miércoles, 1 de mayo de 2019

CONTACTO CON EL OTRO LADO

Contacte a mi hija en el otro mundo.

24OCT

Cuando sonó el teléfono, me embargó una extraña sensación de desasosiego. Un hombre desconocido, que se identificó como agente del ministerio público, fue el portador de la peor noticia de mi vida. Karine, mi amada hija, había fallecido en un aparatoso accidente automovilístico. Mis gritos desesperados se convirtieron en alaridos. En ese momento, llegó mi esposo y, al enterarse de lo sucedido, empezó a golpear con los puños en la pared. Aquello no podía estar pasando. Tan sólo unas horas antes, nuestra vida era simplemente maravillosa.
Me llamo Maryvonne Dray. Soy francesa de nacimiento y provengo de una familia sencilla. De jovencita entré a trabajar a una empresa en la que conocí a Yvon, un hombre bueno y trabajador de quien me enamoré enseguida. Comenzamos nuestra relación y decidimos buscar nuevos horizontes. Tuvimos que mudarnos ¡18 veces! antes de descubrir el lugar en el que quisimos echar raíces. México era el sitio idóneo para darle un buen futuro a nuestra hija única.
En aquel diciembre de 1995, no podíamos pedir nada más. Yvon era un alto ejecutivo de una importante empresa de telecomunicaciones y yo estaba iniciando un exitoso negocio. Teníamos una casa hermosa, excelente salud y buenos amigos. Lo mejor era el orgullo de ver florecer a Karine. A sus 21 años, era una jovencita hermosa y vivaz que estaba a punto de graduarse en una prestigiada universidad, hablaba cinco idiomas y tenía grandes planes para el futuro.
Pero en un momento todo cambió. Al regresar del DF, el conductor del auto en el que ella viajaba perdió el control y se impactaron contra un árbol. La muerte la sorprendió instantáneamente y con ella, también nosotros nos sentimos morir.
Nunca sabremos cómo es que sobrevivimos a su sepelio, al enorme vacío de la casa, a la sensación de injusticia e impotencia que nos asaltaba, a ese dolor profundo y sin tregua que nos carcomía. Nos metíamos a su cuarto para llorar por horas enteras y luego, salíamos a caminar una y otra vez el trayecto de la carretera en dónde ocurrió el accidente.
Nos sentíamos en el límite de nuestra resistencia cuando cayó en nuestras manos un libro maravilloso.
La muerte, un amanecer, de Elisabeth Kübler-Ross, fue un rayo de luz en medio de la oscuridad. A partir de sus experiencias como doctora asistiendo a cientos de moribundos en su momento final, la autora plantea la inquietante posibilidad de que la muerte sólo es el paso hacia otra etapa de nuestra evolución espiritual en la cual seguimos viviendo, pero de diferente manera.
Si esto era verdad, ¿seria posible comunicarse con esa otra dimensión? Con cierta timidez, porque la razón se empeñaba en oponerse, empezamos a investigar las formas en que podría ser posible. Con asombro, descubrimos una técnica a la que podría atribuirse un sustento científico: la TCI (transcomunicación instrumental).
Karine Dray
En ese entonces no entendíamos con exactitud cómo funcionaba. Ahora sabemos que nuestros seres queridos, al ser despojados de su envoltura corpórea, no pueden emitir voces como lo hacían en esta vida. Por ello, es necesario proporcionarles un sonido de apoyo o soporte para que puedan materializar sus ideas y pensamientos. Esto se logra de una manera muy simple: con la ayuda de la estática o ruido de fondo de algunos aparatos electrónicos. En nuestro caso, elegimos usar una grabadora común, en la que insertamos un cassette de tipo común con el que grabábamos unos diez minutos haciendo unas preguntas. Se suponía que al reproducir los silencios entre cada pregunta, hallaríamos también la voz de Karine, que sería imperceptible por otros medios…
La Transimagen de Karine Dray en Luxemburgo…
Transimagen de Karine Dray que apareció en la computadora de Maggy y Jules Harsch-Fischbach el 4 de Julio de 1997, en Luxemburgo.
Es interesante notar que en esa época Yvon y Maryvonne Dray no conocían aún al matrimonio Harsch-Fischbach. Solamente mantenían correspondencia con ellos en previsión del 1er. Congreso TCI en México. Karine “proyectó” el rostro que tenía a la edad de 19 años, idéntico al de la foto con su gata. Entre otros signos de reconocimiento, en el texto puso: Palabra clave: Magna (¡el nombre de su gata!). También, en el fax que los Harsch-Fischbach enviaron al matrimonio Dray a México, se perciben dos gatos y un perro ¡que en la transimagen original no estaban! Curiosamente se parecen a los 3 animales que los Sres. Dray tienen en su casa.
En el caso de Karine, existen varios elementos que llaman la atención en particular:
1.-Un mensaje para la humanidad con varios signos de reconocimiento.
2.-Su rostro a la edad de 19 años.
3.-Un castillo tipo medieval.
4.-Se utilizaron 4 idiomas.
…Pasaron muchos días haciendo el intento. Pero al reproducir la cinta no hallábamos nada. Sin embargo, algo nos decía que lo siguiéramos intentando. En ese entonces, ignorábamos el esfuerzo que implica para los seres queridos que se han adelantado, poder articular palabras. Además de que no usan la sintaxis o las reglas gramaticales que nosotros empleamos.
Hasta que un día, en medio de un sobresalto que nos haría llorar de emoción y felicidad, pudimos escuchar claramente: “maman (mamá), Karine, Magna” (el nombre de su mascota, una gata que de inmediato comenzó a maullar).

No nos cabía la menor duda. Nuestra hija estaba tratando de comunicarse con nosotros. Entonces redoblamos nuestros esfuerzos y en medio de una enorme dicha, empezamos a recibir frases cada vez más largas y mejor articuladas. Por fin, después de tanto tiempo, volvíamos a reencontrar la paz.
¡La esencia de Karine estaba viva y no en un hoyo bajo la tierra!
Así, comenzamos una aventura maravillosa y singular. Hasta donde le era permitido, ella nos contaba cómo era la vida en esa otra dimensión en la que cuando llegue nuestro momento, volveremos a reencontrar a quienes se han ido, y en la que hay que seguir trabajando para nuestra evolución espiritual. Ella nos dijo que Dios es una energía amorosa que no castiga; todas las pruebas terrestres son una oportunidad para ejercer nuestro libre albedrío y asumir las buenas o malas consecuencias que de ellas se desprendan. La verdadera vida es la espiritual, y no ésta. Cuando llegamos al otro lado, lejos de “descansar en paz”, nos tocará realizar muchas labores de ayuda para la humanidad.
La TCI no es una herramienta nueva. Ya en 1921 Thomas Alva Edison había diseñado una máquina que sería su antecedente. Luego, en 1964, el Instituto de Física de Northeim, analizó unas grabaciones de voces del más allá y determinó que habían sido producidas por seres sin cuerdas vocales; las voces humanas miden en promedio 100 y 200 hertz, mientras las paranormales alcanzaban un rango de 1,400 hertz.
Junto con otras prácticas como la “mediumnidad” o la escritura automática, la TCI es un medio que se nos ha otorgado para aminorar el sufrimiento de la pérdida. Pero es necesario tener la mente abierta y no perseguir ningún fin innoble al querer contactar a nuestros seres de luz. También, hay que tener muy presente que estamos abriendo una puerta a lo desconocido. Por ello, siempre que se intente un contacto, hay que hacerlo con un ánimo muy positivo y pidiendo la protección divina.
La comunicación con Karine nos salvó la vida. Su destino era convertirse en nuestra guía espiritual, nos ha apoyado y orientado de mil maneras, y el nuestro transmitir este mensaje de esperanza a quienes sufren la muerte de un ser amado. Con ese ánimo, creamos una fundación que primero tuvo su sede en México. Actualmente vivimos de nuevo en Francia, desde aquí tratamos de llevar esperanza y ayudar a quienes lo necesiten.
Aunque desde luego la extrañaremos, ya no tenemos miedo porque estamos ciertos que la convicción de que la volveremos a encontrar, nos ayudará a evitar el dolor. Cuando la nostalgia nos invade, nos reconforta recordar uno de los mensajes más entrañables de nuestra pequeña mariposa, que abandonaría su cuerpo como una crisálida de la que se tuvo que desprender para dejarla surgir en todo su esplendor: porque vivimos, estamos libres, estamos bien… Y a ello nos aferramos.