LOS
ENEMIGOS DESENCARNADOS
No
siendo la muerte física el aniquilar de la vida, es natural que todos aquellos
Espíritus que se transfieren de retorno para el mundo espiritual mantengan las
características morales que
caracterizaban la individualidad.
Recuperando
la lucidez después del deceso celular, vuelven
a la conciencia los mensajes que fueron
almacenados durante la trayectoria orgánica, auxiliándolos en la
evocación de acontecimientos y hechos en los cuales participaron.
En
algunas ocasiones no ocurre ese fenómeno en razón del estado de perturbación en
el que se encuentran después del túmulo, manteniendo fijaciones enfermizas y
conductas infelices.
Comprensiblemente,
en el primer caso, resuenan con más facilidad
las impresiones vigorosas, aquellas que fuertemente herirán o
dignificaran las emociones.
En
ese capítulo, los sentimientos de animosidad que tipifican los Espíritus
inferiores resurgen, llevándolos a los
procesos de angustia y resentimiento, que
procuran contornar mediante el esfuerzo a que se proponen contra
aquellos que los afligieron y que permanecen en el viaje carnal.
Es
comprensible que no poseyendo los tesoros morales de nobleza ni de elevación, se dejan consumir por el
odio, siendo llevados a las fuentes generadoras del sufrimiento que
experimentan, en el caso, de las personas que se hicieron responsables por su
desdicha.
Surgen,
en esa fase, las vinculaciones psíquicas con los antiguos desafectos, aquellos
que se tornaron motivo de su aflicción.
Reconociendo
la razón del sufrimiento, sin, no en tanto, entender las causas profundas,
aquellas que dicen respecto a la Justicia Divina, cara al conocimiento de la
reencarnación y su ley de Causa y
Efecto, se convierten en inclementes cobradores de lo que suponen ser deudas por ellos contraídas.
Disponiendo
de movilidad y fijándose mentalmente al adversario mediante la afinidad moral,
se inicia el doloroso proceso de obsesión, que tanto se presenta en forma de surto
patológico, en el área de los disturbios psicológicos de conducta y de emoción,
bien como en lenta y perversa inspiración enfermiza que termina por
transformarse en trastorno más grave.
Cuando
no se encuentran lucidos, son igualmente atraídos, en razón de la ley de
sintonía existente entre deudor y cobrador, proveniente de la convivencia
espiritual en las mismas fajas de inferioridad en el que se movimentan los
encarnados y los desencarnados.
No
sienta ninguna duda en cuanto a la influencia ejercida por los Espíritus en la
convivencia con las criaturas humanas, especialmente con aquellas de naturaleza
permisiva y vulgar, cruel e indiferente, en razón del estado moral en que aun
se encuentran.
Pululan
alrededor del planeta billones de seres espirituales en un estado primario de
evolución, aguardando la oportunidad
de reencarnar de nuevo, ya que se
encuentran en un estado de penuria y de sufrimiento por la cual se transforma
en parásitos dependientes de energías especificas, que exploran y usurpan de los seres humanos
que se les asemejan.
De
ese modo, aquellos que se sienten perjudicados
de alguna forma, tiene mayor facilidad en inmiscuirse en la economía
mental y emocional de aquellos que
consideran sus adversarios por los prejuicios que les han causado,
persiguiéndolos de manera consciente o
no.
Los
enemigos desencarnados constituyen un factor de desequilibrio en la sociedad
terrestre que debe ser tomado en cuenta por los estudiosos del comportamiento y
de las directrices sociológicas.
*****************
El
mundo espiritual es preexistente al físico, real y fundamental de donde vienen
las poblaciones humanas para donde retornan mediante el vehículo de la
desencarnación.
El
objetivo esencial de la desencarnación es propiciar el desenvolvimiento
intelecto moral del Espíritu en su trayectoria evolutiva.
Poseyendo
el psiquismo divino embrionario, en cada etapa del proceso de crecimiento se
les desdoblan facultades y funciones adormecidas que se agigantaran a través de
la eternidad, hasta que sea alcanzada la plenitud.
No
obstante, los atavismos que permanecen como tendencias para repetir los
gravámenes y conceptos erróneos a los que están acostumbrados, ejercen mayor
predominancia en la naturaleza de todos,
aunque el Deotropismo que lo atrae en la
dirección fecunda y original de su casualidad.
La
elección de conducta que define el rumbo de
la ascensión o de la caída, a fin de permanecer en el obscurantismo en
relación a la verdad o en el esfuerzo dignificantes del auto iluminación.
Cuando
se esfuerza por el buen proceder, prosiguiendo en la vivencia de las reglas de
la moral y del bien, liberándose de los grilletes de los vicios, más fácilmente
alcanza los niveles elevados de
armonía interior y los planos
espirituales de felicidad, donde pasa a habitar. Todavía, cuando se compromete en la acción
del mal, es inducido a reescribir las paginas aflictivas que quedaron en la
retaguardia, rescatando los delitos
practicados a través del sufrimiento o mediante las acciones de
beneficencia que lo dignifican.
En
razón de la comodidad moral y de pereza mental, se sitúa, no raro, en la
incerteza, en la indiferencia en relación al engrandecimiento o complaciéndose en las sensaciones nefastas,
cuando podría elegir las emociones superiores para auxiliarse y para socorrer a
aquellos a quien hay perjudicado, reparando los males que fueron generados mediante los
contribuciones de amor educativo
ofrecidos.
Los
enemigos desencarnados, de ese modo, se vinculan a los seres humanos atraídos
por las afinidades morales, por los sentimientos del mismo tenor, por las
conductas extravagantes que se permiten.
*******
Nunca desperdicies la oportunidad de ser aquel que
cede en contiendas inútiles como perniciosas; de perder, en el campeonato
de la insensatez, a fin de ganar en la paz interior; de servir con devoción,
aunque otros se sirvan, explorando la bondad de su prójimo; de ofrecer comprensión y compasión en toda y
cualquier circunstancia que se te deparen; de edificar el bien donde te
encuentres, en la alegría o en la tristeza, en la abundancia o en la escasez;
de ofrecer esperanza, aun mismo cuando reine el pesimismo y la crueldad
llevando a al desanimo y a la
indiferencia; de ser aquel que ama, a pesar de
las circunstancias perversas; de silenciar el mal, a fin de referirte
aquello que contribuya a favor de la fraternidad; de perdonar, aun mismo
aquello y a aquel que, aparentemente no
merezcan perdón; de enseñar correctamente aunque predomine la prepotencia, y
por esa razón mismo…
Nunca
te canses de confiar en Dios, sea cual sea la situación en la que te
encuentres.
Vistiendo
la coraza de la fe y esgrimiendo el
equipo del amor, tus enemigos desencarnados no encontraran campo emocional ni
vibratorio en ti para instalar sus matrices obsesivas, permitiéndote seguir en
paz, cantando la alegría de vivir e
iniciando la Era Nueva de felicidad en la Tierra.
Joanna de Ángelis
Página psicografiado por el médium Divaldo P. Franco, en la sesión
mediúmnica la noche 28 de febrero del
2005, en el Centro Espirita Camino de Redención, en Salvador de Bahía.
Traducido al español por: M. C. R