sábado, 5 de diciembre de 2020

ANTES DE NACER HAY VIDA





En psicología se define que todo lo nuevo, lo que se aparta de la acostumbrada línea de pensamientos, chocó siempre con una oposición porque la persona se ve obligada a incluir nuevas informaciones a lo que ya tiene almacenado en su mente.

Pero la existencia de esa incorporación no es más que el conjunto de informaciones reunidas hasta entonces, es decir lo aprendido a través de los años.

Si de pronto nos llega una información no controlada anteriormente surge el temor como  una expresión de la contradicción entre el deseo de poder incorporar esta nueva información y la evidente imposibilidad de hacerlo en un caso particular. Entonces, en el afán de alejar ese miedo amenazador, el hombre intenta transformar la información hasta que, de un modo u otro, la adapta a lo ya reunido.

Tenemos el ejemplo de un ruido de origen desconocido, que hasta que deducimos cuál puede haber sido el motivo que lo provocó no lo almacenamos.

Este mecanismo ayuda al hombre en su instrucción, pues sin el principio de clasificación, coordinación, comparación y el reconocimiento no habría progreso alguno y ante cada nueva información el hombre tendría que empezar desde el principio.

A veces, éste mecanismo es también causa de muchos prejuicios, opiniones e hipótesis.

Tal es el caso de la REENCARNACIÓN…, la doctrina de las VIDAS SUCESIVAS..

La idea de la supervivencia del espíritu y de su reencarnación se encuentra prácticamente en todos los pueblos, filosofías y religiones del mundo, y muchas personalidades de la historia antigua, moderna y contemporánea, han aceptado esta doctrina, como es el caso de Platón, Virgilio, Ovidio, Giordano Bruno, Schoopenhauer, Flammarion, Emerson, Edison, Henry Ford, Amado Nervo, Víctor Hugo, León Tolstoi, Gustavo Jung, para tan sólo nombrar unos pocos.

Llama la atención que ninguna religión ha negado el mundo de los muertos y todas se han esforzado en describirlo. Así mismo, en todas existe una creencia esencial en común, entre la vida material y la espiritual hay una continuidad del ser humano y la muerte representa tan sólo un cambio de estado.


Al hacer un breve recuento desde la pre-historia hasta la actualidad, vemos que ya en el Periodo Musteriense, se encuentran huellas que sugieren la existencia entonces de estas creencias pues, ¿qué otra cosa puede significar la colocación de determinados objetos junto a los cadáveres, sino la seguridad de que eran necesarios en una vida después de la muerte.

Lo mismo sucedió en el Paleolítico y en el Neolítico, con los primeros monumentos funerarios en forma de Túmulos o Dólmenes en los cuales se colocaban alimentos y objetos familiares del difunto para que los utilizara en el más allá.

De la Edad de Bronce, en las tumbas de los Celtas, se encuentran carros, monedas, utensilios, aderezos, etc, incluso cadáveres de compañeros de armas para que acompañaran al difunto en la vida en otro lugar.

Mucho antes de que existieran las pirámides, unos 12 mil años antes de nuestra era, los egipcios creían en la supervivencia del espíritu y en la doctrina de la reencarnación. Los egipcios representaban al espíritu como un pájaro con rostro humano que dejaba el cuerpo con la muerte.

En la India, cuyo origen se pierde en la nebulosa de la historia antigua, estuvo siempre presente la idea del espíritu y de su reencarnación que persiste en la actualidad, pues los hindúes siempre han afirmando que existe un alma que ocupa un cuerpo y no un cuerpo que tiene un alma. Además consideran que la presente encarnación es sólo un escalón en el camino de la vida.

Un buen número de pueblos, muy distantes entre sí, nos han legado escritos que hablan de la supervivencia del espíritu y de la reencarnación. Son magníficos ejemplos de esto el poema celta de la antigua  Galia: La navegación de Bram, en la India, el Rig Veda y las Leyes de Manú, uno de los textos más antiguos escrito en sánscrito (antigua lengua de los BRACMANES); el Bhagavad Gita y la Vedanta, los cuales tienen innumerables referencias a la reencarnación y a la inmortalidad del alma.

En el Tíbet, el Bardo Thödol nos habla de un espíritu que permanece después de la muerte física y que luego reencarna.

El Avesta de los Arios del Irán,  se refiere a la vida espiritual y a nuevos nacimientos en condiciones acordes con las acciones de la vida anterior.

Los antiguos caldeos de la baja Mesopotamia enseñaron la doctrina de la reencarnación como una de las verdades fundamentales de los Magos que eran los Maestros de la Sabiduría Oculta. Desde la antigua Roma, eminentes personajes nos hablan de estas creencias: Marco Tulio Cicerón en el Sueños de Escipión, Ovidio, Virgilio y Plinio El joven en sus escritos.

Grecia también ha legado una hermosa literatura que hace referencia a un mundo de espíritus desencarnados. Vemos así, que en los poemas épicos de Homero los moribundos profetizan y el alma de Patroclo visita a Aquíles  en su tienda.

Platón decía que los renacimientos eran indeseables y lo deseable era quedarse en el  país de los desencarnados.

Sócrates afirmaba que morir era tan sólo una migración de un  mundo a otro.

La religión judía sostuvo la supervivencia del espíritu: basta leer en el Antiguo Testamento la narración de la oportunidad en que Saúl (primer rey de los Hebreos, que fue reprobado y sustituido por David), acude a la bruja de Endor y ésta invoca al espíritu de Samuel (profeta y juez de Israel, padre de los profetas) y Saúl entendió que era Samuel y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia. Así mismo en el Séfer Ha-Zohar hay muchos temas acerca de la reencarnación.

También el cristianismo difundía la doctrina de la reencarnación. Orígenes decía que las almas reencarnaban repetidas veces. Juan el Bautista, era considerado la reencarnación de Elías. Justino Mártir habló del alma que habita cuerpos sucesivos y Lactancio sostuvo que la idea de la inmortalidad del alma implicaba su pre-existencia. San Agustín se preguntaba: ¿No he vivido en otro cuerpo antes de entrar en el útero de mi madre? De tal forma que el concepto original del cristianismo era el de la existencia de un alma que ocupaba  una y otra vez un cuerpo material, y no el de una existencia espiritual eterna precedida de una sola vida material.

En Oriente, la antigua religión animista pre-budista del sintoísmo que se practicaba en el Japón, mucho antes del siglo VI de la era actual, incluía la inmortalidad del espíritu y la reencarnación.

En China, la creencia en la supervivencia del espíritu estuvo presente desde muy atrás en la historia, pues en la doctrina mística del Taoísmo, a través de los libros de Lao-Tsé, se enseñaba la reencarnación; “entrar en la vida: ir hacia la muerte” decía.

Así, mismo en la obra de Chuang Tsé que  data del siglo IV a.n.e., se afirma que la muerte es el principio de una nueva vida y, algunas sectas como la del Mao, utilizaban médiums para contactar con los espíritus superiores, especialmente a través de la escritura automática.

Si miramos hacia América, vemos que prácticamente todas las religiones indígenas concedían un lugar preponderante a los espíritus y creían en la reencarnación; algunas tribus colocaban los cuerpos de los niños fallecidos al lado de los caminos para que sus almas encontraran cuerpos nuevos entre las mujeres embarazadas que pasaran por allí.

Existe un libro de los Muertos maya tal como existe uno tibetano y otro egipcio.

Las ideas de los Aztecas coincidían con las de los Mayas y los Incas en el Perú, que también creían en la reencarnación  y en la inmortalidad del espíritu.

En el continente  africano, la mayoría de sus pueblos creen en la reencarnación y afirman que el mundo de los muertos es un lugar de tránsito y que el difunto regresa a la tierra para iniciar un nuevo ciclo vital.

La ciencia moderna confirma todo ello, aunque fue a mediados del siglo IXX cuando Allan Kardec dio a conocer su obra, que reafirma los conceptos esenciales emitidos por los más destacados hombres de todos los pueblos desde los confines del tiempo, dando origen al Espiritismo.

Es sobre todo en los últimos 15 a 20 años, con la investigación de lo que sucede en la “muerte clínica” que la teoría de la supervivencia del espíritu y en consecuencia de la reencarnación, ha despertado un inmenso interés en el mundo occidental, ya que los investigadores de las experiencias de personas resucitadas después de estar clínicamente muertas, han acumulado datos fascinantes que ponen de acuerdo las conjeturas de los antiguos y la evidencia médica moderna.

Asimismo, las actuales técnicas de hipnosis le han revelado al hombre encarnado que la vida después de la muerte, es sinónimo de vida antes del nacimiento, y es así que las técnicas modernas permiten comprobar la doctrina de la supervivencia del espíritu y de la reencarnación.

En síntesis, podemos afirmar que de manera constante existió siempre la certeza de que los llamados muertos, ¡no estaban tan muertos!

Nunca se sabrá a ciencia cierta si fue una “casualidad” del destino que el Sr. Gallup, presidente de una de las empresas más importantes del mundo, sufriera una experiencia próxima a la muerte y decidiera cuantificar estadísticamente los casos semejantes acaecidos en América, así como las creencias de la gente acerca de su destino final.

Resulta que sólo en los Estados Unidos hay registradas más de ocho millones de muertes no consumadas y se especula con que, a lo largo y ancho del planeta, los “resucitados” sumen más de cien millones.

Son datos a tener en cuenta.

Por lo que se refiere a la reencarnación, el estudio sorprende al establecer que el 28% de los que se declaran católicos creen en ella.

Los números coinciden básicamente con otra encuesta semejante realizada en Inglaterra.

Como hemos visto anteriormente el fenómeno de la transmigración de las almas fue doctrina común en los primeros siglos del cristianismo.

SAN JERÓNIMO citaba: “La Transmigración de las almas es enseñada secretamente a un reducido número desde los tiempos más antiguos como una verdad a no revelar”

SAN AGUSTÍN envía a SAN JERÓNIMO una carta a propósito de ciertos niños con defectos y dice: ”No pudiendo Dios crear más que el bien, es muy posible que estos niños hayan adquirido sus defectos en una vida anterior”

ORÍGENES comentaba: “En cuanto a porqué el alma humana obedece tanto al bien como al mal, hay que buscar las causas en un nacimiento anterior”

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA decía: “La reencarnación es una verdad transmitida oralmente y autorizada por San Pablo”.

Otros muchos nombres podrían citarse: San Justino, San Hilario de Poitiers, Sinesio, Pussino, San Buenaventura, etc.

¿Por qué, entonces, ha desaparecido de los catecismos e incluso es condenada desde los púlpitos?

Habría que remontarse al año 553, en el que el devaluado concilio de Constantinopla reúne a una minoría de Padres de la Iglesia, quienes, presionados por el emperador JUSTINIANO, poco favorable a ORÍGENES, deciden suprimir a la doctrina de la reencarnación de las enseñanzas de la Iglesia, restringiéndola a los círculos íntimos del poder eclesiástico.

¿La razón? Evitar que los fieles pospusieran a vidas futuras el inicio de sus esfuerzos para lograr la salvación.

Dios creó y crea, a los Espíritus, simples e ignorantes, es decir, con igual aptitud para el bien y para el mal.

El destino de todos es la perfección espiritual y para alcanzarla deben pasar por experiencias y adquirir conocimientos, fortaleciéndose en el ejercicio del bien y desarrollando en sí mismos el amor sublime.

La vida en la materia favorece el perfeccionamiento del espíritu. Al tomar un cuerpo, es decir, al encarnar, los espíritus son sometidos a situaciones y pruebas necesarias para su adelantamiento moral. Cuando fallan y no alcanzan los objetivos propuestos en una determinada encarnación vuelven a sufrir las vicisitudes de la vida corporal, reencarnando para una nueva tarea expiatoria.

La vida de cada espíritu en la materia, posibilita además, la colaboración con la obra divina en el mundo en que habita, la tierra.

Los procesos de encarnación, varia de un caso a otro, a pesar de obedecer los principios generales establecidos por las leyes divinas.

No encarnamos y reencarnamos solamente en el planeta tierra; no, vivimos (las reencarnaciones) en diferentes mundos.

Las que aquí pasamos no son las primeras ni las últimas; son, sin embargo, de las más materiales y de las más distantes a la perfección.

La unión del alma al cuerpo es planeada previamente y tiene como principal determinante las pruebas o expiaciones por las que el espíritu deberá pasar, con el objetivo de su redención.

El espíritu que va a encarnar podrá cooperar o trabajar activamente en ese planeamiento.


De acuerdo con el grado evolutivo en que se encuentra, el espíritu podrá facilitar o dificultar el proceso para volver a nacer. Por eso los espíritus rebeldes o indiferentes tienen su encarnación por completo a cargo de los espíritus superiores, que eligen las condiciones bajo las cuales deberán volver a nacer y las experiencias a las que deberán someterse.

La mayoría de los que retornan a la existencia corporal en la esfera del globo, son magnetizados por los benefactores espirituales, que organizan para ellos nuevas tareas redentoras.

Muchos encarnan en estado de inconsciencia.

Los procesos de la reencarnación son operaciones graduales:

“Se inician con la concepción y se completan con el nacimiento.”

La unión del alma con el cuerpo se efectúa por medio del periespíritu (envoltorio fluídico) que servirá para conexionar el espíritu y la materia.

Mediante un mecanismo complejo el periespíritu es reducido, condensado y se asimila a las moléculas materiales del cuerpo en formación, ajustándose progresivamente a su desarrollo.

Al nacer las reminiscencias del pasado pueden manifestarse con tendencias instintivas, simpatías inexplicables y súbitas, bajo la forma de recuerdos e impresiones.

Incontables personas se han sorprendido frente a los recuerdos de las vidas pasadas, en los que se sumergían inconscientemente, sufriendo en las evocaciones los estados característicos de los personajes que antes animaron. Es así, que muchos han sido víctimas de variados órdenes, perturbándose, sin conseguir establecer los límites entre los hechos de una y otra existencia: la del pasado que retorna vigorosa y la del presente, que se va sometiendo al impositivo de la otra.

En la vida infantil, debido a que el espíritu aún se encuentra en el proceso de fijación total en las células, apropiándose del campo somático, poco a poco surgen, frecuentemente en los diversos ámbitos del Arte, de la Filosofía, de la Ciencia y de la Religión, los que exteriorizan sorprendente precocidad, revelando conocimientos superiores a los del tiempo en que viven o recordando las enseñanzas aprendidas anteriormente.

La memoria del aprendizaje y de los hechos no se pierden nunca, puesto que ésta no es patrimonio de las células cerebrales, que las traducen, estando incorporada al periespíritu, quien la fija, acumulando las experiencias de las múltiples existencias, mediante las cuales el Espíritu evoluciona, en las diversas fajas que le son necesarias.

El gran filósofo griego PLATÓN decía: ”APRENDER ES LO MÍSMO QUE RECORDAR”

La Ley del olvido se aplica al reencarnante, ya que en su vida de relación el hombre tendrá que convivir con antiguos adversarios, con el objetivo de la reconciliación. Si los reconociese, encontraría dificultades para establecer los vínculos afectivos necesarios al entendimiento mutuo. En la calidad de ofensor podría sentirse humillado y en calidad de ofendido afligido o encolerizado.

Por otro lado, el conocimiento de un pasado fastuoso podría avivar el orgullo humano, mientras que un pasado de miseria o de errores terribles podría  causar una innecesaria humillación y tal vez, el remordimiento llegaría a paralizar todas las buenas iniciativas.

Para que el hombre progrese espiritualmente y cumpla el programa de trabajo que asumió al volver a nacer al cuerpo físico, no es necesario el recuerdo de las experiencias anteriores, el espíritu recibe la advertencia, para no reincidir en el error, bajo la forma de intuiciones e impresiones provenientes de las lecciones del pasado, impresos en su conciencia, así como las buenas resoluciones que adoptó antes en otras vidas.

Las tendencias instintivas, en algunos casos, el tipo de vicisitudes y pruebas que sufre, pueden también esclarecer al hombre acerca de su pasado y sobre la naturaleza de los esfuerzos que tiene que realizar para su evolución.

La observación de sus malas inclinaciones y de las dificultades que atraviesa le permitirán saber que fue, qué hizo  y que necesitará hacer para corregirse.

La ley de los renacimientos explica y completa el principio de la inmortalidad.

No se puede evolucionar en una sola existencia para llegar a la perfección.

¿Por qué para unos la fortuna, la dicha constante, la salud, la belleza, la fuerza, la inteligencia y para otros la miseria, el mal inevitable, las enfermedades, la fealdad, la debilidad, la torpeza?

Unos mueren jóvenes, de pocos días, otros duran cerca del siglo.

¿De dónde vienen los jóvenes prodigios?, los músicos, los pintores, los poetas, todos los que desde la más tierna edad, muestran disposiciones para las artes y las ciencias.

Hubo niños que fueron capaces de expresarse correctamente en diversos idiomas desde los dos años de edad, sin haberlos aprendido. Otros revelaron una inclinación musical, componiendo e interpretando piezas clásicas antes de que pudiesen sostener un violín, o disponer de movilidad para una octava en el teclado del piano.

Escultores deslumbraron a sus maestros en plena edad infantil.

Así también, matemáticos, astrónomos y físicos modernos, evocan de la última reencarnación cuanto aprendieron y ahora retornan para ampliar, aún más, sus adquisiciones para ser aplicadas al servicio de la Humanidad.

Si la vida individual empieza solamente con el nacimiento terrestre, según los materialistas. Si no se ha existido anteriormente, no se podría explicar…

Como Mozart a los 4 años ejecutaba el piano y compuso una sonata y a los 8 años una opera.

Paganini en su infancia tocaba el violín maravillosamente.

Litz, Beethoven, Rubinstein a los 10 años se hacían aplaudir en las salas de conciertos.

Miguel Angel se reveló en un momento, de improviso, con un talento fascinante.

Pascal a los 12 años descubrió la “geometría plana”.

Rembrandt, antes de saber leer dibujaba como un gran maestro.

Ericson (ingeniero) a los 12 años era inspector del Gran Marítimo de Suez y tenía a su cargo, bajo sus ordenes, a más de 600 obreros.

Las desigualdades son los diferentes grados de evolución:

El destino del ser no es más que el desenvolvimiento, a través de las edades de la larga serie de “causas y efectos” engendrados por sus actos.

Nada se pierde, se acumula el bien y el mal, y germinan en nosotros.

Sólo la reparación puede llegar a suprimirlos.

Unos y otros formamos un encadenamiento de bienes y de males, que en su conjunto compondrá la trama de nuestro destino.

Las almas irán evolucionando por medio de innumerables encarnaciones. Aquí juega un papel importante el “libre albedrio”, que DIOS nos concedió cuando nos creó.

De este modo, con el encadenamiento de nuestras etapas terrestres se prosigue y se completa la obra grandiosa de nuestra evolución a través de la educación y la edificación de la personalidad. 

Sufrir todas las pruebas de la riqueza, pobreza, aprender a obedecer, a mandar, comprender las privaciones, adquirir la paciencia.

No existe pues la fatalidad, el hombre es el que teje, día a día, desde su nacimiento hasta su muerte, la red de su destino.

La ley de la justicia no castiga, ni recompensa.

Asociar nuestros actos al PLAN DIVINO, obrar en concierto con la naturaleza, en el sentido de la armonía, y para el bien de todos, es preparar nuestra elevación, nuestra felicidad.

Actuar al contrario sería retrasarnos y encadenarnos a mundos inferiores.

El presente sólo explica el pasado.

En numerosas ocasiones perdemos la perspectiva estudiando las cosas de forma aislada. Sin embargo, cuando un acontecimiento histórico es comparado con otro de similares características y de repente se revelan extraordinarias e inauditas coincidencias, la sombra de la duda comienza a planear respecto de cómo se está escribiendo el guión de la historia de la Humanidad.

El cúmulo de insólitas coincidencias que rodea los asesinatos de dos de los presidentes más populares de la historia de los Estados Unidos: Abraham Lincoln y John Fitzgerald Kennedy, es sencillamente asombroso.

Qué misterio indescifrable encierra este anormal paralelismo de hechos y acontecimientos. No lo sabemos, pero hay algo claro como decía Albert Einstein: “Dios no juega a los dados con el mundo”.

Porque lo que a continuación pasamos a detallar no puede tratarse de ninguna manera de simples coincidencias, juzgue usted mismo.

  1. Abraham Lincoln fue elegido por vez primera para el Congreso en 1846 y John F. Kennedy exactamente cien años después.

  1. Lincoln fue elegido como 16º presidente de los Estados Unidos el 6 de Noviembre de 1860, Kennedy fue elegido 35º presidente el 8 Noviembre de 1960.
3. John Wilkes Booth el asesino de Abraham Lincoln  nació en 1839 mientras que Lee Harvey Oswald asesino material del presidente Kennedy nació en 1939. Ambos personajes eran nativos del Sur.

4. El mismo día en que fue asesinado Lincoln éste comentó a uno de sus íntimos Willam H. Crook: “Creo que hay hombres que quieren matarme…Y no hay duda de que lo harán…Si han de hacerlo será imposible evitarlo”. Y horas antes de su trágica muerte Kennedy comentó con su esposa Jacqueline y a uno de sus consejeros personales, Ken O´donell:  “Si alguien estuviera resuelto a matar al presidente de los Estados Unidos  no le seria difícil. Todo lo que tiene que hacer es subir un día a un edificio alto con un rifle telescópico: nadie podrá evitarlo”.
5.Ambos asesinatos ocurrieron en viernes.

6. Las muertes de ambos mandatarios fueron presenciadas por sus esposas.

7. Los dos murieron de un balazo en la cabeza que les dispararon por la espalda.

8. Booth cometió un magnicidio en un teatro y se refugió en un almacén. Mientras que Oswald disparó contra Kennedy desde la ventana de un almacén y se ocultó en un teatro.

9. El secretario de Lincoln apellidado Kennedy aconsejó a éste con reiteración que no acudiera al teatro Ford, mientras que el secretario de Kennedy apellidado Lincoln desaconsejó a éste el viaje a Dallas.

10. Lincoln fue asesinado en el teatro Ford Kennedy, Kennedy lo fue en un automóvil de la Ford Motor Company, un Lincoln.

11. Los sucesores de ambos presidentes se apellidaban Jonhson.

12. Ambos políticos representaban a los demócratas del Sur.

13. En ambos casos los sucesores también habían sido miembros del Senado.

14. El sucesor de Lincoln,  Andrew Johnson, nació en 1808 y el de Kennedy,     Lindon Johnson, en 1908. Ambos sureños.

15. Tras su detención ambos asesinos fueron muertos en extrañas circunstancias      sin haber podido ser juzgados.

  1. Se sospecha con bastante fundamento que tanto Booth como Oswald tuvieron cómplices cuyos nombres nunca salieron a la luz ya que en ambos casos surgieron espontáneos vengadores que los mataron antes de ser juzgados.

  1. Los apellidos Lincoln y Kennedy constan de siete letras.
18. Los nombres de sus respectivos sucesores Andrew Johnson y Lindon Johnson constan respectivamente de trece letras.


  1. Los nombres de los criminales John Wilkes Booth y Lee Harvey Oswald poseían cada uno quince letras.
  1. Tanto Lincoln como Kennedy eran fervientes defensores de los derechos civiles.

  1. Las esposas de ambos presidentes perdieron un hijo mientras residían en la Casa Blanca.
  1. El hijo de Lincoln y el hermano de Kennedy se llamaban respectivamente Robert.

  1. Tras la muerte de Lincoln su hijo quemó una serie de cartas y documentos de su padre justificando esta acción con las siguientes palabras: “No conduce a nada su publicación…Concierne a un hombre que desempeñó cierto papel en la muerte de mi padre…un miembro de la Administración…”
Tras la muerte de Kennedy su hermano muerto más tarde en extrañas            circunstancias procedió de forma similar.

¿Cómo es posible que se repitan, justo cien años después, ya no sólo hechos idénticos, sino incluso fechas y nombres de los protagonistas?

Los asesinos de Lincoln y Kennedy, están plagados de asombrosas coincidencias y similitudes que no pueden explicarse de modo alguno.

Naturalmente, una filosofía espiritualista y comportamental como el Espiritísmo, no podía dejar de considerar la idea reencarnacionista, como respuesta cabal a tanta incógnita relativa al hombre, su orígen y sus destino. Tal es así, que en los 5 puntos básicos en los que se sustenta la Doctrina de los Espíritus la considera.  A saber: LA CREENCIA EN DIOS-EN LA INMORTALIDAD DEL ALMA-EN LA COMUNICABILIDAD DE LOS ESPÍRITUS-EN LA REENCARNACIÓN O VIDAS SUCESIVAS-EN LA PLURALIDAD DE MUNDOS HABITADOS.

KARDEC, con mucha propiedad, en EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, Cap. IV preg. 66, indaga: ”Si no alcanzó la perfección durante la  vida corpórea, ¿por qué medios el espíritu alcanza la depuración?  “Sometiéndose a la prueba de una nueva existencia”. Contestaron los Espíritus Superiores.

Y en la pregunta 171, consulta ¿En qué se fundamenta la ley de la reencarnación?  “En la justicia de DIOS y en la revelación. El buen Padre deja abierta una puerta para el arrepentimiento, ¿no os indica la razón que sería injusto privar para siempre de la felicidad eterna a aquellos a los cuales no se les dieron todas las oportunidades para mejorarse?, ¿no son hijos de DIOS todos los hombres? Sólo entre los egoístas son comunes la iniquidad, el odio implacable y los castigos eternos”.

Y en la pregunta 392 -inquiere: ¿Por qué el espíritu encarnado pierde el recuerdo del pasado? – “El hombre no puede ni debe saberlo todo, Dios lo quiere así en su sabiduría. Sin el velo que le cubre ciertas cosas, quedaría deslumbrado, como aquel que pasa, sin transición, de la oscuridad a la luz, por el olvido del pasado, es más él mismo”.

El transitorio olvido del pasado facilita las reencarnaciones, brindando unas posibilidades más amplias al entendimiento y a la cordialidad. Si el espíritu recordara los motivos de la antipatía o del amor, se vincularía solamente a los seres simpáticos, apartándose de aquellos por quienes se sintió perjudicado, complicando indefinidamente la liberación  de las causas infelices del fracaso.

De este modo, el hijo rebelde retorna en la condición de padre, la esposa ultrajada vuelve como madre abnegada, el criminal odioso reinicia la marcha al lado de la antigua victima, el infractor de la existencia física, el suicida, reencarna con las limitaciones que ocasionó mediante el atentado perpetrado contra su organización somática. Su mal aplicada decisión redunda en idiotez irreversible y la impiedad, el ultraje, el abuso de cualquier naturaleza construyen el suplicio de la miseria física o moral, como medida educadora de que necesita el defraudador.

Merece considerar aún, que en cada día surgen oportunidades nuevas que facultan al hombre a hacer y rehacer, perfeccionándose sin cesar, olvidando el mal y adicionando el bien a las propias adquisiciones con que se prepara para la liberación íntima e intransferible. Por eso, la actual oportunidad es para cada uno que se encuentra en la labor de la carne, una bendición de realce que no puede ser desperdiciada sin consecuencias lamentables, y que sólo más tarde comprenderá en toda su complejidad.

Sea cual fuese  la situación en que te encuentres, agradece a Dios la actual coyuntura expiatoria o de prueba, utilizando el tiempo con sabiduría y discernimiento, con el fin de construir el futuro, si es que el presente se te figura aflictivo o doloroso.

Lo que hoy posees viene del ayer, pudiendo edificar para el mañana a través del uso que hagas de las facultades a tu alcance.

Cualquier cuerpo, aunque esté mutilado o limitado, señalado por enfermedades terribles y rigurosas, constituye una concesión superior que a todos corresponde cuidar y cultivar, ampliando recursos y atesorando adquisiciones, mediante los cuales podrá planear más tarde en las Regiones Felices, libre de los retornos dolorosos y reencarnaciones difíciles.


domingo, 2 de agosto de 2020

LA MARIPOSA Y LA ORUGA




Al borde de un pantano, una mariposa aterrizó sobre un nido de larvas y le dijo a las orugas pequeñas:
Hola Soy su hermana Vengo a decirles que tengan esperanza. No siempre se pegarán a las hierbas del pantano!
Esfuércense para no sucumbir a los golpes del viento que, de cuando en cuando, barre el paisaje.
Esperen! Después del sueño que las espera, todas despertarán con alas de puro terciopelo, reflejando el esplendor solar...
Así que ya no se arrastrarán, atrapados en el suelo húmedo y triste. Adquirirán preciosa visión de la vida, pues podrán subir muy alto y su alimento será el néctar de las flores...
Viajarán deslumbradas, contemplando el mundo, bajo nuevo prisma!
Mientras el mensajero tomó un pequeño descanso, se escuchaban exclamaciones admiradas:
Qué misteriosa criatura!
Será un hada milagrosa?
Nada tiene de común con nosotros...
Emitiendo el suave aroma del jardín de donde vino, la hermosa visitante sonrió y continuó:
No se equivoquen! No soy un hada celeste! Mis alas son parte integrante de la nueva forma que la naturaleza les reserva.
Ayer vivía con ustedes Mañana vivirán conmigo! Flotarán en el inmenso espacio, en vuelos sublimes a plena luz. Liberas de lodaçal, se elevarán felices.
Conocerán la belleza de las copas floridas y el sabroso néctar de los pétalos perfumados. Contemplarán la altura y la amplitud del firmamento...
Justo después, lanzando cariñoso mirar a la familia alborotada, abrió las alas coloridas y, volando con gracia, desapareció en el infinito azul.
En eso, llegó al nido la oruga mayor del grupo y, escuchando los comentarios emocionados de las compañeras jóvenes, ordenó enojada:
Cállate y escucha! Todo esto es insensatez, mentiras, divagaciones...
No nos engañemos! Nunca tendremos alas!
Somos orugas, nada más que orugas Seamos prácticas, en el inmediatismo de nuestra vida. Olviden los supuestos seres alados que no existen.
Tenemos que comer y comer... Luego viene el sueño, la muerte... Y la nada... Nada más...
Las orugas se callaron, desencantadas
Cayó la noche y en medio de la sombra, la oruga jefe se durmió sin despertar el otro día. Estaba completamente inmóvil
Las hermanas, preocupadas, observaban curiosas el fenómeno...
Después de algún tiempo, para asombroso de todas, la ignorante e incrédula consejera surgió como terciopelo mariposa, de alas ligeras y ligeras, bailando en el aire...
* * *
Al igual que la hermosa mariposa que bajó a las pistas oscuras donde arrastraban a sus hermanas orugas, un día, la humanidad también recibió la visita de un Ser Sublime, que vino a traer consuelo y esperanza.
Habló de la vida triunfante más allá de la vaina física.
Él mismo, después de desvencillarse del cuerpo físico, surgió más libre y más brillante que antes, mostrando a los discípulos, a los amigos.
Luego, con ligereza, desapareció en la inmensidad azul, ante quinientos testigos, admirados, en la
lejana Galilea...
A pesar del tiempo transcurrido, todavía existen aquellos que prefieren creer que lo que nos espera más allá de la muerte es la nada.
No nos equivoquemos Somos inmortales Viviremos

sábado, 28 de marzo de 2020

LA RANA


*LA RANA SORDA*

_Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo._
_Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo._

_Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, las ranas de arriba le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas._
_Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas._
_Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles._
_Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió._
_Luego se desplomó y murió._
_La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible._
_Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenia caso seguir luchando._
_Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo._
_Cuando salió, las otras ranas le dijeron:"nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos"._
_La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo._

*Moraleja*

_1. La palabra tiene poder de vida o muerte. Una palabra de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y finalizar el día._
_2. Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre desanimado puede ser lo que lo acabe por destruir._ _Tengamos cuidado con lo que decimos._
_3. Una persona especial es la que se da tiempo para animar a otros._

_Una referencia relacionada:
En los Estados Unidos de Norteamérica, en la NASA , hay un poster muy lindo de una abeja, el cual dice :
_"Aerodinámicamente, el cuerpo de una abeja no está hecho para volar; lo bueno es que la abeja no lo sabe"_

¿Qué te parece si hacemos oídos sordos a las cosas negativas y comenzamos a animarnos y a hacer algo todos para que este tiempo que nos toca vivir, sea mucho mejor para todos...?

lunes, 23 de marzo de 2020

¿Existen Los Espíritus?

La causa principal de la duda relativa a la existencia de los Espíritus radica en la ignorancia de su verdadera naturaleza. Por lo general, las personas imaginan a los Espíritus como seres aparte en la creación, cuya necesidad no está demostrada.
Muchas sólo los conocen a través de los relatos fantásticos con que fueron acunadas en la niñez, a semejanza de las que sólo conocen la historia a través de las novelas. No intentan averiguar si esos relatos, despojados de sus accesorios ridículos, encierran algún trasfondo de verdad, y sólo las impresiona el lado absurdo que ellos revelan.
Como no se toman el trabajo de quitar la cáscara amarga para descubrir la almendra, rechazan todo, tal como los que, al verse afectados por ciertos abusos en el ámbito religioso, incluyen la totalidad de la religión en una misma censura.
Sea cual fuere la idea que se tenga de los Espíritus, la creencia en ellos se basa, necesariamente, en la existencia de un principio inteligente fuera de la materia.
Esa creencia es incompatible con la negación absoluta de dicho principio. Así pues, tomamos como punto de partida la existencia, la supervivencia y la individualidad del alma, de la cual el espiritualismo es su demostración teórica y dogmática, y el espiritismo su demostración patente.
Dejemos de lado, por unos instantes, las manifestaciones propiamente dichas, y razonando por inducción veamos a qué consecuencias llegamos.
Desde el momento en que se admite la existencia del alma y su individualidad después de la muerte, es necesario admitir también:
1.º, que la naturaleza del alma es diferente de la del cuerpo, puesto que, una vez separada del cuerpo, el alma ya no tiene las propiedades de aquel;
2.º, que el alma tiene conciencia de sí misma, puesto que se le atribuye la alegría o el sufrimiento; de otro modo, sería un ser inerte y de nada nos valdría poseerla.
Una vez admitido esto, se sigue de ahí que el alma va a alguna parte¿Qué sucede con ella y a dónde va? De acuerdo con la creencia generalizada, el alma va al Cielo o al Infierno. Pero ¿Dónde se encuentran el Cielo y el Infierno? Antaño se decía que el Cielo estaba arriba y el Infierno abajo. Pero ¿Qué es lo de arriba y lo de abajo en el universo, a partir de que se conoce la redondez de la Tierra y el movimiento de los astros –movimiento que hace que lo que en un determinado momento está en lo alto, se encuentre abajo al cabo de doce horas–, así como lo infinito del espacio, a través del cual nuestra mirada penetra para alcanzar distancias inconmensurables?
Es verdad que con la expresión “lugares inferiores” también se designan las profundidades de la Tierra. Pero ¿en qué se convirtieron esas profundidades después de las investigaciones hechas por la geología? ¿En qué se convirtieron, igualmente, esas esferas concéntricas denominadas “cielo de fuego”, “cielo de las estrellas”, después de que se verificó que la Tierra no es el centro de los mundos, que incluso nuestro Sol no es el único, sino que millones de soles brillan en el espacio, y que cada uno de ellos constituye el centro de un torbellino planetario? ¿A qué quedó reducida la importancia de la Tierra, perdida en esa inmensidad? ¿Por qué injustificable privilegio este imperceptible grano de arena que no se distingue por su volumen, ni por su posición, ni por un papel particular, habría de ser el único planeta poblado por seres racionales?
La razón se rehúsa a admitir la inutilidad de lo infinito, y todo nos dice que esos mundos están habitados. Ahora bien, si están poblados, aportan también sus contingentes al mundo de las almas.
Con todo, una vez más inquirimos, ¿qué sucede con esas almas, puesto que tanto la astronomía como la geología han destruido las moradas que les estaban destinadas y, sobre todo, después de que la teoría tan racional de la pluralidad de los mundos las multiplicó hasta lo infinito? Como la doctrina de la localización de las almas no puede concordar con los datos de la ciencia, otra doctrina más lógica demarca como dominio de ellas, no un lugar determinado y circunscrito, sino el espacio universal.
Se trata de todo un mundo invisible en medio del cual vivimos, que nos circunda y se codea con nosotros permanentemente. ¿Acaso hay en eso algo imposible, algo que se oponga a la razón? De ningún modo. Por el contrario, todo indica que no puede ser de otra manera.
Pero, entonces, ¿en qué se transforman las penas y las recompensas futuras, si se suprimen los lugares especiales donde se hacen efectivas? Tengamos en cuenta que la incredulidad en lo relativo a esas penas y recompensas está provocada, en general, por el hecho de que tanto unas como otras son presentadas en condiciones inadmisibles.
En vez de eso,
  • afirmemos que las almas encuentran en sí mismas su dicha o su desgracia;
  • que su destino se halla subordinado al estado moral de cada una;
  • que la reunión de las almas buenas y afines constituye para ellas una fuente de felicidad;
  • que, conforme al grado de purificación que hayan alcanzado, penetran y entrevén cosas que las almas groseras no captan, y entonces todo el mundo comprenderá sin dificultad.
Afirmemos, incluso,
  • que las almas sólo llegan al grado supremo mediante los esfuerzos que realizan para mejorar, y tras una serie de pruebas que son adecuadas para su purificación;
  • que los ángeles son las almas que han llegado al grado más elevado de la escala, grado que todas pueden alcanzar mediante la buena voluntad;
  • que los ángeles son los mensajeros de Dios, encargados de velar por la ejecución de sus designios en todo el universo, y que se sienten felices de desempañar esas misiones gloriosas.
De ese modo, habremos dado a su felicidad un fin más útil y atrayente que el que consiste en una contemplación perpetua, que no sería más que una perpetua inutilidad.
Digamos, por último, que los demonios son simplemente las almas de los malos, que todavía no se han purificado, pero que pueden llegar, como las otras, al más alto grado, y esto parecerá más acorde con la justicia y la bondad de Dios que la doctrina que los presenta como seres creados para el mal y para estar perpetuamente dedicados a él.
Una vez más, eso es lo que la razón más severa, la lógica más rigurosa, el buen sentido, en suma, puede admitir.
Ahora bien, esas almas que pueblan el espacio son, precisamente, lo que denominamos Espíritus. Por consiguiente, los Espíritus son las almas de los hombres despojadas de su envoltura corporal. Si los Espíritus fueran seres aparte, su existencia sería más hipotética. En cambio, si se admite que las almas existen, también se debe admitir a los Espíritus, que no son otra cosa sino las almas.
Si se admite que las almas están en todas partes, habrá que admitir que los Espíritus también lo están. No se podría, pues, negar la existencia de los Espíritus sin negar la de las almas.
Por cierto, esto no deja de ser una teoría, aunque más racional que la otra. Sin embargo, ya es mucho que se trate de una teoría a la cual ni la razón ni la ciencia contradicen. Además, si la corroboran los hechos, tiene a su favor la sanción de la lógica y de la experiencia.
Hallamos esos hechos en los fenómenos de las manifestaciones espíritas, que constituyen, de ese modo, la prueba patente de la existencia y la supervivencia del alma.
No obstante, la creencia de muchas personas no va más allá de ese punto: admiten la existencia de las almas y, por lo tanto, la de los Espíritus, pero niegan la posibilidad de que nos comuniquemos con ellos, en virtud de que –según dicen– los seres inmateriales no pueden obrar sobre la materia.
La duda se debe a que ignoran la verdadera naturaleza de los Espíritus, acerca de los cuales suelen formarse una idea muy falsa, pues erróneamente se supone que son seres abstractos, difusos e indefinidos, lo que no es verdad.
En primer término, imaginemos al Espíritu en su unión con el cuerpo. El Espíritu es el ser principal, puesto que es el ser que piensa y sobreviveEl cuerpo no es más que un accesorio del Espíritu, una envoltura, una vestimenta que abandona cuando está gastada. Además de esa envoltura material, el Espíritu tiene una segunda, semimaterial, que lo une a la primera.
Cuando se produce la muerte, el Espíritu se despoja del cuerpo, pero no de la otra envoltura, a la cual damos el nombre de periespíritu. Esa envoltura semimaterial, que adopta la forma humana, constituye para el Espíritu un cuerpo fluídico, vaporoso, pero que, por el hecho de que sea invisible para nosotros en su estado normal, no deja de tener algunas de las propiedades de la materia.
Por consiguiente, el Espíritu no es un punto, una abstracción, sino un ser limitado y circunscrito, al que sólo le falta ser visible y palpable para asemejarse a los seres humanos. ¿Por qué, pues, no ejercería una acción sobre la materia? ¿Acaso por el hecho de que su cuerpo es fluídico? Sin embargo, ¿no es entre los fluidos más rarificados, incluso entre los que se consideran imponderables, como la electricidad, donde el hombre encuentra sus más poderosos motores? ¿Acaso la luz, que es imponderable, no ejerce una acción química sobre la materia ponderable?
No conocemos la naturaleza íntima del periespíritu. Con todo, imaginemos que está constituido de materia eléctrica, o de otra tan sutil como esa. ¿Por qué razón, si lo dirige una voluntad, no habría de tener la misma propiedad de dicha materia?
Dado que la existencia del alma y la existencia de Dios, que son consecuencia una de otra, constituyen la base del edificio, antes de que demos comienzo a un debate espírita es conveniente que sepamos si nuestro interlocutor acepta esa base.
Si a estas preguntas:
  • ¿Crees en Dios?
  • ¿Crees que tienes un alma?
  • ¿Crees en la supervivencia del alma después de la muerte?
él responde en forma negativa, o incluso si contesta simplemente: No sé, desearía que fuese así, pero no estoy seguro –lo que a menudo equivale a una negación encubierta con cortesía, disimulada bajo una forma menos categórica para evitar un choque brusco con lo que denomina prejuicios respetables–, será inútil seguir adelante, tan inútil como pretender demostrar las propiedades de la luz a un ciego que no admite que la luz existe.
Porque, en definitiva, las manifestaciones espíritas no son otra cosa que efectos de las propiedades del alma. Por lo tanto, si no queremos perder el tiempo con semejante interlocutor, tendremos que seguir un orden de ideas muy diferente. En cambio, si la base es aceptada, no como una probabilidad, sino como algo probado e indiscutible, la existencia de los Espíritus se deduce de ahí con la mayor naturalidad.
Resta ahora la cuestión de saber si el Espíritu puede comunicarse con el hombre, es decir, si puede intercambiar ideas con él. ¿Por qué no? ¿Qué es el hombre, sino un Espíritu aprisionado en un cuerpo? ¿Por qué un Espíritu libre no podría comunicarse con un Espíritu cautivo, de la misma manera que un hombre libre se comunica con el que está prisionero?
Dado que admitimos la supervivencia del alma, ¿será racional que no admitamos la supervivencia de los afectos?
Puesto que las almas se encuentran por todas partes, ¿no será natural que creamos que la de un ser que nos ha amado durante su vida se acerque a nosotros, desee comunicarse con nosotros, y se sirva para eso de los medios que estén a su disposición?
Mientras se hallaba vivo, ¿no ejercía una acción sobre la materia de su cuerpo? ¿No era él quien dirigía sus movimientos? Así pues, ¿por qué causa no podría, después de su muerte, mediante un acuerdo con otro Espíritu que esté ligado a un cuerpo, valerse de ese cuerpo vivo para manifestar su pensamiento, de la misma manera que un mudo puede servirse de una persona dotada de habla para darse a entender?
Dejemos de lado, por unos instantes, los hechos que a nuestro entender hacen indiscutible esa cuestión, y admitamos la comunicación de los Espíritus como una simple hipótesis. Ahora solicitamos a los incrédulos que nos demuestren, no mediante una simple negación, ya que sus opiniones personales no pueden tomarse como ley, sino por medio de razones concluyentes, que eso no es posible. Nos ubicamos en su propio terreno, y puesto que desean evaluar los hechos espíritas con la ayuda de las leyes de la materia, les pedimos que extraigan de ese arsenal alguna demostración matemática, física, química, mecánica o fisiológica, y prueben, por a más b, siempre a partir del principio de la existencia y la supervivencia del alma:
1.º, que el ser pensante que existe en nosotros durante la vida, no debe pensar más después de la muerte;
2.º, que si continúa pensando, no debe pensar más en los que ha amado;
3.º, que si piensa en los que ha amado, ya no debe querer comunicarse con ellos;
4.º, que si puede estar en todas partes, no puede estar a nuestro lado;
5.º, que si está a nuestro lado, no puede comunicarse con nosotros;
6.º, que por medio de su envoltura fluídica no puede actuar sobre la materia inerte;
7.º, que si puede actuar sobre la materia inerte, no puede hacerlo sobre un ser animado;
8.º, que si puede actuar sobre un ser animado, no puede guiar su mano para hacer que escriba;
9.º, que si puede hacer que escriba, no puede responder sus preguntas, ni trasmitirle sus pensamientos.
Cuando los adversarios del espiritismo nos hayan demostrado que esto es imposible, por medio de razones tan patentes como las que empleó Galileo para demostrar que no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra, entonces podremos decir que sus dudas tienen fundamento.
Lamentablemente, hasta el día de hoy toda su argumentación se resume en estas palabras: No lo creo. Por consiguiente, es imposible. Sin duda, nos replicarán que nos corresponde a nosotros probar la realidad de las manifestaciones. Pues bien, les damos esa prueba mediante los hechos y mediante el razonamiento. Si no admiten ni una ni otra cosa, si niegan incluso lo que ven, a ellos les corresponde demostrar que nuestro razonamiento es falso y que los hechos son imposibles.

lunes, 9 de marzo de 2020


7

Nuestras creencias y pensamientos son altamente determinantes para nuestra biología y salud.




Bruce Lipton reclama una nueva medicina, la que tenga en cuenta la capacidad de curar y armonizar la energía, mucho más eficaz que los medicamentos farmacológicos. Bruce Lipton (Estados Unidos, 1944) ha conseguido aunar ciencia y espíritu. No es poco mérito el suyo si tenemos en cuenta lo "alérgicos" que son los científicos a los temas trascendentales. Es doctor en Biología Celular y fue pionero en la investigación con células madre. Sus estudios sobre la membrana celular y las modificaciones de las células según el entorno sentaron las bases de la nueva epigenética. Sus descubrimientos (que iban en contra de la opinión científica establecida de que la vida es controlada por los genes) y el estudio de la física cuántica le han llevado a criticar duramente la medicina convencional. Es autor de libros como La biología de la creencia y La biología de la transformación.

Usted asegura que la medicina convencional va por muy mal camino. ¿Tan peligrosos son los medicamentos que nos recetan?
Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa muchos problemas en el cuerpo. Porque esta medicina basada en la farmacología no entiende cómo está interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el efecto de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Y esas personas son muchas más que las que mueren por tomar drogas ilegales. Hay algo que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología, pero está matando a mucha más gente de la que ayuda. Tiene que aprender cómo funcionan las células. 


¿Y qué ha descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta la medicina? 
Yo ya trabajaba con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Puse una célula madre en un plato petri y, como cada diez horas se divide en dos, al cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas. Luego cogí algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el entorno celular (son más como peces porque viven en un entorno fluido). Cambié la química en ese plato y ahí formaron músculo. Después, cogí otras del primer plato y las puse en un entorno diferente, y se formó hueso, y otras se convirtieron en grasa al volver a cambiar el entorno. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una comunidad. ¡El humano es un plato petri cubierto de piel!

La industria farmacéutica no quiere que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula?

¿Cuál es el entorno de la célula que hay que cuidar?

Dentro de mí hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa. Por ello, si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana. Por tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.




En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?

No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.

¿Está diciendo que el efecto placebo –creer que algo nos sanará– es más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones sobre eso.

Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula? Si fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. Deberíamos poder decir que la ciencia está separada de la industria farmacéutica, pero no es así, porque con el dinero de esta se paga el desarrollo de la ciencia, y ese dinero solo va esos estudios que dicen que las drogas funcionan. El dinero controla la ciencia.

Explíquenos cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la autocuración.

He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del cáncer. La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.

Si pones al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana

Eso significa que el estrés nos hace enfermar, ¿no?

Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario. De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema  inmunitario, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas. El 90 por ciento de la gente que va al médico es debido al estrés, y también el cáncer funciona igual.



Explíquenos qué es la medicina cuántica o medicina de la energía.

Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células. La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible. Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro? Energía. La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniania. La medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico.

La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química.

Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?

La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos... pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad. La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. Uno se llama placebo y el otro nocevo. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas.

Y eso enlaza con la física cuántica.

Totalmente. Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado.

Usted ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento?

Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.

Pero no lo podemos controlar.

Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.

Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño

Es decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se 'programa' su subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!
La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Sería algo así como conducir un coche: si te enseñaron a conducir mal y has automatizado esa forma de conducir, pues lo más probable es que tengas accidentes. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.

¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?

Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa información, pero no es así. La mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces, piensas: “¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?”. Los pensamientos positivos, el conocimiento... solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente. Técnicas de psicología basadas en la energía como la hipnosis o el Psych-K son una manera de cambiar el subconsciente, es como un aprendizaje rápido.

Con su investigación, ha aunado ciencia y creencia, un binomio que evita la mayoría de los científicos. ¿Usted cree en la eternidad?

Absolutamente, sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo mis celulas y las tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Así que cojo otra, la enciendo, conecto el canal y vuelvo a ver el programa de Bruce, pero en otra tele, o lo que es lo mismo, en otro ser. Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.

¿Eso le hizo creer que tenemos espíritu?

Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate?  Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.