miércoles, 22 de marzo de 2017

MUNDOS REGENERADORES




Entre esas estrellas que resplandecen en la bóveda azulada del firmamento, ¡cuántos mundos habrá, como el vuestro, destinados por el Señor a la expiación y la prueba! Con todo, también los hay más miserables, y mejores, así como los hay transitorios, que podemos denominar regeneradores. Cada torbellino planetario, al desplazarse en el espacio alrededor de un centro común, lleva consigo sus mundos primitivos, de destierro, de prueba, de regeneración y de felicidad. Se os ha hablado de esos mundos en los que es situada el alma recién nacida, cuando aún ignora el bien y el mal, pero con la posibilidad de marchar hacia Dios, dueña de sí misma, en posesión de su libre albedrío. Se os ha dicho también cuán amplias son las facultades de que ha sido dotada el alma para practicar el bien. Sin embargo, por desgracia, hay almas que sucumben, y dado que Dios no quiere aniquilarlas, les permite ir a esos mundos en los que, de encarnación en encarnación, se purifican y se regeneran, para regresar dignas de la gloria a la que están destinadas.
Los mundos regeneradores sirven de transición entre los mundos de expiación y los mundos felices. El alma que se arrepiente encuentra en ellos la calma y el reposo, mientras concluye su purificación. No cabe duda de que en esos mundos el hombre aún se encuentra sujeto a las leyes que rigen la materia. La humanidad experimenta sensaciones y deseos como los vuestros, pero está liberada de las pasiones desordenadas de las que sois esclavos. En ella ya no existe el orgullo que hace callar al corazón, la envidia que lo tortura y el odio que lo ahoga. La palabra amor está escrita en todas las frentes. Una equidad plena rige las relaciones sociales. Todos reconocen a Dios y procuran dirigirse a Él mediante el cumplimiento de sus leyes.
Con todo, en esos mundos aún no existe la perfecta felicidad, sino la aurora de la
felicidad. El hombre todavía es de carne y, por eso mismo, está sujeto a vicisitudes de las cuales sólo están eximidos los seres completamente desmaterializados. Aún tiene que sufrir pruebas, pero sin las punzantes angustias de la expiación. Esos mundos, comparados con la Tierra, son muy felices, y muchos de vosotros estaríais satisfechos de quedaros allí, porque representan la calma después de la tempestad, la convalecencia después de una cruel enfermedad. En ellos, el hombre, menos absorbido por las cosas materiales, entrevé mejor que vosotros el porvenir; comprende que hay otros goces que el Señor promete a los que se hacen merecedores de ellos, cuando la muerte haya segado de nuevo sus cuerpos para darles la verdadera vida. Entonces, el alma libre sobrevolará todos los horizontes. Ya no tendrá sentidos materiales y groseros, sino los sentidos de un periespíritu puro y celestial, que aspira las emanaciones de Dios en los aromas del amor y la caridad que brotan de su seno.
No obstante, por desgracia, en esos mundos el hombre todavía es falible, y el espíritu del mal no ha perdido completamente su dominio. No avanzar equivale a retroceder, y si el hombre no se mantiene firme en el camino del bien, puede volver a caer en los mundos de expiación, donde lo esperan nuevas y más terribles pruebas.
Contemplad, pues, esa bóveda azulada, por la noche, a la hora del descanso y la oración. Entonces, ante esas innumerables esferas que brillan sobre vuestras cabezas, preguntaos cuáles son las que conducen a Dios, y rogadle que un mundo regenerado os abra su seno después de la expiación en la Tierra. (San Agustín. París, 1862.)

LA EVOLUCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES MEDIÚMNICAS

LA EVOLUCIÓN EN LAS MANIFESTACIONES MEDIÚMNICAS

Uno de los primeros fenómenos mediúmnicos de efectos físicos más notorios  durante el siglo XIX fue el de las mesas giratorias. Este fenómeno despertó la curiosidad de muchas personas, que pasaron a practicarlo como un elemento de distracción y curiosidad. Sin embargo, con el tiempo, su uso y finalidad fue diferenciando a sus practicantes. Por un lado, aquellos que lo utilizaban como una moda, apenas un mero pasatiempo, y por otro, aquellos que trataron de encontrar lo que se escondía detrás de dichas manifestaciones y su razón de ser.
Como nos indica el Codificador Allan Kardec; es innegable que el fenómeno de las mesas giratorias supuso un punto de partida a lo que hoy conocemos como Espiritismo.

Cuando se pudo verificar que el comportamiento de las mesas; es decir, los movimientos, ruidos y golpes, obedecían a inteligencias externas, se decidió establecer un código rudimentario, bastante simple, para que dichas entidades contestaran a las preguntas que se les formularán; en principio, con un  o un no; para más tarde, perfeccionarlo con un nuevo código de golpes que identificara a cada letra del alfabeto y así, poder construir frases completas, permitiendo un verdadero diálogo, aunque lento y penoso.
Los sistemas fueron evolucionando, comenzando por adosar un lápiz a la pata de una mesa muy ligera, y en el suelo un papel en blanco. Con posterioridad se fue reduciendo, de forma progresiva, el tamaño del soporte del lápiz hasta sujetarlo finalmente en una simple tablilla. En el fondo no eran más que apéndices de la propia mano del médium. Más adelante, se decidió prescindir de los objetos intermedios y sujetar directamente el lápiz con la mano para recibir los mensajes venidos desde el otro plano. A resultas de estos cambios, surgió la psicografía, tal y como la conocemos hoy día.
Comenzaba una nueva era para la Humanidad en la que las manifestaciones mediúmnicas de todo tipo afloraron a lo largo de todo el planeta. El plano espiritual, o si lo preferimos, la otra dimensión, dejaba de ser algo extraño y alejado de la realidad material. Muchos sensitivos percibían de múltiples formas a aquellos que ya no pertenecían al ámbito físico.
El intercambio necesitaba, como hemos podido comprobar en la mediumnidad de efectos físicos, una maduración a través de la práctica y de la experiencia. Los métodos se simplificaban, se perfeccionaban, y han seguido así en constante progresión hasta nuestros días.
Sabemos que el Espiritismo es, ante todo, una ciencia experimental en constante renovación, y
como tal, requiere mucha observación y análisis para incorporar aquello que pueda mejorar la comunicación con el mundo espiritual, y al mismo tiempo, prescindir de prácticas que pudieran haber quedado obsoletas.
Del mismo modo que los precursores del pasado se esforzaron para que el trabajo con el plano espiritual fuese cada vez más efectivo, hoy día debemos seguir actuando de idéntica forma.
Antes de seguir adelante debemos recordar que, a través de las múltiples posibilidades que nos presenta la mediumnidad, se consiguen tres objetivos básicos: En primer lugar, la constatación de la vida espiritual y de la supervivencia del alma después de la muerte. En segundo lugar, recibir la formación, los testimonios y los conocimientos en los que beber y estudiar y, en tercer lugar, la práctica de la caridad para con los desencarnados sufrientes, mediante la oración colectiva y la orientación que se les transmite.
Es por tanto, tiempo ya de replantearse los viejos métodos de trabajo para sustituirlos por otros más dinámicos, más eficientes y acordes con la realidad espiritual de este momento; con aquellas exigencias que nos demandan las entidades benefactoras que colaboran con el plano material.
Quedan atrás ciertas prácticas obsoletas e ineficaces, como la de cogerse las manos para formar una cadena. Es totalmente innecesario, el propio Kardec hace mención a este asunto; la cadena que se pretende establecer es psíquica, no física.
Otro error muy habitual es el uso de movimientos de mano sobre el médium que ha incorporado al espíritu sufriente con la intención de “darle luz” y, que ha venido realizándose por parte del orientador. Es un procedimiento completamente estéril que se encuentra ya en desuso en la inmensa mayoría de grupos espiritas.
Otra práctica también innecesaria es la de situar las manos sobre el agua que se desea fluidificar, considerando imprescindible la intervención física y olvidando que son los espíritus colaboradores quienes realmente efectúan el trabajo. Cualquier persona podrá solicitar la fluidificación del agua a través de la oración, por tanto, nadie posee dones especiales.
Alcanza la ignorancia a algunos pseudo-médiums que pretenden hacer creer a los incautos que pueden “desarrollar” las facultades de otras personas, arrogándose así de atributos que en modo alguno poseen. Las facultades mediúmnicas son siempre desarrolladas por los especialistas espirituales en conjunción con los protectores de cada encarnado y, éste último será siempre responsable del uso conveniente de su facultad. Este es un atributo recibido de Dios; por tanto, nadie puede presumir de tener capacidad para ello.
Otra equivocación muy común entre los orientadores, es la pretensión de esclarecer a los espíritus sufrientes preguntando con exceso de detalle sobre su situación, incitándoles a revivir experiencias traumáticas y muy desagradables y, dejándose llevar a su vez por las emociones del perturbado. El orientador debe usar un dialogo breve y conciso, con mensajes claros y sencillos que ayuden al sufriente a reconocer la transitoriedad de su situación y que la ayuda continuará a través de los especialistas del plano espiritual.
Otro error también muy extendido es la costumbre de propiciar el testimonio de los participantes
para, después de la práctica mediúmnica, comentar impresiones y estimular la imaginación y la sugestión, olvidando los códigos de prudencia y dejando de lado el sentido real de los trabajos, que no es otro que la práctica de la caridad desde la humildad y la sencillez.
También el abusar del pase; considerarlo como una especie de asepsia espiritual rutinaria y obligatoria, tanto para entrar como para salir de las reuniones.
Como podemos ver, en casi todos los casos mencionados existe un denominador común, que no es otro que la vieja creencia de considerar necesaria la intervención personal y directa en los trabajos de índole mediúmnica. No caemos en la cuenta de que con dichas prácticas fomentamos el personalismo y el afán de notoriedad; justo todo lo contrario a su verdadero propósito. Recordemos al Evangelio: “Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”.
Muchas veces se olvida un axioma fundamental, y es que: “EL PENSAMIENTO ES EL TODO”. El pensamiento es una vibración muy poderosa, que unida a la de otras personas con los mismos deseos e intenciones, se convierte en algo excepcional. Un recurso suficiente para que los mentores espirituales puedan hacer su trabajo con garantías.
Hemos de ser conscientes que “EL VERDADERO TRABAJO MEDIUMNICO LO HACEN LOS SERES ESPIRITUALES SUPERIORES”. La aportación de los humanos es ínfima. ¡¡No lo olvidemos nunca!!.
Para que un trabajo llegue a buen puerto, la reunión mediúmnica debe prepararse a lo largo de toda la semana, manteniendo una forma de vida saludable, unos pensamientos optimistas, apoyándose en todo momento en la oración, para así, mantener el equilibrio y la lucha contra nuestras malas inclinaciones y, cultivando la fraternidad, el compañerismo, la amistad, el diálogo constructivo, la lectura y el estudio en la medida de lo posible. Todos esos elementos de trabajo interior, de buena práctica moral y espiritual son los que nos capacitarán para un correcto desenvolvimiento mediúmnico, personal y colectivo, en el desarrollo los trabajos.

La evolución de las manifestaciones mediúmnicas por:     José Manuel Meseguer