sábado, 15 de septiembre de 2012

EL PERIESPIRITU Y LOS FLUIDOS


Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas, es decir que Dios es la causa de todo cuando existe. Todo este universo toda esta creación es fruto de Dios. Partiendo desde aquí y aclarado este punto, consideramos que nuestro universo material que conocemos todos los seres humanos por medio de nuestros sentidos y por medio de la ciencia, está sujeto al concepto de lo que nosotros percibimos por nuestros sentidos corporales.
 No quiere decir que tan solo exista en este universo este tipo de materia, ya que nuestros sentidos están limitados y no podemos ver otros estados de la materia que desconocemos. Albert Einstein ya dijo que lo que nosotros consideramos materia no es más que enormes cantidades de energías condensada, lo que nosotros percibimos como solido, liquido o gaseoso no son más que diferentes densidades de esa energía.
 La materia en si no existe, tan solo es un concepto del intelecto ya que lo que verdaderamente existe son concentraciones de energías a diferente niveles de densidad y vibración. Nuestros ojos solo pueden recibir frecuencias entre el rojo y el violeta, pero mas allá del violeta existen vibraciones que nuestros ojos no pueden captar, al igual que por debajo del rojo, también existen vibraciones que nuestros ojos tampoco pueden ver, el infrarrojo nuestros ojos no lo puede ver pero ello no significa que no exista por el mero hecho de no verlo.
Si hacemos la comparación con nuestro oído tenemos exactamente lo mismo, nuestro oído no puede percibir sonidos cuya frecuencia este por debajo de los 20 Herzios,  al igual que no podemos oír frecuencias que estén por encima de los 20000 Herzios, es decir no podemos escuchar los infrasonidos ni los ultrasonidos, pero eso no significa que no existan. Muchos animales tienen los sentidos más desarrollados y pueden escuchar todo estas frecuencias. Igualmente estamos rodeados de ondas electromagnéticas de radio, tv, o fenómenos como el magnetismo que tampoco somos capaces de ver.
Ahora centrándonos ya en la materia, mucho antes de que Einstein dijera sus teorías, Allan Kardec había preguntado a los espíritus sobre la naturaleza de la materia. A lo cual los espíritus respondieron que el origen de la materia estaba en un fluido cósmico universal también llamado materia cósmica primitiva y que a raves de las modificaciones o manipulación de ese fluido cósmico universal surgirían toda una variedad de sustancias químicas o elementos químicos que existen en la actualidad.
Ya Allan Kardec en el libro del génesis dijo:
Hay un fluido eterno que llena el espacio y penetra en todo los cuerpos. Este fluido es el éter o materia cósmica primitiva que es el generador de mundos y de todos los seres.
Esto quiere decir que este fluido cósmico universal llena todo el universo y este fluido se transforma por medio de una ingeniería superior en la materia tal cual la conocemos actualmente. Lo que nosotros llamamos materia no es más que fluido cósmico universal manipulado de forma inteligentemente. Y a su vez esta materia con el tiempo volverá a ser fluido otra vez de nuevo en un ciclo eterno. Entre  los fluidos cósmicos universales y la materia hay niveles de fluidos de menor densidad a mayor densidad, la naturaleza no da saltos, todo se produce de forma gradual y escalonada en orden perfecto.
 Estos fluidos más sutiles que se encuentran entre el fluido cósmico universal y lo que llamamos materia forman el mundo invisible de los espíritus. Aunque esos fluidos sutiles no seamos capaces de verlos porque están fuera del alcance del ser humano que todavía no tiene desarrollado esos sentidos por su nivel espiritual más bajo. Para los espíritus este es su mundo natural y cotidiano, para ellos esta es su realidad, tan real y física como puede ser la nuestra para nosotros y en esta realidad viven.
Los fluidos del mundo de los espíritus pueden ser manipulados igual que nosotros manipulamos los nuestros, nuestra llamada materia tiene unos límites que van desde los elementos más densos como el plomo, uranio o a los menos densos como el gas o el plasma. En el mundo espiritual existen los mismos fluidos más densos y fluidos menos densos. Igual que nosotros podemos manipular nuestra materia que es un tipo de fluido para construir casas, coches, maquinaria, tecnología de todo tipo, ellos también pueden hacer lo mismo, manipulando los fluidos de su mundo.
 Al igual que aquí hacen faltas ingenieros y técnicos especialistas para crear todas estas cosas, allí también se necesitan conocimientos e ingenieros capaces de manipular todo esto, a un nivel muy superior al nuestro aquí en la tierra. Si en lo que aquí llamamos materia existen protones, neutrones, electrones y demás partículas subatómicas allá en el mundo espiritual también existen con otro tipo de vibración más sutil. Aquí ponemos un ejemplo aclaratorio de todo esto:
Si un hombre fuese hecho de humo, no tendría necesidad de sentarse en una silla de madera; mientras tanto, bajo la ley común de la reacción entre sustancias iguales, se sentaría con más facilidad en otra silla que fuera construida de humo. Por esa causa, si el suelo, las cosas, los seres y todo lo que constituye nuestro mundo, son hechos de la misma sustancia, su vida de relación, también transcurre, lógicamente, como la vida de la Tierra. Es conveniente que sepáis, que la vida astral es mucho más intensa y dinámica que la vida en la Tierra, porque nosotros actuamos en la materia quintaesenciada, que además de ser más rica en reproducción vibratoria emotiva, nos ofrece un elevado padrón de belleza, dotado de pintoresca y encantadora luminosidad interior.

 Es preciso que imaginéis al espíritu desencarnado como si se moviera en un ambiente material sutil, del mismo modo, que veis al hombre carnal moviéndose dentro del pesado ambiente del mundo terreno. El hombre, por ser portador de un cuerpo material, toca, palpa, o manosea perfectamente su vestido, su zapato o su alimento, que son hechos de sustancias materiales.
 Del mismo modo, pero bajo otra modalidad vibratoria, el espíritu desencarnado, con su cuerpo hecho de sustancia magnética, puede sentarse en una silla etérica, vestir ropa etérica  o ingerir frutas etéricas. Por eso cuando soñamos o estamos en el desprendimiento no sabes muchas veces distinguir si estamos en el cuerpo físico o estamos en el plano astral, ya que las sensaciones son las mismas que en el cuerpo físico, a excepto ciertos detalles que que hay que ver de forma consciente, donde se vería la diferencia entre el plano físico o el astral, como por ejemplo la posibilidad de flotar o viajar rápidamente o atravesar la materia.
Este fluido cósmico universal transformado o manipulado da lugar al fluido vital, este fluido vital se une a la materia y le da la vida. Todos los seres humanos nacen con una cantidad de este fluido vital suficiente para la vida, aunque todo depende también de la cantidad que traigamos al nacer, o la administración que nosotros mismos haga de esos fluidos mirando por ellos y no derrochándolos. Cuanto mayor fluido vital tengamos más vitalidad tendremos, cuando el fluido vital se agota la vida también se va agotando dando paso a la enfermedad.
 Este fluido vital se puede reponer por medio de la absorción o asimilación de las sustancias que lo contienen. Debemos decir que este fluido siempre fluye del nivel más alto al nivel más bajo, y que puede ser transmitido por los seres humanos. El ser humano que tiene más fluidos puede dar al que tiene menos fluidos, muchas veces de forma inconsciente o por proximidad estos fluidos son transmitidos, por personas jóvenes o niños a personas ancianas nada mas por la proximidad entre los peri espíritus  que más adelante explicamos. También se puede transmitir estos fluidos de forma voluntaria y consciente para dar fluidos a personas que necesitan de ello, es como si estuviésemos cargando una batería. Las personas sanas pueden dar  fluidos a las personas enfermas.
Todo esto se empezó a estudiar en el siglo XVlll con Antón Mesmer al que se le llamo magnetismo animal o memerico. El pase espirita tiene dos objetivos que es actuar sobre el campo espiritual y el material. El pase de fluidos busca el reequilibrio orgánico, psíquico ,periespiritual y espiritual del necesitado.
Los seres humanos tienen un cuerpo fluidico a su alrededor, un envoltorio que es una condensación del fluido cósmico universal que se llama periespiritu, el mismo cuerpo físico es una condensación de ese fluido aun mayor, de mas densidad, que le da ese aspecto tangible y físico. Ambos son materia aunque de diferente sutilidad. Este fluido toma la forma del mundo en que se habita, de ahí que sea diferente en cada mundo. Al pasar de un mundo a otro el espíritu cambia su envoltura. El periespiritu es el intermediario entre el espíritu y el cuerpo, pasando información desde el cuerpo físico a través del periespiritu al espíritu o al contrario pasando información desde el espíritu a través de periespiritu al cuerpo físico. Como los mundos varían con su grado de evolución el periespiritu necesita adaptarse a ese grado de densidad del fluido. La condición moral influye en el periespiritu, a mayor evolución espiritual menor es la densidad del periespiritu y a mayor inferioridad mayor densidad del peri espíritu.
 En los mundos inferiores el periespiritu es muy denso y pesado por eso al desencarnar vamos acorde a lo grosero que sea nuestro periespiritu. Es como un globo lleno de Helio que flota hacia arriba, pero si lo llenamos de gases más pesados se irá para abajo.
Debido a la densidad de la materia los espíritus no pueden acceder a ella, tienen que hacerlo a través del periespiritu, es por medio del periespiritu que los espíritus actúan sobre la materia produciendo los fenómenos mediumnicos, por medio de la voluntad del espíritu, donde pueden producir golpes, ruidos o movimientos de objetos.
Muchas veces los espíritus se hacen visibles gracias a las modificaciones de los fluidos del periespiritu.
Lo que vemos no es al espíritu en sí, si no lo que vemos es su periespiritu.
Unas de las propiedades del periespiritu  es que puede recorrer enormes distancias con el pensamiento y la voluntad, al igual que pueden penetrar cualquier materia solida, en los sueños y en la desencarnacion nos movemos con el periespíritu.
 Este periespíritu está formado por una serie de capas exteriores que rodean al periespiritu según el grado de desarrollo del espíritu. El periespiritu es flexible y se puede adaptar a cualquier forma según la voluntad del espíritu y su grado de evolución. En el periespiritu podemos encontrar 7 centros vitales de energía llamados chakras, que serian el coronario situado en la cabeza, el frontal situado en la frente, el laríngeo situado en la garganta, el cardiaco, el umbilical, el esplénico y el genésico.Estos centros imprimen energía a las células del cuerpo que son verdaderos laboratorio a las ordenes del espíritu haciendo que todas las funciones del cuerpo funcionen adecuadamente.
En las transfusiones fluidicas siempre se realizan de periespiritu a periespiritu. Muy parecidas a las transfusiones de sangre, cuanto más sutilizados sea nuestro periespiritu de mejor calidad serán nuestros fluidos que podremos donar, porque si nuestro periespiritu es muy grosero muy denso, está claro que en vez de donar fluidos limpios estaremos contaminado el periespiritu de la otra persona, igual que si lo hiciéramos con una transfusión de sangre contaminada.
El periespiritu o cuerpo fluidico es uno de los productos más importantes del fluido cósmico, ya que nos sirve y servirá como cuerpo para después de la muerte física. Cuanto más elevado sea nuestro periespiritu, cuanto más sutil sea, mejor podremos  entrar en contacto con espíritus elevados.

Las Colonias Espirituales



Allan Kardec, al codificar en su tiempo la filosofía Espiritista, sabia, y así lo afirmó, que no estaba diciendo la última palabra ni fijando conceptos definitivos. Como toda enseñanza debe ser gradual, en su tiempo dio a conocer cuanto entonces era conveniente y prudente ofrecer a las masas, ansiosas de un conocimiento racional y satisfactorio sobre la razón de ser de la vida humana.

Los seres del espacio, a través de distintas mediúmnidades, han venido descorriendo más y más el velo que nos oculta la vida en el Más Allá, mediante  una serie notabilísima  de obras mediumnicas, que han descorrido la cortina, permitiendo ir conociendo  como se desarrolla la vida de las almas en las esferas espirituales que circundan el planeta Tierra.

En la obra “Espiritismo” escrita por Sir Arturo Conan Doyle, cuya fama  mundial hace innecesaria aquí su presentación, el se refiere a la notable mediúmnidad del gran sabio sueco Manuel Swedenborg, que dice lo siguiente:

“Allí encontró que el otro mundo consistía en un número de esferas diferentes con variados grados de luminosidad y felicidad, a cada una de las cuales vamos después de la muerte, según las condiciones espirituales que tenemos en vida. Allí somos juzgados de manera automática por una especie de ley espiritual que determina el resultado último por el resultado total de nuestra vida, de suerte que la absolución  o el arrepentimiento en el lecho de muerte  son de poco provecho. Encontró en aquellas esferas que las escenas y las condiciones de este mundo están reproducidas  con fidelidad, así como el armazón general de la sociedad.  Halló casas en las cuales vivían familias, templos en los cuales se adoraba, salones en los que la gente se reunía para fines sociales, palacios en los cuales habitaban soberanos.”

No hubo detalle insignificante para su observación en las esferas  espirituales. Habla de la arquitectura, del trabajo de los artesanos, de las flores y los frutos, de los bordados, de  la literatura, de la ciencia, de las escuelas, de los museos, de los colegios, de las librerías y de los deportes”. Fueron muchas  las informaciones que Dios mandó al mundo a través de Swedenborg y también referida por espiritistas iluminados, como Davis que en su visión  vio una disposición del Universo que corresponde  muy aproximadamente a la de Swedenborg   y a lo que más tarde dijeron los espíritus  y fue aceptado por los espiritistas. Vio una vida que se parecía a la de la Tierra, una vida que puede llamarse semi-material, con placeres y objetivos adaptados a nuestras naturalezas, que la muerte no modifica en modo alguno. Vio estudio para los estudiosos, labor genial para los enérgicos, arte para los artistas, belleza para los amantes de la Naturaleza, reposo para los cansados. Vio fases graduales en la vida espiritual, a través de las cuales se asciende a lo sublime y a lo celestial.

En el libro Historia del Espiritismo, Sir Arthur Conan Doyle  hace referencia al mensaje del espíritu Lester  Coltman, y dice: Estimo perfectamente explicable el interés de los seres de la tierra en averiguar  la forma en que están constituidos los hogares y los establecimientos en que se llevan a cabo los trabajos en el plano espiritual, pero no es cosa fácil hacer una descripción de ellos en términos terrenales, el visitaba un laboratorio, donde encontraba facilidades tan completas como extraordinarias  para llevar a cabo los experimentos. El decía que tenia casa propia, verdaderamente deliciosa, con una biblioteca donde había toda clase de libros de consulta; históricos, científicos,  de medicina y de todos los géneros de literatura. El decía que para el, en el plano espiritual esos libros eran tan interesante como lo son para los hombres en la tierra. Que tenía una sala de música con todos los instrumentos. Cuadros de rara belleza y muebles de exquisito gusto. Que desde sus ventanas admiraba un paisaje extraordinario  bello que se extendía en suaves ondulaciones  y que cerca de su casa existe otra comunal donde vivían en feliz armonía varios espíritus de los que trabajan en el laboratorio.

Es la tierra perfeccionada. Allí existe lo que se podría llamar la cuarta dimensión, pero no se puede describir claramente. Para que nos podamos hacer una idea más exacta del reino de las almas  es como un campo infinito poblado de estancias y moradas, en cada una de las cuales viven las inteligencias desencarnadas  realizando las obras  a que les lleva la vehemencia de sus afectos, sus convicciones y sus anhelos.

Los umbrales del Más allá albergan un recóndito secreto.

Solos a los iluminados y  a los videntes les es dado hallar la clave que ayude a proyectar una luz en medio de tan tremenda ignorancia. Francisco Cándido Xavier es uno de ellos. Su palabra implica un mensaje proyectado, a través de los años, con lucidez que no decae y que estimula a recorrer, con la imaginación, ese sendero que, al fin, no es más que Liberación.

Mientras nos hallamos en el cuerpo material, no hacemos una idea exacta de lo que es, en realidad, la vida más allá de la muerte.

El cielo está en todas partes; por todas partes se encuentra lo inconmensurable, lo insondable y lo infinito; en todas partes hay un hormigueo de soles  y de esferas, en medio de las cuales la Tierra es una unidad mezquina.

En el seno de los espacios, no hay más que moradas circunscritas a las almas. Siendo libres y puras, estas recorren la inmensidad  y van a donde las llevan sus afinidades y sus simpatías. Los Espíritus inferiores, cargados  por la densidad de sus fluidos, permanecen como aferrados al mundo donde han vivido, circulando por la atmósfera o mezclándose con los humanos.

Los goces y las percepciones del espíritu no resultan del ambiente que ocupa, sino de su estado personal y de los progresos realizados. Cada uno lleva en si su gloria o su miseria.

La condición de los Espíritus en la vida de ultratumba, su elevación, su felicidad, todo  depende de su facultad de sentir y de percibir, que es proporcional a su grado de adelanto. Los Espíritus de orden inferior, son como ciegos en medio de la Naturaleza llena de sol, como sordos en un concierto, permanecen  indiferentes  e insensibles ante las maravillas del infinito.

Estos Espíritus, envueltos en fluidos espesos, soportan las leyes de la gravitación  y son atraídos por la materia. Bajo la influencia  de sus apetitos groseros, las moléculas de sus cuerpos fluiditos se cierran  a las percepciones exteriores  y les hacen esclavos  de las mismas fuerzas  que gobiernan a la humanidad. Las almas se agrupan y se escalonan en el espacio según el grado de pureza de su envoltura; la  categoría del Espíritu está en relación directa con su constitución fluidita, la cual es su propia obra,  el resultado de su pasado y de todos sus trabajos. Ella es la que determina su situación: en ella es donde  encuentra  su recompensa o su castigo. Mientras que un alma purificada  recorre la vasta  y radiante extensión, y mora a su voluntad en los mundos y apenas ve limites de en su impulso, el Espíritu impuro no puede alejarse de los mundos materiales.

Entre estos estados extremos, hay numerosos grados intermediarios  que permiten a los espíritus agruparse  y constituir verdaderas sociedades  celestiales. La comunidad de ideas y de sentimientos, la identidad de sus gustos, de opiniones y de aspiraciones atraen y unen  a esas almas que forman grandes familias.



La vida del Espíritu avanzado es esencialmente activa, aunque sin fatigas. Las distancias no existen para el. Se transporta con la rapidez del pensamiento. Su envoltura, es semejante a un vapor ligero, que ha adquirido la sutilidad  que es invisible para los Espíritus inferiores. Ve, oye, percibe, no ya con los órganos  materiales, que se interponen  entre la Naturaleza y nosotros e interceptan  el paso a la mayor  parte de las sensaciones, sino directamente, sin intermediarios, con la total integridad de su Ser. El Espíritu elevado nada, de cualquier modo, en el seno de un océano  de sensaciones deliciosas. Cuadros cambiantes  se desarrollan ante su vista, armonías suaves lo arrullan y le encantan. Y aunque sus impresiones  son exquisitas, puede sustraerse a ellas  y recogerse a voluntad, envolviéndose en su velo fluidito y aislándose en el seno de los espacios.

El Espíritu avanzado queda libre de todas las necesidades del cuerpo. La alimentación y el sueño no tienen para él ninguna razón de ser. Al abandonar la tierra, deja para siempre,  los vanos cuidados, las alarmas,  todas las quimeras que emponzoñan la existencia terrenal. Los Espíritus inferiores llevan consigo, más allá de la tumba, sus costumbres, sus necesidades, sus preocupaciones materiales. No pudiendo elevarse por encima de la atmósfera terrestre, vuelven a participar  de la vida de los humanos, a intervenir en sus luchas, en sus trabajos y en sus placeres. Sus pasiones  y sus apetitos, siempre vivos,  les abruman, sobreexcitados por el continuo contacto con la humanidad y la imposibilidad  de satisfacerlos supone para ellos una causa de tortura.

Los espíritus no necesitan de la palabra para comprenderse. Su pensamiento se refleja  en el Espíritu como una imagen en el espejo, cambian sus ideas sin esfuerzo y con una rapidez vertiginosa. El espíritu elevado puede leer en el cerebro del hombre y discernir  sus más secretos designios. Nada le queda oculto. Escruta todos los misterios  de la Naturaleza, y puede explorar a voluntad las entrañas del planeta y el fondo de los océanos, así como considerar en ellos los restos  de las civilizaciones  desaparecidas. Atraviesa los cuerpos más densos  y ve abrirse ante si dominios impenetrables para el pensamiento de los hombres.

Entre el acto de perder el cuerpo físico y la iniciación de la reencarnación tenemos el tiempo, y el contenido de ese tiempo reside en nosotros mismos. La muerte nos reconduce  a la intimidad del hogar interior.  

Muchos de los liberados  de la envoltura física, conservan tan fuerte afinidad con los intereses terrenales, que la vista no se les modifica de pronto, y prosiguen viviendo en la Tierra con las mismas expresiones con que la dejaron.

Muchas personas se despiden  del mundo carnal sin obstáculos y sin desagradables incidentes, otras duermen larguisimos sueños y otras no perciben nada por su inconsciencia infantil en que yacen sus impresiones.

Los recién libertos comúnmente necesitan del socorro espiritual de los seres queridos, para desembarazarse sin demora de las ligaduras que aun les unen al cuerpo físico. Con el auxilio de los que quedan, a través de la oración, y del pensamiento fraterno, los que parten siguen libremente al encuentro del porvenir.

Si resulta fácil dejar el vehiculo físico, es muy difícil abandonar la vieja morada del mundo. Los hilos morales son mucho más fuertes que las ligaduras de la carne.

Si el hombre complicó el destino, asumiendo graves compromisos con sus semejantes, a través de acciones criminales, se debatirá, llorara, y reclamará en vano, porque las leyes que mantienen en conexión los astros del Cielo y las células de la Tierra, determinan su encarcelamiento en sus propias creaciones interiores.

Si el bien salva e ilumina, el mal pierde y oscurece. No es nada fácil abandonar solo, sin mayor experiencia en la espiritualidad superior,  el domicilio de los hombres. Innumerables entidades inferiores  cercan a los desencarnados, intentando  encadenarlos a las sensaciones del plano físico. Los pensamientos desordenados de millones de personas encarnadas y desencarnadas del ambiente humano, crean verdaderos campos  de imantación a los cuales no se sustrae fácilmente el alma.

En todas partes, en torno al hombre, existen mundo reales registrando vida  abundante e intensa; y si el lo ignora  es porque se complace en la ceguera. No investigó jamás las profundidades oceánicas, ni podrá intentarlo todavía. No obstante debajo  de las verdes aguas agitadas, no existe un mundo completamente organizado, pero si un universo que asombraría por su grandiosidad y por su ideal perfección. En el propio aire que respira, en el suelo que pisa, el hombre encontraría  núcleos de vida organizada, obedeciendo al impulso  inteligente y sabio  de las leyes magnánimas  fundamentadas en el pensamiento Divino, que impulsa al progreso, en la conquista de lo más perfecto. Le bastaría al hombre preverse de los aparatos necesarios, para averiguar la veracidad de esas colectividades desconocidas que, por ser invisibles  unas y apenas sospechadas otras, no por eso dejan de ser concretas, armoniosas y verdaderas.

Después de la muerte, antes que el espíritu pueda orientarse, gravitando hacia el  verdadero “hogar espiritual” que le corresponde, siempre será necesario que permanezca en una “antecámara” en una región cuya densidad  y configuraciones aflictivas,  en lo local, corresponderán a los estados vibratorios y mentales del recién desencarnado. Se detendrá ahí, hasta que sea naturalmente “des animalizado”, es decir, hasta que se deshaga de los fluidos y de las fuerzas vitales de que se halla impregnados todos los cuerpos materiales. Se comprende que  la estancia en ese umbral del Más Allá, será temporal, aunque generalmente penosa. Según haya sido el carácter, las acciones practicadas, el genero de vida y el genero de muerte que haya tenido la entidad desencarnada, tal será el tiempo y las penalidades  que le esperan en el local descrito. Existen algunos que apenas se demoran algunas horas, otros  se quedaran por meses o años consecutivos, regresando a la reencarnación sin alcanzar la Espiritualidad. Los suicidas por ejemplo  se quedan allí el tiempo que restaron a la vida.

El umbral está situado entre la Tierra y el Cielo, es una región dolorosa de sombras, erguida y cultivada por la mente humana, en general rebelde y ociosa, desvariada y enfermiza. El inmenso Umbral, está a la salida del campo terrestre, vive repleto de hombres y mujeres que atravesaron la gran frontera, en plena conexión  con la experiencia carnal.

No debemos creer que los servicios de rescate y de expiación,  que la esfera carnal sea la única capaz de ofrecer la bendita oportunidad  de sufrimiento áspero redentor.

En regiones sombrías, fuera de ella, las cuales no podemos ignorar, hay oportunidades de tratamiento expiatorio para los deudores más infelices, que voluntariamente contrajeron peligrosos debitos para con la Ley.

El umbral es una localidad del llamado “astral inferior” donde se establecen los espíritus de baja vibración espiritual, que precisan pagar  por infracciones cometidas contra las leyes de Dios. En general… suicidas, homicidas, almas desajustadas y cometedoras de grandes delitos.

En esa región el espíritu, sufre incesantemente con la visión de su suicidio o de su crimen. Algunas veces, por años, sin parar de revivir la situación de su suicidio o de su crimen, siente la carne dilacerada por el proyectil, ve la condición desesperada de sus hijos que por ventura tenga, y constantemente es acusado de asesino, en una guerra psicológica  fuera de nuestra comprensión.

Sintiendo a veces mucha hambre y sed insoportables, a veces por años seguidos. Siente frió y calor inenarrables. Y muy frecuentemente sienten su propio cuerpo siendo consumido por los gusanos, lo ve deteriorándose y siente todas las sensaciones provenientes de este estado de putrefacción. EL umbral está repleto de desesperados, son criaturas que se rebelan y se demoran en mezquinas edificaciones.  Es zona de verdugos u de victimas, de explotadores y explotados.

 El umbral es un lugar de extremo dolor, De llorar y crujir de dientes, y muchos espíritus  ignorantes pasan allí largos años, ignorando la condición algunos de desencarnados.

Casi todas estas almas, situadas en cavernas, absorben las energías  de los encarnados y les vampirizan la vida, como si fuesen  lampreas insaciables en el océano del oxigeno terrestre. Suspiran por el retorno al cuerpo físico, ya que no perfeccionaron la mente para la ascensión, y persiguen las emociones del campo carnal con el desvarió de los sedientos en un desierto

La estancia allí, es temporal,  hasta que le sea permitida una nueva encarnación para que pueda, bajo el yugo de la materia, rescatar mejor sus deudas para con Dios  o expiar para que pueda continuar caminando para adelante en su evolución.
Después de cada desencarnación, la gran mayoría regresa habitualmente a las zonas purgatoriales de las que procede…

Es por el pensamiento que los hombres  encuentran en el Umbral los compañeros afines a las tendencias que cada uno atrae. Toda alma es un imán poderoso. Los misioneros del Umbral encuentran fluidos pesadísimos emitidos sin cesar por millares de mentes desequilibradas, en la práctica del mal, o terriblemente flageladas en los sufrimientos rectificadores.