sábado, 16 de noviembre de 2013

DANIEL DOUGLAS HOME

Nació en 1833 en Currie, pueblo cercano a Edimburgo, Escocia. Su madre, que tenía la capacidad de doble vista, aparentemente típica de los escoceses, contaba que desde su más tierna edad, alrededor de Daniel ocurrían extraños fenómenos. A los 9 años se trasladó a Nueva Inglaterra, con una tía que lo había adoptado, se estableció en Connecticut y se lo describió como un niño tímido y de salud frágil. A los 13 años comenzó a dar señales de sus facultades psíquicas extraordinarias. En sus conversaciones infantiles con un amigo, ambos muchachos se prometieron una visita del más allá, si alguno de ellos moría primero.
Home se trasladó a una localidad distante unos centenares de millas, donde tuvo la aparición del amigo que le anunciaba su muerte, noticia que en efecto llegó tres días más tarde; de la misma forma, cuatro años después tuvo una visión relativa a la muerte de su madre, que se había ido a vivir a América con su marido. El episodio fue dramático porque junto con la aparición percibida por el joven, comenzaron a moverse violentamente los muebles acompañados por golpes sordos; ocasionando el pánico y el enojo de su tía quien lo acusó de haber atraído al demonio y lo hizo exorcisar; pero los fenómenos continuaron, y la señora, católica y temerosa, lo expulsó de su casa. Se fue entonces, a vivir con unos amigos y comenzó a participar en sesiones dirigidas por un experimentador.
Tenía 17 años cuando se produjeron los hechos protagonizados por las hermanas Fox, mientras él descubría en sí mismo, idénticas facultades; es decir, que se producían golpes, ruidos de mesas, muebles que se mecían y se desplazaban por sí mismos, cuando él estaba presente. Se hizo famoso y se encontró asediado por cientos de personas con deseos de complacer intereses personales, saciar su curiosidad o comprender racionalmente los fenómenos. Mientras tanto, Home se dedicaba por completo a esa actividad, acudía a sesiones en los sitios donde paraba, que en ocasiones podían ser 6 o 7 diarias, no tenía trabajo fijo y era huésped de todos. Comenzaron a presentarse otros fenómenos, como sonidos de campanillas, o instrumentos ejecutados sin ninguna mano visible, así como una influencia que aliviaba los males físicos. En 1852, Daniel levitó por primera vez, hecho que se volvió constante en las sesiones. Además, al salir del trance narraba sus experiencias fuera del cuerpo.
Su salud era delicada, se le diagnosticó una grave afección pulmonar que lo obligó a seguir las prescripciones médicas y decidió establecerse en Inglaterra, donde llegó en 1855. Para aquel momento sus rentas eran modestas, aunque suficientes; no tenía ningún oficio y tenía escasas relaciones sociales. Era un joven alto y esbelto, con ojos azules, de maneras elegantes y pulcritud al vestir, pero con un semblante que revelaba los estragos de la tuberculosis y su extrema debilidad. Era de carácter sentimental, delicado, artístico, afectuoso y profundamente religioso; pero sobre todo mostraba una honradez inflexible que hasta molestaba por su intransigencia. Tenía inclinación por el arte y el teatro y se destacó como escultor. Pero sus facultades extraordinarias, completamente independientes de su voluntad, que aparecían y desaparecían con rapidez desconcertante, opacaban a todas las demás; pues era un médium físico con una capacidad de producir fenómenos, no vista hasta entonces. Es indudable que los efectos más sorprendentes los constituyeron las levitaciones, que significaron un capítulo aparte en su capacidad mediúmnica. Ante ojos asombrados se elevaba en el aire y cruzaba la mesa por encima de las cabezas de los presentes, flotando en diferentes direcciones.
A su llegada a Inglaterra encontró un éxito inmediato. El dueño del hotel donde se alojó invitó a algunas de las más destacadas inteligencias de la época para que investigasen los fenómenos que Home producía: mesas que levitaban o trepidaban, campanillas que sonaban sin una mano que las agitase, golpes y sonidos variados. Personas interesadas en los fenómenos lo invitaron a hospedarse en sus casas, tal como ya había sucedido en Estados Unidos, y de esta forma recorrió Europa. Según dice Conan Doyle: "Los hombres de ciencia se dividieron en partidos; a un lado los que no habían investigado cosa alguna sobre aquella materia (lo cual no obstaba para que sustentasen en contra las más virulentas opiniones); a otro los que reconocían que todo aquello era verdad, pero sin atreverse a proclamarlo; y finalmente, al otro, la valiente minoría de los Lodges, los Crookes, los Barretts y los Lombrosos, que admitían la verdad y se atrevían a proclamarla."
En la ciudad italiana de Florencia, se produjeron fenómenos de escritura directa que tuvieron gran resonancia pública, pero también provocó los ataques de muchos, despertando una reacción negativa por parte de Home, quien decidió utilizar sus facultades mediúmnicas contra ellos. A los pocos días los espíritus le comunicaron que transitoriamente no podrían seguir comunicándose a través de él, y su facultad se interrumpió durante un año. Mientras tanto, se despertó en él una inquietud religiosa, se entrevistó con el Papa Pío IX y se puso bajo su protección, pensando incluso, ingresar en una orden religiosa. Su confesor le aseguraba que sus facultades eran de origen diabólico y que ya no volverían a importunarle, mientras se acogiera al seno de la Iglesia verdadera; pero las facultades se manifestaron después de un año, con más fuerzas aún. Desde entonces sólo conservó el nombre de católico y se inclinó definitivamente hacia la Iglesia Ortodoxa.
Para esa misma época se relacionó con Napoleón III y la emperatriz Eugenia, lo que promovió su introducción en la corte y en las casas reales. Su experiencia en Florencia lo había cambiado; dejó su arrogancia y rudeza, para alcanzar una gran serenidad y calma. Al poco tiempo se casó y tuvo un hijo. Su esposa rusa, aristócrata y con fortuna, se empeñó en que recorriera Europa, para ser estudiado por los científicos más destacados de entonces. En esas experiencias fueron testigos de su capacidad de levitar, de extraer perfume de flores no existentes en forma material, para esparcirlo entre los asistentes, y de tomar carbones encendidos sin quemarse.
Su esposa murió y la familia de la joven le disputó la herencia. Inmerso nuevamente en dificultades económicas, volvió a vivir bajo la protección de otros. En esta época, escribió un libro titulado "Incidentes en mi vida", que originó un fuerte rechazo por parte del Vaticano. En forma muy extraña, una anciana viuda decidió adoptarlo y Home decidió mudarse con ella, acompañado de su hijo; pero al poco tiempo, después de muchos inconvenientes y contratiempos, la señora se arrepintió y le exigió la devolución de todo lo que le había dado. Para conseguir el dinero dictó conferencias en Inglaterra y firmó un contrato como corresponsal de guerra; única época en que tuvo un trabajo estable.
Poco después, conoció a una joven rusa y volvió a contraer matrimonio. Luego viajó a Londres y se prestó a trabajar con William Crookes, físico y químico de renombre, interesado en el estudio de varios médiums, entre ellas Kate Fox, con quien Home tuvo muy buenas relaciones. Hecho excepcional pues en su último libro declara su desconfianza hacia las manifestaciones no realizadas por él mismo; opinión que constituía una ofensa para los otros médiums que pretendían ser tan honrados como él.
En algunas de esas sesiones el científico observó asombrado, como en presencia de Home, diferentes instrumentos musicales sonaban por la intervención espiritual; y constató que su capacidad mediúmnica reunía todas las facultades psíquicas, frecuentemente observadas separadas en otros. Finalizó estas experiencias en 1873 y suspendió los trabajos mediúmnicos para dedicarse a escribir su segunda serie de memorias titulada "Luz y Sombra del Espiritismo". Finalmente, pasó la última etapa de su vida viajando por toda Europa con su familia. Su salud empeoró, falleció en Francia en 1886 y fue enterrado en Saint Germain con los ritos de la Iglesia Griega.
Las facultades de Home estuvieron atestiguadas por muchos investigadores famosos, en condiciones tan claras que nadie podría ponerlas en duda; y ratificadas por múltiples testimonios de personas que en Inglaterra hicieron investigaciones valiéndose de Home y consignaron sus resultados en cartas, documentos y declaraciones públicas de indudable valor; donde afirmaban su convencimiento sobre la veracidad de los fenómenos y del origen espiritual de los mismos. Sin embargo, a la hora de su muerte, muchos periódicos lo trataron de impostor y charlatán. Aunque Allan Kardec y Home nunca se conocieron, su nombre aparece en el "Libro de los Médiums" y en la "Revista Espírita", más de una vez; y aunque ejerció la mediumnidad durante años, nunca se convirtió en adepto de la doctrina espírita.
En estado de trance Home proyectó una mesa contra el techo en presencia de Napoleón III.Concepción de un artista sobre la levitación de D.D. Home. Aunque sus dotes físicas incluyesen aportes (materializaciones de objetos), entre otras cosas, él era famoso sobre todo por desafiar a la gravedad

viernes, 15 de noviembre de 2013

VICTOR HUGO

Victor-Marie Hugo es el poeta nacional de Francia; título merecido por haber legado a ese país una extensa e importante obra literaria, que lo convierte en una de sus más destacadas personalidades. Convencido espiritualista, llegó más tarde al Espiritismo y lo adoptó como filosofía de vida; pero esta postura no fue reconocida por sus biógrafos ni por los estudiosos de su obra, y muchas veces esas ideas se mencionaron como una extravagancia de este hombre genial.
Contemporáneo con Denizard Rivail, nació el 26 de febrero de 1802 en Besançon, capital del Franco Condado, cercana a la frontera franco-suiza, oculta bajo una alta roca en una hoz del río Doubs, y con aspecto de antigua plaza fuerte y severa belleza. Rodeada de crestas jurásicas con altas cimas pobladas de bosques de pinos y abetos, abruptas cuestas y riachuelos, enriquecida a través de los siglos con numerosos monumentos romanos, fue el escenario imponente de su niñez.
Era hijo de Leopold Hugo, un oficial del ejército de Napoleón con grado de General y Conde del Imperio, pero de su vida familiar durante esos primeros años se conoce muy poco. A las pocas semanas de nacido lo llevaron a Marsella a causa del traslado de su padre a esa ciudad y este sería el primer viaje de una larga serie, ya que durante su infancia y juventud, pasó largas temporadas en Córcega, en la Isla de Elba, en Nápoles y en España; donde, bajo el dominio de José Bonaparte, su padre ocupó el cargo de gobernador de Ávila, más tarde de Guadalajara y por último de Madrid. En esta ciudad Victor-Marie ingresó en el Colegio de Nobles, cuando tenía 9 años, destacándose por su preparación académica y formación cultural a pesar de su corta edad. De este país conservó los más vivos recuerdos que influirían más tarde en su obra.
Con el fin del Imperio, los recursos económicos se tornaron muy escasos y en 1812 la familia regresó a París. Su madre, Sofie Trebouchet, alquiló una casa de amplios jardines llamada "Las Bernardas", recordada siempre por Victor y tema frecuente en sus poesías. La Sra. Sofie era muy culta y amante de la lectura, por lo que estimuló a sus hijos Victor, Abel y Eugéne a dedicar muchas horas al estudio de la historia, las ciencias y la literatura.
Desde pequeño tuvo inclinación literaria y era considerado un niño prodigio que a los 10 años de edad prefería leer a Virgilio en los jardines del antiguo Convento de los Feullantines y escribir sus primeros poemas soñando con dominar la literatura. En 1816 decía: "Quiero ser Chateaubriand o nada".
A los 15 años, su trabajo le hizo merecedor de un premio en un concurso de poesía organizado por la Academia Francesa y dos años después fundó el periódico "Le Conservateur Litteraire" en el que publicó sus primeros escritos, compartidos simultáneamente con "La Muse Romantique".
La muerte de Sofie, en 1921 significó para sus hijos una dolorosa y prematura pérdida. Desde entonces, Victor estuvo forzado a vivir muy modestamente, personificando aquello que más tarde relataría en su libro "Los Miserables".
Cuando apenas contaba 20 años de edad, publicó sus "Odas" y desde ese momento el rey Luis XVIII le otorgó una pensión. Ese mismo año contrajo enlace matrimonial con Adèle Foucher, su antigua compañera de juegos en "Las Bernardas", con quien tuvo luego 5 hijos: Leopold, Leopoldine, Charles, François Víctor y Adèle, el primero con una vida muy corta. Esta unión se disolvió después de 16 años y Hugo inició una relación amorosa con la actriz Juliette Drouet que continuó hasta la muerte de ella en 1883.
El barrio de Marais, que comienza al oeste de la famosa Plaza de la Bastilla, es uno de los más interesantes de París, porque conserva la elegancia sobria de las grandes casas que allí se construyeron en los siglos XVI, XVII y XVIII. Se convirtió luego, en un barrio de obreros y pequeños comerciantes y hoy es una combinación de elementos dedicados a la cultura, llamado Centro Pompidou. Allí se encuentra la plaza más antigua de París y en el Nº 6 está la casa donde vivió Victor Hugo, convertida en museo. En este lugar se reunieron parte de las pertenencias del escritor, dispersadas como consecuencia de la obligada venta en el momento del exilio. Entre ellas se aprecian varios cuadros, algunos pintados por él mismo y parte del mobiliario, donde se destaca una mesa redonda de tres patas con la que Hugo celebraba sesiones mediúmnicas.
En sus novelas este genial escritor reflejó la ciudad de París de su época, desde las alcantarillas donde se movían muchos personajes de "Los Miserables" hasta las torres de la Catedral donde vivía el jorobado Quasimodo de su novela "Nuestra Señora de París". En esa ciudad legendaria estudió, luchó y sufrió.
En 1823 apareció su primera novela titulada "Han D' Islande" y a partir de ese momento su literatura se inclinó abiertamente hacia las ideas románticas.
Cuatro años más tarde, después de la publicación de "Cromwel", drama escrito en verso con gran fuerza y originalidad, en cuyo prefacio propugnaba la total libertad artística, se convirtió en el principal seguidor de esa escuela en Francia.
Más tarde publicó dos dramas que se hicieron famosos: "Marion Delorme" y "Hernani", con los cuales consolidó definitivamente el triunfo del ideal romántico en el teatro y desde entonces, su obra estuvo guiada continuamente, por el deseo de libertad personal y social.
Comenzó entonces, un período de intensa y excepcional actividad creadora afirmándose como jefe del romanticismo y prolongando hasta 1843, su gran producción literaria, que abarca múltiples géneros: la novela, la prosa política, la oratoria y sobre todo la poesía épica, dramática y satírica, destacándose principalmente como poeta lírico, cuya facultad principal es la potencia extraordinaria de su imaginación objetiva, una prodigiosa capacidad para percibir imágenes y una asombrosa capacidad verbal y rítmica. Su sensibilidad es muy amplia, pues percibe todo lo que vive, ama, sufre y desea, y se muestra especialmente emocionada cuando habla de los niños y los humildes. Para defender sus ideas decía que "el poeta es el faro que debe guiar a las multitudes", y "aquel que sueña prepara al que piensa".
Con esa intención, en su obra discutió numerosos problemas morales y sociales: el bien y el mal, el hombre y Dios, Dios y la creación, la sabiduría y la ciencia, la ignorancia y el mal, el vicio y la miseria, la dicha y el progreso.
En su poesía lírica canta toda la gama de sentimientos del alma humana vinculados a la vida personal: amor filial y paternal, impresiones de la infancia, los afectos y los duelos, las esperanzas y las luchas, pero llama la atención que no se ocupa mucho del amor pasional y sexual. Menciona también los sentimientos del ciudadano suscitados por acontecimientos del quehacer público y nacional, como los profundos sentimientos de la humanidad, sus inquietudes sobre el destino, el bien y el mal y su percepción de la divinidad.
Siempre preocupado por el contacto con la opinión pública escribió con el deseo de ser "la voz del siglo", según sus propias palabras.
Entre sus obras líricas se destacan "Odas"; "Nuevas Odas"; "Odas y Baladas"; "Las Orientales", nacidas de su simpatía por la guerra de la independencia griega; "Hojas de Otoño", particularmente íntimo y melancólico; "Cantos del Crepúsculo", donde combina los asuntos personales con la inspiración política y defiende la gloria napoleónica; "Las Voces Interiores", obra en la que retoma el tono íntimo; "Los Rayos y las Sombras", la última de la primera serie lírica; "Las Contemplaciones", que recomienza la lírica, ofrece la máxima obra que su genio concibió y según sus propias palabras: "Son las memorias de un alma: la vida que amanece en la cuna... y se detiene junto al infinito".
Su poesía épica está representada sobre todo, por "La Leyenda de los Siglos" en sus tres series escritas en 1859, 1877 y 1883, donde se propuso trazar la historia de la humanidad a lo largo de las edades, desde la creación hasta el juicio final e incluso profetizar el porvenir, y en cuadros vastos y explícitos revive cada época importante, fija sus características y relaciona estos grandes conjuntos mediante la idea de progreso, ascensión lenta de la humanidad hacia la luz, en medio de la gran lucha entre el bien y el mal.
La obra principal de su poesía satírica es "Los Castigos" escrita en 1853; nacida de la imaginación y la cólera hacia Napoleón III.
En su obra dramática son célebres "La Batalla de Hernani", concebido como un drama teatral; "Cromwell", nunca representado en una sala de teatro; "Marion Delorme", escrita en 1831; "El Rey se Divierte", producida en 1832; "Lucrecia Borgia" y "María Tudor", ambas aparecidas en 1833; "Angelo", escrita en 1835 y "Ruy Blas", finalizada en 1838.
En su novela encontramos la imaginación poderosa del escritor, que sabe mostrar el alma de las cosas y acompañarla con un lenguaje rico y armonioso. Estas características están dignamente representadas en "Nuestra Señora de París" escrita en 1831, ejemplo típico de la novela histórica de Victor Hugo, que a pesar de su intriga melodramática perduró por la belleza de sus descripciones capaces de revivir la época y el escenario de la Catedral de París del siglo XV. Pero también están presentes en "Los Miserables", escrita en 1862, cuya trama se desenvuelve en el ambiente de los bajos fondos de París; en "El Último Día de un Condenado a Muerte"; en "Claude Gueux"; en "Los Trabajadores del Mar" escrita en 1866 y en "El Hombre que Ríe" publicada en 1869.
De su importante quehacer dentro de la política, su experiencia lo llevó a escribir "Discursos", "Napoleón, el Pequeño", "Historia de un Crimen" y "Hechos y Palabras".
Por otra parte, se han conservado escritos diversos que constituyen el resultado de sus impresiones obtenidas en actividades realizadas a lo largo de su vida. "Correspondencia", "El Rin", "Impresiones de viajes" y "Estudio de William Shakespeare".
La consagración definitiva de Victor Hugo como poeta, se produjo en 1840 con la publicación de "Los Rayos y las Sombras"; sin embargo, la prematura muerte de su hija mayor durante un naufragio y su dedicación a la política, lo apartaron temporalmente de las letras.
Durante el siguiente período, mientras Francia estaba atravesando situaciones críticas, desarrolló una política activa al servicio de las ideas republicanas como miembro de la Cámara de los Pares en 1845 y en la Asamblea Legislativa en 1848, El desarrollo de la clase obrera y sus precarias condiciones de vida causaron una profunda agitación social; se difundieron las ideas socialistas que en un principio aparentemente se impusieron entre los dirigentes de la revolución de 1848, aunque en la Asamblea Constituyente dominaban los republicanos moderados.
Aprovechando la gran división política, fueron cercenadas las conquistas democráticas de la revolución, hasta que finalmente, el 26 de diciembre de 1851, se disolvieron las Cámaras Legislativas. En diciembre de 1852 Luis Napoleón se proclamó Emperador bajo el nombre de Napoleón II, mientras de las instituciones democráticas sólo quedaron los esquemas formales.
Víctor Hugo era firme defensor de la república y opositor al golpe de estado de Napoleón III, por lo que debió exiliarse. Viajó primero a Bruselas, luego a Bélgica y después a las islas anglonormandas Jersey y Guernesey, plataformas salvadas del hundimiento de la primitiva unión entre Inglaterra y el continente, ubicadas en el Canal de la Mancha.
Inglesas por su estatuto político, normandas por su situación geográfica, Guernesey la más británica, y Jersey la más francesa; no constituyeron para Hugo la cárcel o el lugar sórdido, pero sí el exilio. Fueron descritas, por él mismo, como "magníficos jardines del mar", por su clima dulce, sus pintorescos paisajes costeros, su riqueza hortícola y el esplendor de su vegetación casi tropical, habitación de extraños pájaros marinos, como los bobos y los cormoranes que han elegido estos arrecifes desiertos donde llegan a estrellarse las poderosas olas que levanta el Atlántico. Por otra parte, desde el punto de vista humano, el dialecto de sus habitantes, así como el nombre de sus calles y de sus villas arrastran del fondo de la historia, sabrosos recuerdos de la lengua y los usos de un tiempo en que no se sabía todavía, cual de las dos potencias en pugna, iba en definitiva, a absorber a la otra.
En este escenario, Victor Hugo vivió durante casi 20 años, desde 1851 hasta 1870, instalado con su familia en la Mansión "Marine Terrace", mientras Juliette ocupaba otra casa cercana. En Jersey, la mayor de las islas anglonormandas, se produjo su comunicación con el mundo espiritual; cuando casi simultáneamente, Denizard Rivail en París, tenía las experiencias mediúmnicas que inspiraron su obra escrita. Sin embargo, el poeta nunca tuvo la oportunidad de entrevistarse con Allan Kardec, aunque estudió profundamente sus libros.
Su amiga Delfine de Girardin, poeta y autora teatral, le habló de la novedad que se agitaba en América y Europa generada por la comunicación con los espíritus a través de las mesas parlantes. Al principio escéptico, Victor Hugo se rindió ante la evidencia y las realidades que él mismo pudo constatar y se convirtió en adepto entusiasta del Espiritismo, desarrollando más tarde su propia facultad mediúmnica.
La primera sesión mediúmnica a la que asistió Hugo fue publicada, en París, por Gustave Simón en su libro "Les Tables Tournantes de Jersey". Durante esa reunión se manifestó su hija Leopoldine, fallecida hacía poco en un naufragio y en el acta labrada por el poeta y dramaturgo Auguste Vacquerie, se relataba lo siguiente: "Cuando se hablaba de las mesas giratorias, nosotros dudábamos. Habíamos intentado hacerlas girar, pero sin éxito cierto. En la atención que en todas partes se dedicaba a estos fenómenos, veíamos una treta de la policía francesa para distraer el espíritu público de las vergüenzas del gobierno.
En ello estábamos cuando Mme. de Girardin vino a Jersey para visitar a Victor Hugo. Llegó el martes 6 de septiembre de 1853. Nos habló de las mesas. No sólo giraban, hablaban también. Se convenía con ellas que los golpes que diesen serían las letras del alfabeto y que se escribiría la letra en la cual se detuviesen. Así, se obtenían letra por letra y palabra por palabra, frases y páginas enteras.
Nosotros vimos en esto una paradoja del encantador ingenio de Mme. de Girardin. Tan es así, que el miércoles, mientras en el comedor trataba con Victor Hugo de hacer hablar a una mesa, nosotros permanecimos en el salón. La mesa no habló. Mme. de Girardin dijo que el fracaso se debía a que la mesa era cuadrada y que se precisaba una redonda. No la teníamos".
El jueves, ella misma trajo una mesa redonda de tres patas que había comprado en Saint Hèlier, capital de Jersey, en un bazar de juguetes y al día siguiente volvió a probar sin éxito. Yo, particularmente, creía tan poco en las mesas que hablaban, que me fuí a acostar en cuanto se ubicaron alrededor de la mesa.
El sábado, Victor Hugo y Mme. de Girardin cenaron en casa de un señor de Jersey, Mr. Gordfray. Mme. de Girardin volvió a probar inutilmente.
El domingo por la noche el resultado fue exitoso.
Asistentes: Mme. de Girardin, Mme. Hugo, Victor Hugo, Charles Hugo, François-Victor Hugo, Mlle. Hugo, General LeFló, Mme. de Treveneue, Auguste Vacquerie"
El poeta vivió la emoción de comprobar mediante un diálogo con el espíritu de su hija Leopoldine Hugo, prematuramente fallecida, la supervivencia del alma".
Jules Bois en su libro "Le Mirage Moderne" hizo un detenido estudio acerca de Victor Hugo espiritista. Su iniciadora fue Mme. de Girardin, y luego de la partida de su amiga, continuó las sesiones con su familia dejando las notas en varios cuadernos, revisados luego por su amigo Camile Flammarion, de los cuales, publicó algunos fragmentos en "Les Annales Politiques e Litteraries" del 7 de mayo de 1899.
Dice en ellos que en aquella época Victor Hugo nunca se sentaba a la mesa, pero desempeñaba el cargo de Secretario, escribiendo aparte sus dictados. El médium psicógrafo de las sesiones era su hijo Charles, y aunque no sabía inglés, un día llegó un británico amigo de Hugo que deseaba comunicarse con Lord Byron, quien no se hizo esperar y se expresó en su idioma.
Más tarde, consiguió que Esquilo escribiera admirables versos y un día se dirigió al espíritu de quien fuera Molière, pero no respondió; lo hizo, en cambio, una entidad espiritual identificada como "La Sombra del Sepulcro", y recitó unos versos magníficos e irónicos, dirigidos a Victor Hugo, quien le reprochó, por verse tan duramente tratado.
En una carta a Mme. de Girardin enviada en 1855, Hugo escribía: "Las mesas nos dicen cosas sorprendentes. Todo un sistema casi cosmogónico, pensado y escrito por mí durante 20 años, ha sido confirmado con largueza magnífica. Vivimos hoy a la vista de un misterioso horizonte que cambia todas las perspectivas de nuestro destierro, y pensamos en usted a quien debemos la apertura de esta ventana."
Desde entonces vivió dedicado al estudio de estos temas y su talento encontró en las comunicaciones espíritas una fuente de inspiración que le permitió escribir páginas brillantes, las cuales siguen guiando al pensamiento humano, acerca de los grandes problemas metafísicos y filosóficos.
El mar y la soledad lo acompañaron siempre y fueron sus confidentes. Aquella isla de Jersey tenía la virtud de poblarse de entidades invisibles que le hablaban de libertad y amor, de fraternidad y recuerdos.
Su romanticismo se tornó en el eco de los misterios espirituales, siempre a su alrededor. En Jersey, junto al trípode, mientras el mar batía furiosamente la costa, concibió realmente sus grandes visiones poéticas y espirituales e incluso polemizó en verso con mensajeros invisibles del más allá.
La poesía espírita de Victor Hugo quedó plasmada en sus libros "Las Contemplaciones", "Rayos y Sombras" y "La Leyenda de los Siglos", que encierran páginas de un poder conmovedor y mágico. En ellas reveló lo que puede llamarse una sabiduría del espíritu, obtenida mientras su pluma estaba impulsada más que nunca, por grandes potencias de lo invisible.
Habló con el espíritu en medio del mar y escribió "Apocalipsis", e inspirado por grandes revelaciones espirituales plasmó "Al Borde del Infinito", su canto espírita por excelencia.
Los invisibles eran para él las presencias espirituales dispuestas a penetrar en la mente y el corazón, es decir en el pensamiento y en el sentimiento de individuos y pueblos. Por eso dijo: "Los muertos son los invisibles, pero no, los ausentes "
Victor Hugo esbozó la posibilidad de una filosofía poética y tanto en verso como en prosa, trató siempre sobre temas trascendentales relacionados con el hombre y el mundo. Penetró poéticamente el misterio del ser, tal como Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y otros, orientales y occidentales, lo hicieron místicamente.
Si bien en lo académico no se admite una filosofía poética, autores de jerarquía como George Santayana en "Tres poetas filósofos", contribuyeron a sostener tal tesis, considerando que "si el filósofo se conforma sólo con poseer un lenguaje técnico, el lema "conócete a tí mismo" de los antiguos griegos, no se producirá nunca en la vida del hombre; mientras que la filosofía de Victor Hugo se asentaba siempre sobre la belleza, puesto que el Ser es una entidad sensible que sólo evoluciona por ella, hacia el bien y la verdad. En consecuencia hizo filosofía mediante la poesía porque descendió a las profundidades del ser, reconociendo que no es sistematizando el presente como la sabiduría se transformará en luz para los espíritus. Hugo afirmaba que "quien dice poesía dice filosofía e ilustración".
Toda su obra poética y filosófica está impregnada de una lírica reencarnatoria asombrosa. Se sentía protagonista en la evolución palingenésica y su visión cosmológica lo acercaba al pensamiento de Camile Flammarion, quien proclamaba la pluralidad de los mundos habitados en relación con la pluralidad de las existencias del alma. El Universo era para el poeta un escenario en el cual el espíritu actúa para escalar las gradas de lo infinito, coincidiendo con Goethe, Whitman, Lamartine y Emerson.
Su idea la expresó claramente en la frase: "La cuna tiene un ayer y la tumba un mañana", concibiendo al hombre como un espíritu encarnado portador de su historial originado en vidas anteriores; concepto que aparece nítidamente descripto en el poema "El Aparecido" de su libro "Las Contemplaciones", donde se refiere a una madre que pierde un hijo y no puede tolerar el dolor ni aceptar esa muerte; Pasan los meses y queda nuevamente embarazada, pero siente remordimiento por amar a este otro hijo, olvidando al muerto. El niño nace y ella tiene un primer sentimiento de rechazo, acordándose del otro hijo. Pero cuando le acercan al recién nacido, queda atónita al oir espiritualmente una voz que le era conocida y le decía muy bajo: "¡Soy yo, pero no lo digas!".
Con respecto a la reencarnación coincidió entonces, con Giuseppe Garibaldi, Giuseppe Mazzini, Alfonse de Lammartine, Amado Nervo, Rubén Darío, Arturo Capdevila, Juana de Ibarburu, y tantos otros ligados al mundo invisible y a los fenómenos paranormales; hasta Pablo Neruda, a pesar de su adhesión al materialismo histórico, se sentía a sí mismo "como un espíritu reencarnado". Fueron poetas-médiums que captaron las esencias poéticas tanto del mundo visible como del invisible.
Su ideología espírita de la evolución quedó claramente expresada en el libro sexto de "Las Contemplaciones" que tituló "Al Borde del Infinito", donde manifiesta su inquietud y afán por penetrar el misterio de las cosas y del universo; aunque tenía una profunda fe en el plan universal y asentaba su voluntad lírica sobre esa esperanza.
Sentía la evolución reencarnatoria de los espíritus como una realidad y confiaba en la ley del progreso enunciada por el mundo invisible; afirmaba que todo lo existente asciende y evoluciona a pesar de las dudas humanas y que el grado de la escala evolutiva en la que se encuentran los más grandes seres de la historia se alcanza a través de innumerables existencias. "Esa escala nace muy lejos de la Tierra", decía, porque el ser viene de un lejano pasado y marcha hacia un lejano porvenir, y no admitía el concepto orgulloso y soberbio del ser humano que cree ser fin y meta del Universo.
En su libro "Dios, Literatura y Filosofía" puso de manifiesto las bases de su pensar filosófico y religioso en la búsqueda de Dios; oía voces que lo ilustraban diciéndole "cosas prodigiosas y sorprendentes" sobre el sentido de la vida y las angustias del humano por encontrar al Ser Supremo como fuente de todo lo creado. Ese estado espiritual de Victor Hugo permite comprender toda su obra como una reacción filosófica y religiosa contra el nihilismo del ser. Escribió buscando las bases de la existencia de Dios y guiado por su "diamon poético" buscó incesantemente el sentido de la vida y de la historia. Analizó y representó simbólicamente el ateísmo, como un murciélago; al escepticismo, como un buho; al mosaismo, como un águila; al paganismo, como un buitre y al cristianismo, como un ángel. Dio forma al racionalismo y expresó conceptos básicos para una nueva filosofía del hombre que lo llevó a decir: "Todos los seres son, fueron y serán. La chispa de Dios: el alma, está en todas las cosas".
Sus primeras experiencias de comunicación con el mundo espiritual en Jersey las efectuó con la participación de su hijo Charles, médium psicográfico desarrollado en el transcurso de sus experimentaciones. Más tarde, el mismo Hugo tuvo manifestaciones tiptológicas que dejó descritas en sus libros de apuntes y siempre admitió la intervención espiritual en su obra literaria, aceptando abiertamente la existencia de un sostén inmaterial en el mundo físico.
Su capacidad para la psicografía o mediumnidad escribiente le brindaba un notable apoyo a su genio poético. Cuando escribía se daba cuenta, a veces, "que su mano no le pertenecía" y que estaba bajo la influencia de una entidad lírica invisible, pero no aceptaba que su genio literario fuera considerado, por sus amigos, exclusivamente mediúmnico, afirmando que se trataba de una "inspiración directa", es decir, que prescindía de otro vehículo transmisor. De esta forma, su concepto de la inspiración distaba mucho de lo expresado por otros grandes escritores; pues Amado Nervo decía: "las rimas me son dictadas al oído, no sé por quién"; Alfred de Musset afirmaba: "un desconocido me habla al oído"; Alfonse de Lamartine aseguraba: "yo mismo no pienso, sino que las mismas ideas piensan por mí"; y Gutierrez Nájera sostenía: "yo no escribo mis versos, no los creo, viven dentro de mí, vienen de fuera".
En los Archivos de la "Revue Spirite" de París se encontró un trabajo de León Denis referente a Victor Hugo y a su captación del mundo invisible, donde aclara como debe entenderse la "mediumnidad inspirativa", experimentada por él. Su genial compatriota espírita opinaba a este respecto: "No pretendemos, ciertamente, sostener que Victor Hugo haya sido un médium en el sentido estricto de la palabra, como lo son muchísima gente, capaces de obtener o producir fenómenos de escaso valor. Tan poderoso espíritu no podía quedar reducido al papel secundario de un intérprete de los pensamientos ajenos. Queremos decir tan sólo que el Más Allá derramaba sobre él sus radiaciones y sus armonías, fecundando su genio, ensanchando hasta el infinito el horizonte de su pensamiento ".
Por muy aguda y perspicaz que sea la crítica acerca de la personalidad de Victor Hugo, no alcanzará a interpretarla realmente, hasta tanto no mida la existencia del poeta con un criterio palingenésico. Mientras se desconozca que genio y mediumnidad son de una misma esencia, nunca se podrá penetrar en esos dos mundos que se mueven en la profundidad de las almas.
El genio poético y visionario de Victor Hugo se debió a su gran desarrollo espiritual, diferente al del hombre común sujeto a las limitadas percepciones de los cinco sentidos corporales; que disponía de un sexto sentido o facultad mediúmica altamente desarrollada, que le permitió ser vidente, profeta y poeta, por medio de la cual pudo comprender lo que significan espiritualmente las grandes epopeyas de la humanidad.
Comprendió que la Revolución Francesa sin una revolución espiritual no sería más que un fenómeno político de orden local, y que las verdaderas raíces de la Historia están en el desarrollo del espíritu. Afirmaba que "los procesos sociales son el resultado de impulsos morales provenientes de espíritus reencarnados y no ciegos tumultos políticos".
Tal ser humano, entendido por él en su fibra más íntima, quedaba plasmado en las siguientes ideas: "El cuerpo humano bien podría ser sino una apariencia. Él cubre nuestra realidad; él se interpone sobre nuestra luz o sobre nuestra sombra. La realidad es la del alma. Claramente hablando, nuestra cara es una máscara. El verdadero hombre es el que está detrás del hombre. Si se percibe bien ese hombre oculto y guarecido detrás de esa ilusión que se llama la carne, se tendrá más de una sorpresa. El error es ver en el ente exterior un ente real".
La vida del Ser en la eternidad posee, según Hugo, un periespíritu objetivo, es decir, que es una realidad viviente con un yo personal actuando en lo material desde los planos invisibles, expresado poéticamente: "La mariposa es el gusano metamorfoseado; y tanto el gusano como cada parte del ser que se arrastre, el análisis lo encuentra en el ser alado, pero la metamorfosis es tan completa que se cree ver una nueva criatura. Del mismo modo en nuestra existencia de ultratumba, no seremos puros espíritus porque estas palabras son vacías de sentido, así para la razón como para la imaginación".
Victor Hugo era un pensador universal y debido a esa misma condición filosófica alcanzó la verdad del concepto del Universo.
De su ideología espiritual y poética se desprendía la misma teleología existencial de la codificación kardeciana, y cuando la conoció se sintió totalmente identificado con esa doctrina, afirmando que estaba convencido de que "El Espiritismo es el acontecimiento más notable del siglo XIX".
Abrazó el Espiritismo por identificarse con él, pues esas mismas conclusiones ya estaban en lo profundo de su ser expresadas magistralmente en sus sentencias.
  • La cuna tiene un ayer y la tumba un mañana.
  • Los muertos son seres vivos mezclados en nuestros combates, que unas veces tienen por blanco el bien, otras el mal. En ocasiones, oímos silbar sus invisibles flechas.
  • Cuando me acueste en la tumba no diré, como tantos otros: he terminado mi jornada. No, pues mi jornada empezará en la mañana siguiente. La tumba no es un callejón sin salida, se cierra en el crepúsculo y se reabre en la aurora.
  • El hombre no muere del todo. Nacer es morir; no tengáis duda de que es así.
  • Todos los seres son, fueron y serán.
  • El hombre no es el único ser que proyecta sombra. Todos, aún el guijarro miserable y vergonzoso, tienen delante y detrás de ellos una sombra. Todos tienen un alma que vive, que ha vivido, que debe vivir, que cae y se aprisiona o sube y se libera. Todo eso que se arrastra, expía una caída del cielo.
  • Los muertos son los invisibles, pero no los ausentes.
  • Cuidado con la manera con que recordáis a los muertos. No penséis en lo que se pudre. Mirad fijamente con atención, y veréis la viva luz de vuestro amado difunto allá en el fondo del cielo.
  • Las realidades del alma no dejan de ser realidades, porque sean invisibles e impalpables.
  • Evitar el fenómeno espiritista, no prestarle la atención que merece, es hacer vacío a la verdad.
La desastrosa guerra con Prusia significó el fin del Segundo Imperio, la Asamblea Nacional proclamó la caída de Napoleón III después de la capitulación de Sedan, el 2 de septiembre de 1871, y eligió Presidente a Thiers, quien trató la paz con los alemanes, gracias a grandes concesiones. El pueblo de París, disgustado por los términos del armisticio se lanzó a la insurrección de marzo de 1871.
Victor Hugo regresó a Francia, para encontrarla en una situación lamentable; nuevamente volvió a la política y fue electo diputado. La Asamblea Nacional votó la Constitución de 1876 y en ese mismo año, lo eligieron senador. A partir de entonces publicó dos obras que confirmaron sus ideales políticos: "El Año Terrible", en 1872 y "El Noventa y tres", en 1874.
Murió en París el 22 de mayo de 1885 a los 83 años y recibió honras fúnebres grandiosas que significaron una de las mayores consagraciones hechas por Francia a sus grandes hijos.
Según algunas reseñas, ya desencarnado, ese espíritu genial se comunicó mediúmnicamente, dictando escritos a través de la médium Zilda Gama, con los títulos: "Del Calvario al Infinito", "La Sombra y la Luz", "Almas Crucificadas", "Ardua Ascensión", "Dolor Supremo", entre otros. Esas manifestaciones eran consecuentes con su pensamiento expresado en la última época de su vida, cuando dijo:
"Hace medio siglo que escribo en prosa y en verso: historia, filosofía, drama, novela, leyenda, sátira, oda, canción, todo lo he ensayado y sólo he podido decir la milésima parte de lo que siento en mí. Cuando yazga en la tumba diré: Terminé mi jornada y no terminé mi vida. Mi existencia comenzará de nuevo al otro día. La tumba no es un callejon sin salida, sino una avenida. Mi obra es sólo un principio y la sed de infinito prueba que existe lo Infinito".

YVONE DO AMARAL PEREIRA




Yvonne do Amaral Pereira nació en la antigua Villa de Santa Tereza de Valença, hoy Rio das Flores, sur del estado do Río de Janeiro, el 24-12-1906. El padre, un pequeño negociante, Manoel José Pereira y la madre, Elizabeth do Amaral Pereira.

Tuvo 5 hermanos más jóvenes y uno más grande que ella, hijo del primer casamiento de su madre.
A los 29 días de nacida, después de un acceso de tos, le sobrevino una sofocación que la dejó como muerta (catalepsia o muerte aparente).
El fenómeno fue fruto de los muchos complejos que acarreaba en su espíritu, ya que en su última existencia terrestre, muriera  ahogada por suicidio. Durante 6 horas permaneció en ese estado.
El médico y el farmacéutico certificaron su muerte por sofocación. El velorio fue preparado. La supuesta difunta fue vestida con guirnaldas y un vestido blanco y azul. El ataúd blanco fue encargado.
La madre se retiró a un aposento, donde hizo una sincera y fervorosa oración a Maria de Nazareth, pidiendo para que la situación se definiese, pues, no creía que la hija estuviese muerta.
Instantes después, la criatura despertó a los llantos. Todos os preparativos fueron deshechos. El funeral fue cancelado y la vida siguió su curso normal.
El padre, generoso de corazón, desinteresado de los bienes materiales, cayó en la quiebra económica por tres veces, pues favorecía a los feligreses en prejuicio propio.
Más tarde, fue nombrado funcionario público, cargo que ocupó hasta su desencarnación, en 1935.
El hogar siempre fue pobre y modesto, conoció dificultades inherentes a su posición social, lo que, según ella, la benefició mucho, pues bien temprano se alejó de las vanidades mundanas y comprendió las necesidades del prójimo. El ejemplo de conducta de los padres tuvo influencia capital en el futuro comportamiento de la médium.
Era común albergar en la casa personas necesitadas y mendigos.
A los 4 años ya se comunicaba audio-visualmente con los espíritus, a los cuales consideraba personas normales encarnadas. Dos entidades eran particularmente queridas: el espíritu Charles, a quien consideraba su padre terreno real, debido a los recuerdos vivos de una encarnación pasada, en que este espíritu fuera su padre carnal.
Charles, el espíritu elevado, fue su orientador durante toda su vida y actividad mediúmnica.
El espíritu Roberto de Canalejas, que fue médico español a mediados del siglo XIX era la otra entidad por la cual sentía un profundo afecto y con la cual tenía ligaciones espirituales de larga data y deudas a saldar.
Más tarde, en la vida adulta, mantenía contactos mediúmnicos regulares con otras entidades no menos evolucionadas, como el Dr. Bezerra de Menezes, Camilo Castelo Branco, Frederic Chopin y otras.
A los 8 años se repitió el fenómeno de catalepsia, asociado a un desprendimiento parcial. Aconteció en la noche y la visión que tuvo, la marcó por el resto de su vida. En espíritu, fue a pararse ante una imagen del “Sehor dos Passos”, en la iglesia que frecuentaba. Pedía socorro, pues sufría mucho. La imagen, entonces, cobrando vida, le dirigió las siguientes palabras: “Ven conmigo hija mía, será el único recurso que tendrás para soportar los sufrimientos que te esperan”, aceptó la mano que le era tendida, subió los peldaños y no recordaba más nada.
De hecho, Yvonne Pereira fue una criatura infeliz.
Vivía acosada por un inmenso recuerdo del ambiente familiar que tuviera en su última encarnación en España y que recordaba con extraordinaria claridad.
Consideraba sus familiares, principalmente su padre y hermanos, como extraños. La casa, la ciudad donde vivía, eran totalmente extrañas. Para ella, el padre verdadero era el espíritu Charles y la casa, la de España. Esos sentimientos desencontrados y el afloramiento de las facultades mediúmnicas, hacían que tuviese un comportamiento considerado anormal por sus familiares.
Por ese motivo, hasta los diez años, pasó la mayor parte del tiempo en la casa de su abuelo paterna. Su hogar era espírita.
A los 8 años tuvo el primer contacto con un libro espírita. A los 12, el padre le regaló “El Evangelio según el Espiritismo” y “El Libro de los Espíritus”, que la acompañarían por el resto de su  vida, siendo su lectura repetida, un bálsamo en las horas difíciles.
A los 13 años comenzó a frecuentar las sesiones prácticas de Espiritismo, que mucho le encantaban, pues veía a los espíritus comunicantes.
Tuvo como instrucción escolar la escuela primaria. No pudo, por motivos económicos, hacer otros estudios, lo que representó una gran prueba para ella, pues amaba el estudio y la lectura.
Desde luego tuvo que trabajar para su propio sustento, y lo logró realizando costuras, bordados, encajes, flores, etc... La educación patriarcal que recibió, hizo que viviese apartada del mundo. Esto, por un lado, favoreció el desenvolvimiento y recogimiento mediúmnico, pero por otro, la tornó excesivamente tímida e triste.
Como ya vimos, la mediumnidad se presentó en los primeros días de vida terrena, a través del fenómeno de catalepsia, llegando a ser éste, un fenómeno común en su vida a partir de los 16 años.
La mayor parte de las informaciones de más allá del túmulo, de los romances, de las crónicas y cuentos relatados por Yvonne Pereira, fueron recolectados del mundo espiritual a través de este proceso, y en la hora del sueño reparador.
Su mediumnidad, sin embargo, fue muy diversa. Fue médium psicógrafo y recetista (hacía recetas Homeopáticas) asistida por entidades de gran elevación, como Bezerra de Menezes, Charles, Roberto de Canalejas, Bittencourt Sampaio.
Practicó la mediumnidad de incorporación y pasista. Poseía mediumnidad de efectos físicos, llegando a realizar algunas sesiones de materialización, mas nunca sintió atracción por esta modalidad mediúmnica.
Los trabajos, en el campo de la mediumnidad, que más le gustaba hacer eran los de desdoblamiento, incorporación y recetar.
Como fue dicho, a través del desdoblamiento nocturno era que Yvonne Pereira navegaba por el mundo espiritual, amparada por sus orientadores, colectando las crónicas, cuentos y romances con los cuales hoy nos deleitamos.
Como médium psicofónica, podía entrar en contacto con obsesores, obsesados, y suicidas, a los cuales, les tenía un cariño especial, siendo que muchos de ellos se tornaron en espíritus amigos.
Con las recetas homeopáticas trabajó en diversos centros espíritas de varias ciudades en las que vivió durante sus 54 años de actividad.
Fue una médium independiente, que no se sometía a los obstáculos burocráticos que algunos centros ejercen sobre sus trabajadores, seguía siempre a la “Iglesia de lo Alto” y el ejercicio de la caridad a cualquier hora y cualquier día en que fuese requerida por los sufrientes.
Fue una esperantista convencida y trabajó arduamente en su propaganda y difusión, a través de la correspondencia que mantenía con otros esperantistas, tanto en el Brasil, como en el exterior.
Desde muy pequeña cultivó el estudio y a la buena lectura.
A los 16 años ya había leído obras de los grandes autores como Goethe, Bernardo Guimarães, José de Alencar, Alexandre Herculano, Arthur Conan Doyle entre otros.
Escribió muchos artículos publicados en diarios populares. Los cuales todos se han perdidos.
La obra mediúmnica de Yvonne Pereira consta de 20 libros, entre los que se destacan: “Memorias de un Suicida” y “Recuerdos de la Mediumnidad” .
Yvonne do Amaral Pereira desencarnó en Río de Janeiro el 19-03-1984.


Fuente: Jornal Macaé Espírita - Nº 289/290 – Enero y Febrero del 2000; Biografía compilada por Rocky Antonio Valencia Oyola,  y traducido al español por la Dra. Claudia Marta Maglio-Esteban.


Una hermosa anécdota:
Era la mañana del 18 de julio de 1998, en la ciudad Valenca de Río de Janeiro y comenzaban las actividades en la “Librería Espírita Yvonne Pereira”. Augusto Marque de Freitas, observó un señor de mediana edad que acompañado por su hija de 20 años se habían parado frente a la puerta del local. Ambos vestían ropas muy sencillas y aparentaban venir de un barrio pobre de la ciudad. De  pronto  la joven gritando emocionada le indicó a su padre, el libro “Enjugando Lágrimas” de F. C. Xavier y E. Barbosa-Diversos Espíritus.
Entraron ambos a la librería, y el padre emocionado le explicó a Freitas que habían venido de muy lejos a solucionar un problema que los tenía muy preocupado. Hacía pocos días había soñado con una “señora” que le indicaba con insistencia que leyera ese libro, pues mucho le iba a favorecer el entendimiento de ciertas cosas que estaba pensando hacer, incluso atentar contra su vida…
Freitas intentó averiguar quién era la “señora” del sueño, pero ni tiempo tuvo para eso, pues de pronto, el hombre declaró:

-“Mira, ella está allí, hija mía!”- señalando una fotografía de Yvonne Pereira expuesta en una pared dela librería. Y prosiguió eufórico:

-“Fue esa señora la que se me apareció en el sueño, diciéndome que debía leer este libro!. Voy a llevarlo!”

En ese momento Freitas tuvo la certeza de que el espíritu Yvonne Pereira, una vez más, había auxiliado a una persona con la mente confundida y preocupada con la problemática que atravesaba en la vida, la condujo hasta la librería.
Éste era ya el cuarto caso semejante, donde varias personas con cierto desequilibrio emocional, y tendencias a la obsesión, mostrando actitudes peligrosas, conforme declararon, fueron hasta la librería a la cual Yvonne Pereira prestó el nombre, para recibir orientación y palabras de aliento.

(Extractado del “Anuario Espírita” 2004 (Lo posible acontece))

lunes, 11 de noviembre de 2013

EL CASO DE SHANTI DEVI


El caso de Shanti Devi, que acaba de producir nueva agitación en Europa, en torno al problema de la reencarnación, repercutió en el Brasil, a través de la trascripción del relato de Peter Forbes en el periódico "People", de Londres, que no es un periódico espírita. Shanti Devi es una pequeña de Delhi, en la India, que a los cuatro años de edad comenzó a revelar recuerdos de su vida anterior, declarando haber vivido en Mathura, a muchas leguas de distancia de su ciudad natal. Lo curioso es que la niña decía haberse llamado Lugdi Devi, y haber pertenecido a la casta superior de los brahmanes, a la que ahora no pertenecía más, haber estado casada y haber tenido un hijo. Reveló pleno conocimiento de los hábitos y trajes especiales de los brahmanes, sin que, jamás hubiese visto un brahmán.
Las revelaciones de Shanti eran de tal manera precisas y seguras en sus detalles, involucrando nombres de lugares y personas, que sus padres resolvieron pedirle a dos amigos que fuesen a Mathura, con el fin de develar el misterio. Los amigos fueron y constataron la plena veracidad de las revelaciones. Encontraron al viudo y el hijo de Lugdi Devi, el templo al que la pequeña se refería, el sitio en que decía haberse bañado en el río Jumna, la tienda en que hacia sus compras y todo lo demás. Cuando Shanti tenía nueve años, su "ex-marido" y su hijo de la encarnación anterior, fueron a visitarla. Al verlos, la pequeña se desmayó. Después, al volver en si, se mostró muy alegre, abrazando a ambos con efusión e identificándose ante el marido en las conversaciones que mantuvieron.
El caso de Shanti Devi envuelve particularidades curiosas, inclusive la coincidencia de sobrenombres. Los Devi de Delhi no tienen parentesco con los de Mathura, pertenciendo el mismo a una casta inferior, pues los de Mathura son brahmanes. La pequeña fue llevada a Mathura, y no sólo reconoció todos los lugares en que viviera, si no también a las personas. Visitando la casa que habitara en la vida anterior, indicó varias particularidades de la residencia y recordó hábitos que su "ex-marido" confirmó, admirado, reconociendo que "Shanti poseía la misma alma que perteneciera a su fallecida mujer", según las palabras de Peter Forbes.
Durante muchos años el caso de Shanti Devi fue comentado en la India y en el exterior, hasta que el escritor sueco Sture Lonnestrand resolvió deslindarlo. Entendía que todo no era más que un gran fraude. Fue a Delhi y a Mathura, investigó todo lo que se refería al caso, conversó con numerosas personas, examinó los sitios indicados, verificó los relatos de los investigadores anteriores, y llegó a la siguiente conclusión:. "Es este el único caso de reencarnación completamente explicado y probado, jamás verificado". Después de eso, Lonnestrand se volvió un propagandista del caso, provocando una intensa agitación en Europa, en torno del asunto. Como William Crookes, César Lombroso, Crawford y tantos otros, que habían estudiado los fenómenos espíritas con el fin de probar su falsedad, Lonnestrand se sometió a la realidad y modificó su actitud.

Escribiendo al respecto de este caso en la revista inglesa "Two Worlds", el prof. Frederico H. Wood señaló la exageración de Lonnestrand, al haber este declarado que se trataba del único caso de reencarnación completamente explicado y probado. "Como todos los recién convertidos, — dice Wood, — Lonnestrand está excitado por su descubrimiento". Y realmente es así. Porque el caso de Shanti Devi, aunque importante, y sobretodo reciente, no es el único con esas características. Hay numerosos casos de reencarnación completamente probados, y el lector curioso podrá encontrar la cita de muchos de ellos en la obra "La Reencarnación y sus pruebas", de Carlos Imbassahy y Mário Cavalcanti de Mello. El mismo prof. Wood tuvo la oportunidad de investigar, en Londres, uno de los más importantes, publicando al respecto una obra en dos volúmenes, intitulada "El Milagro Egipcio". Se trataba de la reencarnación de una princesa egipcia, del tiempo de Amenotep II, en Inglaterra. Caso probado en minucias, de manera impresionante, y especialmente a través de elementos de alta cultura, como la reconstitución de danzas sagradas y de la lengua egipcia antigua.

domingo, 10 de noviembre de 2013

LA VIDA FUTURA


Con estas palabras "Mi reino no es de este mundo "se refiere claramente Jesús a la vida futura. Todas sus máximas se relacionan con este gran principio. En efecto, a no ser por la vida venidera, la mayoría de sus  preceptos de moral no tendrían ninguna razón de existir. De ahí  que quienes no creen en la vida futura, pensando que solo habrá el de la existencia presente, no comprenden dichos preceptos o los juzgan pueriles.
Los judíos tenían ideas muy imprecisas acerca de la vida futura. Creían en los ángeles, como seres privilegiados de la creación, pero ignoraban que los hombres pudiesen algún día convertirse en ángeles y compartir la felicidad de estos. Los judíos creían que si acataban las leyes  de Dios, eran  recompensados con bienes aquí en la Tierra, alcanzando la supremacía de su nación y las victorias que sobre sus enemigos. En cambio, las calamidades que sufrían y sus derrotas constituían  para ellos el castigo de su desobediencia. Estaba claro que la manera de impresionar a un pueblo de pastores, con poca cultura, era con las cosas de este mundo. 

Más tarde llego Jesús para revelar a los judíos que existe otro mundo en el que la justicia de Dios sigue su curso. Este es el mundo que él  nos promete si seguimos sus enseñanzas. Es nuestra recompensa, allí reside toda su gloria y a él retornaremos al dejar la Tierra.

Jesús, adecuó sus enseñanzas al estado en el que se encontraban los hombres de su época. Si no lo hubiese hecho así, les habría deslumbrado sin iluminarlos, no habrían comprendido su mensaje. Se limitó a plantear la vida futura, en cierto modo, como una ley natural a la que nadie puede sustraerse. Por eso los cristianos creemos en la vida venidera, no obstante para un gran número de personas se trata tan solo de una creencia incompleta, falsa en muchos puntos, les crea dudas, incluso incertidumbre.
El espiritismo ha venido a completar la enseñanza de Cristo cuando los hombres hubieran madurado para comprender la verdad. Con la doctrina espirita la vida futura no es ya un simple artículo de fe, una mera hipótesis, sino una realidad material que los hechos demuestran. Solo aquel que tiene en cuenta el porvenir de la vida venidera, no concede al presente sino una importancia secundaria y se consuela con facilidad de sus fracasos pensando en el destino que le aguarda. Dios no condena de modo alguno los goces terrenales, sino el abuso de ellos en perjuicio de las cosas del alma.

El que se identifica con la vida futura, es semejante a un hombre rico que pierde una suma pequeña sin inmutarse, en cambio quien concentra sus pensamientos en la vida terrestre, es como un hombre pobre que pierde cuanto posee y se desespera.

Como nos dice “El Evangelio según el Espiritismo”: “reina fui entre los hombres, reina creía entrar en el reino de los cielos ¡cuánta  desilusión! qué humillación cuando, en  vez de ser recibida allí como soberana, he visto por encima de mí a hombres que yo creía insignificantes y despreciaba por no ser de sangre azul entonces comprendí la vacuidad de los hombres y grandezas que con tanta avidez se buscan en la Tierra”.
Para prepararse  un sitio en el reino de los cielos hace falta abnegación, humildad y caridad en toda su práctica, así como  benevolencia para con todos. No se os pregunta lo que habéis sido, qué rango ocupabais, sino el bien que habéis obrado y las lágrimas que enjuagasteis. Jesús  ya lo dijo “mi reino no es de esta Tierra, porque hay que sufrir para llegar al cielo y los senderos más penosos de la vida son los que hasta él os conducen. Buscad, pues, el  camino a través de las zarzas y los espinos y no entre las flores”.
Los hombres solo se preocupan de los bienes terrenales como si se pudiesen conservar siempre y descuidan los morales. Cuando el hombre vea que el presente repercute con el porvenir por la fuerza de sus actos y sobre todo cuando comprenda la reacción del porvenir sobre el presente, cuando, en una palabra, vea el pasado, el presente y el  porvenir encadenados, entonces cambiará radicalmente sus ideas.
Si estuviese demostrado que no existe una vida futura, la vida presente no tendría otro objeto que la conservación de un cuerpo que mañana o dentro de una hora, podría dejar de existir, en cuyo caso todo acabaría para siempre. Por firme que sea la creencia en la inmortalidad, el hombre solo suele ocuparse de su alma desde el punto de vista místico, la vida venidera con  muy escasa claridad definida solo le impresiona vagamente, no pasa de ser un objeto que se pierde en el horizonte y no un medio.

Los galos, los druidas, decían: “El alma vuelve a animar a otros cuerpos, en diversos mundos. La muerte no es más que el centro de una larga vida, ¡qué felices  son los pueblos que no conocen el temor supremo a la muerte!, de ahí nace su heroísmo en las sangrientas batallas  y su desprecio a la  muerte”. 

La conmemoración de los difuntos el uno de noviembre, es de origen galo, ellos celebraban la fiesta de los espíritus, pero no en los cementerios, (los galos no atribuían honores a los cadáveres). Su certeza en la vida futura era tan grande que se prestaban dinero reembolsable en otros mundos. También confiaban mensajes a los moribundos para sus amigos y familiares  difuntos.

Todas las religiones procuran confortar a los hombres en relación con la esfinge de la muerte, la doctrina espirita no solamente consuela, también ilumina el entendimiento de quienes indagan y lloran por la gran separación y la inmortalidad, la continuidad de la evolución del ser en globos diferentes a la Tierra, también confirma que el amor infinito de Dios abraza a todas las criaturas.

Como se nos dice en el libro “Justicia Divina”, los seres humanos son aprendices en la escuela de la evolución, dentro del uniforme de la carne, que deben dar cumplimiento a determinadas obligaciones: en los compromisos del ámbito familiar, en las responsabilidades de la vida pública, en el campo de los negocios materiales, en la lucha por el  propio sustento…

Cuando desees saber quién eres, ten en cuenta en qué piensas al estar a solas, analiza tus actos, piensa a qué dedicas tus horas libres. Cada conciencia es hija de sus propias obras, cada conquista representa el sacrificio de cada uno, Dios no concede prerrogativas ni excepciones, la gloria tiene precio, es la ley del mérito a la que ninguno puede eludir.

Cuando pasamos de la teoría al hecho observado y positivo, impone la necesidad de trabajar lo máximo que se puede durante la vida presente, que es de corta duración, en provecho de la fututa, que es indefinida. La duda respecto a la vida venidera conduce naturalmente a sacrificarlo todo a los goces del presente y de aquí la excesiva importancia que se le da a los bienes materiales que tanto incitan a la codicia, a la envidia y los celos, del que tiene poco contra el que tiene mucho, al deseo  de adquirir lo que tiene su vecino a cualquier precio no hay más que un paso, y aquí se originan los odios, las querellas, los procesos, las guerras y todos los males engendrados por el egoísmo.

En la duda acerca del  porvenir, el hombre abrumado en esta vida por el pesar y el infortunio, solo en la muerte ve el término a sus sufrimientos y no esperando nada, encuentra racional abreviarlo por medio del suicidio y sin esperanza en el porvenir, el sufrimiento produce una perturbación en su cerebro, causando muchos desequilibrios. Al no ver nada mas allá de esta vida se centra en gozar a cualquier precio no solo de los bienes materiales, sino también  de los honores, a elevarse por encima de los otros, a eclipsar a sus vecinos y la importancia que da a los títulos y a las sutilezas de la vanidad.
La certeza de la vida futura y de sus consecuencias cambia totalmente el orden de las ideas y hace ver las cosas bajo otro aspecto. Es como cuando se rasga  el velo y nos deja ver un horizonte inmenso y espléndido. Ante lo infinito y grandioso de la vida de ultratumba, desaparece la terrestre, como el grano de arena ante le montaña, todo se vuelve pequeño mezquino y hasta uno mismo se sorprende de la importancia atribuida a cosas tan efímeras y pueriles. La calma, la tranquilidad ante los acontecimientos de la vida es una dicha en comparación con las angustias, con los tormentos que nos damos, con los quebraderos de cabeza que nos buscamos para hacernos superiores a otros.

Cuando descubrimos que hay una vida venidera, se cierra la puerta de la desesperación, aleja numerosos procesos de locura y borra forzosamente la idea del suicidio. La dicha esta en relación  al progreso moral realizado, del bien hecho en la Tierra y que la suma del sufrimiento está en razón de la de los vicios y malas acciones. A los que estamos convencidos de esta verdad nos infunde una tendencia natural a hacer el bien y a huir del mal, quien siembra lo mejor obtiene lo mejor, quien aprende puede enseñar, quien ayuda sin reclamar recompensa, recoge el apoyo espontáneo.

En el pasado, a las aspiraciones de los hombres les bastaba, bajo el dominio de la fe ciega, la creencia abstracta de la vida futura. Se dejaban llevar. Hoy en día bajo el reinado del libre pensamiento, el hombre quiere conducirse por sí mismo, ver por sus propios ojos y sobre todo comprender las vagas nociones de la vida venidera que no están a la altura de las nuevas ideas. Con el desarrollo  de las ideas todo debe progresar alrededor del hombre, porque todo se relaciona y es solidario en la naturaleza; ciencias, creencias, cultos, legislación, medios de acción. La vida futura se nos presenta  bajo el aspecto de algo positivo, también hasta cierto punto, capaz de soportar el examen que satisfaga a la razón  y que nada  deje en tinieblas. Se le ha dado al hombre  nuevos medios de investigación para que penetre en el misterio y le haga comprender la vida futura en su realidad, en su positivismo, en sus relaciones íntimas con lo corporal y así se disipa la duda y la incertidumbre. El hombre no se ocupará de la nueva vida hasta que vea en ella una idea clara y bien definida, una situación lógica que responda a todas sus aspiraciones, que resuelva todas las dificultades del presente, en la que no encuentre nada que no pueda ser admitido por la razón, lo que nosotros llamamos Fe razonada.

Al cabo de innumerables existencias, hoy aprendemos que la vida se extiende triunfal en los dominios universales, que la materia asume distintos estados de fluidez y condensación, que los mundos se multiplican hasta el infinito en el cosmos, que cada espíritu se encuentra en un determinado momento evolutivo y que en consecuencia, el cielo es esencialmente un estado del alma que varía  con la visión interior de cada uno. La ley establece que tanto las pruebas como las penas se reduzcan o incluso se extingan, siempre que el aprendiz del progreso, es decir el deudor de la justicia, se consagre a las tareas del bien para aceptar espontáneamente el favor de prestar servicio y el privilegio de trabajar.

Allan Kardec nos dice que meditemos sobre estos puntos: “Pensando en la brevedad de la vida corporal, en comparación de la espiritual, que es infinita, hay que considerar la corta duración de los males terrestres, para aquel que hace lo que debe para no merecer otro castigo después de esta  existencia . Si me siento afligido por la pérdida de personas que me fueron queridas, he de felicitarme de que hayan salido antes que yo de su destierro y antes que yo gocen de la felicidad de la vida espiritual, exenta de las amarguras de la vida terrestre, y me he de consolar de su partida pensando que no hay entre ellos y yo más que una separación momentánea y que más frecuente y fácilmente podrán hallarse ahora cerca de mí”.
Vive de tal modo que aquellos que conviven contigo puedan, más tarde, recordar tu nombre como quien bendice la presencia de un manantial o agradece el paso de la luz. No pierdas la divina oportunidad de propagar la alegría. La vida del mañana sabemos que es, vida de paz, vida de amor,  de inalterable felicidad,  vida que para gozar de ella, basta únicamente cumplir la ley de Dios. En la vida eterna y en el progreso indefinido del espíritu, los plazos son muy largos, los siglos son menos que segundos en el reloj de la eternidad.

Que  Dios  nos  bendiga  a  todos.  

Lorenzo.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS


De la misma manera que ha vencido hogueras, el Libro de los Espíritus va venciendo a la Ciencia habiéndosele adelantado en muchas cuestiones no sólo 151 años que han pasado de su publicación sino los que estarán por llegar porque aquella irá confirmando uno a uno todos los puntos en los que este libro dio un paso más que ella.

Jesucristo no escribió nada y se dejó mucho por decir, algo que comprobamos en pasajes como en su conversación con Nicodemo. Diálogo que representaría a la Ciencia de la época hablando directamente con el propio Jesús, y respondiendo éste a tres cuestiones fundamentales. La humanidad no estaba preparada intelectualmente para recibir muchas informaciones
¿Eres tú Maestro en Israel y no comprendes esto?.(Conversación con Nicodemo hablando de la transmigración de las almas, San Juan Cap.III)
Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños. Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. (Hechos Cap. II, v. 17 y 18)
Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de Verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.(San Juan Cap. XIV, v. 15 y 16)
A media mañana del 18 de Abril de 1857, un sábado de primavera en el Palais Royal de París se presenta públicamente la primera edición de El Libro de los Espíritus, en esa misma tarde ya estaba en manos de Víctor Hugo, que desde el principio de los fenómenos había tomado de las “mesas parlantes” pensamientos de los poetas “muertos”, y también en el de otras tantas personalidades afines a la realidad espírita como Dumas o Lamartine. La segunda edición, del 18 de marzo de 1860, añade en el título el término Filosofía Espiritualista y contiene los principios de la doctrina espírita sobre la inmortalidad del alma, la naturaleza de los Espíritus y sus relaciones con los hombres, las leyes morales, la vida presente y futura y el porvenir de la humanidad, según la enseñanza dada por los Espíritus Superiores con la ayuda de diferentes médiums. Los Espíritus Superiores refieren ser comandados por el Espíritu de Verdad.

El 1 de mayo de 1864 la Iglesia lo coloca en el Index Librorum Prohibitorum, por el que la Iglesia prohibe la lectura de esas obras a sus fieles, lista creada por la Inquisición y que se ha mantenido hasta el año 1966, ¡qué gran honor para El Libro de los Espíritus estar en esa lista, junto a Galileo, Copérnico, Pascal, Rousseau, etc!

El 9 de octubre de 1861, siendo las diez y treinta horas de la mañana, en la explanada de la ciudadela de Barcelona, fueron quemados por orden del obispo de la ciudad 300 volúmenes y folletos sobre Espiritismo, entre los que se encontraba El Libro de los Espíritus. Una muchedumbre llenaba la calzada y cubría la inmensa explanada donde se levantó la hoguera, al grito de ¡Abajo Inquisición!.
Los principales diarios españoles daban detallada cuenta del suceso, y la prensa liberal lo condenaba. Y en la Sociedad de París se recibía la siguiente comunicación…Era necesario, que algo arrasara de un violento golpe a ciertos espíritus, encarnados, para que decidan ocuparse de esta gran doctrina que viene a regenerar al mundo. Nada en vuestra tierra se hace inútilmente y los que inspiramos el auto de fe de Barcelona sabíamos que obrando así le haríamos al Espiritismo dar un gran paso hacia adelante. Este hecho brutal, desconocido para los tiempos actuales fue consumado para llamar la atención de los periodistas que indiferentes dejaron decir y hacer obstinados en permanecer sordos, respondiendo siempre con mutismo la búsqueda de propaganda de los adeptos de esta idea. Pero, con este hecho han debido ocuparse para afirmarle o desmentirle dando lugar a una polémica que ha de concluir por dar la vuelta al mundo y de la que el Espiritismo obtendrá beneficios. La retaguardia de la inquisición porque lo hemos deseado acaba de realizar su último auto de fe. Un Espíritu (Santo Domingo de Guzmán).
Apenas 27 años después se celebraría en el mismo lugar la Exposición Universal y al mismo tiempo el Primer Congreso Internacional Espiritista de todos los tiempos. Y diez años después uno de los aniversarios del auto de fe congregaría siete mil espiritistas en la plaza de la ciudadela. Ningún libro hasta el día de hoy pudo encontrar mejor forma de divulgación.

Escrito en forma dialogada como la filosofía clásica es resultado de las respuestas a las preguntas que hiciera Denizard Rivail, (que adoptó el pseudónimo de Allan Kardec recomendado por un espíritu para que su fama literaria como pedagogo no se confundiera con el libro que daría inicio a la Era Espírita), respondidas por los Espíritus desde muchos puntos del planeta, bajo la dirección del Espíritu de Verdad.
Está dividido en cuatro partes o libros y en 1019 preguntas, y sería pretencioso por nuestra parte saber qué destacar de una obra inspirada por las mayores autoridades del conocimiento humano a título póstumo. Por lo que es fruto únicamente del azar que colocamos algunas cuestiones dentro del limitado espacio que se nos ofrece, pero que nos permite este hojear el libro como la mejor forma de que él hable de si mismo.

En la Introducción se crean palabras nuevas como espiritismo para distinguirla de espiritualismo.
Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas. Encontramos la prueba de su existencia en el axioma que no hay efecto sin causa, buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre y vuestra razón os contestará.

Están habitados todos los globos que circulan en el espacio sea por vida material o espiritual.

Los espíritus son los seres inteligentes de la creación. Pueblan el universo fuera del mundo material. Dios ha creado siempre espíritus, aunque invidualmente todos tenemos un principio creados sencillos e ignorantes y siendo eternos desde ese momento y sometidos a la ley del progreso.
El espíritu no es inmaterial, si incorporal, pues está formado por una materia que si bien nuestros sentidos no registran no deja de ser una materia en estados que aún no conocemos.
Hay espíritus en muy diferentes estados evolutivos que van desde el estado primitivo hasta el espíritu puro.
El libre albedrío se desarrolla a partir que el espíritu adquiere conciencia de sí mismo.

El objeto de la encarnación es el progreso y para ello tiene muchas existencias corporales. Entre ellas participa de la vida espiritual donde también progresa y elige generalmente el género de pruebas que tendrá en la próxima encarnación. Y mientras el cuerpo duerme el espíritu regresa a la vida espiritual por lo que morimos de alguna manera todas las noches.
El aborto es siempre un crimen pues impide al espíritu ya ligado al cuerpo desde el momento de la concepción soportar las pruebas que le ayudarían a progresar.

Los espíritus influyen en nuestros pensamientos hasta el punto que a veces son ellos quienes nos dirigen. Contando todos con un ángel guardián o espíritu protector. Y muchos presentimientos no son otra cosa que las inspiraciones de un buen espíritu o el recuerdo de aquellas cuestiones principales elegidas antes de encarnar, y es en virtud de esa elección en la que únicamente existiría cierta fatalidad o especie de destino. Entretanto el porvenir le está vetado al hombre y sólo muy excepcionalmente Dios permite su revelación.

La virtud más meritoria está fundada en la caridad más desinteresada.

El conócete a ti mismo es el medio práctico más eficaz para mejorarse en esta vida y resistir a las solicitaciones del mal.

A medida que los espíritus se depuran, se reencarnan en mundos más y más perfectos, hasta que se hayan desprendido de toda influencia material.

La transformación de la humanidad ha sido predicha, y vosotros tocáis el momento de aquélla, que apresuran todos los hombres que favorecen el progreso. La transformación se verificará por medio de la encarnación de los espíritus mejores que constituirán en la Tierra una nueva generación. Entonces los espíritus de los malos, a quienes la muerte hiere diariamente, y todos los que intentan detener la marcha de las cosas, serán excluidos de la Tierra, porque estarían fuera de su centro entre hombres de bien cuya felicidad perturbarían.



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