| Con
frecuencia recibo preguntas de padres o familiares de bebés y niños que buscan
conocer qué les sucede a estos seres queridos tras la muerte. Es curioso lo
poco que hay escrito a cerca de este tema, de manera que me parece muy
necesario compartir con vosotros en este artículo lo que conocemos de la
postvida de los más pequeños y resolver de este modo las principales dudas que
este delicado asunto plantea.
El
viaje tras la muerte
Cuando
un bebé o un niño desencarna (muere físicamente), el recorrido que realiza es
exactamente igual al que hace un adulto: en primer lugar acceden al plano
astral, donde permanecen el tiempo necesario hasta desintegrar ese cuerpo y,
posteriormente, continúan ascendiendo hasta el plano mental (también llamado
Mundo Espiritual). Aunque este recorrido es similar al de los adultos, sí hay
ciertos aspectos que lo hacen diferente y de los que vamos a hablar a
continuación.
Diferencias
en cuanto a los adultos
El
plano astral es el primer lugar al que vamos tras la muerte física. Como hemos
hablado en otras ocasiones, ese espacio está interconectado con el mundo
físico, de manera que compartimos los mismos espacios, sólo que en vibraciones
diferentes, lo que nos hace imposible poder ver a quienes se encuentran ahí,
aunque con frecuencia sí podemos sentir su presencia o recibir sus señales.
Cuando un adulto llega al plano astral, la duración de su estancia dependerá de
su nivel vibratorio y del apego que tenga a la Tierra: quienes han acumulado
emociones o pensamientos densos o negativos estarán más tiempo en el astral que
aquellos cuya vibración era más elevada; esto se debe a que para poder acceder
al mundo espiritual necesitamos desintegrar el cuerpo astral, de manera que
cuanto más denso es, más tiempo lleva esta liberación.
Los
bebés no tienen una acumulación emocional densa o negativa, todo lo contrario,
son personas prácticamente puras. Este hecho hace que cuando un bebé desencarna
pase muy poco tiempo en el astral, prácticamente lo atraviesa sin llegar a
pararse en él, ascendiendo casi directamente al mundo espiritual.
En el
caso de los niños, y dependiendo siempre de sus experiencias individuales, el
tiempo que pasan en el plano astral puede ser más o menos breve. Los niños más
mayores ya han adquirido apego a la Tierra (a sus padres, familiares, amigos,
posesiones materiales, etc.), por lo que muchos niños querrán quedarse cerca de
sus seres queridos durante un tiempo antes de continuar su camino hacia el
plano superior. Además también han comenzado a acumular emociones y
pensamientos densos que afectan a su vibración y de los cuales tienen que
deshacerse en ese lugar. Con todo, la estancia en el plano astral de los niños
siempre es mucho más breve que la de un adulto.
Otra de
las diferencias fundamentales tras la muerte de bebés y niños es el
recibimiento que se les hace en el plano astral. Cuando un adulto desencarna,
puede ser recibido por su Guía espiritual, por algún ser querido o
sencillamente por nadie; pero para un adulto esto no supone ningún problema, ya
que es capaz de desenvolverse solo por ese lugar. En cambio, los bebés y los
niños siempre son recibidos por Seres espirituales encargados de esta labor.
Tal y como vimos en el libro una vida infinita, cuando
estamos en el plano mental todos tenemos diferentes trabajos que realizar; uno
de estos trabajos es, precisamente, el de recibir a bebés y niños en el plano
astral, cuidarlos y acompañarlos al plano mental.
Con
respecto a esto, me gustaría compartir con vosotros el fragmento de una
regresión espiritual que realice a una mujer y en la cual pudimos ver que su
trabajo en el mundo espiritual consistía precisamente en recibir y acompañar a
niños que acababan de desencarnar en la Tierra.
- Joaquín:
¿A qué te dedicas en el mundo espiritual, cuál es tu trabajo ahí?
- Carmen:
He hecho muchas cosas… toda mi familia [espiritual] se dedica a la
arquitectura… crean cosas, paisajes, árboles, y eso me gusta. Yo también
lo he hecho durante mucho tiempo, pero ahora dedico casi todo mi tiempo a
otro trabajo.
- ¿Qué
haces ahora?
- Cuido
a los niños que llegan.
- ¿Qué
llegan a dónde, al plano astral?
- Sí,
claro. Me ocupo de recibirlos y estoy con ellos todo el tiempo, hasta que
pueden subir aquí.
- ¿Y
qué haces con ellos?
- Les
ayudo a entender dónde se encuentran, los calmo, les doy mucho amor. Y
sobretodo jugamos. Les creo escenarios muy bonitos y jugamos mucho, se
divierten.
- Cuéntame
un caso que recuerdes de cuando haces eso.
- Sí…
estoy ahora con dos niños, son bastante pequeños. Sé que les encanta la
naturaleza, los bosques, así que he recreado un bosque y estamos jugando
en él. Nos estamos divirtiendo. Luego paseamos y vemos animales que les
gustan.
- ¿Y
tú qué aspecto tienes?
- He
tomado la forma de una mujer joven, parecida físicamente a su madre, para
que me sientan más familiar y no tengan miedo. Ellos saben que no soy su
madre, por supuesto, pero es importante que tomemos una forma que les
resulte conocida para que puedan sentirse seguros.
- ¿Soléis
tomar esas formas siempre?
- Depende
de cada niño. Hay algunos que toman forma de un superhéroe porque saben
que a ese niño le encanta, otras veces se toma la forma de un animal, una
princesa de cuentos o incluso de un dibujo animado. Siempre nos adaptamos
a lo que sea más favorecedor para el niño.
- ¿Y
cuidas a muchos niños a la vez?
- Me
suelo ocupar de uno o dos a la vez, más no, necesitan mucha atención.
- ¿También
te encargas de los bebés?
- Yo
siempre estoy con niños. Hay otras almas que se encargan de los bebés, es
un trabajo más sencillo porque los bebés están muy poco tiempo en el
astral.
- ¿Los
niños están mucho tiempo ahí?
- No,
muy poquito. Cuanto más pequeños son más rápido ascienden.
- Y
los niños con los que estás, ¿pueden ver a sus padres o seres queridos de
la Tierra ahí?
- Depende
del caso. Si consideramos que es necesario sí, les acompañamos a verlos y
a que comprueben que están bien, pero si creemos que eso le va a aumentar
su apego o su malestar, entonces no. De todos modos, en cuanto se vayan
del astral podrán verlos siempre que quieran. El astral es solo de paso,
mi trabajo aquí consiste en que se sientan lo mejor posible, que se
diviertan y que pronto puedan ascender.
Como
podemos ver en este fragmento de regresión, los bebés y los niños (incluso los
adolescentes) nunca están solos en el plano astral, todos cuentan con la ayuda
de seres espirituales encargados de acompañarlos en todo momento hasta su
llegada al mundo espiritual.
El
plano mental de niños y bebés
En el
mundo espiritual no existe la edad tal y como la percibimos en la Tierra, de
modo que una vez que los bebés o los niños abandonan el plano astral y
ascienden al plano mental, vuelven a tener una consciencia adulta,
la misma que tenían antes de haber encarnado en la Tierra. Por tanto, su vida
en el mundo espiritual es exactamente igual a la que experimenta alguien que
muere en la Tierra siendo adulto.
Almas
viejas
Como
hemos visto existen unas almas más
evolucionadas espiritualmente que otras, almas que han realizado mayores
aprendizajes al haber tenido más reencarnaciones y a las que solemos
llamar “almas viejas”. Es muy frecuente que alguien que
reencarna en la Tierra y muere a una edad muy temprana, siendo un bebé, un niño
o un adolescente, pertenezcan a este grupo de almas viejas. Se trata por tanto
de almas que han venido a terminar de aprender algo muy concreto y, una vez que
lo han realizado, se marchan. Pero también es muy frecuente que estas almas
hayan venido a ayudar a evolucionar a sus padres u otros seres queridos durante
el tiempo que han estado y, especialmente, tras su marcha.
Dudas
frecuentes sobre este tema
¿Se
olvidan los bebés o los niños de sus seres queridos de la Tierra? No, en
absoluto. Cuando llegan al plano mental y tienen ya la conciencia como
alma adulta que son, los recuerdan perfectamente, los visitan
e incluso les envían señales para hacerles entender que se encuentran bien.
Estas señales a veces son recibidas por los seres queridos y otras no,
dependiendo del estado emocional en el que los familiares se encuentren, pero
habitualmente intentan consolarlos y hacerles entender que siguen vivos.
¿Vuelven
a reunirse sus padres con ellos? Sí, por
supuesto. Como sucede en todos los casos, los lazos que nos unen no se pierden
nunca. Una vez que los padres desencarnan y llegan al mundo espiritual, sus
hijos están ahí para recibirlos.
Si un
bebé muere y la madre vuelve a quedar embarazada, ¿es posible que sea la misma
alma, la misma persona? Existe
esa posibilidad, sí, pero todo depende de la intención y los pactos de las
almas implicadas. Por ejemplo, un alma puede haber encarnado en ese bebé con la
única intención de morir rápidamente para ayudar a sus padres a aprender y
evolucionar a través del duelo; si esta era la única intención de esa alma, el
único acuerdo que tenía con sus padres, no volverá a encarnar con ellos. Sin
embargo, si además de ese acuerdo también habían planeado que después volvería
a encarnar en un siguiente embarazo para seguir junto a ellos, entonces sí,
será la misma alma en ambos embarazos.
¿Qué
sucede con los nonatos? El caso
de los nonatos (embriones o fetos que no llegan a nacer, o que nacen sin vida)
es completamente diferente a la muerte de un bebé o un niño. Puedes encontrar
información detallada sobre este tema en las páginas 166-168 y en 186-188 del
libro “Una
vida infinita”.
Por Joaquín camara