domingo, 15 de noviembre de 2015

APRENDIENDO A SALIR DEL CUERPO



        —Tus explicaciones me dejan intrigado pero siempre abren una puerta a la esperanza.

        —Forma parte de tu educación el reflexionar sobre todo lo expuesto, mas ahora que hemos superado la medianoche ha llegado el momento justo de cruzar fronteras y enfrentarte a nuevas experiencias.

        —¿Qué quieres decir, Salomón? —dijo con extrañeza nuestro amigo.

        —Como siempre, no debes preocuparte en absoluto, ya que no haría nada contigo que te pusiera en peligro.

        —Confío en lo que me propongas pues me has dado buena muestra de ello en nuestros encuentros.

        —Como sabes, tus padres están hoy fuera y no regresarán hasta mañana, por lo que no interferirán en nuestra labor. Tan solo debes abandonarte y confiar en mí. Ten fe, mucha fe y déjate llevar.

        —¿Qué quieres exactamente que haga?

        —Tan solo debes tumbarte en la cama, cubrirte con algo para no sentir frío o incomodidad y cerrar tus ojos. E insisto, no ofrezcas resistencia ya que suele ser el mayor obstáculo en este tipo de ejercicios, tan solo déjate llevar. Después, sigue mis instrucciones.

        Con una leve sonrisa que denotaba seguridad, Juan se levantó de su sillón y siguió las indicaciones del ángel. Tras taparse con una manta hasta sus hombros, cerró los ojos y recordó que lo mejor para tranquilizarse era respirar varias veces de forma profunda y pausada. A los pocos segundos, sintió la presencia de unas manos sobre su cabeza que emitían una especie de ligero calor. Notó también unas extrañas sensaciones que recorrían todo su físico, desde sus pies hasta su coronilla y viceversa. Poco a poco tuvo la impresión de que su cuerpo iba pesando más y más llegando incluso a sentir como este se apretaba contra el colchón. De pronto, aquella percepción cambió y la presión de su espalda y piernas sobre la cama varió para empezar a percibir una sensación de vacío, como si algo quisiera salir de su organismo. Se hallaba como “desencajado” pero cuando creía que iba a abandonar su cuerpo volvía de nuevo a él. Entonces le pareció escuchar la suave voz de Salomón susurrándole al oído algo así como “no te resistas”, “déjate llevar”, “deja fluir tu energía”, “relájate”...y a continuación, la misma voz le dijo “ahora, salta, salta, incorpórate, incorpórate ahora, ya”. Fue tremendo. Sintió como un gran hueco en su estómago y como si todo le diera vueltas. Notó que no había salido completamente de su organismo. Se había desprendido de él pero a medias. "Parece que algo no acaba de ir bien en todo este experimento" —pensaba nuestro personaje. Estaba como sentado sobre sí mismo aunque notaba su tronco mucho más ligero y su cabeza fuera del lecho, como suspendida en el aire. De nuevo, volvió a escuchar el mensaje de Salomón pero más firme “venga, ahora, no tengas dudas, incorpórate, salta”. Entonces Juan tomó la sólida decisión de seguir al pie de la letra las instrucciones de su tutor y se imaginó en su mente como dando un fuerte impulso para incorporarse de la cama. Se concentró totalmente y deseó con toda intensidad, con toda su voluntad, abandonar su cuerpo de una vez por todas. De pronto, sintió una sensación de mareo muy fuerte. Era como estar desubicado, como no encontrar orientación aun dentro de la habitación de su propia casa.

        —Ponte de pie, Juan. No temas. No vas a caerte. Nada malo va a pasarte. Mantente erguido por la fuerza de tu voluntad.

        Por primera vez en su actual vida, Juan se vio inmerso en un trance inolvidable e  imposible de arrinconar en su memoria. Instintivamente, miró hacia abajo y se contempló enderezado. Pudo ver sus pies sobre el suelo, sus piernas, observó sus manos girándolas y poniéndolas al revés como para cerciorarse de que eran realmente las suyas. Con sus manos palpó su cuerpo y le extrañó el tacto tan singular que advertía. Parecía la piel como algo más blanda, más transparente y sedosa y si apretaba mucho hasta llegaba a atravesarla aunque sin sentir ningún tipo de dolor. En efecto, era él, como silueta extraída del lecho donde descansaba tranquilamente su parte física. En esos momentos, una idea le vino al pensamiento. ¿Cómo era posible que estuviera razonando si su cerebro estaba a dos metros de distancia encajado en la cabeza? Nunca antes había experimentado con tal convicción toda la enseñanza mostrada por su mentor cuando le decía que era realmente el espíritu el que reflexionaba, el que guiaba al sujeto, aunque durante la vida material se valiera del cerebro para realizar dicha función. Pero claro, aquello no era una experiencia material, lo corpóreo se hallaba tendido al abrigo de una ligera manta y sin embargo... podía pensar, analizar, discurrir... Le vino al recuerdo aquel concepto del “doble etérico” tan frecuente en libros sobre viajes astrales y esoterismo pero rápidamente cayó en la cuenta, al recordar el adiestramiento de su ángel, que se trataba de su parte “periespiritual” la que ahora podía notar. Se había separado al fin de su cuerpo y seguía tan vivo como que cavilaba intensamente sobre tal cuestión. Se sentía muy ligero, como si su peso se hubiera reducido y tocándose otra vez, no halló el tacto habitual de la carne sino una sensación parecida a la de una energía en movimiento aunque sin poder precisar de qué se trataba ya que nunca antes había pasado por esta situación. Al levantar más sus ojos, su mirada tomó la dirección de su cama y allí pudo contemplar perfectamente la forma de su organismo, tan relajado, tan inmóvil salvo el leve movimiento que insuflaba la respiración en aquel pecho cubierto. Pretendió tocar los pies que asomaban por encima de la manta pero al intentar cogerlos se dio cuenta que los atravesaba, que no podía asirlos entre sus dedos. Sin pensarlo, dio un paso hacia atrás como intentando tomar distancia frente a aquella visión extraordinaria, advirtiéndose algo asustado, pero entonces y en medio de aquel desconcierto que no acababa de asimilar sintió una mano posarse sobre su hombro. Se giró y respiró profundamente al reconocer la figura de su espíritu protector.


...continuará...