sábado, 23 de noviembre de 2013

RESUMEN DEL LIBRO "VOLVI"


Gabriel Delanne



Apóstol del Espiritismo científico: Gabriel Delanne, vida y obra.
“Nada de lo que es hecho a favor de la gran causa espírita puede estar perdido”    Gabriel Delanne
Gabriel Delanne es el espírita convicto que abrazó con tesón y alegría el ideal Espírita, siendo su contribución al Movimiento Espirita francés y mundial invaluable y sus aportaciones en el campo experimental de la ciencia espírita son valiosas e importantes. Dio continuidad al desarrollo de los principios espíritas, confirmando y demostrando la realidad de la supervivencia del alma, la reencarnación y las explicaciones científicas y racionales de numerosos fenómenos  mediumnicos que venían a confirmar y demostrar la existencia del alma, sus facultades y su interrelación entre los vivos y los mal llamados muertos.
El Espiritismo francés tuvo  tres  grandes apóstoles, a saber, Allan Kardec el codificador de la Doctrina Espírita, León Dennis, divulgador y continuador en el desarrollo filosófico del Espiritismo y Gabriel Delanne, gran divulgador que trabajó en la demostración científica de los principios espíritas, demostrando que los hechos paranormales no tenían nada de irracional y sin fundamentos, sino que la ciencia puede constatar y demostrar estos fenómenos que parecía desafiar las leyes conocidas, cuando se les estudia sin preconceptos y bajo las condiciones que exige la ciencia psíquica o espírita, pues no se somete a los mismos principios de investigación que la materia inerte.
Gabriel Delanne nace dentro de un hogar espírita, realizándose reuniones y sesiones en su propio hogar y luego en la segunda planta del negocio familiar, por lo cual él es testigo desde la adolescencia de numerosos  fenómenos paranormales, en personas de su entorno que no le permitía tener dudas de la autenticidad de los mismos.
¿Cómo empieza su historia?
Casi un mes antes de que Allan Kardec publicase “El libro de los Espíritus”, el 23 de marzo de 1857, nació en París el que sería uno de los más acérrimos defensores del Espiritismo científico, Gabriel Delanne.
¿Pero bajo qué contexto histórico le tocó actuar?
Después de la muerte de Allan Kardec, el espiritismo que el había codificado solo tuvo como defensores serios apenas raros discípulos, cuyos tímidos esfuerzos fueron entorpecidos, en muchas circunstancias, por una ciencia oficial apegada a las viejas formulas.
Más allá de eso, una multitud ignorante, presuntuosa, no les evitó las bromas que eran atizadas por los sofistas religiosos, siempre ocupados en hacer sombra en los cerebros humanos, a fin de mejor dominarlos.
En medio de ese caos, surgieron dos hombres que, muy simplemente, sin estruendo, sin vana publicidad, emprendieron dar al Espiritismo despreciado la base moral indispensable para su difusión.
Esos dos hombres fueron León Denis y Gabriel Delanne, este hijo de Alexandre Delanne, que fue un amigo de Allan Kardec y uno de sus fervorosos discípulos.
Del punto de vista científico, lo que genios literarios como Víctor Hugo y Victorien Sardou, espíritas kardecistas convictos, no pudieron crear, un antiguo alumno de la Escuela Central iba a conseguirlo y erguir el monumento duradero, capaz de proporcionar a los investigadores concienzudos todas las facilidades para proseguir en la búsqueda muchas veces ardua, siempre delicadas y obtener resultados realmente positivos con el método experimental tan caro a los científicos.
Es importante mencionar que al contrario de Allan Kardec y León Denis, Gabriel Delanne tuvo la gran dicha de nacer en el seno de una familia espírita y de esa manera recibir las enseñanzas y los consejos de esta doctrina desde muy pequeño.
Provenía de una familia humilde. Alexandre Delanne y Marie Alexandrine Diderot, sus padres, tenían una pequeña droguería a causa de la cual, Alexander tenía que viajar puesto que su papel era el de comercial.) Y fue en uno de esos viajes que él conoció el Espiritismo, al escuchar a unos hombres hablar acerca de Allan Kardec, de las obras que había escrito y de los fenómenos que estaban sucediendo en París.
Al principio, el tema le llamaba mucho la atención pero a la vez le causaba un cierto recelo. Al volver del viaje se lo contó a su mujer, que tenia algunos conocimientos espiritualistas y ésta le convenció para que adquiriese “El libro de los Espíritus” y “El libro de los Médiums”. Los leyeron y se quedaron tan interesados por todo aquello que decidieron ir inmediatamente a conocer a su autor.
Así lo hicieron. Se presentaron en casa de Allan Kardec; fueron recibidos muy amablemente por el matrimonio Rivail. Conversaron durante largas horas  sobre las obras, sobre las experiencias personales de Marie Alexandrine. Allan Kardec les invitó a una reunión en la Sociedad Espírita de París y allí descubrieron la facultad de Marie como médium psicógrafa mecánica, pasando a ser, desde ese momento, una de las médiums que ayudó a kardec en su investigación sobre el Espiritismo.
Pero no solo ella se convirtió en una gran trabajadora del Espiritismo, Alexander aprovechaba todos los viajes que tenía que hacer debido a su trabajo para divulgar la doctrina allá por donde iba y durante 40 años fue director del Centro Espírita en París, investigador y divulgador entusiasta de la Doctrina Espírita, que abrazó con ardor y espíritu de servicio.
Gabriel Delanne, Espíritu misionero que no dejaba de tener sus pruebas y expiaciones, siempre tuvo una salud delicada. Siendo muy pequeño tuvo un absceso en el ojo izquierdo, que con el paso de los años dio lugar a una infección progresiva hasta llegar a quedarse ciego. Igualmente, su capacidad motora se vio seriamente dañada, cuando a la edad de 33 años durante la boda de su hermano Ernesto, sufrió ataxia (perturbación, desorden), dificultando su manera de andar y desembocando, con el paso del tiempo, en una parálisis de los miembros inferiores, viéndose obligado a caminar, primero ayudado de unos bastones y más adelante en una silla de ruedas. Aunque, a pesar de los continuos dolores que padecía y de la dificultad para trasladarse de un sitio a otro, Delanne  jamás abandonó su trabajo como adepto de nuestra Doctrina.
Nuestro personaje fue creciendo en un hogar espírita, y desde la adolescencia fue involucrándose en las actividades espirituales que se realizaban en su propio hogar y luego en el segundo piso de la tienda que sus padres poseían. Ya trabajando en “Popp”, la empresa donde él laboró durante muchos años, el ya era espírita militante, haciendo proselitismo entre sus compañeros.
A la edad de 19 años, recién terminado su bachillerato en matemáticas, Gabriel ingresó en la escuela Central de las Artes y Manufacturas, pero debido a problemas económicos familiares, no pudo terminar sus estudios. Comenzó a trabajar, como ingeniero, en la Compañía de Aire Comprimido y de Electricidad Popp, donde estuvo laborando hasta 1892 (35  años)
Nunca se casó, pero tuvo una leal compañera en su vida de misionero, su prima Matilde Peley, que durante 30 años se encargó de él por su frágil salud y minusvalía, acompañándole en sus actividades en pro de la causa y empujando su silla de rueda, cuando fuera necesario.
Su primer acto público de importancia como militante espírita fue a los 23 años en 1880, en el acto conmemorativo de al desencarnación de Allan Kardec, resaltando en su discurso la importancia de estudiar y analizar la parte científica del Espiritismo, para que la Doctrina estuviese bien cimentada en hechos confirmados que corroboraran los postulados espíritas.
En 1882 los dirigentes de los grupos espíritas parisinos presidido por  Pierre Leymarie, el editor de Allan Kardec, y con Gabriel como secretario, unidos a los dirigentes de los grupos espíritas belgas, formaron la
Federación Espírita Franco-Belga, convertida un año después en la Federación Espírita Franco-Belga-Latina. El movimiento de Unificación de los grupos espiritualistas dispersos empiezan a unirse para fortalecer a los Movimientos Nacionales e Internacionales, en la unión está la fuerza para la propagación de nuestra libertadora Doctrina. Por esta razón Gabriel y Alexander Delanne formaron este mismo año la Unión Espírita Francesa, para una mejor organización y promoción del Espiritismo en ese país.
Gracias a una donación recibida providencialmente por la médium inglesa Elizabeth D`Esperance, y al apoyo de su padre, Gabriel fundó la revista espirita “Le Spiritisme”([1]), que por la calidad de la misma ayudó a convencer a un gran número de contemporáneos, convirtiéndose uno de estos lectores en una gran mecenas para la misión de Gabriel, cediéndole una villa y dándole una renta para que él pudiese dedicarse en cuerpo y alma a la divulgación de la Doctrina revelada por los Espíritus. Dicho mecenas fue Jean Meyer (decir quién era él)
En diciembre de 1884 fue nombrado vicepresidente de la “Unión Espírita Francesa”. A partir de este momento, Gabriel inicia una gran labor como conferenciante pasando por Francia, Holanda, Bélgica e Inglaterra.
En Abril de 1885 (a los 28 años), Gabriel publica “El Espiritismo delante de la ciencia”. En esta obra el autor demuestra que el Espiritismo, lejos de estar en contra de la ciencia, se afirma en ella, no existiendo incompatibilidad entre uno y otro. Expone casos comprobados experimentalmente de apariciones materializadas, telepatía, transportes, visión a distancia y premonición, entre otros, mostrando la adopción, por un gran número de científicos, la teoría espírita como la única explicación general de todos los fenómenos investigados.
Aconseja la investigación seria de la mediumnidad y amonesta enérgicamente a los que, por prejuicios o fanatismo, no admiten la adopción de medidas preventivas contra las mistificaciones en el campo experimental.
Es interesante hacer resaltar que fue en esa época,  en Septiembre de 1885,  cuando León Dennis publica “El por qué de la vida”, también su primera obra. Surgen en este momento los discípulos continuadores de la doctrina, siendo la contribución de ambos muy importante en la divulgación, a través de conferencias por toda la geografía de Francia y de otro países, así como también grandes fueron sus obras espíritas, siendo sus trabajos considerados dentro de las obras clásicas del Espiritismo, después de la Codificación y las obras complementarias de Kardec.
En 1892 desencarnó  su hermano Ernesto, espírita militante y gran amigo de León Denis y en el año siguiente muere su madre que era un gran apoyo para los Delanne, ambas muertes fueron un duro golpe emocional para Gabriel acostumbrado a vivir y trabajar en un ambiente de amor y armonía familiar, ya haciéndose más marcada la minusvalía de nuestro personaje, y todos eran entusiastas trabajadores del Espiritismo.
En 1892, renunció al trabajo de la compañía “Popp”, se convirtió en representante de una casa comercial y debía viajar continuamente, aprovechando esta circunstancia para su labor divulgativa doctrinaria.
Gabriel y su padre continuaron trabajando para la divulgación del Espiritismo. En 1896  apareció el primer número de la “Revista Científica Moral del Espiritismo”, fundada por Gabriel Delanne, donde recogía trabajos de numerosos  autores  y naturalmente, de él mismo. Desde este momento, a los 39 años de edad, dejó totalmente su actividad comercial y se dedicó completamente a la labor que abrazó como misión.
En la conmemoración anual de la desencarnación de Allan Kardec dicto en Lyon, la ciudad natal del maestro, su famosa conferencia titulada “La fuerza psíquica”, que sería publicada luego en un opúsculo.
Para  aquellos tiempos, Héctor Dulville fundaba en París la Universidad de Altos Estudios, compuesta por las facultades de Ciencias Magnéticas, de Ciencias Herméticas y de Ciencias Espíritas. Gabriel Delanne asumió la responsabilidad de la dirección de ésta ultima y los cursos se dictaron en la Federación Espírita, formándose numerosos estudiosos e investigadores de la causa espírita. En este periodo se publicaron varias de sus obras doctrinarias, que hasta hoy han contribuido al patrimonio cultural de la doctrina.
 “El Fenómeno espírita” apareció en 1896 y contiene los testimonios de intelectuales de diferentes países donde se ocupaban del tema, afirmando categóricamente la legitimidad de los fenómenos. Entre ellos se destacaban el físico ingles William Crookes, inventor, experimentador y descubridor del talium, quien al referirse a los fenómenos espíritas dijo” yo no digo que es posible, digo que existe”, y el escritor francés Víctor Hugo, que expresó: “Evitar el fenómeno espírita, negar la atención a que tiene derecho, es negar la verdad”.
Un año después publicó, “La evolución anímica” donde presentó un estudio general de la vida de los seres orgánicos, un análisis minucioso de la estructura del periespíritu y de sus propiedades funcionales al que definía como  “El estatuto de las leyes que rigen la evolución orgánica”, analizaba la memoria y las personalidades múltiples por la reencarnación, y hacía un trabajo de integración de la concepción evolucionista presentada por Darwin y la filosofía palingenésica sustentada por el Espiritismo. Su análisis superó todas las anteriores, por cuanto su concepto reencanacionista no era fatalista y se proponía encontrar respuestas a los problemas palingenésicos, descartando un carácter místico. Su visión del Espiritismo era fundamentalmente filosófica y científica de donde se extraen consecuencias morales; mientras se declaraba contrario a la posición dogmática y religiosa, a la que consideraba generadora de oscurantismo e inhibidora en la búsqueda de la explicación de los fenómenos naturales.
En 1898 los espíritas parisinos conmemoraron los 50 años del Espiritismo con dos conferencias públicas a cargo de León Denis y Gabriel Delanne. Simultáneamente, apareció su obra “Investigaciones sobre la mediumnidad”, como resultado de su larga experiencia en ese campo; y en junio de ese mismo año, gracias a su renombre como conocedor de la doctrina y como orador, Gabriel Delanne se acreditó como Delegado de la Sección Francesa, de la Federación Espírita de Londres y de la Unión Kardecista Italiana en un importante congreso Internacional celebrado en Londres, donde presentó un extenso y profundo trabajo sobre las “vidas sucesivas”. 
Poco después la Federación Espírita Universal se transformó en Sociedad Francesa de Estudios de los Fenómenos Psíquicos. Esta institución adquirió un gran renombre en Francia, y se admite que pocas instituciones después de la fundada por Allan Kardec (Sociedad Espírita de París), hicieron un esfuerzo tan grande para desarrollar y extender el conocimiento espírita. Desde allí, Delanne se dedicó a su apostolado y se declaró un decidido adepto del estudio racional y científico. Su extraordinaria memoria y su gran erudición, le permitieron formar experimentadores espíritas de primera categoría, examinar cuidadosamente los fenómenos producidos por los médiums, y presentar en todos los Congresos Internacionales que se celebraban para la época, el resultado de sus trabajos.
En 1899, como fruto de sus investigaciones presentó su libro “El alma es inmortal”, donde realizó un estudio minucioso del periespíritu, su demostración experimental y la comprobación de la inmortalidad del Espíritu.
El Congreso Espírita Internacional, reunido en 1900, bajo la presidencia ejecutiva de León Denis y con la presidencia Honoraria del respetado naturalista ingles Alfred Russel Wallace, se convirtió en hito para el Espiritismo. Gabriel Delanne formó parte de la comisión encargada de preparar los trabajos que se presentarían. Él mismo debería elaborar un relato sobre la reencarnación, pero luego de pronunciar el discurso de apertura, su mala salud le impidió asistir a la presentación de los trabajos, incluso el suyo propio.
Un año después desencarnó Alexandre Delanne a los 71 años de edad y con haber de cuatro décadas dedicadas a la difusión e investigación de la Doctrina Espírita. Esta separación le causó a Gabriel un gran dolor y durante el resto de su vida recordó con agradecimiento el apoyo moral y material brindado por su padre, para que él pudiera trabajar sin trabas en la misión que había abrazado.
Al poco tiempo adoptó a una niña abandonada, Suzanne Rabotin, de solo 7 meses de edad, a la que cuidó con la ayuda de su prima Mathilde Peley, siempre muy cercana a su familia y desde entonces, dedicada a la atención de ambos.
En 1905 presentó en Lieja, Bélgica su trabajo “La exteriorización del pensamiento” y viajó a Argel donde, en compañía de su gran amigo el profesor Charles Richet, asistió a experiencias donde intervenía el conocido médium de efectos físicos apellidado Miller.
Su salud empeoró notablemente en los siguientes 10 años, su marcha era muy difícil, caminaba arrastrando los pies con sacrificio y dolor, que lo obligaba a usar muletas. A pesar de eso no perdía su deseo de trabajar, su cordialidad con todos y su habitual jovialidad. Siguió trabajando en su experimentación mediumnica y en sus escritos, encontrando auxilio en sus espíritus guías, entre ellos Durand, también inspirador de León Denis en su obra espírita y a quien Gabriel acreditaba como colaborador en su labor sobre de la obra La Reencarnación.
Desde 1911 se dedicó a trabajar en dos volúmenes que serían su obra maestra: “Las apariciones materializadas de los vivos y los muertos” en dos volúmenes.
Los extensos trabajos de Delanne sobre reencarnación culminaron con dos obras aparecidas en 1924: la primera titulada “Documentos que sirven al estudio de la reencarnación”, con 50 casos demostrativos, y la segunda con el título de “La Reencarnación”, una obra de alto valor histórico, doctrinario y científico.
En 1925 desencarnó su prima Mathilde y toleró el gran dolor con la fuerza que siempre lo había caracterizado. Delanne tenía entonces  68  años  y su enfermedad no le impedía trabajar, pero lo hacía con mucho esfuerzo. A pesar de eso se desempeñó como secretario del Congreso Espírita Internacional celebrado en París en 1925, en el que León Denis fue presidente y que reunió a estos dos destacados espíritas con Jean Meyer y Arthur Conan Doyle. 
Comenzó entonces, la preparación de dos nuevas obras “Oigamos a los muertos” y “Sobre ideoplastia”, en colaboración con dos amigos espíritas. El 12 de febrero de 1926 su estado de salud se agravó, se quejaba de sofocación, pero conservaba su plena conciencia. Dos días después, algo recuperado, recibió a un joven que pedía su orientación con relación a algunos fenómenos que hacían suponer una enfermedad mental en una prima suya. Delanne le explicó durante dos horas la mediumnidad de escritura que manifestaba la joven y luego muy fatigado y con algunos dolores, se sentó a la mesa con su hija y sus amigos, para disfrutar de la comida, pero no pudo hacerlo y estaba cada vez más pálido. Arrastrándose se dirigió a la otra habitación y después de unos minutos, se oyó un golpe y un gemido, porque sus piernas no lo sostuvieron y cayó. Lo llevaron a su poltrona y dijo “creo que es el fin, es una advertencia”. Su amigo Bourgeois trató de animarlo y entonces él respondió: “Recuerde, querido amigo, que Delanne no le teme a la muerte”.
Continúo empeorando y la hija llamo al médico, quien se esforzó por reanimarlo, pero inútilmente porque tres horas después finalizaba su vida encarnada. Era el 15 de febrero de 1926 y tenía 69 años.
Si Allan Kardec fijó los trazos esenciales, su discípulo comprendió claramente que debía asegurar una difusión cada vez más amplia, con el auxilio de los trabajos rigurosamente científicos, de tal forma que la unión entre el mundo espiritual y el físico fuera cada vez más estrecha.
Gabriel Delanne eliminó del Espiritismo las fórmulas dogmáticas y rígidas, apoyándolo en realidades experimentales estrictamente científicas; examinó cuidadosamente los hechos espíritas en cada una de sus modalidades, los analizó y llegó a conclusiones racionales de acuerdo a su formación positivista. Sin embargo, sus obras fueron escritas en un lenguaje sencillo y comprensible para la mayoría, buscó el término exacto y evito la metáfora, por eso en lugar de ser áridas y frías, despiertan un interés cada vez mayor, por su estilo preciso y claro.    
 “El día que la ciencia se persuada de la verdad de nuestra Doctrina, se operará una verdadera revolución en los métodos por ella preconizados. Las investigaciones, que hoy tienen por único objeto conocer la materia, se extenderán hasta el Espíritu. Entonces se abrirá una nueva era para el mundo, y la humanidad, regenerada por una fe racional, avanzará a la conquista de todos los progresos que hoy ni siquiera entrevé. Antes de que esto se realice, pasará, sin duda alguna, bastante tiempo todavía; pero tenemos el deber de preparar el terreno a las generaciones futuras”
Gabriel Delanne. Gray, 10 de agosto de 1895
(Introducción del libro “La evolución anímica”)

Fernando Lora, 22/11/13




LA VIOLENCIA


La violencia en los tiempos actuales está a la orden del día, raro es el hombre que cuando es contrariado, no responde a través de la violencia.
Violencia es todo aquello que hiere el equilibrio, es todo aquello que atenta contra las Leyes Divinas. Es desamor.
Los tóxicos, vicios, disturbios de toda orden, son violencias practicadas contra la salud del cuerpo y del espíritu.
Hay varios tipos de violencia.
La más brutal es la llamada violencia física. Es la más animalesca de todas, reveladora de los bajos patrones vibratorios de quien la practica.
En ella están encuadrados los casos de asesinato, apaleamiento, tortura, estupro, secuestro, lesiones corporales, etc.
La tan hablada polución es también una violencia, es un atentado contra las condiciones de vida, de salud y casi siempre resultado de la ganancia de las criaturas que desconocen las responsabilidades a que serán llamadas en el futuro. Algunos, por materialismo, ni siquiera creen que exista un futuro más allá del mañana.
Las personas son agredidas por el tono abusivo, como el resultado del deseo desequilibrado de hacer propaganda de alguna cosa, sea por interés político e incluso religioso, o sea por la simple falta de educación, de comprensión de lo que es la convivencia social o por pura estupidez.
Las criaturas son agredidas por la polución, sea de chimeneas, donde la ganancia monetaria impide la colocación de filtros propios y existentes en el mercado, sea por los tubos de escape de los vehículos fabricados sin los cuidados necesarios (siempre el lucro en primer lugar), sea por la falta de regularización del motor que el propietario tampoco manda regular para no gastar dinero.
También son os agredidos por asaltos, robos, abusos de autoridad, etc.
Es agresión por todos los lados y de todas las formas; una verdadera locura.
Constantemente preguntan cuál es la razón de que hoy existan más viciosos que antiguamente, si es consecuencia de una regresión moral de la humanidad.
En primer lugar es necesario esclarecer que nadie va hacia atrás en la evolución. El vicioso de hoy, era vicioso en encarnaciones anteriores. Siempre existieron medios de intoxicación viciosos, el alcohol, por ejemplo, es conocido desde la más remota antigüedad. Hojas, simientes y otros medios que tal vez se hayan perdido en el tiempo, siempre sirvieron para buscar el entorpecimiento que es un medio de fuga de la realidad.
Quien fuma marihuana hoy, tal vez fumase opio en China en el pasado. Así sucesivamente.
La tendencia hacia el vicio surge en las primeras reencarnaciones y no ahora, después de haber alcanzado un estado más avanzado.
Lo mismo ocurre con las taras, la falta de honestidad, la maldad, la maledicencia, etc.
Nadie perfectamente equilibrado queda deteriorado instantáneamente, ninguna persona absolutamente honesta se transforma en ladrón, ninguna buena persona se convierte en malvada, así como ninguna que realmente posee fe puede perderla.
Nadie, repito, nadie puede retroceder en la evolución. El ciudadano del ejemplo pasó la vida sin la oportunidad de demostrar su deficiencia moral, y en la primera oportunidad surgida falló, u, otra hipótesis bien probable, pasó la vida luchando contra sus tendencias, procurando librarse de su deficiencia pero, por culpa de su flaqueza, no resistió más y acabo fracasando.
La principal razón de esta situación es el hecho de que nuestro planeta se encuentra en fase de transición, de mundo de pruebas y expiaciones, se encamina a la categoría de mundo de regeneración, donde esos problemas serán muy disminuidos y encaminados a la extinción por la predominancia del bien.
Para los espíritus que constituyen la población del planeta, esta modificación de categoría, importan en la necesidad de mejorar sus patrones vibratorios para los nuevos límites o no podrán continuar reencarnando en la Tierra, siendo encaminados para mundos inferiores.
Este cambio exige dos providencias de la espiritualidad mayor. La primera es asignar la reencarnación de espíritus encargados de mejorar el conocimiento humano, preparando las condiciones de vida mejores del futuro. Esta mejoría también alcanza el lado moral y religioso. Por otro lado, por Misericordia Divina, es dada una oportunidad más a aquellos que se encuentran en la lista de ser expulsados. Es dada la oportunidad de recuperación que, infelizmente, la gran mayoría no aprovecha y vuelve a practicar el crimen, el vicio, la inmoralidad.
Es justamente esa aglomeración de espíritus desequilibrados en el campo material que nos da la impresión de que la maldad aumentó en el planeta. Es tan solo el hecho de que ahora hacen maldades en el campo físico en la presencia de todos, antes hacían el mal en el campo espiritual, obsesando, provocando el mal, provocando el desequilibrio incluso más intensamente de lo que pueden hacerlo ahora, solo que no eran vistos tan fácilmente.
Pero hay otro tipo de violencia para la cual no siempre hay dirigidas las miradas.
La llamada violencia verbal, en la cual están incluidas la calumnia, la difamación y la injuria, esto todos lo saben. Pero no queda solo en esto.
La palabrota, que viene siendo usada desenfrenadamente, apareciendo incluso en las letras de canciones populares, en las entrevistas de televisión, en las radios, en los periódicos, en fin, por todos sitios, es también una violencia.
La palabra mal usada perjudica el ambiente, atrayendo espíritus impuros y maliciosos.
La pornografía contamina tanto o más que el alcohol, es una violencia contra los principios de la moral evangélica, contra la educación. Es una falta de respeto.
Pero, además de esos tipos de violencia que podemos clasificar como físicas y verbales, hay otro tipo, poco hablado y sin embargo muy practicado. Se trata de lo que podemos llamar como violencia mental, causa primera de todas las otras.
Cuando pensamos emitimos ondas, emanaciones mentales, que van a impregnar nos solo nuestro periespiritu, sino también el ambiente y a las otras personas.
En “Evolución en dos Mundos”, escrito por el espíritu André Luiz, aprendemos que somos Co- Creadores.
Nosotros creamos a través de nuestra fuerza mental.
Enseña André Luiz, que la inteligencia humana utiliza el fluido cósmico para la Co-Creación, que él llama de Co-Creación en plano menor.
Dice que el pensamiento puede crear ambientes y ejemplifica con el Umbral al que llama: “lugares tenebrosos para la purgación infernal, generados por las mentes desequilibradas o criminales en los círculos inferiores y abismales”.
Son los pensamientos de desamor quienes crean esos ambientes.
Necesitamos aprender a crear lugares calmados, tranquilos y felices, mentalizando pensamientos armónicos, equilibrados.
Caso contrario, no habrá como huir, seremos co-responsables del desequilibrio resultante.
Casi todas las criaturas creen que basta controlar las acciones y las palabras, dando baza, a través del pensamiento a todas sus tendencias negativas.
Verdaderamente, a todos nos gustaría tener más elevación de la que poseemos, es el viejo complejo de culpa afligiendo nuestra conciencia.
Entonces, procuramos esconder de los que nos rodean nuestras deficiencias y pensamos: no voy hacer esto porque alguien puede verme y va a quedar feo (pero nuestro parecer no era este, sino que era bonito), no voy a decir eso porque alguien pude oírme y quedaría feo, van a descubrir que yo no soy un espíritu adelantado, tal como intento parecer.
De esta forma controlamos nuestras acciones y nuestras palabras, para que no descubran que somos espíritus todavía en un estado precario de evolución.
Pero, ¿y el pensamiento? Ahora, el pensamiento, si yo no lo cuento nadie lo va a saber. Y ahí es que está el mayor engaño. A través del pensamiento, algunos hacen miserias, ofenden, violentan y cometen los actos más horribles creyendo que nunca nadie lo va a saber.
Jesús ya nos había alertado para el hecho de: “nada hay encubierto que no haya de revelarse, ni oculto que no se haya de saber”, Mateo 10:26. La explicación a esas palabras está en el poder mental de Co-Crear.
Nuestros pensamientos se transforman en imágenes, ambientes, lugares, etc. Son perfectamente visibles a los espíritus.
Aquel que lee en el periódico que un marginado fue muerto y piensa, con alivio, uno menos… está apoyando la violencia y contribuyendo para que ella prosiga e incluso aumente en el planeta.
Es también un gran acto de desamor.
Verdaderamente, no hay mucha diferencia entre quien hace, quien manda y quien se alegra con el hecho.
Son raras las personas que nunca vibraron a favor de la violencia. Estamos entrenados intensamente para ello desde pequeños. La vibración del niño que ve al bueno golpeando o incluso matando al bandido es un excelente entrenamiento para vibrar violencia.
¿Quién no vio nunca, sea en el cinema o en la televisión, al espectador participar de la matanza de la cuadrilla o vibrar con los puñetazos que revientan la cara del bandido? Es el entrenamiento para la práctica de la venganza, ¿Quién sabe si no es el estímulo para que, en un futuro, aquel niño que grita de entusiasmo y aplaude la escena participe de un grupo de exterminio?
De esta forma se crea en nuestro mundo el ambiente propicio para la proliferación de todos los actos insanos.
Por ello, empezamos afirmando que la violencia es el resultado del campo vibratorio del planeta.
Este, a su vez, es el resultado del pensamiento de la humanidad.
Para cambiar es necesario el esfuerzo de cada uno de nosotros. Controlar nuestros pensamientos, evitar desequilibrios, producir amor.
Es difícil para espíritus de nuestro nivel evolutivo, pero el estudio del Evangelio y la práctica de la oración ayudan mucho a conseguirlo.
Que cada uno haga su parte, sin esperar nada de los demás, ni usar a los otros como disculpa, sin quejarse.
El Espiritismo enseña que nada ocurre sin una razón. Hay una Justicia Divina.
Hace falta oración por parte de la humanidad.
Hablamos de la oración verdadera, hecha con amor en el corazón y no de la simple recitación de palabras decoradas, sin ningún sentimiento y, a veces, incluso sin vincularse en lo que se está diciendo, sin concentración, con el pensamiento lejos o los ojos abiertos prestando atención en otras cosas.
Sólo la oración con intenso amor, vibrando armoniosamente es capaz de combatir la violencia mental, fuerza creadora de todas las otras formas de violencia, de todo desequilibrio existente en el planeta.

SÓCRATES Y LA INMORTALIDAD DEL ALMA


SÓCRATES Y LA INMORTALIDAD DEL ALMA

En el año 399 antes de la era cristiana, el Tribunal de los Heliastas, compuesto por representantes de las diez tribus que componían la demócrata Atenas, se reunía con sus 501 miembros para cumplir una obligación bastante difícil. Representantes del pueblo, escogidos aleatoriamente, estaban allí para juzgar al filósofo SÓCRATES. El pensador era acusado de rechazar a los dioses del Estado, y de corromper a la juventud. Figura muy controvertida, Sócrates era admirado por unos, criticados por otros. Tenía la costumbre de andar por las calles con grupos de jóvenes, enseñándolos a pensar, a cuestionar sus propios conocimientos sobre las cosas y sobre sí mismo. Sócrates desenvolvió el arte del diálogo, la mayéutica, este momento del “parto” intelectual, de la búsqueda de la verdad en el interior del hombre. Su decir “Sólo sé que no sé nada” representa la sapiencia mayor de un ser, reconociendo su ignorancia, reconociendo que necesitaba aprender, buscar la verdad. Por eso fue sabio, y además de sabio, dio ejemplos de conducta moral inigualables. Vivió en la simplicidad y siempre reflexionó al respecto del mundo materialista, de los valores ilusorios de los seres, y de las creencias vigentes en su sociedad. Frente a sus acusadores fue capaz de dejarles lecciones importantísimas, como cuando afirmó:  “No tengo otra ocupación sino la de persuadiros a todos, tanto viejos como jóvenes, de que cuidéis menos de vuestros cuerpos y de vuestros bienes que de la perfección de vuestras almas El gran filósofo fue condenado a la muerte por cerca de 60 votos de diferencia. La gran mayoría quería que él intentase negociar su pena, asumiendo el crimen, e intentase librarse del castigo capital, con el pago de algunas monedas. Con seguridad, todos saldrían con las conciencias menos culpables. Todos, menos Sócrates que, de ninguna forma, se permitió ir contra sus principios de moralidad íntimos. Así, aceptó la pena impuesta. Preso cerca de 40 días, tuvo oportunidad de escapar, dado que sus amigos consiguieron una forma ilícita de darle la libertad. No la aceptó. No permitió ser deshonesto con la ley, por más que esta lo hubiese condenado injustamente. Una vez más ejemplificó la grandeza de su alma. Y fueron extremadamente tranquilos los últimos instantes de Sócrates en la Tierra. Una calma espantosa invadía su semblante, y causaba admiración en todos los que iban a visitarlo. Indagado al respecto de tal sentimiento, el pensador reveló lo que le animaba el espíritu:  “¡Todo hombre que llega adonde voy ahora, que enorme esperanza no tendrá de que poseerá allí lo que buscamos en esta vida con tanto trabajo! Este es el motivo de que este viaje que ordenan me trae tan dulce esperanza.” Sí, Sócrates tenía la seguridad íntima de la inmortalidad del alma, y dejó eso bien claro en varios momentos de sus diálogos. La perspicacia de sus pensamientos y reflexiones ya habían llegado a tal conclusión lógica. El gran filósofo partía, cierto de que continuaría su trabajo, de que proseguiría pensando, dialogando, y de que desvelaría un nuevo mundo, una nueva perspectiva de la vida, que es una sola, sin muerte, sin destrucción.El Codificador de la Doctrina Espirita, Allan Kardec, indagó a los inmortales:  “En el momento de la muerte, ¿cuál es el sentimiento que domina la mayoría de los hombres? ¿La duda, el miedo o la esperanza? A los que los Espíritus le respondieron:  “La duda para los incrédulos endurecidos; el miedo para los culpables; la esperanza para los hombres de bien.” Que podamos todos, a ejemplo de Sócrates, dejar este mundo con el corazón repleto de esperanza. ¡Dios nuestro! ¡Padre excelso! Fuente de toda sabiduría y de todo amor, Espíritu supremo cuyo nombre es luz, ¡te ofrecemos  nuestras alabanzas y nuestras aspiraciones! Que ellas suban hasta TI como el perfume de las flores, como los embriagadores  aromas de los bosques suben al cielo. Ayúdanos a avanzar en la vía sagrada del conocimiento hacia una más alta comprensión de tus leyes, a fin de que se desarrolle en nosotros  más simpatías, más amor para la gran familia humana. Nosotros sabemos que es por nuestro perfeccionamiento moral, por nuestros hechos, de la aplicación de la caridad y de la bondad a nuestro alrededor y en provecho de todos nos podremos acercar a Ti y mereceremos conocerte mejor, comunicarnos más íntimamente contigo en la gran armonía de los seres y de las cosas. Ayúdanos a despojarnos de la vida material, a comprender, a sentir lo que es la vida superior, la vida infinita. Disipa la oscuridad que nos envuelve; deposita en nuestras almas una chispa de fuego divino que reanima y abrasa a los Espíritus de las esferas celestes. ¡Que tu dulce luz y con ella los sentimientos de concordia y de paz, se derrame sobre todos los seres!

martes, 19 de noviembre de 2013

LOS INSTRUMENTOS DE LA PERFECCIÓN


En aquella noche, Simón Pedro traía a la conversación el espíritu enfadado por extremo disgusto.
Se había encolerizado con parientes insensatos y rudos.
Un viejo tío lo acusara de dilapidador de los bienes de la familia y un primo le amenazaba con abofetearlo en la vía pública.
Por eso, estaba con el semblante cargado y austero.
Cuando el Maestro leyó algunas frases de los Sagrados Escritos, el pescador se desahogó. Describió el conflicto con sus parientes y Jesús lo oyó en silencio.
Al término del largo informe afectivo, indagó el Señor:
—Y ¿qué hiciste, Simón, delante de las arremetidas de los familiares incomprensivos?
— ¡Sin duda, reaccioné cómo debía! — contestó el apóstol, vehemente. — Coloqué a cada uno en su lugar. Anuncié, sin rebozos, las malas cualidades de las que son portadores. Mi tío es un raro ejemplar de tacañería y mi primo es un mentiroso contumaz. Probé, delante de numerosa asistencia, que ambos son hipócritas, y no me arrepentí de lo que hice.
El Maestro reflexionó por largos minutos y habló, compasivo:
—Pedro, ¿qué hace un carpintero en la construcción de una casa?
— Naturalmente trabaja — respondió el interpelado, enfadadizo.
— ¿Con que? — indagó el Amigo Celeste, bien humorado.
— Usando herramientas.
Después de la respuesta breve de Simón, el Cristo continuó:
— Las personas con las cuales nacemos y vivimos en la Tierra son los primeros y más importantes instrumentos que recibimos del Padre, para la edificación del Reino del Cielo en nosotros mismos. Cuando fallamos en el aprovechamiento de ellos, que constituyen elementos de nuestra mejoría, es casi imposible triunfar con recursos ajenos, porque el Padre nos concede los problemas de la vida, de acuerdo con nuestra capacidad para solucionarlos. El ave es obligada a hacer el nido, pero no se le exige otro servicio. La oveja dará lana al pastor; sin embargo, nadie le exige la ropa lista. Al hombre le fueron concedidas otras tareas, como las del amor y de la humildad, en la acción inteligente y constante para el bien común, a fin de que la paz y la felicidad no sean mitos en la Tierra. Los parientes
próximos, en la mayoría de las veces, son el martillo o el serrucho que podemos utilizar en beneficio de la construcción del templo vivo y sublime, por intermedio del cual el Cielo se manifestará en nuestra alma. Mientras el ebanista usa sus herramientas por fuera, nos cabe aprovechar las nuestras por dentro. En todas las ocasiones, el ignorante representa para nosotros un campo de mérito espiritual; el malo es un desafío que nos pone la bondad a prueba; el ingrato es un medio de ejercitar el perdón; el enfermo es una lección a nuestra capacidad de ayudar. Aquél que se conduce bien, en nombre del Padre, junto a familiares endurecidos o indiferentes, se prepara con rapidez para la gloria del servicio a la Humanidad, porque, si la paciencia perfecciona la vida, el tiempo transforma todo.
Jesús se calló y, quizá porque Pedro tuviese aún los ojos indagadores, añadió serenamente:
— Si no ayudamos al necesitado que está cerca, ¿cómo ayudaremos a los afligidos que están lejos? Si no amamos el hermano que respira con nosotros los mismos aires, ¿cómo nos consagraremos al Padre que se encuentra en el Cielo?

Después de estas preguntas, se hizo en la modesta sala de Cafarnaúm expresivo silencio que nadie osó interrumpir.