viernes, 21 de diciembre de 2012

EL LIBRO DE LA VIDA



EL LIBRO DE LA VIDA



La paz sea con vosotros, hermanos amados: He ahí que vengo
hoy, para daros un pequeño consejo. ¡Abrid el gran libro de la vida!
Abridlo en sus primeras páginas y leed. Leed y maravillaos de la
creación, de su inmensidad, del orden que rige las galaxias. Maravillaos
hermanos, y preguntaos después: ¿Quién será el artífice de esa
maravilla?, mirad luego en torno vuestro, prestad atención, observad
las vidas de vuestros semejantes e intentad escudriñar en sus
interiores.
Ved qué gama tan extensa de sentimientos, de ilusiones, de
odios, de rebeldías, de sinsabores, de dudas, de mezquindades...
pero también veréis seres abnegados, con sentimientos llenos de
tolerancia, de bondad y de paz. Sabéis que no todos los niños nacen
con idénticas cualidades físicas, intelectuales o morales. Preguntaos
el porqué de esa diferencia. ¿Por qué esa diversidad, si hay un solo
Creador, una Causa primera? ¿Por qué existen tan múltiples efectos?
Estudiad con detenimiento la vida, ese libro prodigioso, porque
profundizando en él rescataréis grandes enseñanzas, lo cual os
conducirá a corroborar la autenticidad de la ley de reencarnación. No
debéis desdeñar tales lecciones, porque de sabios es aprender de
las experiencias del prójimo.
Reparad en los seres de vuestro entorno, y observad que a
menudo, no veis en ellos más que imperfecciones. Sed justos, sed
humildes y equitativos y buscad también sus virtudes. Resulta en
extremo fácil descubrir los defectos ajenos, y ver los propios como si
se trataran de virtudes. Sed tolerantes y limad toda aspereza, todo
defecto propio, porque será el mejor método, de enseñar a los demás,
para que aprendan cuál debe ser su comportamiento. No olvidéis que
el único valor auténtico, es el que se pregona con el ejemplo.
Seguid un día tras otro, con el estudio de ese inmenso libro de
la vida. Nunca terminaréis de hojearlo mientras estéis en la Tierra, y
puede ser su lectura la que os ayude a mejorar vuestros hábitos, para
que así también podáis enderezar vuestros pasos hacia horizontes
de equilibrio y de paz.
Así sea, hermanos.