Tenía yo entonces 23 años y estaba a punto de casarme. Por aquel entonces la Iglesia Católica obligaba, a los candidatos al altar, a hacer un cursillo para intentar imbuirles de la responsabilidad del paso que iban a dar. De aquel cursillo solo recuerdo una pregunta que me hicieron: “¿Qué es para ti la Iglesia?”, y la contestación mía fue: “No lo sé”, nunca me había parado a pensar al respecto, lo que me chocó profundamente, había convivido con la Iglesia desde pequeñito, había tomado la comunión con su respectivo cursillo, pero nunca me había hecho preguntas sobre ella. Entonces la pareja que nos aleccionaba me regaló un ejemplar del Nuevo Testamento que acepte agradecido.
He de decir que soy un gran aficionado a la lectura y hasta aquel momento había leído todo lo que caía entre mis manos, es que soy muy curioso, y este libro no iba a sufrir peor suerte. Su lectura despertó en mi una viva inquietud, un vivo afán de profundizar en esas enseñanzas maravillosas vertidas hace dos mil años. Estaba en esa tesitura, dudando si acercarme a la Iglesia del barrio para hablar con el cura y me explicara algunas cosas, cuando un vecino, que posteriormente se convirtió en un gran amigo mío, me regaló otro libro. Señores, este libro fue una Revelación para mi, vino a explicarme todo lo que ya sabía pero tenía olvidado, ese libro es El Libro de los Espíritus.
Ni que decir que a raíz de leer esos dos libros mi interés por lo espiritual fue in crescendo. Mi amigo y yo nos convertimos en inseparables, donde iba uno iba el otro. Juntos hicimos alguna incursión en otras doctrinas como son la Antroposofía o el sincretismo religioso de otro querido amigo y maestro.
Después de unos años de travesía del desierto por motivos laborales, aislado de todo este mundillo, donde maduré y me hice más fuerte, he vuelto a mis raíces y aquí me tenéis dispuesto a aburriros un poquito.
El tema que voy a abordar hoy ya fue tratado y mejor dilucidado por otros más grandes que yo, como son Allan Kardec, León Denis y otros muchos. Para esta conferencia me he basado en el libro “Visao Espírita da Biblia” de J. Herculano Pires, insigne espírita brasileño
El ANTIGUO TESTAMENTO, tomado de la religión hebraica y escrito inicialmente en arameo y hebreo, consta de 39 libros y narra la historia política/religiosa del pueblo hebreo. Este conjunto constituye la 1ª Revelación y su revelador fue Moisés cuya misión fue aportar al mundo el concepto de un Dios único, sin forma definida.
El NUEVO TESTAMENTO narra la vida pública de Jesús, sus enseñanzas, hechos de los apóstoles, cartas a las primeras iglesias y el Apocalipsis. Constituye la 2ª Revelación y su revelador fue Jesús el Cristo que vino a ampliar, dulcificar las enseñanzas de Moisés cambiando el concepto del DIOS/JEHOVA colérico, justiciero y guerrero por el del DIOS/PADRE amoroso, justo y pacifico.
El ESPIRITISMO es una ciencia de observación de las relaciones con los espíritus y es una doctrina filosófica de los cuales se derivan unas consecuencias morales. Sus basamentos están en la Biblia y su desarrollo inicial en los cinco libros fundamentales que dejó escritos Allan Kardec.
En el Antiguo Testamento se anuncia la venida de Cristo, del Salvador, en el Nuevo Testamento Jesús también anuncia que enviará al Espíritu de Verdad, al Consolador que vendrá a enseñarnos todas las cosas y a recordarnos sus palabras (Juan, XIV:15 al 17 y 26). Pues bien, el Espiritismo, codificado por Allan Kardec, más dictado, inspirado y orientado por el Espíritu de Verdad es ese Consolador, es ese Espíritu de Verdad, es la 3ª Revelación anunciada, y esto no es que lo afirme yo, sino que lo afirman numerosas comunicaciones de Espíritus elevados dictadas a través de diferentes médiums en y desde la época de Allan Kardec.
La palabra de Dios no está en la Biblia, está en su creación que nos rodea y nos interpenetra, está en sus leyes que nos rigen. La Biblia, concretamente el Antiguo Testamento, es un compendio de libros que tienen su origen en la literatura oral guardada en la memoria del pueblo judío, solo después del exilio a Babilonia, fue que Esdras consiguió recopilarlos. Lo de “Palabra de Dios” ya fue utilizado por los judíos con el mismo fin que luego lo utilizaron las iglesias dogmáticas, con el de dar autoridad a la Biblia y a sus interpretaciones autorizadas.
¿Debemos por ello rechazar la Biblia? No, debemos aceptarla en su justo valor, como un libro lleno de alegorías y de mucha sabiduría. Allan Kardec nos indica al respecto en el Ítem 59 del Capítulo III, Libro 1 º del Libro de los Espíritus: “... ¿Debe inferirse de eso que sea falsa la Biblia? No, pero si que los hombres la han interpretado mal”.
Antiguamente a los espíritus se les llamaba dioses y así habían dioses malos y dioses buenos, cada pueblo tenía su dios particular, muchos eran feroces y sanguinarios, exigiendo holocaustos de sangre humana. El filósofo Tales de Mileto, ya dijo, cinco siglos antes de Cristo: “El mundo está lleno de dioses”.
Lo de que la Biblia es inspirada por los ángeles, que son Espíritus superiores, lo afirma nada menos que Pablo de Tarso, que fue, antes que apóstol, doctor de la Ley.
En Hechos, 7:53 nos dice:”vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles y no la guardasteis.”.
En Hebreos, 1:7, después de advertir que dios se comunica de muchas formas:”Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego.”.
En la misma epístola 1:14: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”.
Y más adelante en 2:2: “Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda trasgresión y desobediencia recibió justa retribución,”.
En Hechos, 7:30 va aún más lejos: “Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza.”
¿Le negaremos autoridad sobre la cuestión a Pablo?
¿CONDENA, LA BIBLIA, AL ESPIRITISMO?
Moisés quería preservar al pueblo judío de todas esas prácticas que tanto le había costado desarraigar. Hay que tener en cuenta que en Egipto, de donde salieron, también se practicaba todo eso y no en vano estuvieron vagando por el desierto durante cuarenta años, prácticamente aislados de todo contacto con otros pueblos, donde les estuvo moralizando con vara de hierro.
Pues, señores, todo eso también lo desaprueba el Espiritismo y condenarlo por algo que no aprueba denota una supina ignorancia o malevolencia.
En El evangelio según el Espiritismo, Capítulo XXI, ítem 7, se puede leer: “No solicitéis milagros ni prodigios al Espiritismo, porque el declara formalmente que el no los produce.” y en El Libro de los Médiums, Cap. II, ítem 14, Kardec advierte: “Juzgar al Espiritismo por lo que no admite, es dar prueba de ignorancia y desvalorizar la propia opinión.”, además, en El Génesis y en El Libro de los Espíritus, esclarece que la finalidad de la práctica del espiritismo es la moralización de los hombres y de los pueblos.
Véase por ejemplo en Números, XI: 26-29, como después de reunir en circulo alrededor del Tabernáculo a los setenta ancianos para que ellos adquiriesen el don de profetizar y le ayudasen en la tarea de dirigir al pueblo, dos jóvenes del campamento profetizan y son denunciados a Moisés, este no los condena sino que dice: “Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos,”. Moisés sabía que los dos jóvenes no eran mercenarios de los dones espirituales sino que caían en transe involuntariamente.
JEHOVÁ DESCRIBE VARIOS TIPOS DE MEDIUMNIDAD
El libro de Números es rico en fenómenos espíritas pero es que además describe varias mediumnidades, encontramos hasta cinco en unos pocos versículos que se encuentran en Números, XII: 5-8.
María y Aarón están criticando a Moisés, Jehová los oye y les reúne a los tres a la puerta del Tabernáculo, ahí se les aparece en forma de columna de nube, (todo aquel que tenga algunos conocimientos espíritas reconocerá en ello una formación ectoplasmática), y les reprende hablándoles directamente (voz directa): “6…Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión(videncia), en sueños (desprendimiento o somnambulismo) hablaré con él. 7 No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. 8 Cara a cara hablaré con él (voz directa y videncia), y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová (materialización).”
También vemos en este pasaje como Jehová se inmiscuye en asuntos menores, lo que es más propio de un Espíritu-guía y no de un Dios universal que actúa a través de sus leyes y los interpretes de sus pensamientos, o sea los Espíritus superiores. Porque, como muy bien señalo el Centurión que mandó gente a rogar a Jesús que sanara a su siervo, si el, que es poca cosa, tiene gente a sus ordenes que hacen según su voluntad, como no iba a tener El ángeles que le obedeciese (Mateo, 8: 5-13 y Lucas, 7: 2-10). Así pasa con Dios, que tiene infinitud de servidores para delegar en ellos las cosas menores.
El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá. (Deuteronomio, XVIII: 20)
Este pasaje confirma lo dicho anteriormente de que los espíritus eran llamados Dioses. Herculano Pires nos dice al respecto: “Jehová era el Espíritu guía del pueblo hebreo, y por eso considerado como su Dios, el Único y Verdadero. Más los profetas de Jehová podían recibir otros Dioses, como Baal, Apolo o Zeus, pero que la prohibición bíblica en ese sentido es terrible y deshumana, como podemos ver en los textos. La evolución espiritual del pueblo hebreo permitiría a Jesús venir a corregir esos abusos y sustituir la concepción bárbara de Dios de los Ejércitos por la concepción evangélica del Dios/Padre lleno de Amor hacia todas sus criaturas.”
1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
Ahí Kardec nos dice: “La traducción de Osterwald, está conforme al texto primitivo; dice: No renace del agua y del Espíritu; la de Sacy dice: "de Santo Espíritu"; la de Lammenais, "del Espíritu Santo".
Vemos como, según la traducción de la Iglesia de turno e incluso, a veces, de la edición, los textos son alterados y deformados. ¿Cual será la buena?
En Isaías, XXVI: 19, citado más adelante por Kardec, vemos también como su sentido original ha sido alterado, así la versión Reina Valera de 1989 se puede leer:”Tus muertos vivirán; junto con mi cuerpo muerto resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío, cual rocío de hortalizas; y la tierra echará los muertos.” y en El Evangelio según el Espiritismo se trascribe así: “Vivirán de nuevo tus muertos, mis muertos resucitarán; despertaos, y dad alabanza los que moráis en el polvo; porque tu rocío es rocío de luz. Y la tierra de los gigantes la reducirás a ruina.”.
Otro pasaje citado es el de Job, XIV: 10-14:
“Mas el hombre después que haya muerto, y despojado que sea y consumido, ¿dime dónde está? - ¿Crees, por ventura, que muerto un hombre tornará a vivir? Todos los días de mi presente milicia, estoy esperando hasta que llegue mi mudanza. (Job, Cap. XIV, v. 10, 14. Scio).
Mas cuando un hombre ha muerto una vez, que su cuerpo separado de su espíritu está consumido, ¿qué es de él? - El hombre estando muerto una vez, ¿podría acaso vivir de nuevo? En esta guerra en que me encuentro todos los días de mi vida, espero que mi cambio llegará (Id. traducción de Sacy).
Cuando el hombre muere pierde toda su fuerza, expira ¿después, en dónde está? - Si el hombre muere ¿volverá a vivir? Esperaré todos los días de mi combate hasta que llegue algún cambio. (Id. traducción protestante de Osterwald).
Cuando el hombre es muerto, vive siempre; concluyendo los días de mi existencia terrestre esperaré porque volveré a ella de nuevo. (Id. versión de la iglesia griega).
Esta última versión es muy ilustrativa, en ella queda expuesta claramente la idea de la Reencarnación.
Repito, entre tantas alteraciones y versiones, ¿cual será la buena? Difícil de saber, pero el tiempo se encargará de poner cada cosa en su sitio.
Primero, en XI: 17-34, recomienda que en la cena conmemorativa del Señor vayan todos comidos y bebidos (con moderación) de casa “Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio.”
Luego indica en XII: 7:”Pero la manifestación del espíritu se da a cada uno con un propósito provechoso.”, y, en los versículos siguientes, hace una recopilación de “dones” (mediumnidades).
En el capítulo XIII recomienda que el mayor don a desear sea el del Amor.
En XIV: 22 nos dice que el don de lenguas (xenoglosía) es para convencer a los incrédulos y el don de profetizar es para moralizar a los creyentes.
Más adelante, en XIV: 27-33, exhorta al orden y la paz, no al tumulto ni desorden “los profetas hablen dos o tres y los demás juzguen”.
Y concluye en XIV: 39-40: “39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; 40 pero hágase todo decentemente y con orden.”
Estas enseñanzas son las mismas que promulga el Espiritismo.
CONCLUSIÓN: EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS COMO CONSECUENCIA NATURAL DE LA BIBLIA
Con esta afirmación, muchos se echarán las manos a la cabeza, lanzarán anatema, incluso algunos espíritas no estarán de acuerdo, pero basta estudiar los libros básico del Espiritismo para ver que Kardec afirmó y demostró que el Espiritismo es la IIIª Revelación. Y si no, leamos como ejemplo lo que dejó escrito en la Introducción de El Evangelio Según el Espiritismo:
“Muchos puntos del Evangelio, de la Biblia y de los autores sagrados, en general, nos son ininteligibles, y muchos de ellos sólo nos parecen irracionales por falta de la clave que nos haga comprender su verdadero sentido; esta clave está completa en el Espiritismo, como han podido convencerse de ello aquellos que lo han estudiado formalmente, y como se comprenderá mejor aún en lo venidero. El Espiritismo se encuentra por doquiera, así en la antigüedad como en las demás épocas; en todas partes se encuentran sus huellas, en los escritos, en las creencias y en los monumentos, y por esta razón, si abre nuevos horizontes para el porvenir, también arroja una luz no menos viva sobre los misterios del pasado.”
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“Desde hoy en adelante, gracias a las comunicaciones establecidas de una manera permanente entre los hombres y el mundo invisible, la ley evangélica, enseñada a todas las naciones por los mismos espíritus, ya no será letra muerta, porque todos la comprenderán y será inducidos incesantemente, por los consejos de sus guías espirituales, a ponerla en práctica. Las instrucciones de los espíritus son verdaderamente "las voces del cielo" que vienen a iluminar a los hombres y a convidarles "a la práctica del Evangelio”
“Visao Espirita da Biblia”
de J. Herculano Pires