de los renacimientos o de la “Rueda del Samsara”, como dicen en las creencias hinduístas. Las reencarnaciones de espíritus de este grado evolutivo obedecen únicamente a superiores motivaciones de ayuda a la humanidad.
166346776_9282c80f03_oEvolutivamente hablando conocimiento es poder, y el poder unido al amor proporciona libertad, o lo que es lo mismo, capacidad de elección. Esto, aplicado al fenómeno del renacimiento implica, en palabras de André Luiz, que:
 “(…) Al elevarse el alma en cultura y en conocimientos y, consecuentemente, en responsabilidad, el proceso reencarnatorio individual es más complejo, alejándose, como es lógico, de la expresión general”. (9)
Y además que:
“(…) Aunque entidades se hallen aún en débito, si han desarrollado valores de buena voluntad, perseverancia y sinceridad, esto les confiere el derecho a influir de cierta manera sobre los factores de su nacimiento, escapando, en cierto modo, del patrón general”. (10)
Alrededor de esta misma cuestión Pietro Ubaldi, en la obra de su autoría citada con anterioridad, expresa:
“Para la gran mayoría ignorante, todo esto – el proceso reencarnatorio – sucede por instinto, por obediencia mecánica a las leyes de la atracción-repulsión…, para los seres más evolucionados la elección es libre, consciente, ejecutada en función de realizaciones complejas, en función de la organización del Universo y del progreso de la humanidad, como actividad voluntaria para la ejecución de determinadas obras y de destinos especiales. Pero esto para nosotros constituye la excepción”. (11)
Y más adelante subraya:
“La capacidad de elección está en proporción al desarrollo de la conciencia, cualidad que el biotipo humano común está lejos de haber adquirido”. (12)
En suma: en la medida en que un Ser se convierte en Armonía Viviente, las Leyes que rigen esa Armonía se ponen a su servicio.
b) El Destino o “karma”. Nuestras buenas o malas cualidades son el resultado de nuestras propias acciones. Las andanzas del ser espiritual en sus incursiones por el escenario de la vida física, generan multitud de efectos cuya índole, armoniosa o destructiva, depende del ajuste de sus actos a las Leyes de la Vida. Estas Leyes inducen a que todo desequilibrio haya de ser necesariamente reajustado, y a que todo acto sintonizado con ellas se traduzca en armonía, fuerza, alegría y poder. Tal multiplicidad de fuerzas desencadenadas en el ejercicio del Libre Albedrío, determinan el sentido del la vida del Ser, con sus logros, deficiencias y necesidades, con sus débitos y sus méritos, conformando el mapa de su Destino a través de la Ley de Causalidad. Y este mapa-destino influye decisivamente en el proceso reencarnatorio del espíritu.
Así nos lo señala Max Heindel:
“(…) La Ley del renacimiento… no es una ley ciega, está sujeta a frecuentes modificaciones determinadas por los Señores del Destino”. (13)
Se dice muchas veces – siendo una verdad incontestable – que somos libres para sembrar, pero que una vez realizada la siembra, la cosecha es obligatoria. Los hechos de nuestra Vida son la siembra; nuestro Karma la cosecha.
c) El Tipo de Unión Sexual. No hace falta pensar mucho para darse cuenta de que el Sexo, la función sexual, ha sido posiblemente nuestra capacidad físico-psíquico-espiritual más incomprendida y desvirtuada, y en gran parte lo continúa siendo. Sin embargo, la naturaleza de la unión sexual, que posibilita la reencarnación, influye en el proceso reencarnatorio.
samsara“El sexo ha sido muy vilipendiado por la mayoría de los hombres reencarnados en la Tierra… Basta decir que la unión sexual, entre la mayoría de los hombres y mujeres terrestres, se aproxima demasiado a las manifestaciones de esa naturaleza entre los irracionales”.
Posteriormente, amplía lo dicho anteriormente y añade:
“No obstante, entre las criaturas que se encaminan hacia las cimas de la elevación, la unión sexual es muy diferente. Representa la permuta sublime de las energías espirituales…”. (15)
Hablando de la ubicación de la función sexual cuando está orientada hacia un sentido superior, nos sigue diciendo el instructor espiritual que informa a André Luiz:
“Es necesario transferir la concepción del sexo, absteniéndonos de situarlo solamente en determinados órganos del cuerpo provisional de las criaturas. Veamos el sexo como cualidad positiva o pasiva, emisora o receptora del alma… Toda manifestación del sexo evoluciona con el Ser”. (16)
Entonces podemos resumir diciendo que el sexo no es sólo físico, sino que es una cualidad o facultad espiritual que tiene manifestaciones en el plano material.
Acto seguido, el orientador espiritual, refiriéndose a esta cuestión, sentencia categóricamente:
“El espíritu que odia o que se coloca en posición negativa ante la Ley…, no puede crear vida superior en parte alguna”. (17).
Por último, sitúa a la función sexual en su trascendente destino cuando explica:
“Substituyamos las palabras ‘unión sexual’ por las de ‘unión de cualidades’ y observaremos que toda vida universal se basa en este divino fenómeno, cuya causa reside en el propio Dios…”. (18)
Forensic_DNAPAPEL DE LA HERENCIA GENÉTICA
Llegados a este punto resulta inevitable formularnos una pregunta: ¿Hasta dónde llega el papel representado por la herencia genética en el proceso reencarnatorio?  ¿Resultará tan absoluto como la ciencia materialista asume, o estará sujeto a modificaciones?
Esta misma pregunta se la hace el espíritu André Luiz, la cual le es respondida por su instructor de la siguiente manera:
“… Estamos ante un fenómeno físico natural. El organismo de los engendrados, en su expresión más densa, proviene del cuerpo de los padres, que les sustentan la vida y crean sus características con su propia sangre; pero en semejante imperativo de las leyes divinas para el servicio de la reproducción de las formas, no debemos ver la subversión de los principios de la libertad espiritual… Por eso mismo la criatura terrena hereda tendencias y no cualidades…”. (19)
“Si el espíritu reencarnado estima las tendencias inferiores, las desenvolverá al encontrarlas dentro del nuevo cuadro de la experiencia humana, perdiendo un tiempo precioso…, pero si el alma que regresa al mundo permanece dispuesta al servicio de autoelevación, se sobrepondrá a cualquier exigencia innoble del cuerpo o del ambiente, triunfando sobre las condiciones adversas… En sana conciencia, por tanto, nadie se puede crear de fuerzas destructoras o de circunstancias asfixiantes, refiriéndose al círculo en que renació. Habrá siempre, dentro de nosotros, la luz de la libertad íntima indicándonos la ascensión”. (20)
La misma entidad espiritual se expresa de este modo en “Evolución en dos Mundos”:
“Los espíritus categóricamente inferiores… entran en simbiosis fluídica con las organizaciones femeninas a que se apegan…, siendo ineludiblemente atraídos al vaso uterino, en circunstancias adecuadas para la reencarnación que les toca, en moldes enteramente dependientes de la hereditariedad…”. (21)
En “Expresiones de la Ley de Evolución”, Pietro Ubaldi, comentando la semejanza entre los millones de probabilidades de combinaciones genéticas que se presentan en el momento de la fecundación – en ese momento puede haber entre 200 y 500 millones de espermatozoides – con lo que ocurre en la esfera de la física subatómica – expresiones de una misma Ley quizás – señala:
“(…) Nos hallamos delante de un sistema de probabilidades, que nos recuerda el que dirige el mundo de la moderna física estadística y cuántica…”. (22)
2872982856_a51c61b33f_bDe lo que deduce:
“Esto significa, para cada tipo de individualidad espiritual, la posibilidad de hallar, a su disposición, un número enorme de combinaciones y de poder escoger cualquiera sea su género, la combinación semejante a él, con la cual puede establecer aquella sintonización por afinidad, que es necesaria para que el espíritu pueda formar su expresión corpórea en un tipo dado de estructura orgánica. Si la ley biológica es determinista en sus grandes líneas, es a pesar de ello tan vasta, que engloba, dejando al mismo tiempo libres, los movimientos de las unidades componentes”. (23)
A todo lo anterior añade:
“Es el principio de afinidad el que regula lo que las combinaciones de los genes no son suficientes para regular…, ellos representan apenas el vehículo de los caracteres ya preexistentes de la personalidad, que es la que elige aquellos determinados genes como su medio de expresión… Nuestra tesis (es que) la elección de los genes (es) hecha por el principio espiritual por afinidad y que ellos no son la causa, sino un vehículo apenas de los caracteres de la personalidad… Entonces – anota – la relación entre el yo y los genes sería análoga a la que existe entre el ‘yo’ y el ambiente, es decir, la combinación genética ayudaría al ‘yo’ a determinar los propios caracteres, pero no sería la determinante exclusiva de la personalidad del individuo”. (24)
Para terminar de ilustrar este punto, de “Concepto Rosacruz del Cosmos”, de Max Heindel, recogemos lo que sigue:
 “(…) La herencia, en primer término, sólo es positiva en cuanto al material del cuerpo denso, y no con respecto a las cualidades anímicas, que son individuales por completo…”. (25)
A esta herencia y a los materiales proporcionados por sus padres, que son con los que el espíritu que va a renacer cuenta, incorpora la “quintaesencia de sus cualidades físicas pasadas”. (26)
Si bien podemos incluir aquí muchas otras opiniones y argumentos, creemos que los ofrecidos son suficientemente claros para situar el papel de la herencia genética en el contexto que le corresponde, delineando sus dominios y límites.
Las ciencias biológica y psicológica describen y distinguen en el ser humano los denominados GENOTIPO, es decir, la totalidad de la dotación hereditaria del individuo, y FENOTIPO, o lo que es lo mismo, la suma de las características formales de un organismo determinadas por diferentes influencias medioambientales y otras no bien definidas todavía. A las cualidades fenotípicas reconocidas por la Ciencia materialista, podrían sumarse aquellas que la Ciencia trascendente señala como provenientes de la herencia espiritual, tal como señala el destacado investigador brasileño Hernani Guimaraes Andrade en su fundamental obra “Espíritu, Periespíritu y Alma”(27)
Todos los extractos incluidos en este apartado, se reafirman en dos ideas básicas:
1ª) Que la herencia genética impone su ley en el área de lo material, es decir, del cuerpo físico, pero no en la de lo anímico-espiritual, resultado del trabajo evolutivo del Ser en anteriores existencias.
2ª) Que en paralelo al aumento del grado de evolución del ser espiritual reencarnante, éste adquiere más capacidad para ejecutar modificaciones en el programa genético que le proporcionan sus progenitores.
Y estos dos principios se conjugan sin contradicción.
Resulta oportuno traer aquí un principio espiritual que puede muy bien ser expresado así:“Cuando se observe en la Naturaleza la aparente subversión de una Ley conocida, ello indica la manifestación de una Ley de ámbito superior.”
embrionPROCESO REENCARNATORIO
Una vez hemos hecho mención a las más importantes circunstancias que rodean y condicionan el proceso reencarnatorio de un espíritu, vamos a describir, en líneas generales, las fases y detalles más significativos de este proceso. Para ello seguiremos el caso de Segismundo, espíritu que va a reencarnar, cuyo relato completo viene descrito en la ya tantas veces citada obra de la autoría espiritual de André Luiz, “Misioneros de la Luz”. Este caso representa un MODELO GENERAL dentro del nivel evolutivo en el que la mayoría de la humanidad actual se encuentra. Tiene la particularidad de la existencia de “deudas” de vidas pasadas entre el espíritu reencarnante y su futuro padre.
Pero antes de desglosar las etapas que el proceso reencarnatorio ofrece, se ha de dejar anotado lo siguiente: no solamente el ser espiritual que ha comenzado a despertar sus cualidades adquiere capacidad para influir en su reencarnación, sino que si sus motivaciones son elevadas y su plan de vida lo precisa, entidades espirituales amigas e instructoras que se ocupan de esas tareas, ayudan en los diferentes pasos que les llevarán a manifestarse en el plano físico.
Veamos ahora cuáles son esas etapas:
1ª Fase.- Impulsado por fuerzas que nacen en su intimidad, el espíritu “siente” la necesidad de reencarnar. Comienza entonces una aproximación espiritual con los que deben ser sus futuros padres, al tiempo que va estableciéndose con ellos una ligazón fluídica-energética. En el caso que nos sirve de guía, tal circunstancia presentó problemas porque espontáneamente salieron a la luz los antiguos antagonismos con el futuro padre, antagonismos que hubieron de vencerse mediante la persuasión y la ayuda de entidades superiores.
2ª Fase.- Consecuente a este acercamiento, el cuerpo espiritual de la entidad reencarnante comienza a desprenderse de ciertos elementos propios del plano en que se encuentra y que le unen a él, de los que debe deshacerse para recobrar la plasticidad natural propia de ese cuerpo espiritual o periespíritu, en la terminología espiritista. Todos estos procesos, en este caso modelo, cuentan con la ayuda de asistentes espirituales expertos en esas labores. La eliminación de esos elementos conlleva una paulatina pérdida de lucidez del espíritu en el plano en que se encuentra, algo semejante a lo que ocurre con la desencarnación física, proceso con el que la reencarnación presenta numerosas analogías. No en balde, la muerte es al plano espiritual, lo que el nacimiento es al plano físico.
3ª Fase.- El espíritu reencarnante “mentaliza” intensamente la forma preinfantil y, secundado por la acción magnética de los asistentes espirituales, se opera la reducción de su cuerpo espiritual, el cual adquiere una conformación semejante a la  mentalizada.
4ª Fase.- Se produce la ligazón de la forma periespiritual reducida del reencarnante con el cuerpo espiritual de la futura madre, “como una flor se une a su tallo”, según palabras textuales de André Luiz.
5ª Fase.- Tras la unión sexual de los futuros padres, los mentores espirituales identifican al espermatozoide más adecuado, según su estructura cromosómica, para el plan evolutivo de la entidad que está reencarnando, magnetizándolo para que sea él, y no otro, el que finalmente se una al óvulo y opere la fecundación.
6ª Fase.- Se ajusta la forma periespiritual reducida del reencarnante a la célula-huevo formada tras la fecundación.
7ª Fase.- Bajo la influencia del cuerpo espiritual del reencarnante, que lleva en sí el Modelo Organizador Biológico o MOB (28), comienza el proceso de ontogénesis (29) que recapitula lafilogénesis (30), desarrollándose la gestación.
8ª Fase.- Nacimiento del Ser. Este momento tiene algunas notables particularidades, ya que en el caso de la especie humana se aparta de lo que sucede con otras especies animales, incluidas aquellas que la Ciencia considera más cercanas a nosotros como los primates. Si, por ejemplo, comparamos el grado de desarrollo del cerebro de los humanos en el momento del nacimiento, con otros animales, vemos que entre los hombres los recién nacidos sólo disponen del 23% de su futura masa encefálica; en los chimpancés la proporción es del 40%; entre los macacos es del 65%, y entre los terneros es prácticamente el 100%.
Si la comparación se realiza entre el tamaño corporal y la esperanza de vida, se hace evidente que los bebés humanos nacen demasiado pronto, y si se mantuviese la proporción, en vez de 9 meses o 9 meses y medio, el período de gestación entre los humanos debería ser de 18 a 21 meses. Todo esto quiere decir que, desde el punto de vista biológico, cuando un niño o niña nacen aún son, prácticamente, embriones. ¿A qué se debe esto? Al tamaño excesivamente grande del cerebro; por eso nacemos “demasiado pronto”, ya que más tarde no podríamos nacer.
9ª Fase.- Activación progresiva de las facultades latentes del ser, la cual se opera – según muchos estudiosos – en ciclos de 7 años, hasta alcanzar la plena madurez.
Todas las anteriores fases pueden agruparse en tres grandes períodos:
1º) El PREFETAL, cuya palabra clave sería Planificación;
2º) El FETAL, cuyas palabras claves serían Estructuración Biológica.
3º) El POSTFETAL, cuyas palabras claves serían Finalización del Desarrollo Biológico y Activación de Facultades.

Por: Oscar M. García Rodríguez