¿Hay vida en otros planetas?
Como ya hemos comentado
anteriormente, ante la inmensidad
e infinitud del universo que
se nos presenta; ante los millones de soles, trillones de planetas y otras
magnitudes inabarcables, ningún astrónomo, cosmólogo, biólogo, antropólogo o
filósofo serio niega la existencia de vida en otros planetas.
Los modernos telescopios como
el Hubble, que orbita en el exterior de la tierra, nos confirman nuevos
planetas descubiertos con condiciones atmosféricas y biológicas similares a la
tierra. Recientemente se ha descubierto, mediante sondas enviadas al espacio,
un planeta gemelo de la tierra en masa y temperatura a 20 millones de años luz
bautizado como Gliese 581 y fuera del sistema solar. Más cerca de nosotros
existen planetas con agua y condiciones de albergar vida cerca de la tierra,
incluso con posibilidad de vida no en superficie sino en el interior de los
mismos, donde se dan las condiciones necesarias para el resurgimiento de la
Vida. Todo esto estudia la exobiología, ciencia que analiza y estudia las
condiciones de vida extra-terrestre.
El proyecto SETI de la NASA
viene estudiando la búsqueda de vida inteligente fuera de la tierra desde hace
décadas, invirtiendo cantidades astronómicas en el desarrollo de proyectos no
sólo de búsqueda sino de comunicación y contacto con otras humanidades.
Año 610 A.C. Anaximandro de
Mileto. Primer astrónomo conocido,
nos habla de la infinitud del
Universo, de los cuerpos celestes y la pluralidad de mundos. Siendo estos
últimos infinitos en número y naciendo y pereciendo en el cosmos.
¿Quiénes son y cómo son?
Existen, sin duda alguna,
muchísimos planetas habitados en los que florecen civilizaciones con grados de
adelanto muy diversos; superiores, análogos o inferiores al nuestro. Resulta
ridículo pensar
que, un minúsculo planeta
como la Tierra, sea el único del universo que tenga el privilegio de ser
habitado. La grandeza y perfección de Dios contrastaría con la idea de crear un
universo infinito, exclusivamente
para adornar nuestras noches
estrelladas sin ninguna otra finalidad
y con una única humanidad
inteligente.
Bajo la comprensión de la ley
de evolución espiritual, los planetas
son las escuelas de
aprendizaje para las humanidades; donde el espíritu reencarna y avanza en su
progreso evolutivo. Y al igual que en la tierra existe vida diferente en
diversos ámbitos, como la vida marina,
la microbiana, la bacteriana;
en otros planetas la vida ha podido
desarrollarse de formas
biológicas muy diferentes a las que aquí conocemos, en función de sus propias
condiciones atmosféricas, de temperatura, etc.
Por ello las formas no son
tan importantes; no obstante sabemos,
mediante informaciones del
mundo espiritual, que el espíritu humano, con raciocinio, voluntad propia e
inteligencia, presenta patrones
biológicos similares, no
iguales, en diferentes mundos. A mayor
evolución, el cuerpo físico
se vuelve más sutil, menos denso, y las condiciones biológicas cambian
notablemente.
Las reencarnaciones en los
planetas moralmente evolucionados
son extremadamente
provechosas, ya que el espíritu controla perfectamente su materia a través de
la mente; y sus emociones se dirigen
conscientemente al desarrollo
de las potencialidades de ámbito superior como el amor.
¿Nos visitan? ¿Desde cuando?
Existen vestigios desde el
principio de los tiempos. Prácticamente
todas las civilizaciones
antiguas presentan leyendas y tradiciones,
algunas han llegado hasta
hoy: los visitantes de las estrellas; los Dioses que vinieron a la tierra y
además se mezclaron con las hijas de los hombres.
Tradiciones sobre los ángeles
caídos, restos de tecnologías superiores,
de edificaciones imposibles
sin la ayuda de una ciencia superior,
de inscripciones, pinturas,
murales, que plasman naves interestelares,
astronautas con sus trajes
espaciales, etc. Apareciendo también en los textos antiguos como la Biblia y
otros, los “carros de fuego”, bolas luminosas, los arrebatamientos al espacio.
Año 1440.
El Cardenal Nicolás de Cusa en su obra ”Docta ignorantia”
argumenta
que: “en cada región celestial podemos encontrar
habitantes
que, aun siendo distintos de nosotros en su naturaleza,
deben su
origen al poder creador de la divinidad”.
¿Qué pretenden?
Si fueran enemigos o
persiguieran planes de conquista, no habrían
esperado a que el hombre
avanzara en el conocimiento de la tecnología y el armamento que ahora posee;
sin duda nos hubieran invadido hace siglos. Las apariciones de ovnis
auténticas, dejan bien a las claras su poder tecnológico. Sus pretensiones son
sin duda amistosas,
y tienen mucho que ver con la
etapa que actualmente vivimos en el planeta; y que desarrollaremos con mayor
amplitud en el bloque temático siguiente al referirnos a la transición
planetaria.
No obstante podemos avanzar
que, por simple progreso y evolución,
las leyes del universo
mantienen el libre albedrío en el hombre y también en las relaciones de las
distintas humanidades que pueblan el cosmos, bajo unos parámetros de
fraternidad universal. Nuestro planeta todavía es menor de edad en el avance
moral, y por ello no le está permitido tomar contacto con otras civilizaciones
exteriores; por el riesgo que representaríamos para ellas en nuestra
inconsciencia y el egoísmo que todavía nos domina.
Es por ello que, en otras
partes del universo, los intercambios interplanetarios entre mundos avanzados
es una constante y una norma básica, donde los más adelantados ayudan
solidariamente a los más retrasados. Esto mismo es lo que ellos hacen con
nosotros; desde el anonimato, bajo las instrucciones del mundo espiritual superior,
y siguiendo las directrices del gobernador espiritual del planeta, el maestro
Jesús.
Desde ese mismo anonimato, y
con su superior tecnología, actúan
desde la disuasión; están
velando para que la inconsciencia del hombre no cometa un atentado contra sí
mismo que ponga en peligro no sólo esta humanidad, sino el equilibrio
cosmológico y cosmogónico
de nuestro sistema solar y de
otros planetas habitados que se verían afectados por un acto de
irresponsabilidad que pudiera destruir nuestro planeta (nuestra capacidad
atómica actual lo hace posible).
Así pues, la visión más
acertada que podemos tener de estos
seres es la de unos “hermanos
mayores” que, bajo directrices totalmente
altruistas y espirituales,
vienen a ayudar a nuestra humanidad. No desde ahora, sino desde hace milenios
en los que han estado presentes
entre nosotros.
“Aunque no puedo estar
seguro, los humanos no podemos estar solos, Dios es infinitamente Creativo”
Robert Collins, profesor de
Filosofía - Pensilvania (USA)
¿Existen extraterrestres negativos?
Rotundamente, no. Son pues
ilógicas, muchas de las teorías que circulan acerca de que existen
extraterrestres de baja condición que propician intenciones perversas con
nuestro planeta. Los que no tienen una condición moral superior no pueden venir
a este planeta. Fuera, en el universo sí existen humanidades más atrasadas
incluso que la tierra donde habitan seres primitivos a los que no les está
permitido
entrar en contacto.
A veces se invoca el hecho de
raptos, experiencias físicas de contacto con seres de otros planetas que
realizan cirugías, trasplantes y que afectan a las personas. En estudios
realizados a individuos que dicen haberlas sufrido se comprueba que, un
porcentaje casi total de los mismos, presentan una alta sensibilidad psíquica,
lo que nos induce a afirmar que esas experiencias, a pesar de parecer reales,
son vividas por estas personas a nivel psíquico. Y el origen de las mismas,
tiene su sentido en el trabajo desarrollado
por el mundo espiritual
negativo; espíritus perversos, bien preparados intelectualmente que pretenden
distraer, confundir y perturbar
a estas personas con esas
experiencias, haciéndose pasar por seres de otros planetas, al tiempo que
consiguen desprestigiar el auténtico
sentido de la presencia de
los mismos.
Paul Davies, Físico de la Universidad de Arizona: “si
la aparición de la vida y la mente es consecuencia de las leyes del universo,
la primera estaría muy extendida; no sería un aspecto colateral al desarrollo
del cosmos sino algo fundamental.”