lunes, 6 de junio de 2016

SECRETO DE LA SALUD

Secreto de la salud

Gran parte de vuestro sufrimiento es por vuestras propias elecciones. Es la amarga poción con la cual el medico que está en vosotros cura vuestro “yo” enfermo”.
Gibran Khalil Gibran 
Cuanto más enfermo usted este, mayor la necesidad de romper con una serie de comportamientos dañinos que se ha permitido a lo largo del tiempo.
Nadie enferma del día para la noche. Nadie va a dormir feliz y se despierta depresivo, nadie va para la cama con salud y se despierta con un cáncer. Tratamos nuestras propias enfermedades mediante desequilibrios que se suceden en el tiempo. Cometemos pequeños suicidios todos los días. Interrumpa ese ciclo acumulando días saludables en su existencia. Sepa que la vida es acumulativa, es decir, lo que hoy nos sucede de bueno o malo es el resultado de acciones que se acumularon a lo largo del tiempo.
En el campo de los cuidados con nuestro cuerpo, muchas veces tenemos más disculpas que esfuerzos en favor de preservar la salud. Inventamos mil justificativas y posponemos siempre las actitudes que nos garantizarían más calidad de vida. De ese modo, ninguna intervención espiritual podrá darse sin que, primeramente, ocurra en nosotros una transformación de nuestra conciencia sobre las piedras que colocamos en nuestro camino.
Cuando Jesús resucitó a Lázaro , que ya estaba enterrado desde hacía cuatro días, pidió primeramente a los discípulos que retirasen la piedra de la sepultura. Ahora, ¿porque el propio Jesús no retiró el mismo la piedra? No la retiró porque la tarea podría ser hecha por las personas presentes en el lugar. Después que la piedra fue retirada, Jesús curó a Lázaro.
Así pasa con nosotros. Precisamos mover la piedra de nuestros hábitos infelices para que Jesús nos cure. El principio es que nada se altera en el mundo sin que algo se mueva primeramente. En el campo de las enfermedades eso es muy verdadero.
Pequeñas actitudes felices tomadas todos los días forman el secreto de la salud y de la cura.
Haga algo de bueno por su salud, no coloque más piedras en su sepultura, al contrario, retírelas para que el Cristo le resucite de la enfermedad.
El Maestro está dispuesto a hacer todo en su beneficio, pero si no retiramos la piedra que nos llevó al desequilibrio, ¿cómo esperar que Jesús nos Cure?
Una simple caminada, por ejemplo, puede hacer muchos beneficios para la salud. Camine alrededor de su casa. Si aún no puede camine alrededor de su cama.
Si aun así le fuese imposible, mueva el dedo del pie, abra y cierre las manos, pestañee los ojos, en fin, haga alguna cosa por usted, porque es reaccionando a la enfermedad que la salud camina a su encuentro.
Aproveche para pensar en las otras piedras que están en su vida, ellas están disfrazadas de resentimientos, culpas, odios, complejos de inferioridad, irritaciones, orgullo y egoísmo.
Deje libre el camino de su vida, límpielo lo más deprisa posible, porque Jesús, en cualquier hora, llegará para sacarlo del túmulo de la enfermedad.
El principio es que nada se altera en el mundo sin que algo se mueva primeramente.
Por: Mari Carmen Sanchez