sábado, 27 de diciembre de 2014

MEDIUMNIDAD DE LOS SANTOS


A medida que aumenta el conocimiento del Universo y del Ser, retrocede y se desvanece la noción de lo sobrenatural. Llegamos a comprender que la Naturaleza es una, pero que en su inmensidad  contiene dominios y formas de vida que por  mucho tiempo escaparon a  nuestros sentidos.
Existen legiones de almas bienhechoras y  protectoras, las almas de los hombres que sufrieron por el bien, la verdad y la justicia. Se ciernen  por encima de la pobre humanidad para guiarla por las sendas de su destino. A mayor altura de los  estrechos horizontes de la Tierra, toda una jerarquía de Seres invisibles se escalona en la luz. En la  escala de Jacob de la leyenda, la de las inteligencias y conciencias superiores, que se gradúa y eleva  hasta los Espíritus radiantes, hasta las potentes Entidades depositarias de las fuerzas divinas.
Los santos son ante todo hombres; la santidad, que es del orden sobrenatural, se apoya en el orden natural. El hombre es el único ser de la creación que puede ser santo, pero no hay dos santos iguales porque cada uno singulariza su santidad según los dones recibidos, los dones que ha conquistado.  Los santos viven en la eternidad y en el tiempo, participan de Dios y de la historia,  La santidad es la plenitud en el amor.
El hombre ha evolucionado espiritualmente, es un hecho  que después de la Revelación Divina  lo hizo progresivamente, gracias a su madurez. Así como el Cristianismo constituyó  una revolución de orden espiritual en el seno de la Religión de Moisés (Antiguamente  os fue dicha… Yo, sin embargo, ahora os digo”) –aseveró Cristo) TAMBIEN LA Doctrina Espirita no ha dejado de constituir una revolución espiritual. Nuevos conocimientos, nuevos métodos, nuevas luces, nuevas interpretaciones, nuevos estímulos, nuevas y fuertes  energías espirituales representan a aquel Espíritu de Verdad prometido por el Señor en la Ultima Cena,  Espíritu de Verdad  que más tarde El enviaría al mundo para “enseñarnos todas las cosas y hacernos recordar todo cuanto El nos había dicho, guiándonos en toda la verdad) (Juan 14:26, 16:13
Es por lo que el espiritismo Cristiano enseña que la videncia espiritual y los demás géneros  de mediúmnidad, ampliamente manifestados en las vidas de los santos de la Iglesia tanto como en la mediúmnidad honestas de las casas Espiritas, no son tentaciones del demonio ni hazañas del diablo,  en consonancia a las gratuitas afirmativas dogmaticas, más si aspectos espirituales de la personalidad humana en expansión, en crecimiento para Dios  y para nuevas formas de evolución del Espíritu.
Tuvo razón Teresa de Ávila al afirmar que le hacía mal el desconocer tales cosas del alma. Ahora somos llamados, alabado sea Dios, a sentir como es de bueno para el espíritu  el conocimiento de las grandes y sabias leyes que rigen nuestra vida, en el seno de la Gran Casa Universal de nuestro padre Celestial.
Los efectos mediúmnicos son tan viejos como el mundo. EL Evangelio es un libro cargado de hechos mediúmnicos. Los santos de la Iglesia Católica eran genuinamente médiums y sus facultades se formaron  en el contexto de su mejoramiento moral.  Es por esa razón, que la mediúmnidad del santo estaba  en el ápice de una evolución psíquica de su alma.
Sus archivos quedaron muy bien organizados. Eran individualizados por temas como “clarividencia”, clariaudiencia,  “psicofotismo y holorización”, etc.
En los testimonios  históricos más antiguos, en las más remotas tradiciones religiosas, en las escrituras antiquísimas de los hindús, en los cantos bardos de los celtas, en las enseñanzas de los magos iranianos  o de los profetas hebreos,   en los anales de la China milenaria, en la  literatura de los griegos y de los romanos, en todas  partes y en todos los tiempos , los testimonios sobre  las relaciones  entre la Tierra y el Cielo son encontrados, en un consenso universal,  la afirmación de esa realidad indiscutible.
Cuando leemos con atención las Escrituras, nos damos cuenta de que la Biblia nos ofrece muchos modelos de santidad; por ejemplo: al apóstol Tomás, que era un hombre con grandes dudas sobre la fe pero que al fin proclamó a Jesús como su Señor y su Dios (Jn. 20, 26-28).
Entre los grandes héroes de la fe, que la Iglesia denomina genéricamente santos, se encuentran extensamente, los más notables y maravillosos testimonios espirituales de la acción inteligente del Mundo Invisible junto a los seres terrenales. Y los santos, a semejanza  de los verdaderos médiums espiritas, siempre sirvieron  de intermediarios entre las  fuerzas auxiliadoras de la esfera ultra terrestre y las necesidades humanas. Los santos cristianos, conscientes de su misión espiritual, siempre actuaron como mediadores entre el Más Allá y la Tierra, de la misma forma lo hicieron  los  devotos y sinceros misioneros de la mediúmnidad en la gran siembra del espiritismo Evangélico.
Los santos son para nosotros verdaderos modelos a imitar. Ellos tuvieron una clara prioridad en su vida: Jesucristo. Y es este modelo de fe cristiana el que tocó de diversas maneras el corazón de mucha gente. La fe en los santos no es, de ninguna manera, un obstáculo a la fe en Jesucristo, como piensan los hermanos evangélicos, sino un estímulo para seguir a Cristo.
Por supuesto debemos evitar excesos, los santos no son semidioses y la santidad de tal o cual persona nunca puede oscurecer el seguimiento de Cristo. Al contrario, la verdadera santidad de los santos siempre anima hacia una mayor búsqueda de Dios.
Un notable médium, dotado  de varias facultades psíquicas, portador de elevado don profético, fue el famoso profeta Daniel, del que habla el Viejo testamento. Llevado para Babilonia, después de ser tomada Jerusalén por Nabucodonosor, dice la Biblia que Dios dio a Daniel “entendimiento en toda la visión y sueños”.  (Dan, 2:17) Al profeta  le eran revelados – los secretos  y el fin del imperio persa, siendo famosas sus profecías de la estatua y de las setenta semanas  y sus impresionantes visiones espirituales.
Veamos el ejemplo de María en las bodas de Cana. Es María la Madre de Jesús la que invita discretamente a su Hijo a hacer un milagro diciendo: «Ya no tienen vino». Y Jesús le hace entender que la hora de hacer signos no ha llegado todavía. Sin embargo, por la intercesión de su Madre María, Jesús hace su primer milagro (Jn. 2, 1-12).
Este es el sentido bíblico de la intercesión de los santos. Hay muchos ejemplos más de la intercesión de los santos ante Dios. Veamos algunos textos: Moisés ora a Dios por intercesión de Abraham, Isaac y de Jacob (Ex. 32, 11-14).
Jesús manda a sus Apóstoles a sanar enfermos, a resucitar muertos, a limpiar leprosos y echar demonios (Mt. 10, 8). Pedro y Juan, en nombre de Jesús, sanan a un hombre tullido (Hech. 3, 1-10).
En el pueblo de Troáda, el apóstol Pablo devuelve la vida a un joven accidentado (Hech. 20, 7-11). Fue mediador y no mando a la gente a su casa para que le pidiera directamente a Jesucristo.
Cuando el apóstol Pedro pasaba por la calle, la gente sacaba a los enfermos y los ponía en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre algunos de ellos, y todos eran sanados (Heh. 5, 15-16). Dios hacía grandes milagros por medio de Pablo, tanto que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocados por su cuerpo eran llevados a los enfermos y los espíritus malos salían de éstos (Hecho. 19, 11-12). Fue intercesor y no les dijo oren ustedes mismo a Jesucristo. Lo mismo hacen los santos.
El Espiritismo, codificado por Allan Kardec  ofrece explicaciones satisfactorias y permanentemente validas  a la mediúmnidad. Las explicaciones ofrecidas por la Doctrina Espirita atiende a las miras de  mantener, tanto  como confortar al corazón humano, comunicando la certeza de la inmortalidad del alma y del primado de Dios y de Su Ley sobre las angustiosas estructuras del mundo físico.
La expresión mediúmnidad aplicada a los santos de la Iglesia puede, a primera vista, parecer inadecuado al pensamiento eclesiástico.  Sin embargo la mediúmnidad es inherente  a todo ser humano, aunque presentando características de variado orden, en el aspecto de abastardamiento,  de desenvolvimiento o de sublimación, conforme la actitud moral y espiritual de la criatura.
En los santos reconocemos a los Misioneros de luminosos de Dios  en todos los tiempos y en todas las agremiaciones filosóficas  o religiosas de la Tierra. No importa el nombre que les asignemos, Benefactores  Espirituales, como comúnmente le llamamos, Misioneros o Santos, Gurús, Sufís etc.… Ellos se encarnan en todas las patrias y se despliegan en todos los ambientes humanos con la bandera de la espiritualidad superior  de la que son interpretes  y mensajeros.  Naturalmente, condicionan su lenguaje  a su medio y a su tiempo, como también es natural que sean influenciados humanamente  por  la época y por su ambiente.
Debemos reconocer la grandeza de San Francisco de Asís o de una Santa Teresa de Ávila, que vivieron bajo la  egida de la Iglesia Romana , como valorizamos las igualmente dignas  misiones de Bezerra de Menezes , Bittencourt Sampaio o de Eurípides Barsanulfo – en los ambientes espiritistas.  Reconocemos con la misma veneración y respeto , la elevación espiritual de Melanchton o de Sundar Sing entre nuestros hermanos protestantes, la grandeza de un Sarafin Sarov entre los cristianos ortodoxos, el valor innegable de Buda o de Krishna entre los hindús, la espiritualidad de Mohiyaddin o Inayat Khan entre los musulmanes.
En verdad, en todas las corrientes religiosas y todos los grupos humanos aparecen siglo tras siglo, los nobles mensajeros de la luz redentora y del ejemplo dignificante, para efectuar invitaciones vivas a la Humanidad para su ascensión espiritual.
Hay un relato de Chico Xavier que nos muestra que los santos no son seres  privilegiados, que ellos sufren al igual que cualquier mortal, lo que varia es su comportamiento, que pese a gozar de gran sabiduría y tener  dones ellos  se mueven de la misma forma que cualquier hombre.  Durante décadas  Chico Xavier  sufrió  una catarata crónica y por sucesivas crisis de anginas y por neumonía. Los escépticos – que no creían en las curas espirituales – veían tanto sufrimiento como prueba de la inexistencia de espíritus. Pues decían que Chico Xavier  no recibía ayuda de los “amigos espirituales”…
Los mismos colaboradores de Chico quedaban incomodados  con la agonía del médium minero – Para justificar sus “pruebas”  a Chico le gustaba contar la Historia de Teresa de Ávila.
Hija de padres ricos, en la España poderosa  del siglo XVI, ella abandonó la ostentación e inicio una serie de viajes  por el país  para fundar abrigos  para todos los huérfanos, viudas y miserables  cuyos padres y maridos fueron muertos en las innumerables batallas expansionistas. A pie, montada en mulas , enfrento pantanos, montañas y  florestas, atormentada  por crisis de anginas y fiebres intermitentes. En una de sus maratones, ella intentaba atravesar un río cuando un temporal la arroyo y sumergió en el agua. Ya estaba  a punto de ahogarse  cuando fue salvada por Jesús.
Después, de darle las gracias, conmovida, oyó las palabras poco animadoras del Salvador:
-¿Esta, viendo Teresa?   Es así, en medio de los peligros en el camino,  cuando trato a mis discípulos y a mis queridos amigos.  Teresa  no resistió  y apelo para el sentido de humor.
- ¡Oh! Comprendo, Señor. Es por esto que tenéis tan pocos. Chico se divertía con la historia.
Teresa de Ávila, la santa protectora de las almas apasionadas.
Todo lo que ignoramos nos parece siempre inverosímil. Sin embargo las cosas inverosímiles de hoy podrán ser mañana verdades elementales. Sabemos que muchas cosas que parecieron absurdas se hicieron realidad, y por citar algunas:
1ª  Se pudo oír en Roma la voz de un individuo que hablo en Paris (teléfono)
2ª Se pudo cultivar gérmenes  de todas las dolencias y cultivarlos en un armario (bacteriología)
3 Se pudo fotografiar  los huesos de personas vivas (rayos X)
4ª se pueden transportar 500 armas por los aires con una velocidad de 300 km por hora (aeroplanos)
Aquel que las hubiese mencionado en 1876, esas aserciones  audaces, habría sido tomado por un loco peligroso.
Fray Estafanio Piat  se refiere a la clarividencia de Santa Teresa de Ávila:”El propio Cielo ratifica ese juzgamiento cuando, después de la muerte, Frey Pedro se aparece a la Reformadora del Carmelo, rodeado por un brillo fulgurante de su beatitud y le dice, en tono penetrante: “Bendita penitencia, que me valió  para tamaño peso de gloria”.
Quién de nosotros no escuchó o leyó, en alguna parte, casos de personas afligidas que recibieron auxilio de personas desconocidas con las cuales conversan, mantienen contactos materiales como apretón de manos, curaciones, apoyo, etc... y que después descubren que el benefactor ya había desencarnado en la época  de la ayuda.
Esos hechos son relatados por personas de las más diversas religiones, lo que les da más autenticidad.
Otras veces, el benefactor desaparece totalmente.
Buscado no es encontrado, fue visto, pero es desconocido en la región. Prácticamente desaparece en el aire.
Si en aquellos hechos es indiscutible que el auxilio fue de origen espiritual, en estos paira la duda.
Para unos, continúan siendo espíritus protectores o ángeles de la guarda. Para otros, simplemente un viajante caritativo.
Hay quien afirma que sería acción de un ser extraterreno, ya que muchos de ellos y de diversos orígenes o planetas, que vivieron en la Tierra entre los hombres, como uno de nosotros, para observar y ayudarnos.
Muchas personas, inclusive espíritas, están de acuerdo con esta afirmativa, dudando, por otro lado, que los espíritus puedan ayudarnos materializándose.
Luego se escucha la pregunta. ¿Y el médium?
Vamos por etapas.
Con el enorme avance de la ciencia aeroespacial, el conocimiento humano, en el campo de la astronomía, tuvo un extraordinario progreso.
Hoy sabemos perfectamente que ninguno de los planetas de nuestro sistema solar posee condiciones físicas semejantes a la Tierra, en el sentido de permitir la supervivencia del hombre.
Por tanto, sus habitantes, con el cuerpo adaptado a las condiciones de sus planetas, tampoco no podrían sobrevivir al nuestro. No resistirían nuestra atmósfera, presión, temperatura, polución, virus, microbios, etc.
Y habitantes de otros sistemas, menos todavía.
Aprendemos, en el espiritismo, que los diversos mundos habitados difieren entre sí por la polución espiritual de sus habitantes.
Ahora, si un espíritu encarna en un mundo inferior, no puede ir a vivir con este cuerpo, constituido de material grosero, en un mundo superior. Esto, creo que nadie lo niega.
Sin embargo la recíproca es verdadera. Un espíritu que encarna en un mundo superior, no puede, con el mismo cuerpo, vivir en un mundo inferior.
Las preguntas 56 y 57, de “El Libro de los Espíritus”, aprendemos que el cuerpo material es diferente en cada mundo habitado. Es adaptado a la constitución física del mundo en que el espíritu reencarna.
“El Libro de los Espíritus” va más allá, afirma que hasta el periespiritu es formado del fluido universal existente en cada globo (pregunta 94), añadiendo que cuando un espíritu va a un mundo más atrasado necesita revestir su periespiritu de materia más grosera (pregunta 94-A).
¿Y con ropas especiales, como las que el hombre usó en la Luna? ¿No podrían de esa forma vivir alienígenas entre nosotros?
Si, pero no podrían de manera alguna pasar como siendo terráqueos.
En la propia Tierra existen los medios necesarios para que toda ayuda Divina pueda derramarse sobre los espíritus que la habitan. Siendo lo mismo que la ayuda necesite presencia material.
Todos los espíritas saben perfectamente de la posibilidad de la materialización de espíritus. Eninnumerables puntos de este planeta y en todos los tiempos el proceso ya se hizo presente.
Aquí en Belém, Pará, fueron famosas las materializaciones realizadas a través de la mediúmnidad de Ana Prado. Menos conocida pero no menos importante fue la médium María de Souza Azevedo que de 1937 hasta, por lo menos, 1946, propició maravillosas materializaciones que este cronista, tuvo la oportunidad de asistir.
En cuanto al hecho de ser necesaria la existencia de médium de efectos físicos para tal resultado, tengo motivos muy fuertes para creer que, dependiendo del espíritu, tal exigencia puede ser dispensada.
Me baso en el hecho de que el propio planeta y todo el sistema es resultado de la condensación del fluido cósmico, realizada por la voluntad de Jesús y sus trabajadores, con evidente permiso de Dios, sin la ayuda de ningún médium, por tanto, es perfectamente creíble que un espíritu, con gran conocimiento de la manipulación de fluidos y gran potencia mental, pueda materializar cualquier cosa sin esa ayuda.
Hay, inclusive, ejemplos en la Biblia y en la literatura espírita de esos hechos. En la Génesis, capítulo 18, encontramos registrada la presencia de tres ángeles (espíritus) que fueron vistos y escuchados por Abraham, Sara y por los menos más de una persona, el mozo que les preparó la merienda.
No se trataba de aparición, era materialización, y de materialización completa pues, como se ve en el versículo 8, comieron delante de todos, manteca, leche y ternera.
Después avisaron a Sara de que iba a ser madre, partieron hacia Sodoma y Abraham los acompañó.
En el capítulo 19, vemos la llegada a Sodoma de dos ángeles. Del tercero no se tienen más noticias.
Fueron vistos por todos en Sodoma, participaron de la gran comida junto a la familia de Lot, en la casa de quien pasaron la noche.
Al día siguiente llevaron a Lot y a sus hermanos fuera de Sodoma, COGIÉNDOLOS DE LAS MANOS.
En Reyes, capítulo 19 v5, Elías es levantado por el TOQUE de un ángel que le dio pan cocido sobre brasas y un botijo de agua, que Elías comió y bebió, reposando después. El hecho se repite conforme el versículo 8, Elías nuevamente es TOCADO por el ángel. Dice la Biblia que con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y noches.
Aquí vemos no sólo la materialización de espíritu sino incluso de comida alta en energía. En ninguno de esos casos, los personajes humanos podían ser médiums capaces de colaborar para una materialización.
El médium para ese trabajo necesita someterse a un largo periodo de desarrollo. Incluso que ese periodo fuese de alguna suerte dispensable, hay otra condición necesaria.
El médium al facilitar material plasmático para la materialización, tiene parte del cuerpo físico desmaterializado, necesitando, por eso, permanecer en completo reposo. No había ninguna de estas condiciones en los citados hechos.
El caso más interesante, sin embargo, es relatado en el “Libro de Tobías”. Éste sólo es encontrado en la Biblia católica.
El hijo de Tobías, también llamado Tobías, necesitaba viajar hacia Rajes, ciudad que no conocía, con el fin de recibir una deuda de Gabelo, persona que él nunca vio.
Salió a buscar un compañero de viaje y encontró un joven.
Este joven dijo que conocía la ciudad y al ciudadano llamado Gabelo.
Viajó con Tobías muchos días. Comían, bebían y dormían como todas las personas.
Tobías enfermó y el joven completó las tareas que motivaron el viaje, acompañando de vuelta a Tobías hasta la casa paterna.
Cuando el padre quiso gratificarlo por el trabajo él rehusó y se identificó como un ángel, de nombre Gabriel y añadió: “parecía que yo comía y bebía con vosotros; pero yo me sustento de un manjar invisible, de una bebida la cual no puede ser vista por los hombres”. Y habiendo dicho estas palabras SE DESMATERIALIZÓ delante de ellos, y ellos no lo pudieron ver más. Para estos espíritus Kardec creó un nombre: AGÉNEROS.
En la REVISTA ESPÍRITA de febrero de 1859, escribe Kardec: “un espíritu cuyo cuerpo fuese enteramente visible y palpable, nos daría la apariencia de un ser humano, podría conversar con nosotros, sentarse en nuestro hogar, como cualquier visita, pues lo tomaríamos como uno de nuestros semejantes.
Más adelante, en el mismo artículo, escribe el maestro Kardec: “interrogado al respecto, un espíritu superior respondió que efectivamente, podemos encontrar seres de tal naturaleza, sin que lo sospechemos, añadió que ello es raro, pero que se ve”.
Tal estudio de Kardec se debió al llamado “Duende de Bayonne” que, sin ocultar su condición de espíritu, se materializaba junto a una familia amiga, sin participación conocida de médium.
Kardec pidió al espíritu San Luis esclarecimientos sobre ese punto.
Son 16 preguntas que no vamos a transcribir para no alargar demasiado estos comentarios. Algunos puntos, entretanto, deben ser, por lo menos, resumidos.
Afirma el espíritu San Luis que, “a veces existen en la Tierra espíritus que revisten esa apariencia y son confundidos como hombres”.
Indagado si había algún medio de reconocerlos, respondió que “No. A no ser por la desaparición inesperada”.
Confirma todavía, San Luis, que hay ejemplos de agéneros en la Biblia.
Además de los ya citados, el más claro ejemplo de agéneros es Melquisedec, el bíblico rey de Salem.
Génesis capítulo 14 v18 – “Melquisedec rey de Salem, trajo pan y vino; éste era sacerdote del Dios Altísimo”.
La grandiosidad de Melquisedec es revelada por David en el salmo 110 – “Dijo el Señor a mi Señor: tú eres sacerdote eterno, según la orden de Melquisedec”. O sea, Melquisedec es el patrono o dirigente de una orden (espiritual) de sacerdotes del Dios Altísimo (espíritus altamente evolucionados).
Según Sir Charles Marston, científico y no un religioso, éste trozo es confirmado en investigaciones arqueológicas. En Tell-el-amarna fueron encontradas tablas, que datan del año 1300 AC, en que Melquisedec era mencionado como sin padre sin madre sin genealogía, no habiendo principio de días ni fin de vida.
Agéneros, palabra creada por Kardec, para usar en la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, significa exactamente no generado, quiere decir, no obtenido por la unión de gametos masculinos y femeninos, única forma de generación de los seres humanos, o sea, sin padre ni madre, sin genealogía. O sea, Espíritu materializado.
Melquisedec es, pues, el ejemplo clásico del agéneros.
Fue el de más larga duración conocido, fue rey de una ciudad, por tanto con muchos años de materialización en misión de ayuda a los terrestres y evidentemente sin que ningún médium pasase todos estos años semi desmaterializado.
Según, todavía, Sir Charles Marston en “La Biblia dijo la Verdad”, Melquisedec fue dirigente u organizador del monoteísmo primitivo.
Así podemos deducir que se trata de uno de los más antiguos, sino el más antiguo de los sembradores de las condiciones necesarias al trabajo posterior de Jesús, el MONOTEÍSMO.
Creo haber justificado la afirmación de que, cuando los motivos lo justifican, los espíritus pueden materializarse entre los hombres, independientemente de la acción mediúmnica.
Acredito haber demostrado no ser necesaria la intervención de espíritus encarnados en otros planetas donde, evidentemente, deben tener sus propias misiones.
La ayuda entre los habitantes de diversos planetas no es realizada utilizando cuerpo físico de un mundo a otro, sino a través de la materialización o reencarnación en el orbe a ayudar.
¿Después de lo escrito nos preguntaremos como podemos alcanzar la santidad en estos tiempos?
El objetivo de todos los cristianos es vivir en comunión con el Padre, Debido a estos tiempos tan turbulentos es cada vez más difícil conseguir ese objetivo.
Una forma de conseguir espiritualizarnos es a través de la oración, y de la aplicación en nuestras vidas de las enseñanzas de Cristo. Nuestro hermano Mayor nos santifica, y nuestra comunión constante con Él nos equipa pues con nuestras fuerzas es imposible.
Además debemos cuidarnos para seleccionar bien lo que escuchamos, lo que vemos, las amistades que tenemos, pues estas cosas alimentan nuestra naturaleza pecaminosa y pueden afectar nuestra comunión diaria con Jesucristo,  hemos de apartarnos de casi todo lo material y superfluo de la vida, cosa que nos es muy difícil, pues antiguamente la Tierra  estaba menos provista de encantos efímeros, que lamentablemente hoy en día, existen por todas partes a nuestro alrededor.




La oración también fue un medio  que los santos utilizaron para rogar a Dios Todopoderoso, para obtenerlas dadivas del cielo, y lo vemos en diversas ocasiones, reflejado en la Biblia.
La Biblia, SI, la Biblia, aunque a muchos no les guste, nos enseña también que debemos ayudarnos mutuamente con el poder de intercesión de la oración. «La oración de los santos es como perfume agradable ante el trono de Dios» (Apoc. 8, 4).
«Ahora me alegro, dice el Apóstol Pablo, en lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando en mi propio cuerpo lo que falta a los sufrimientos de Cristo por la Iglesia, que es su cuerpo» (Col. 1, 24).
«La oración fervorosa del hombre bueno tiene mucho poder. El profeta Elías era un hombre tal como nosotros, y cuando pidió en su oración que no lloviera, dejó de llover sobre la tierra durante tres años y medio y después cuando oró otra vez, volvió a llover y la tierra dio su cosecha» (Stgo. 5, 16-18).
«Los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos se pusieron de rodillas delante del Cordero. Cada uno de los ancianos tenía un arpa, y llevaban copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los que pertenecen a Dios» (Apoc. 5, 8).
En todos estos textos notamos que la oración fervorosa o la intercesión de los santos tiene mucho poder delante del trono de Dios. No podemos dudar de que estos santos, que ahora están delante de Dios, vayan a interceder por nosotros, como lo hizo Moisés al hablar con Dios para aplacar su ira invocando a Abraham, Isaac y Jacob (Ex. 32, 13).
Al invocar a los santos siempre contemplaremos las virtudes que obró Dios en ellos. Dios está siempre en el trasfondo de nuestra invocación o veneración a los santos. Los santos no nos alejan de Dios, sino que nos invitan a ponernos directamente en contacto con El, con la sola mediación de Jesucristo.
No debemos excedernos en la veneración a los santos, hay gente que no busca a los santos como un modelo de fe cristiana, sino solamente como remedio a sus dolencias, angustias y dificultades, o para encontrar un objeto que se le ha perdido. Recordemos aquella mujer en la Biblia que sufría hemorragias de sangre durante tantos años, la que se acercó a Jesús tal vez con una fe mágica, pensando que con sólo tocar su manto sanaría, y la señora con esta fe que a nosotros nos parece medio mágica sanó. Pero luego Jesús buscó a aquella mujer y quiso darle más que un simple remedio a sus dolencias. Jesús deseaba un encuentro personal con aquella enferma y aclarar la verdadera razón de su sanación: La fe. «Hija, has sido sanada porque creíste» (Lc. 8, 43-48)

Procuremos  nosotros también creer, seguir insistiendo en nuestra transformación moral, y  el mejor libro de instrucción es el Evangelio de Cristo,  El con la “Nueva Revelación” otorgada por los Espíritus Luminosos  ha de ser el manual por el que todos encontraremos la luz en este valle de tinieblas
Conferencia realizada por Mercedes Cruz Reyes, extraído de diversos libros espiritas y del libro “Mediúmnidad de los Santos” de Clovis Tavares”; también del libro “Ya Estaba Escrito” de Helio Silveira Pinto, de mi sentir. 

Mercedes Cruz Reyes