A medida que aumenta el
conocimiento del Universo y del Ser, retrocede y se desvanece la noción de lo
sobrenatural. Llegamos a comprender que la Naturaleza es una, pero que en su
inmensidad contiene dominios y formas de
vida que por mucho tiempo escaparon
a nuestros sentidos.
Existen legiones de almas
bienhechoras y protectoras, las almas de
los hombres que sufrieron por el bien, la verdad y la justicia. Se ciernen por encima de la pobre humanidad para guiarla
por las sendas de su destino. A mayor altura de los estrechos horizontes de la Tierra, toda una
jerarquía de Seres invisibles se escalona en la luz. En la escala de Jacob de la leyenda, la de las
inteligencias y conciencias superiores, que se gradúa y eleva hasta los Espíritus radiantes, hasta las
potentes Entidades depositarias de las fuerzas divinas.
Los santos son ante todo
hombres; la santidad, que es del orden sobrenatural, se apoya en el orden
natural. El hombre es el único ser de la creación que puede ser santo, pero no
hay dos santos iguales porque cada uno singulariza su santidad según los dones
recibidos, los dones que ha conquistado.
Los santos viven en la eternidad y en el tiempo, participan de Dios y de
la historia, La santidad es la plenitud
en el amor.
El hombre ha evolucionado espiritualmente,
es un hecho que después de la Revelación
Divina lo hizo progresivamente, gracias
a su madurez. Así como el Cristianismo constituyó una revolución de orden espiritual en el seno
de la Religión de Moisés (Antiguamente
os fue dicha… Yo, sin embargo, ahora os digo”) –aseveró Cristo) TAMBIEN
LA Doctrina Espirita no ha dejado de constituir una revolución espiritual.
Nuevos conocimientos, nuevos métodos, nuevas luces, nuevas interpretaciones,
nuevos estímulos, nuevas y fuertes
energías espirituales representan a aquel Espíritu de Verdad prometido
por el Señor en la Ultima Cena, Espíritu
de Verdad que más tarde El enviaría al
mundo para “enseñarnos todas las cosas y hacernos recordar todo cuanto El nos
había dicho, guiándonos en toda la verdad) (Juan 14:26, 16:13
Es por lo que el espiritismo
Cristiano enseña que la videncia espiritual y los demás géneros de mediúmnidad, ampliamente manifestados en
las vidas de los santos de la Iglesia tanto como en la mediúmnidad honestas de
las casas Espiritas, no son tentaciones del demonio ni hazañas del diablo, en consonancia a las gratuitas afirmativas
dogmaticas, más si aspectos espirituales de la personalidad humana en
expansión, en crecimiento para Dios y
para nuevas formas de evolución del Espíritu.
Tuvo razón Teresa de Ávila al
afirmar que le hacía mal el desconocer tales cosas del alma. Ahora somos
llamados, alabado sea Dios, a sentir como es de bueno para el espíritu el conocimiento de las grandes y sabias leyes
que rigen nuestra vida, en el seno de la Gran Casa Universal de nuestro padre
Celestial.
Los efectos mediúmnicos son
tan viejos como el mundo. EL Evangelio es un libro cargado de hechos
mediúmnicos. Los santos de la Iglesia Católica eran genuinamente médiums y sus
facultades se formaron en el contexto de
su mejoramiento moral. Es por esa razón,
que la mediúmnidad del santo estaba en
el ápice de una evolución psíquica de su alma.
Sus archivos quedaron muy
bien organizados. Eran individualizados por temas como “clarividencia”,
clariaudiencia, “psicofotismo y
holorización”, etc.
En los testimonios históricos más antiguos, en las más remotas
tradiciones religiosas, en las escrituras antiquísimas de los hindús, en los
cantos bardos de los celtas, en las enseñanzas de los magos iranianos o de los profetas hebreos, en los anales de la China milenaria, en
la literatura de los griegos y de los
romanos, en todas partes y en todos los
tiempos , los testimonios sobre las
relaciones entre la Tierra y el Cielo
son encontrados, en un consenso universal,
la afirmación de esa realidad indiscutible.
Cuando leemos con atención
las Escrituras, nos damos cuenta de que la Biblia nos ofrece muchos modelos de
santidad; por ejemplo: al apóstol Tomás, que era un hombre con grandes dudas
sobre la fe pero que al fin proclamó a Jesús como su Señor y su Dios (Jn. 20,
26-28).
Entre los grandes héroes de
la fe, que la Iglesia denomina genéricamente santos, se encuentran
extensamente, los más notables y maravillosos testimonios espirituales de la
acción inteligente del Mundo Invisible junto a los seres terrenales. Y los
santos, a semejanza de los verdaderos
médiums espiritas, siempre sirvieron de
intermediarios entre las fuerzas
auxiliadoras de la esfera ultra terrestre y las necesidades humanas. Los santos
cristianos, conscientes de su misión espiritual, siempre actuaron como
mediadores entre el Más Allá y la Tierra, de la misma forma lo hicieron los
devotos y sinceros misioneros de la mediúmnidad en la gran siembra del
espiritismo Evangélico.
Los santos son para nosotros
verdaderos modelos a imitar. Ellos tuvieron una clara prioridad en su vida:
Jesucristo. Y es este modelo de fe cristiana el que tocó de diversas maneras el
corazón de mucha gente. La fe en los santos no es, de ninguna manera, un
obstáculo a la fe en Jesucristo, como piensan los hermanos evangélicos, sino un
estímulo para seguir a Cristo.
Por supuesto debemos evitar
excesos, los santos no son semidioses y la santidad de tal o cual persona nunca
puede oscurecer el seguimiento de Cristo. Al contrario, la verdadera santidad
de los santos siempre anima hacia una mayor búsqueda de Dios.
Un notable médium,
dotado de varias facultades psíquicas,
portador de elevado don profético, fue el famoso profeta Daniel, del que habla
el Viejo testamento. Llevado para Babilonia, después de ser tomada Jerusalén
por Nabucodonosor, dice la Biblia que Dios dio a Daniel “entendimiento en toda
la visión y sueños”. (Dan, 2:17) Al
profeta le eran revelados – los
secretos y el fin del imperio persa,
siendo famosas sus profecías de la estatua y de las setenta semanas y sus impresionantes visiones espirituales.
Veamos el ejemplo de María en
las bodas de Cana. Es María la Madre de Jesús la que invita discretamente a su
Hijo a hacer un milagro diciendo: «Ya no tienen vino». Y Jesús le hace entender
que la hora de hacer signos no ha llegado todavía. Sin embargo, por la
intercesión de su Madre María, Jesús hace su primer milagro (Jn. 2, 1-12).
Este es el sentido bíblico de
la intercesión de los santos. Hay muchos ejemplos más de la intercesión de los
santos ante Dios. Veamos algunos textos: Moisés ora a Dios por intercesión de
Abraham, Isaac y de Jacob (Ex. 32, 11-14).
Jesús manda a sus Apóstoles a
sanar enfermos, a resucitar muertos, a limpiar leprosos y echar demonios (Mt.
10, 8). Pedro y Juan, en nombre de Jesús, sanan a un hombre tullido (Hech. 3,
1-10).
En el pueblo de Troáda, el
apóstol Pablo devuelve la vida a un joven accidentado (Hech. 20, 7-11). Fue
mediador y no mando a la gente a su casa para que le pidiera directamente a
Jesucristo.
Cuando el apóstol Pedro
pasaba por la calle, la gente sacaba a los enfermos y los ponía en camillas
para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre algunos de ellos,
y todos eran sanados (Heh. 5, 15-16). Dios hacía grandes milagros por medio de
Pablo, tanto que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocados por su
cuerpo eran llevados a los enfermos y los espíritus malos salían de éstos
(Hecho. 19, 11-12). Fue intercesor y no les dijo oren ustedes mismo a
Jesucristo. Lo mismo hacen los santos.
El Espiritismo, codificado
por Allan Kardec ofrece explicaciones
satisfactorias y permanentemente validas
a la mediúmnidad. Las explicaciones ofrecidas por la Doctrina Espirita
atiende a las miras de mantener,
tanto como confortar al corazón humano,
comunicando la certeza de la inmortalidad del alma y del primado de Dios y de
Su Ley sobre las angustiosas estructuras del mundo físico.
La expresión mediúmnidad
aplicada a los santos de la Iglesia puede, a primera vista, parecer inadecuado
al pensamiento eclesiástico. Sin embargo
la mediúmnidad es inherente a todo ser
humano, aunque presentando características de variado orden, en el aspecto de
abastardamiento, de desenvolvimiento o
de sublimación, conforme la actitud moral y espiritual de la criatura.
En los santos reconocemos a
los Misioneros de luminosos de Dios en
todos los tiempos y en todas las agremiaciones filosóficas o religiosas de la Tierra. No importa el
nombre que les asignemos, Benefactores
Espirituales, como comúnmente le llamamos, Misioneros o Santos, Gurús,
Sufís etc.… Ellos se encarnan en todas las patrias y se despliegan en todos los
ambientes humanos con la bandera de la espiritualidad superior de la que son interpretes y mensajeros.
Naturalmente, condicionan su lenguaje
a su medio y a su tiempo, como también es natural que sean influenciados
humanamente por la época y por su ambiente.
Debemos reconocer la grandeza
de San Francisco de Asís o de una Santa Teresa de Ávila, que vivieron bajo
la egida de la Iglesia Romana , como
valorizamos las igualmente dignas
misiones de Bezerra de Menezes , Bittencourt Sampaio o de Eurípides
Barsanulfo – en los ambientes espiritistas.
Reconocemos con la misma veneración y respeto , la elevación espiritual
de Melanchton o de Sundar Sing entre nuestros hermanos protestantes, la
grandeza de un Sarafin Sarov entre los cristianos ortodoxos, el valor innegable
de Buda o de Krishna entre los hindús, la espiritualidad de Mohiyaddin o Inayat
Khan entre los musulmanes.
En verdad, en todas las
corrientes religiosas y todos los grupos humanos aparecen siglo tras siglo, los
nobles mensajeros de la luz redentora y del ejemplo dignificante, para efectuar
invitaciones vivas a la Humanidad para su ascensión espiritual.
Hay un relato de Chico Xavier
que nos muestra que los santos no son seres
privilegiados, que ellos sufren al igual que cualquier mortal, lo que
varia es su comportamiento, que pese a gozar de gran sabiduría y tener dones ellos
se mueven de la misma forma que cualquier hombre. Durante décadas Chico Xavier
sufrió una catarata crónica y por
sucesivas crisis de anginas y por neumonía. Los escépticos – que no creían en
las curas espirituales – veían tanto sufrimiento como prueba de la inexistencia
de espíritus. Pues decían que Chico Xavier
no recibía ayuda de los “amigos espirituales”…
Los mismos colaboradores de
Chico quedaban incomodados con la agonía
del médium minero – Para justificar sus “pruebas” a Chico le gustaba contar la Historia de
Teresa de Ávila.
Hija de padres ricos, en la
España poderosa del siglo XVI, ella
abandonó la ostentación e inicio una serie de viajes por el país
para fundar abrigos para todos
los huérfanos, viudas y miserables cuyos
padres y maridos fueron muertos en las innumerables batallas expansionistas. A
pie, montada en mulas , enfrento pantanos, montañas y florestas, atormentada por crisis de anginas y fiebres
intermitentes. En una de sus maratones, ella intentaba atravesar un río cuando
un temporal la arroyo y sumergió en el agua. Ya estaba a punto de ahogarse cuando fue salvada por Jesús.
Después, de darle las
gracias, conmovida, oyó las palabras poco animadoras del Salvador:
-¿Esta, viendo Teresa? Es así, en medio de los peligros en el
camino, cuando trato a mis discípulos y
a mis queridos amigos. Teresa no resistió
y apelo para el sentido de humor.
- ¡Oh! Comprendo, Señor. Es
por esto que tenéis tan pocos. Chico se divertía con la historia.
Teresa de Ávila, la santa
protectora de las almas apasionadas.
Todo lo que ignoramos nos
parece siempre inverosímil. Sin embargo las cosas inverosímiles de hoy podrán
ser mañana verdades elementales. Sabemos que muchas cosas que parecieron
absurdas se hicieron realidad, y por citar algunas:
1ª Se pudo oír en Roma la voz de un individuo
que hablo en Paris (teléfono)
2ª Se pudo cultivar
gérmenes de todas las dolencias y
cultivarlos en un armario (bacteriología)
3 Se pudo fotografiar los huesos de personas vivas (rayos X)
4ª se pueden transportar 500
armas por los aires con una velocidad de 300 km por hora (aeroplanos)
Aquel que las hubiese
mencionado en 1876, esas aserciones
audaces, habría sido tomado por un loco peligroso.
Fray Estafanio Piat se refiere a la clarividencia de Santa Teresa
de Ávila:”El propio Cielo ratifica ese juzgamiento cuando, después de la
muerte, Frey Pedro se aparece a la Reformadora del Carmelo, rodeado por un
brillo fulgurante de su beatitud y le dice, en tono penetrante: “Bendita
penitencia, que me valió para tamaño
peso de gloria”.
Quién de nosotros no escuchó
o leyó, en alguna parte, casos de personas afligidas que recibieron auxilio de
personas desconocidas con las cuales conversan, mantienen contactos materiales
como apretón de manos, curaciones, apoyo, etc... y que después descubren que el
benefactor ya había desencarnado en la época
de la ayuda.
Esos hechos son relatados por
personas de las más diversas religiones, lo que les da más autenticidad.
Otras veces, el benefactor
desaparece totalmente.
Buscado no es encontrado, fue
visto, pero es desconocido en la región. Prácticamente desaparece en el aire.
Si en aquellos hechos es
indiscutible que el auxilio fue de origen espiritual, en estos paira la duda.
Para unos, continúan siendo
espíritus protectores o ángeles de la guarda. Para otros, simplemente un
viajante caritativo.
Hay quien afirma que sería
acción de un ser extraterreno, ya que muchos de ellos y de diversos orígenes o
planetas, que vivieron en la Tierra entre los hombres, como uno de nosotros,
para observar y ayudarnos.
Muchas personas, inclusive
espíritas, están de acuerdo con esta afirmativa, dudando, por otro lado, que
los espíritus puedan ayudarnos materializándose.
Luego se escucha la pregunta.
¿Y el médium?
Vamos por etapas.
Con el enorme avance de la
ciencia aeroespacial, el conocimiento humano, en el campo de la astronomía,
tuvo un extraordinario progreso.
Hoy sabemos perfectamente que
ninguno de los planetas de nuestro sistema solar posee condiciones físicas
semejantes a la Tierra, en el sentido de permitir la supervivencia del hombre.
Por tanto, sus habitantes,
con el cuerpo adaptado a las condiciones de sus planetas, tampoco no podrían
sobrevivir al nuestro. No resistirían nuestra atmósfera, presión, temperatura,
polución, virus, microbios, etc.
Y habitantes de otros sistemas,
menos todavía.
Aprendemos, en el
espiritismo, que los diversos mundos habitados difieren entre sí por la
polución espiritual de sus habitantes.
Ahora, si un espíritu encarna
en un mundo inferior, no puede ir a vivir con este cuerpo, constituido de material
grosero, en un mundo superior. Esto, creo que nadie lo niega.
Sin embargo la recíproca es
verdadera. Un espíritu que encarna en un mundo superior, no puede, con el mismo
cuerpo, vivir en un mundo inferior.
Las preguntas 56 y 57, de “El
Libro de los Espíritus”, aprendemos que el cuerpo material es diferente en cada
mundo habitado. Es adaptado a la constitución física del mundo en que el
espíritu reencarna.
“El Libro de los Espíritus”
va más allá, afirma que hasta el periespiritu es formado del fluido universal
existente en cada globo (pregunta 94), añadiendo que cuando un espíritu va a un
mundo más atrasado necesita revestir su periespiritu de materia más grosera
(pregunta 94-A).
¿Y con ropas especiales, como
las que el hombre usó en la Luna? ¿No podrían de esa forma vivir alienígenas
entre nosotros?
Si, pero no podrían de manera
alguna pasar como siendo terráqueos.
En la propia Tierra existen
los medios necesarios para que toda ayuda Divina pueda derramarse sobre los
espíritus que la habitan. Siendo lo mismo que la ayuda necesite presencia
material.
Todos los espíritas saben
perfectamente de la posibilidad de la materialización de espíritus.
Eninnumerables puntos de este planeta y en todos los tiempos el proceso ya se
hizo presente.
Aquí en Belém, Pará, fueron
famosas las materializaciones realizadas a través de la mediúmnidad de Ana
Prado. Menos conocida pero no menos importante fue la médium María de Souza
Azevedo que de 1937 hasta, por lo menos, 1946, propició maravillosas
materializaciones que este cronista, tuvo la oportunidad de asistir.
En cuanto al hecho de ser
necesaria la existencia de médium de efectos físicos para tal resultado, tengo
motivos muy fuertes para creer que, dependiendo del espíritu, tal exigencia
puede ser dispensada.
Me baso en el hecho de que el
propio planeta y todo el sistema es resultado de la condensación del fluido
cósmico, realizada por la voluntad de Jesús y sus trabajadores, con evidente
permiso de Dios, sin la ayuda de ningún médium, por tanto, es perfectamente
creíble que un espíritu, con gran conocimiento de la manipulación de fluidos y
gran potencia mental, pueda materializar cualquier cosa sin esa ayuda.
Hay, inclusive, ejemplos en
la Biblia y en la literatura espírita de esos hechos. En la Génesis, capítulo
18, encontramos registrada la presencia de tres ángeles (espíritus) que fueron
vistos y escuchados por Abraham, Sara y por los menos más de una persona, el
mozo que les preparó la merienda.
No se trataba de aparición,
era materialización, y de materialización completa pues, como se ve en el
versículo 8, comieron delante de todos, manteca, leche y ternera.
Después avisaron a Sara de
que iba a ser madre, partieron hacia Sodoma y Abraham los acompañó.
En el capítulo 19, vemos la
llegada a Sodoma de dos ángeles. Del tercero no se tienen más noticias.
Fueron vistos por todos en
Sodoma, participaron de la gran comida junto a la familia de Lot, en la casa de
quien pasaron la noche.
Al día siguiente llevaron a
Lot y a sus hermanos fuera de Sodoma, COGIÉNDOLOS DE LAS MANOS.
En Reyes, capítulo 19 v5,
Elías es levantado por el TOQUE de un ángel que le dio pan cocido sobre brasas
y un botijo de agua, que Elías comió y bebió, reposando después. El hecho se
repite conforme el versículo 8, Elías nuevamente es TOCADO por el ángel. Dice
la Biblia que con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y noches.
Aquí vemos no sólo la
materialización de espíritu sino incluso de comida alta en energía. En ninguno
de esos casos, los personajes humanos podían ser médiums capaces de colaborar
para una materialización.
El médium para ese trabajo
necesita someterse a un largo periodo de desarrollo. Incluso que ese periodo
fuese de alguna suerte dispensable, hay otra condición necesaria.
El médium al facilitar
material plasmático para la materialización, tiene parte del cuerpo físico
desmaterializado, necesitando, por eso, permanecer en completo reposo. No había
ninguna de estas condiciones en los citados hechos.
El caso más interesante, sin
embargo, es relatado en el “Libro de Tobías”. Éste sólo es encontrado en la
Biblia católica.
El hijo de Tobías, también
llamado Tobías, necesitaba viajar hacia Rajes, ciudad que no conocía, con el
fin de recibir una deuda de Gabelo, persona que él nunca vio.
Salió a buscar un compañero
de viaje y encontró un joven.
Este joven dijo que conocía
la ciudad y al ciudadano llamado Gabelo.
Viajó con Tobías muchos días.
Comían, bebían y dormían como todas las personas.
Tobías enfermó y el joven
completó las tareas que motivaron el viaje, acompañando de vuelta a Tobías
hasta la casa paterna.
Cuando el padre quiso
gratificarlo por el trabajo él rehusó y se identificó como un ángel, de nombre
Gabriel y añadió: “parecía que yo comía y bebía con vosotros; pero yo me
sustento de un manjar invisible, de una bebida la cual no puede ser vista por
los hombres”. Y habiendo dicho estas palabras SE DESMATERIALIZÓ delante de
ellos, y ellos no lo pudieron ver más. Para estos espíritus Kardec creó un
nombre: AGÉNEROS.
En la REVISTA ESPÍRITA de
febrero de 1859, escribe Kardec: “un espíritu cuyo cuerpo fuese enteramente
visible y palpable, nos daría la apariencia de un ser humano, podría conversar
con nosotros, sentarse en nuestro hogar, como cualquier visita, pues lo
tomaríamos como uno de nuestros semejantes.
Más adelante, en el mismo
artículo, escribe el maestro Kardec: “interrogado al respecto, un espíritu
superior respondió que efectivamente, podemos encontrar seres de tal
naturaleza, sin que lo sospechemos, añadió que ello es raro, pero que se ve”.
Tal estudio de Kardec se
debió al llamado “Duende de Bayonne” que, sin ocultar su condición de espíritu,
se materializaba junto a una familia amiga, sin participación conocida de
médium.
Kardec pidió al espíritu San
Luis esclarecimientos sobre ese punto.
Son 16 preguntas que no vamos
a transcribir para no alargar demasiado estos comentarios. Algunos puntos,
entretanto, deben ser, por lo menos, resumidos.
Afirma el espíritu San Luis
que, “a veces existen en la Tierra espíritus que revisten esa apariencia y son
confundidos como hombres”.
Indagado si había algún medio
de reconocerlos, respondió que “No. A no ser por la desaparición inesperada”.
Confirma todavía, San Luis,
que hay ejemplos de agéneros en la Biblia.
Además de los ya citados, el
más claro ejemplo de agéneros es Melquisedec, el bíblico rey de Salem.
Génesis capítulo 14 v18 –
“Melquisedec rey de Salem, trajo pan y vino; éste era sacerdote del Dios
Altísimo”.
La grandiosidad de
Melquisedec es revelada por David en el salmo 110 – “Dijo el Señor a mi Señor:
tú eres sacerdote eterno, según la orden de Melquisedec”. O sea, Melquisedec es
el patrono o dirigente de una orden (espiritual) de sacerdotes del Dios
Altísimo (espíritus altamente evolucionados).
Según Sir Charles Marston,
científico y no un religioso, éste trozo es confirmado en investigaciones
arqueológicas. En Tell-el-amarna fueron encontradas tablas, que datan del año
1300 AC, en que Melquisedec era mencionado como sin padre sin madre sin
genealogía, no habiendo principio de días ni fin de vida.
Agéneros, palabra creada por
Kardec, para usar en la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, significa
exactamente no generado, quiere decir, no obtenido por la unión de gametos
masculinos y femeninos, única forma de generación de los seres humanos, o sea,
sin padre ni madre, sin genealogía. O sea, Espíritu materializado.
Melquisedec es, pues, el
ejemplo clásico del agéneros.
Fue el de más larga duración
conocido, fue rey de una ciudad, por tanto con muchos años de materialización
en misión de ayuda a los terrestres y evidentemente sin que ningún médium
pasase todos estos años semi desmaterializado.
Según, todavía, Sir Charles
Marston en “La Biblia dijo la Verdad”, Melquisedec fue dirigente u organizador
del monoteísmo primitivo.
Así podemos deducir que se
trata de uno de los más antiguos, sino el más antiguo de los sembradores de las
condiciones necesarias al trabajo posterior de Jesús, el MONOTEÍSMO.
Creo haber justificado la
afirmación de que, cuando los motivos lo justifican, los espíritus pueden
materializarse entre los hombres, independientemente de la acción mediúmnica.
Acredito haber demostrado no
ser necesaria la intervención de espíritus encarnados en otros planetas donde,
evidentemente, deben tener sus propias misiones.
La ayuda entre los habitantes
de diversos planetas no es realizada utilizando cuerpo físico de un mundo a
otro, sino a través de la materialización o reencarnación en el orbe a ayudar.
¿Después de lo escrito nos
preguntaremos como podemos alcanzar la santidad en estos tiempos?
El objetivo de todos los
cristianos es vivir en comunión con el Padre, Debido a estos tiempos tan
turbulentos es cada vez más difícil conseguir ese objetivo.
Una forma de conseguir
espiritualizarnos es a través de la oración, y de la aplicación en nuestras
vidas de las enseñanzas de Cristo. Nuestro hermano Mayor nos santifica, y
nuestra comunión constante con Él nos equipa pues con nuestras fuerzas es
imposible.
Además debemos cuidarnos para
seleccionar bien lo que escuchamos, lo que vemos, las amistades que tenemos,
pues estas cosas alimentan nuestra naturaleza pecaminosa y pueden afectar
nuestra comunión diaria con Jesucristo,
hemos de apartarnos de casi todo lo material y superfluo de la vida,
cosa que nos es muy difícil, pues antiguamente la Tierra estaba menos provista de encantos efímeros,
que lamentablemente hoy en día, existen por todas partes a nuestro alrededor.
La oración también fue un
medio que los santos utilizaron para
rogar a Dios Todopoderoso, para obtenerlas dadivas del cielo, y lo vemos en
diversas ocasiones, reflejado en la Biblia.
La Biblia, SI, la Biblia,
aunque a muchos no les guste, nos enseña también que debemos ayudarnos
mutuamente con el poder de intercesión de la oración. «La oración de los santos
es como perfume agradable ante el trono de Dios» (Apoc. 8, 4).
«Ahora me alegro, dice el
Apóstol Pablo, en lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando
en mi propio cuerpo lo que falta a los sufrimientos de Cristo por la Iglesia,
que es su cuerpo» (Col. 1, 24).
«La oración fervorosa del
hombre bueno tiene mucho poder. El profeta Elías era un hombre tal como
nosotros, y cuando pidió en su oración que no lloviera, dejó de llover sobre la
tierra durante tres años y medio y después cuando oró otra vez, volvió a llover
y la tierra dio su cosecha» (Stgo. 5, 16-18).
«Los cuatro seres vivientes y
los 24 ancianos se pusieron de rodillas delante del Cordero. Cada uno de los
ancianos tenía un arpa, y llevaban copas de oro llenas de incienso, que son las
oraciones de los que pertenecen a Dios» (Apoc. 5, 8).
En todos estos textos notamos
que la oración fervorosa o la intercesión de los santos tiene mucho poder delante
del trono de Dios. No podemos dudar de que estos santos, que ahora están
delante de Dios, vayan a interceder por nosotros, como lo hizo Moisés al hablar
con Dios para aplacar su ira invocando a Abraham, Isaac y Jacob (Ex. 32, 13).
Al invocar a los santos
siempre contemplaremos las virtudes que obró Dios en ellos. Dios está siempre
en el trasfondo de nuestra invocación o veneración a los santos. Los santos no
nos alejan de Dios, sino que nos invitan a ponernos directamente en contacto
con El, con la sola mediación de Jesucristo.
No debemos excedernos en la
veneración a los santos, hay gente que no busca a los santos como un modelo de
fe cristiana, sino solamente como remedio a sus dolencias, angustias y
dificultades, o para encontrar un objeto que se le ha perdido. Recordemos aquella
mujer en la Biblia que sufría hemorragias de sangre durante tantos años, la que
se acercó a Jesús tal vez con una fe mágica, pensando que con sólo tocar su
manto sanaría, y la señora con esta fe que a nosotros nos parece medio mágica
sanó. Pero luego Jesús buscó a aquella mujer y quiso darle más que un simple
remedio a sus dolencias. Jesús deseaba un encuentro personal con aquella
enferma y aclarar la verdadera razón de su sanación: La fe. «Hija, has sido
sanada porque creíste» (Lc. 8, 43-48)
Procuremos nosotros también creer, seguir insistiendo en
nuestra transformación moral, y el mejor
libro de instrucción es el Evangelio de Cristo,
El con la “Nueva Revelación” otorgada por los Espíritus Luminosos ha de ser el manual por el que todos
encontraremos la luz en este valle de tinieblas
Conferencia realizada por
Mercedes Cruz Reyes, extraído de diversos libros espiritas y del libro
“Mediúmnidad de los Santos” de Clovis Tavares”; también del libro “Ya Estaba
Escrito” de Helio Silveira Pinto, de mi sentir.
Mercedes Cruz Reyes