domingo, 23 de febrero de 2014

EXTRATERRESTRES Y PLURALIDAD DE MUNDOS HABITADOS


¿Hay vida en otros planetas?

Como ya hemos comentado anteriormente, ante la inmensidad
e infinitud del universo que se nos presenta; ante los millones de soles, trillones de planetas y otras magnitudes inabarcables, ningún astrónomo, cosmólogo, biólogo, antropólogo o filósofo serio niega la existencia de vida en otros planetas.
Los modernos telescopios como el Hubble, que orbita en el exterior de la tierra, nos confirman nuevos planetas descubiertos con condiciones atmosféricas y biológicas similares a la tierra. Recientemente se ha descubierto, mediante sondas enviadas al espacio, un planeta gemelo de la tierra en masa y temperatura a 20 millones de años luz bautizado como Gliese 581 y fuera del sistema solar. Más cerca de nosotros existen planetas con agua y condiciones de albergar vida cerca de la tierra, incluso con posibilidad de vida no en superficie sino en el interior de los mismos, donde se dan las condiciones necesarias para el resurgimiento de la Vida. Todo esto estudia la exobiología, ciencia que analiza y estudia las condiciones de vida extra-terrestre.
El proyecto SETI de la NASA viene estudiando la búsqueda de vida inteligente fuera de la tierra desde hace décadas, invirtiendo cantidades astronómicas en el desarrollo de proyectos no sólo de búsqueda sino de comunicación y contacto con otras humanidades.
Año 610 A.C. Anaximandro de Mileto. Primer astrónomo conocido,
nos habla de la infinitud del Universo, de los cuerpos celestes y la pluralidad de mundos. Siendo estos últimos infinitos en número y naciendo y pereciendo en el cosmos.

¿Quiénes son y cómo son?

Existen, sin duda alguna, muchísimos planetas habitados en los que florecen civilizaciones con grados de adelanto muy diversos; superiores, análogos o inferiores al nuestro. Resulta ridículo pensar
que, un minúsculo planeta como la Tierra, sea el único del universo que tenga el privilegio de ser habitado. La grandeza y perfección de Dios contrastaría con la idea de crear un universo infinito, exclusivamente
para adornar nuestras noches estrelladas sin ninguna otra finalidad
y con una única humanidad inteligente.
Bajo la comprensión de la ley de evolución espiritual, los planetas
son las escuelas de aprendizaje para las humanidades; donde el espíritu reencarna y avanza en su progreso evolutivo. Y al igual que en la tierra existe vida diferente en diversos ámbitos, como la vida marina,
la microbiana, la bacteriana; en otros planetas la vida ha podido
desarrollarse de formas biológicas muy diferentes a las que aquí conocemos, en función de sus propias condiciones atmosféricas, de temperatura, etc.
Por ello las formas no son tan importantes; no obstante sabemos,
mediante informaciones del mundo espiritual, que el espíritu humano, con raciocinio, voluntad propia e inteligencia, presenta patrones
biológicos similares, no iguales, en diferentes mundos. A mayor
evolución, el cuerpo físico se vuelve más sutil, menos denso, y las condiciones biológicas cambian notablemente.
Las reencarnaciones en los planetas moralmente evolucionados
son extremadamente provechosas, ya que el espíritu controla perfectamente su materia a través de la mente; y sus emociones se dirigen
conscientemente al desarrollo de las potencialidades de ámbito superior como el amor.

¿Nos visitan? ¿Desde cuando?

Existen vestigios desde el principio de los tiempos. Prácticamente
todas las civilizaciones antiguas presentan leyendas y tradiciones,
algunas han llegado hasta hoy: los visitantes de las estrellas; los Dioses que vinieron a la tierra y además se mezclaron con las hijas de los hombres.
Tradiciones sobre los ángeles caídos, restos de tecnologías superiores,
de edificaciones imposibles sin la ayuda de una ciencia superior,
de inscripciones, pinturas, murales, que plasman naves interestelares,
astronautas con sus trajes espaciales, etc. Apareciendo también en los textos antiguos como la Biblia y otros, los “carros de fuego”, bolas luminosas, los arrebatamientos al espacio.

Año 1440. El Cardenal Nicolás de Cusa en su obra ”Docta ignorantia”
argumenta que: “en cada región celestial podemos encontrar
habitantes que, aun siendo distintos de nosotros en su naturaleza,
deben su origen al poder creador de la divinidad”.

¿Qué pretenden?

Si fueran enemigos o persiguieran planes de conquista, no habrían
esperado a que el hombre avanzara en el conocimiento de la tecnología y el armamento que ahora posee; sin duda nos hubieran invadido hace siglos. Las apariciones de ovnis auténticas, dejan bien a las claras su poder tecnológico. Sus pretensiones son sin duda amistosas,
y tienen mucho que ver con la etapa que actualmente vivimos en el planeta; y que desarrollaremos con mayor amplitud en el bloque temático siguiente al referirnos a la transición planetaria.
No obstante podemos avanzar que, por simple progreso y evolución,
las leyes del universo mantienen el libre albedrío en el hombre y también en las relaciones de las distintas humanidades que pueblan el cosmos, bajo unos parámetros de fraternidad universal. Nuestro planeta todavía es menor de edad en el avance moral, y por ello no le está permitido tomar contacto con otras civilizaciones exteriores; por el riesgo que representaríamos para ellas en nuestra inconsciencia y el egoísmo que todavía nos domina.
Es por ello que, en otras partes del universo, los intercambios interplanetarios entre mundos avanzados es una constante y una norma básica, donde los más adelantados ayudan solidariamente a los más retrasados. Esto mismo es lo que ellos hacen con nosotros; desde el anonimato, bajo las instrucciones del mundo espiritual superior, y siguiendo las directrices del gobernador espiritual del planeta, el maestro Jesús.
Desde ese mismo anonimato, y con su superior tecnología, actúan
desde la disuasión; están velando para que la inconsciencia del hombre no cometa un atentado contra sí mismo que ponga en peligro no sólo esta humanidad, sino el equilibrio cosmológico y cosmogónico
de nuestro sistema solar y de otros planetas habitados que se verían afectados por un acto de irresponsabilidad que pudiera destruir nuestro planeta (nuestra capacidad atómica actual lo hace posible).
Así pues, la visión más acertada que podemos tener de estos
seres es la de unos “hermanos mayores” que, bajo directrices totalmente
altruistas y espirituales, vienen a ayudar a nuestra humanidad. No desde ahora, sino desde hace milenios en los que han estado presentes
entre nosotros.
“Aunque no puedo estar seguro, los humanos no podemos estar solos, Dios es infinitamente Creativo”
Robert Collins, profesor de Filosofía - Pensilvania (USA)

¿Existen extraterrestres negativos?

Rotundamente, no. Son pues ilógicas, muchas de las teorías que circulan acerca de que existen extraterrestres de baja condición que propician intenciones perversas con nuestro planeta. Los que no tienen una condición moral superior no pueden venir a este planeta. Fuera, en el universo sí existen humanidades más atrasadas incluso que la tierra donde habitan seres primitivos a los que no les está permitido
entrar en contacto.
A veces se invoca el hecho de raptos, experiencias físicas de contacto con seres de otros planetas que realizan cirugías, trasplantes y que afectan a las personas. En estudios realizados a individuos que dicen haberlas sufrido se comprueba que, un porcentaje casi total de los mismos, presentan una alta sensibilidad psíquica, lo que nos induce a afirmar que esas experiencias, a pesar de parecer reales, son vividas por estas personas a nivel psíquico. Y el origen de las mismas, tiene su sentido en el trabajo desarrollado
por el mundo espiritual negativo; espíritus perversos, bien preparados intelectualmente que pretenden distraer, confundir y perturbar
a estas personas con esas experiencias, haciéndose pasar por seres de otros planetas, al tiempo que consiguen desprestigiar el auténtico
sentido de la presencia de los mismos.



Paul Davies, Físico de la Universidad de Arizona: “si la aparición de la vida y la mente es consecuencia de las leyes del universo, la primera estaría muy extendida; no sería un aspecto colateral al desarrollo del cosmos sino algo fundamental.”