Por ello, podemos clasificarlos en dos grupos: voluntarios y compulsorios.
Estos, arrepentidos de sus graves errores y maldades, torturados por las acusaciones de su propia Conciencia superior, que en cuadros fluídicos (al igual que en un cinema) les presenta sus maldades y los sufrimientos causados, sin poder esas almas librarse de esas visiones
torturadoras (ya que son proyectadas por su propia mente), llegan a un estado de desesperación en el astral inferior, y claman intensamente librarse esa tortura. Son seres evolucionados intelectual y volitivamente, pero que han vivido en el error y en la maldad.
Y estos clamores, ondas pensamiento, son captadas en las esferas superiores, en donde los seres que las habitan vibran en amor fraterno y vienen en su auxilio, haciéndoles ver que su condición es consecuencia de sus propias obras, con lo cual generalmente comienza en ellos el arrepentimiento. Cuando éste es verdadero (y a los seres superiores no se les puede engañar porque pueden leer en su mente como en un libro abierto), comienzan entonces los preparativos de rescate de ese plano de sufrimiento (astral inferior) y preparación para la redención de sus errores y maldades, por medio de una de esas vidas de dolor depurador.
En esos casos, no están obligados a aceptar. Es decir, no hay más compulsión que la propia Conciencia; pero sintiéndose fuertemente atormentados, aceptan gustosos como un medio de liberación.
De aquí el gran número de subnormales y minusválidos.
Empero, como las solicitudes son siempre mayores que las disponibilidades, ya que para estos casos se requieren condiciones biológicas especiales y expiatorias de los padres, esta espera les es motivo de sufrimiento. ¡No es tan fácil conseguir una oportunidad para reencarnar! Y más se dificulta con la práctica tan generalizada de los anticonceptivos y los abortos.
En el interin de una oportunidad para reencarnar, son invitados a colaborar en obras de bien (pues también en el plano extrafísico puede practicarse el bien o el mal), de ayuda en las múltiples formas de necesidad humana, con lo cual su tormento comienza a atenuarse y hasta puede llegar a extinguirse, si en su alma prende la llama del amor fraterno.