La mañana de un domingo de mayo de 1957, hacía un día radiante de sol en la pequeña localidad
Transcurridos diecisiete meses desde el fatídico accidente, el matrimonio Pollock tuvo dos nuevas hijas, dos preciosas gemelas, Gilliam y Jannifer. Sin embargo las dos pequeñas no eran nuevas en el lugar, pues desde el principio demostraron que ya conocían la vivienda y sabían perfectamente dónde estaban todas las cosas. Además, conocían a la familia y a la gente del pueblo. Cuando tuvieron cinco años relataron con todo tipo de detalles las circunstancias trágicas del accidente que costó la vida a sus hermanas. En realidad eran ellas mismas, habían vivido antes.
En cuanto al comportamiento de Gillian era el vivo retrato de su hermana Joanna, tenía su mismo aire al andar, su idéntica forma de expresión, su vocabulario especial, su extrema manera de agarrar las cosas, su forma, su forma de guiar a su hermana de la mano... Por su parte Jannifer escribía igual que Jacqueline, con los mismos giros gramaticales, reflejado incluso en su postura, una singular e idéntica manera de sostener el lápiz e impulsarlo con el puño. Multitud de detalles de todo tipo reflejaban la existencia del espíritu de las hermanas muertas colocado en los cuerpos de las gemelas vivas.
Este es un caso más entre los miles que se han dado en el mundo que centra la atención en el tema de la reencarnación. Los investigadores psíquicos ante casos asombrosos como este no pueden por menos que preguntarse seriamente: ¿han vivido antes estas niñas?