miércoles, 23 de mayo de 2012

Reencarnación





Existen actualmente científicos, en todo el mundo, empeñados en la solución de los problemas psicológicos que envuelven gran número de personas.
-         El parapsicólogo Hindú Prof. Dr. Hamendras Nat Barnejee, profesor de la Universidad de Jaipur (Rajastan – India), es mundialmente conocido como “el científico de la reencarnación”;
-         El Prof. Dr. Ian Stevenson, director del Departamento de Neurología de la Universidad de Virginia, en los Estados Unidos. Tiene en edición brasileña, el libro de su autoría “Veinte Casos Sugestivos de la Reencarnación”;
-         El Prof. Dr. Wladimir Raikov, de la Universidad de Moscú, es una de las celebridades en las investigaciones sobre “Memoria Extra-cerebral”.
Los nombres de arriba, de exponentes de la investigación científica, traen para la reencarnación el principio de la seriedad, excluyendo las falsas nociones de que ella no pasa de una simple creencia o superstición.

5.2 Las religiones
El fundamento filosófico y doctrinario de la reencarnación siempre existió, desde la más remota antigüedad:
-         En las epopeyas de los hindúes:
-         En las enseñanzas de Egipto;
-         En la antigua Persia;
-         En las enseñanzas budistas.

5.1
Existen actualmente científicos, en todo el mundo, empeñados en la solución de los problemas psicológicos que envuelven gran número de personas.
-         El parapsicólogo Hindú Prof. Dr. Hamendras Nat Barnejee, profesor de la Universidad de Jaipur (Rajastan – India), es mundialmente conocido como “el científico de la reencarnación”;
-         El Prof. Dr. Ian Stevenson, director del Departamento de Neurología de la Universidad de Virginia, en los Estados Unidos. Tiene en edición brasileña, el libro de su autoría “Veinte Casos Sugestivos de la Reencarnación”;
-         El Prof. Dr. Wladimir Raikov, de la Universidad de Moscú, es una de las celebridades en las investigaciones sobre “Memoria Extra-cerebral”.
Los nombres de arriba, de exponentes de la investigación científica, traen para la reencarnación el principio de la seriedad, excluyendo las falsas nociones de que ella no pasa de ser una simple creencia o superstición.

En el Antiguo Testamento
-         En Jeremías (1.5), la palabra del Señor lo consagró y constituyó un Profeta para las naciones, “antes de la formación en el vientre materno”.
La Justicia Divina no sería imparcial, ni justa, si santificase a un hombre, aun en el vientre materno, con tan sublime bendición y con tan elevada distinción, sino hubiese pre-existencia del alma, donde la evolución espiritual  ya era avalista para tan gran merecimiento. La reencarnación constituye una demostración de la incomparable Bondad Divina, propiciando a todos los hombres oportunidades infinitas de evolución, a través de experiencias diversas, reconstituyendo lo que haya destruido o reconciliándose con posibles amigos…
-         En Malaquias (4.5), está explícito que el Profeta Elías regresaría…

En el Nuevo Testamento
-         En Mateo (11.11-14), Jesús afirma que Juan el Bautista “el mayor entre los nacidos de mujer”, era Elías “que estaba por vivir”… y lo reafirma, aun en Mateos (17.12-13): “…Elías ya vino, y no lo reconocieron…”; “entonces los discípulos entendieron que les hablaba al respecto de Juan el Bautista”.
-         En Juan (3.1-15), Jesús dice claramente a Nicodemo, maestro de los judíos, que sólo puede y entrar en el reino de Dios el hombre que naciera de nuevo.
-         En Juan (14.2), Jesús afirma “en la casa de mí Padre hay muchas moradas…”
Por error de traducción “moradas” viene siendo entendido como casa, o mansión.
Se debe considerar que, en la época, “morada” significaba posadas y casas de descanso (gratuitas), en los márgenes de caminos del Imperio Romano.
Así, se rescataba esa sugestiva alusión del Maestro, comprendiéndose que se refería a las “varias posadas” que el Espíritu disfruta, en cada existencia, en la “Casa del Padre”.
En el Nuevo Testamento
-                 Hasta el siglo VI (año 353) la Iglesia Católica Romana, representando el Cristianismo oficial, aceptaba la reencarnación. En ese año, con todo, la abolió de sus dogmas, en el II Concilio de Constantinopla. A partir de entonces, todas las noticias referentes a la reencarnación fueron excluidas de los Testamentos (Antiguo y Nuevo).
Como hipótesis viable para tan drástica medida, se irguió el hecho de que las “indulgencias” (remisión plena de las penas temporales merecidas por el pecado), que eran una de las fuentes de renta de la Iglesia, estaban con devastando con la demanda. Eso es porque la reencarnación demostraba, como siempre demostró, que la Justicia Divina jamás homologó el perdón “comprado”.

(Extraído del libro “Sexo: Sublime Tesoro)