Al traducir para el español las páginas históricas de la Revista Espírita del mes de diciembre de 1859 (RE dic. 1859–V d: Conversaciones familiares del Más Allá – Michel François [Sociedad, 11 de noviembre de 1859], págs. 337-338), específicamente el 5º artículo (V), conversación Nº 4 (d), nos encontramos con una información histórica de altísima relevancia, especialmente en la cuestión Nº 10, donde es confirmada la existencia de un misterioso personaje francés que se creía legendario y que las páginas de la Revue Spirite –Obra que acaba de cumplir su Sesquicentenario de fundación– revelan ahora como siendo real.
El insigne Codificador del Espiritismo, Allan Kardec, conversó en la también sesquicentenaria Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas con el Espíritu Michel François que, cuando encarnado (fines del siglo XVII), tenía la profesión de herrador, que a la época era considerado un trabajo de plebeyo. El Sr. Michel François era médium y fue protagonista de la siguiente manifestación notable:(1) un espectro le apareció, ordenándole que fuera a revelar al rey Luis XIV ciertas cosas secretas de gran importancia. Ese espectro era el Espíritu del hermano de dicho rey francés, que cuando encarnado fue encarcelado por el propio Luis XIV, por motivos aún desconocidos, el cual ordenó que le pusieran en el rostro una máscara de hierro, persona que quedó conocida en la Historia como El Hombre de la Máscara de Hierro.
Citaremos la histórica y reveladora Conversación de la Revista en la íntegra, colocando entre la misma nuestros comentarios e investigaciones con letra cursiva.
Michel François
(Sociedad, 11 de noviembre de 1859.)
Michel François, herrador que vivía hacia fines del siglo XVII, se dirigió al intendente de la Provenza y le anunció que un espectro le apareció, ordenándole que fuera a revelar al rey Luis XIV ciertas cosas secretas de gran importancia. Lo dejaron partir hacia la corte en el mes de abril de 1697. Unos garantizan que él habló con el rey; otros dicen que el rey se rehusó a verlo. Lo que es cierto, agregan algunos, es que en lugar de ser enviado al manicomio, él obtuvo dinero para su viaje y la exención de tallas y otros impuestos reales.
Talla: impuesto directo, en Francia, pagado por los plebeyos desde la Edad Media (siglo XII) hasta 1789 (año de la Revolución Francesa). “La palabra talla provenía de la costumbre que los recaudadores tenían de marcar en una talla de madera lo que los contribuyentes habían pagado” (Voltaire). A la época, existían la talla señorial –contribución obligatoria paga al señor feudal por los siervos y los plebeyos– y la talla real –impuesto directo en provecho del tesoro real, pago principalmente por los plebeyos.(2)
En el concepto obsoleto de la división de clases de la sociedad medieval, el herrero Michel François era un plebeyo (propio de la plebe, clase social más baja, que carecía de los privilegios que tenían la nobleza, los eclesiásticos y los militares), el cual –según este precioso documento histórico de la Revista Espírita– quedó totalmente eximido de pagar dichas tallas e impuestos reales, lo que era prácticamente imposible. El hecho de ser eximido de un impuesto real es un claro indicio de que la conversación entre Luis XIV y Michel François realmente existió, como lo confirma la próxima cuestión Nº 7.
1. Evocación.
– Resp. Estoy aquí.
2. ¿Cómo habéis sabido que deseábamos hablaros?
– Resp. ¿Por qué me hacéis esta pregunta? ¿No sabéis que estáis rodeado de Espíritus que avisan a aquellos con los cuales queréis comunicaros?
3. ¿Dónde estabais cuando os llamamos?
– Resp. En el espacio, porque aún estoy errante.
4. ¿Estáis sorprendido por encontraros en medio de encarnados?
– Resp. De manera alguna; entre los mismos me encuentro frecuentemente.
5. ¿Os recordáis de vuestra existencia, en 1697, bajo el reinado de Luis XIV, cuando por entonces erais herrero?
– Resp. Muy confusamente.
6. ¿Recordáis la revelación que queríais hacer al rey?
– Resp. Me acuerdo que yo tenía que hacerle una revelación.
7. ¿Le hicisteis esa revelación?
– Resp. Sí.
Confirmación mediúmnica del importantísimo hecho en sí, es decir, de la conversación que el herrero Michel François tuvo con el propio rey Luis XIV, para llevarle las informaciones secretas del Espíritu comunicante.
8. Habéis dicho que un espectro os apareció y os ordenó que fueseis a revelar ciertas cosas al rey; ¿quién era ese espectro?
– Resp. Era el espectro de su hermano.
Otra notable revelación mediúmnica: la identificación del Espíritu comunicante, como siendo el hermano desencarnado del propio Luis XIV.
9. ¿Podéis decir su nombre?
– Resp. No; vos me comprendéis.
10. ¿Era el hombre designado con el nombre de Máscara de Hierro?
– Resp. Sí.
Ahora es confirmada la verdadera existencia de El Hombre de la Máscara de Hierro –información histórica de altísima relevancia–, que a partir de ahora deja de ser simplemente legendaria para volverse real. Mucho se ha escrito acerca de la vida de este misterioso personaje francés y de su muerte a finales del siglo XVII (otros datan su desencarnación en el inicio del siglo XVIII), el cual fue encarcelado a través de los años en diversas prisiones por razones desconocidas y que permaneció encerrado hasta su fallecimiento, que según algunos tuvo lugar probablemente en la prisión parisina de la Bastilla. Mientras estuvo en la cárcel su rostro fue cubierto con una máscara por orden del rey Luis XIV, su propio hermano, como perfectamente lo confirma esta comunicación.
11. Ahora que estamos lejos de aquel tiempo, ¿podríais decirnos cuál era el objeto de esa revelación?
– Resp. Era justamente el de informarlo sobre su muerte.
12. ¿La muerte de quién? ¿De su hermano?
– Resp. Sí, claro.
13. ¿Qué impresión causó al rey vuestra revelación?
– Resp. Una impresión donde se mezclaban la tristeza y la satisfacción; además, esto quedó suficientemente probado por la manera con que me trató.
14. ¿Cómo él os trató?
– Resp. Con bondad y afabilidad.
15. Dicen que un hecho similar sucedió con Luis XVIII. ¿Sabéis si esto es verdad?
– Resp. Creo que ocurrió algo semejante, pero no estoy totalmente informado al respecto.
Con referencia a este nuevo e interesantísimo hecho histórico, sucedido ahora con otro rey francés, Luis XVIII (Versalles, Francia, 17/11/1755 – París, 16/09/1824), léase la RE dic. 1866–I: El labrador Thomas Martin y Luis XVIII, págs. 353-367. Al respecto, confróntese también nuestra Nota del Traductor Nº 38 en la Revista Espírita de 1858.(3)
16. ¿Por qué aquel Espíritu os eligió para esa misión, justamente a vos, un hombre desconocido, en lugar de elegir a un personaje de la corte que se hubiera aproximado al rey más fácilmente?
– Resp. Fui puesto en su camino, dotado de la facultad que él deseaba encontrar y que era necesaria, y también porque a un personaje de la corte no le habrían aceptado la revelación: pensarían que se informó por otros medios.
17. ¿Cuál era el objetivo de esta revelación, ya que el rey sería necesariamente informado de la muerte de su hermano, antes de saberlo por vos?
– Resp. Era para hacerlo reflexionar sobre la vida futura y acerca del destino a que podía exponerse, como realmente se expuso: su fin ha sido manchado por acciones con las cuales él creía asegurarse un futuro, que podría haber sido mejor con la práctica de aquella revelación.
Y el Espíritu Máscara de Hierro tenía serias razones para dicha advertencia: la Historia registra (4) que Luis XIV, a pesar de gobernar personalmente su reino (régimen absolutista y centralizado: El Estado soy yo) durante 55 años con gran fausto y de proteger las Letras y las Artes, cayó en determinado momento en una ambición desmedida, siendo que su despotismo religioso y lo costoso de sus guerras victoriosas le enajenaron las simpatías de Europa y le valieron el odio del pueblo, precipitando la ruina de la monarquía. Sus propósitos hegemónicos fueron funestos a la larga, los cuales engendraron guerras que a su vez trajeron graves fracasos militares. Todas esas guerras dejaron económicamente exhausta a Francia, junto con los inmensos gastos que demandaron las obras del monarca. Durante todo su reinado tuvo que hacer frente a una multitud de intrigas y complots políticos contra su vida, castigando duramente a sus enemigos y sin piedad alguna; él mismo decía que un gesto de debilidad de su parte podría ponerlo en peligro.
En 1685 Luis XIV revocó el Edicto de Nantes, firmado el 13/04/1598 por el rey francés Enrique IV, cuyo edicto autorizaba la libertad de culto –con ciertos límites– a los protestantes calvinistas, poniendo fin a las Guerras de Religión, cuyo punto culminante fue la cruel matanza de la Noche de san Bartolomé en 1572. Esta revocación trajo graves consecuencias, por las emigraciones y discordias que suscitó. Por otra parte, la Historia también registra que el rey Luis XIV tuvo varias amantes célebres, quienes le dieron numerosos hijos. Luis XIV, llamado el Grande y también el Rey Sol, murió dejando como heredero a su bisnieto Luis XV (futuro rey de Francia y autor de la frase tristemente célebre: “Después de mí, el diluvio”).
Voltaire y Alejandro Dumas, padre
La primera referencia oficial a la existencia de “El Hombre de la Máscara de Hierro” la hizo el filósofo de la Ilustración, François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, en el capítulo XXV de su obra: El siglo de Luis XIV (1751), y también algunos años antes (1745, en Amsterdam) en sus Memorias secretas para la historia de Persia,(5) siendo Voltaire el primero en darle el nombre de Máscara de Hierro. Este escritor francés afirma que dicho personaje fue arrestado en 1661, año de la muerte del cardenal Mazarino. Los registros y documentos preservados de la Bastilla, estudiados por Voltaire cuando éste estuvo en esa cárcel en calidad de reo, dan cuenta de un hombre enmascarado que estuvo prisionero por más o menos 30 años, que habría sido alimentado por un sordomudo y que era prohibido de tener contacto con el personal de la prisión, debiendo tener puesta la máscara todo el tiempo.
Diversos historiadores y escritores han relatado cómo fue la dolorosa y trágica vida de este personaje. El principal fue el recién mencionado Voltaire (París, Francia, 21/11/1694 – Ídem, 30/05/1778), quien estando en la Bastilla recibió narraciones de presos más antiguos que hablaban de la existencia del misterioso personaje, cuyo verdadero nombre era considerado secreto de Estado, así como las razones por las cuales había sido encarcelado a mando del propio rey Luis XIV (Saint-Germain-en-Laye, Francia, 05/09/1638 – Versalles, 01/09/1715). Otra referencia es la de Alejandro Dumas, padre (Villers-Cotterêts [Aisne], Francia, 24/07/1802 – Puy [cerca de Dieppe], 05/12/1870), quien en el siglo XIX (1848), en su libro El vizconde de Bragelonne (conocido también con el título: L’homme au Masque de Fer), se ocuparía igualmente del asunto.
Las hipótesis del encarcelamiento y de la identidad
Varias hipótesis son narradas con respecto al encarcelamiento y a la identidad del prisionero de Estado, de las cuales reproducimos algunas, solamente a título de información, para contextualizar y cotejar con lo que ya ha sido relatado en las obras anteriormente citadas de dichos escritores franceses, Voltaire y Dumas, padre –hipótesis de índole político y familiar–, haciendo lo mismo con las nuevas informaciones mediúmnicas proporcionadas por esta notable comunicación en la Revista Espírita:
- que El Hombre de la Máscara de Hierro era probablemente un hermano mayor del rey francés Luis XIV, o un hermano gemelo, o aún un hermano mayor ilegítimo o “bastardo”(6), hermanastro fruto de relaciones extramatrimoniales de su madre, la reina-regente Ana de Austria (Valladolid, España, 22/09/1601 – París, Francia, 20/01/1666), siendo éste un posible candidato al trono francés, inclusive antes del propio Luis XIV;
- que, según muestra documentación correspondiente a este caso,(7) dicho hermano estuvo prisionero primeramente en la cárcel de Pinerolo o Pignerol hacia 1669, antigua plaza fuerte que sirvió de prisión de Estado a los franceses (a la época en la Saboya francesa), hoy perteneciente a Italia, en el Piamonte, frontera con la Provenza (Francia);
- que su custodio sería el capitán Bénigne Dauvergne de Saint-Mars (1626 – París, Francia, 18/09/1708), quien se desempeñaba como gobernador penitenciario de Pinerolo.
A todas estas hipótesis se añadió la imaginación popular, que contribuyó para la formación y divulgación de la supuesta leyenda a través de los años.
Prudencia y sabiduría de Kardec
Notemos la extrema prudencia y la gran sabiduría de Kardec sobre el asunto, revelando solamente estas nuevas informaciones en otro contexto histórico, político y social, sin insistir en el nombre completo del célebre personaje investigado (preguntas 9 y 10) y aceptando el nombre Máscara de Hierro ante la natural reserva del Espíritu Michel François que, a pesar de esto, confirma la identidad del personaje y la veracidad de la existencia del mismo, hecho constatado a través de las páginas históricas de esta Revista Espírita de 1859, cuya notable información mediúmnica –revelación que esclarece a la posteridad y que colabora con la Historia– comprueba fehacientemente 3 datos hasta entonces inéditos:
a) que de hecho existió la conversación entre el herrero Michel François y Luis XIV sobre la aparición del espectro y acerca del mensaje que éste dirigió al rey, hecho también confirmado por la exención de tallas e impuestos reales, lo que era prácticamente imposible con un plebeyo;
b) que este mensaje mediúmnico procedía del Espíritu Máscara de Hierro, que cuando encarnado era realmente el hermano encarcelado del rey francés Luis XIV;
c) que dicho Espíritu regresó del Más Allá (a través del médium Michel François, herrador de profesión) para avisar a su propio hermano sobre la realidad de la vida después de la muerte y acerca de las profundas reflexiones que esto conlleva, a fin de advertirlo con su mensaje espiritual hacia un cambio de actitud moral como realeza terrestre, llamándole sabiamente la atención de que cada uno es responsable por los actos realizados, debiendo así responder por ellos según su propia conducta y conciencia, ante las justas e inviolables leyes de Dios.