FLUIDOTERAPIA Y EL PASE ESPIRITA
Diremos solamente que esta especie de mediumnidad consiste principalmente en el don que ciertas personas poseen de curar con el simple tacto, con la mirada y aun con un ademán, sin ayuda de ningún medicamento. (1)
(…) la potencia magnética reside en el hombre, pero aumenta con la acción de los Espíritus que llama en su ayuda. Si tú magnetizas con la mira de curar, por ejemplo, y evocas a un buen Espíritu que se interese por ti y por tu enfermo, aumenta tu fuerza y tu voluntad, dirige tu fluido y le da las cualidades necesarias. (1)
La facultad de curar por la imposición de manos tiene evidentemente su principio, en una potencia excepcional de expansión fluídica; pero es agregada por diversas causas, entre las cuales es menester poner en primera línea la pureza de sentimientos, el desinterés, la benevolencia, el deseo ardiente de aliviar, la oración ferviente, y la confianza en Dios; en una palabra: todas las cualidades morales. (2)
Todo efecto mediúmnico, como se ha dicho, es resultado de la combinación de fluidos emitidos por su Espíritu y por el médium; por esta unión semejantes fluidos adquieren propiedades nuevas, que no tendrían por separado, o al menos que no tendrían en el mismo grado. (2)
El hombre de bien que no tuviera poder fluídico, podría poco por sí mismo y solo puede pedir la asistencia de los buenos Espíritus; pero su acción personal es casi nula; una gran potencia fluídica aliada con la mayor suma de cualidades morales, puede operar verdaderos prodigios de curación. (2)
(1) Libro de los Médiums, Capítulo XIV, Médiums Curadores
(2) Obras Póstumas, De los Médiums
Preguntas comunes
Pero, para ejercitar esa facultad, independientemente de una viva fe y de la oración, pueden existir condiciones a reunirse, procedimientos a seguir para actuar de la mejor manera posible.
¿Cuál es la parte del médium en la imposición de las manos? (1) (o en los movimientos comunes en la tarea de donación fluídica en los Centros Espíritas.)
¿Cuál es la de los Espíritus? (1)
¿Es necesario aplicar la voluntad como en las operaciones magnéticas o limitarse a pedir, permitiendo que la influencia oculta actúe según su voluntad? (1)
¿Es esa una facultad realmente especial o es accesible a todos? (1)
¿El organismo realiza un papel en ella? ¿Qué papel? (1)
¿Es una facultad que puede ser desarrollada? ¿De qué manera? (1)
¿Cuál es la técnica más adecuada a ser adoptada por un buen médium sanador?
Son preguntas que intentaremos responder a lo largo de este estudio pero antes presentaremos algunos conceptos importantes para la comprensión del proceso de la Mediumnidad de Cura.
(1)Revista Espírita, Septiembre de 1865
El concepto de fluido, que resalta de las enseñanzas presentadas por los Espíritus Superiores que inspiraron la Codificación y al propio Allan Kardec, es: - todo lo que se relaciona con la materia, de la más grosera a la más diáfana, incluyéndose en este contexto estados que ignoramos, una vez que ella puede ser tan etérea y sutil que no nos cause ninguna impresión a los sentidos y susceptible de combinarse al fluido universal, bajo la acción del Espíritu, que produce la infinita variedad de cosas de que tan sólo conocemos una mínima parte.
Dice León Denis que esa materia tornada imponderable, a medida que se rehace, adquiere nuevas propiedades y una capacidad de irradiación siempre creciente: se torna, por tanto, una de las formas de energía.
En la condición de ser integral, compuesto de Espíritu, periespíritu y cuerpo físico, participante de ese Universo donde todo y todos interactúan, el hombre influencia y es influenciado de modo incesante, registrando con más intensidad el campo de aquellos seres de lo que más carece para evolucionar. Se afiniza con personas y cosas, pensamientos y substancias, variantes a cada fase evolutiva por donde transita.
Elementos más sutiles lo alcanzan a través del periespíritu, tocando o penetrando sus estructuras, donde pasan a ser movidas. Se da una especie de “osmosis” de naturaleza psíquica que puede determinar el surgimiento de hechos equilibrantes y de progreso, o constituirse fuente de estancación o desorden.
Tan importante es lo que se recibe como lo que se produce. Cuando el Espíritu (encarnado o desencarnado) se manifiesta (pensando, actuando o simplemente existiendo) todas sus potencias vibran y hacen vibrar el fluido cósmico, imprimiendo en éste alteraciones que le dan aspecto, movimiento y dirección. A esa peculiaridad que el fluido cósmico asume, por acción de los seres inteligentes, denominados fluidos espirituales.
Todos los seres animados e incluso los inanimados irradian energías no físicas, pudiendo igualmente asimilarlas; de ahí la expresión magnetismo, como recordándonos la acción de un imán.
Energías y sustancias químicas apegadas al campo físico entran en el organismo físico a través de los procesos de alimentación, englobando las substancias ingeridas en el acto de comer y de beber, los medicamentos, la respiración, las absorciones cutáneas (rayos solares, baño, relacionados con el medio) e incluso los estímulos térmicos y eléctricos captados por la vía sensorial bajo las formas de placer y dolor.
El campo de acción de esos elementos no se limita a los engranajes del cuerpo físico, pues todos ellos liberan radiaciones aisladamente o después de transformados y combinados como resultado de las reacciones del metabolismo humano.
Esa visión holística que el conocimiento espírita proporciona, fortalece la idea de que todo aquello que el hombre hace o piensa es importante para su proceso de crecimiento espiritual. Todo lo que él aporta o produce tiene igual relevancia a lo que toma prestado a la vida, para su viaje en los caminos de la evolución. Es tan importante comer como pensar, disfrutar del placer sano como amar, mantener la vida física como alimentar la creatividad. Y en todo hacer la elección de lo que importa hacia el proceso de crecer espiritualmente en dirección a Dios, abandonando todo lo que constituya estímulo a la estancación y al vicio.
Con el pretexto de señalar lo que nos parece más relevante para que el donante de energías tenga siempre en mente en su ministerio socorrista, retiramos datos importantes de la obra mediúmnica y de la Codificación, a fin de que sirvan como fuente de informaciones para consulta rápida. Son los siguientes:
Los fluidos forman la atmósfera psíquica de los seres conscientes, abasteciendo los elementos con los cuales operan a través de la fuerza del pensamiento y de la voluntad; esa atmósfera es el ambiente en el cual pasan los fenómenos especiales perceptibles al Espíritu y que escapan a los sentidos materiales; es donde se forma esa luz particular al mundo espiritual, diferente de la luz ordinaria por su causa y por sus efectos; es en fin, el vehículo del pensamiento como el aire es el vehículo del sonido.
Los Espíritus actúan sobre los fluidos espirituales, no manipulándolos como los hombres manipulan los gases, sino con el auxilio del pensamiento y la voluntad. El pensamiento y la voluntad son, para los Espíritus, aquello que la mano es para el hombre.
Por el pensamiento ellos imprimen a tales fluidos esa o aquella dirección; ellos los aglomeran, los combinan o los dispersan; forman, con esos materiales, conjuntos que tengan una apariencia, una forma, un color determinado; cambian sus propiedades como un químico altera las propiedades de los gases o de otros cuerpos, combinándolos según determinadas leyes.
La acción de los Espíritus sobre los fluidos espirituales tiene consecuencias de importancia directa y capital para los encarnados. Desde el instante en que tales fluidos son el vehículo de pensamiento, este les puede modificar las propiedades, impregnándolos de las cualidades buenas o malas de los propios pensamientos que los colocan en vibración, modificados por la pureza de los sentimientos. Los malos pensamientos contaminan los fluidos espirituales, como los residuos deletéreos corrompen el aire respirable. Los fluidos que rodean a los malos Espíritus, o los que ellos proyectan, son viciados, mientras que aquellos que reciben la influencia de los buenos Espíritus son tan puros como lo permite su grado de perfección moral.
Las transformaciones que los seres inteligentes promueven en la atmósfera fluídica que los envuelve, tanto pueden darse consciente como inconscientemente.
Bajo el punto de vista moral, los fluidos traen la impresión de los sentimientos del odio, de la envidia, de los celos, del orgullo, del egoísmo, de la bondad, de la benevolencia, del amor, de la caridad, de la dulzura, etc.; bajo el punto de vista físico, son excitantes, calmantes, irritantes, dulcificantes, tóxicos, reparadores, etc. Algo importante: aunque demos nombres a los sentimientos (amor, odio, envidia, celos) estos estados del alma no son iguales para todos.
Siendo así, el amor de alguien o su envidia no es igual al amor o a la envidia de otro. De ahí podemos afirmar que los fluidos tienen la marca personal y la característica propia de quien los carga.
El periespíritu de los encarnados, de naturaleza idéntica a la de los fluidos espirituales, por causa de la ley de atracción magnética, funcionando espontáneamente en el instante del proceso reencarnatorio, adquiere las características propias de cada individualidad, conforme la moralización y los sentimientos de cada ser inteligente. De ahí en adelante esas características van siendo modificadas de acuerdo con las acciones practicadas, sutilizándose o densificándose.
Como resultado de esa realidad, existe una facilidad de asimilación de fluidos por parte de los encarnados, al igual que la esponja cuando se empapa de líquido. Esos fluidos tienen sobre el periespíritu una acción tanto más directa, como por su acción y por su irradiación se confunde con la densidad de ellos.
Los fluidos se atraen o se repelen conforme la semejanza de sus naturalezas, de ahí la incompatibilidad entre los buenos y los malos fluidos.
Tales fluidos actúan sobre el periespíritu, y este a su vez, actúa sobre el organismo material con el cual está en contacto molecular. Si sus efluvios fueran de buena naturaleza, el cuerpo percibe una impresión saludable; si fueran malos, la impresión es penosa. Si los malos fluidos fueran permanentes y energéticos, podrán determinar desordenes físicos.
Ciertas molestias no tienen otra causa sino esa influencia maléfica, causante de las llamadas enfermedades enigmáticas.
La fluidoterapia, en esas circunstancias, obtiene resultados admirables, cuando la fuerza fluídica, aplicada al elemento enfermo o desarmonizado, se caracteriza por la abundancia, cualidad e intensidad de fluidos provenientes de un magnetizador portador de buenos sentimientos y ayudado por una Entidad espiritual benefactora.
Aún más, en el asunto de los fluidos, es necesaria una referencia al poder catalizador del agua en el tratamiento fluidoterápico. El agua fluidificada es de resultado benéfico, cuando es utilizada por el paciente, orando, ya que de esa forma el organismo le absorbe las “quintaesencias”, las cuales actuarán en el periespíritu, a semejanza del medicamento homeopático, estimulando los núcleos vitales de donde proceden los elementos productores y regeneradores de las células físicas, y donde se establecen los síntomas de la salud así como de la enfermedad, que siempre se originan en el Espíritu, liberado o preso.
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Fluido Vital (1)
Principio de la vida material y orgánica cualquiera que sea su origen, común a todos los seres vivos, desde las plantas hasta el hombre. El principio vital es distinto e independiente porque puede existir la vida, aun haciendo abstracción de la facultad de pensar. La palabra vitalidad no da la misma idea. Para unos, el principio vital es una propiedad de la materia, un efecto que se produce cuando la materia se encuentra en ciertas circunstancias. Según otros, y es la idea más común, reside en un fluido especial, universalmente esparcido y del cual cada ser absorbe y asimila una parte durante la vida, como vemos a los cuerpos inertes absorber la luz. Ese sería entonces, el fluido vital que según ciertas opiniones, no sería otro que el fluido eléctrico animalizado, designado también bajo los nombres de fluido magnético, fluido nervioso, etc.
Como quiera que sea, existe un hecho incontestable, porque es resultado de la observación, y es que los seres orgánicos tienen en sí mismos una fuerza íntima que produce el fenómeno de la vida, en tanto que esa fuerza existe; que la vida material es común a todos los seres orgánicos y que es independiente de la inteligencia y del pensamiento; que la inteligencia y el pensamiento son facultades propias de ciertas especies orgánicas; y en fin, que entre las especies orgánicas dotadas de inteligencia y pensamiento existe una dotada de un sentido moral especial, que le da una superioridad incuestionable sobre las otras y que es la especie humana.
Muerto el ser orgánico, los elementos que lo componen sufren nuevas combinaciones que forman nuevos seres, los cuales toman de la fuente universal el principio de la vida y de la actividad, lo absorben y asimilan para devolverlo a la misma fuente, cuando dejen de existir.
Los órganos están impregnados, por decirlo así, del fluido vital. Ese fluido da a todas las partes del organismo una actividad que las pone en comunicación entre sí, en los casos de ciertas lesiones restablece las funciones momentáneamente perturbadas. Pero cuando son destruidos los elementos esenciales al funcionamiento de los órganos, o están alterados profundamente, el fluido vital es impotente para la transmisión del movimiento de la vida y el ser muere.
Los órganos reaccionan más o menos necesariamente los unos sobre los otros y de la armonía de su conjunto resulta su acción recíproca. Cuando una causa cualquiera destruye esa armonía, sus funciones cesan, como el movimiento de un mecanismo cuyas piezas esenciales están descompuestas; la cesación de esa actividad produce la muerte.
La cantidad de fluido vital no es un factor absoluto para todos los seres orgánicos; varía según las especies y no es un factor constante, bien sea en el mismo individuo, o en individuos de la misma especie. Los hay que están saturados de él, mientras que otros disponen apenas de una cantidad suficiente, y de aquí que la vida sea en algunos más activa, más vibrante y en cierto modo superabundante.
La cantidad de fluido vital se agota y puede llegar a ser insuficiente para el mantenimiento de la vida, si no se renueva por la absorción y asimilación de las substancias que lo contienen.
El fluido vital se transmite de un individuo a otro y el que tiene más puede dar al que tiene menos y en ciertos casos restablecer la vida a punto de apagarse.
(1) El Libro de los Espíritus, Introducción, nota de pregunta 70
Interacción Espíritu, Periespíritu y Cuerpo Físico
El origen de todo lo que existe es Dios, fuente de infinito poder, que en el acto de la creación hace surgir al Espíritu – principio generador de las individualidades inteligentes, incorpóreas, que pueblan el Universo – y el fluido universal, fuente de donde se organizan todas las cosas, en graduaciones potencialmente decrecientes hasta la materia.
Esas dos expresiones de la Creación Divina (Espíritu y materia) jamás se revelan de forma separada, a no ser por el pensamiento, ya que en Dios todo es unificado. Tiene que haber sido por eso, que los Espíritus que dictaron la Codificación definieron a la materia como siendo simplemente el “lazo que ata al espíritu”.
Dios, Espíritu y materia – la trinidad universal.
De modo semejante, el hombre es trinitario, en su constitución de espíritu, periespíritu y cuerpo físico, perfectamente integrados y articulados al servicio del ser inmortal, en el papel que le incumbe ejecutar en la obra de la creación.
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1. Espíritu
Es la parte inteligente, corresponde a la mente, que constituye su reflejo en los planos de los fenómenos, y donde se proyecta la conciencia hacia la personalidad temporal en cada fase evolutiva de ser integral. En ese ser en desarrollo se manifiestan dos niveles mentales, actuando uno sobre el otro, incesantemente, el consciente y el inconsciente, este último mucho más amplio y complejo por ser el almacén de todas las experiencias individuales.
Como fuerzas actuantes en el Espíritu encarnado tenemos el pensamiento, el sentimiento y la voluntad, que en conjunto desempeñan un papel muy importante en la transmisión de energías curativas, al formar la corriente mental que, bajo el comando de la voluntad, actuará sobre la materia y sobre los fluidos para transformarlos.
Es por esa corriente mental que vibran las estructuras energéticas del periespíritu, accionando, a su vez, el sistema nervioso en el campo físico, para que el Espíritu tome conocimiento de lo que pasa en el cuerpo físico y más allá de él, enviándole órdenes y estímulos para regular su acción.
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2. Periespíritu
Es el envoltorio del Espíritu, parte intermediaria entre él y el cuerpo físico. Kardec lo definió magistralmente en el capítulo XIV de La Génesis como fluido cósmico alrededor de un foco de inteligencia.
El periespíritu es otro producto tomado al fluido cósmico universal. El término fue acuñado por Allan Kardec para dar idea de una cobertura del Espíritu. Según Delanne, “es la idea directora, el plano imponderable de la estructura orgánica” que almacena, registra y conserva todas las percepciones, revuelos e ideas del alma, preservándonos la identidad y la memoria, además de fijar en su sustancia incorruptible las leyes de nuestro desarrollo.
La significativa diferencia entre el Espíritu y el cuerpo físico justifica la intermediación ejercida por el periespíritu, que envuelve a ambos: la materia, para tornarla vital y el Espíritu, para tornarlo perceptible y actuante en el contexto de los fenómenos universales.
La densidad energética del periespíritu no es igual en todos los hombres. Ella depende fundamentalmente de dos factores: el grado evolutivo del individuo (conquistas morales, experiencias) y el campo energético específico inherente al mundo a que el mismo individuo está vinculado.
El hombre, en su caminata de perfeccionamiento, en la carne o fuera de ella, pasa por diversas fases de composición energética, teniendo siempre la posibilidad de reorganizarse vibracionalmente. Tal conquista le asegura la fijación de cualidades, a través de la agregación de su patrimonio, de energías sublimadas, mientras se despoja de otras, viciadas e incompatibles con sus nuevas aspiraciones. Cuando está encarnado, desarrolla todo su conjunto de forma que Espíritu, periespíritu y cuerpo físico, permanecen unidos. Con la muerte se disgrega la fase más densa, mientras Espíritu y periespíritu siguen adelante, manteniendo el cúmulo de las experiencias vividas y la identidad del ser hasta una próxima penetración en la carne, propiciadora de nuevos avances. El ciclo de las encarnaciones-desencarnaciones va sutilizando el periespíritu, que se vuelve cada vez más diáfano y brillante, al tiempo en que el Espíritu se enriquece de sabiduría hasta alcanzar la condición de prescindir de cuerpos físicos para evolucionar.
Entre sus muchas propiedades, destacamos: penetrabilidad – capacidad de interpenetrar la materia u otras estructuras fluídicas organizadas -; expansibilidad - capacidad de aumentar su campo o radio de acción -; tangibilidad – capacidad de densificarse hasta el punto de impresionar los sentidos físicos de algún observador encarnado, pudiendo inclusive ser visto o tocado. Es por cuenta de esas propiedades que él desempeña expresivas y valiosas funciones entre las cuales se destaca la de ser vehículo de la mediumnidad, particularmente la de curación.
Es en esa área que el trabajo del pase se expresa, bendecido, dando oportunidad a las transferencias de energías vitales, restauradoras de la salud y del equilibrio, de un donador a un receptor, captando ambos la influencia potenciadora de los Espíritus amorosos y sabios que operan bajo la inspiración de Dios.
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3. Cuerpo Físico
Puede considerarse, por la complejidad de sus funciones y por la finalidad a que se destina, como la maquina más perfecta de la que se tiene conocimiento.
Analizándolo, en el contexto de la escala evolutiva del reino animal, lo observaremos en el ápice de la creación en el plano terrestre, por ser el vehículo de manifestación de la máxima inteligencia a través del cerebro y del pleno amor simbólicamente expresado a través del corazón. Lo que no se puede olvidar es que tanto su concepción como su perfeccionamiento, funcional y estético, obedecen a un planeamiento superior que en último análisis, visa proporcionar la oportunidad de evolución del Espíritu en el planeta Tierra.
Las células, con sus diferentes formas, dimensiones y funciones, son las unidades constitucionales básicas del cuerpo humano. Al especializarse y estructurar los tejidos, sistemas y aparatos, forman un todo, el organismo humano, en el cual las actividades ocurren en perfecta sincronía y eficiencia para atender las necesidades vitales de toda y cualquier célula, esté donde esté en el conjunto. El alcance de esta finalidad se debe al trabajo incesante e imprescindible del Sistema Nervioso (Central y Periférico) y del Sistema Endocrino (representado por las Glándulas). Los dos sistemas integrados son responsables de la regulación de toda la fisiología orgánica a través de las fibras nerviosas distribuidas por casi todo el cuerpo y/o de sustancias químicas conocidas como hormonas, neurotransmisores, etc.
No podemos olvidar que, además de los elementos químicos y mecánicos responsables por el automatismo funcional, tenemos también los componentes intelectuales y emocionales que proceden del ser esencial, el Espíritu, que anima y vitaliza el cuerpo físico.
Considerado así, queda evidente que la mente espiritual puede tener gran fuerza para transmitir salud, armonía y excelente calidad de vida física, prolongándola o lo opuesto, provocando su deterioro manifestada por enfermedades que acortan su existencia en la Tierra.
Así, cuando utilizamos el pase como recurso terapéutico, la transmisión de energía generada alcanza el periespíritu que, a su vez, movilizan esa energía en dirección al cuerpo físico propiciando una renovación celular significativa.
Terminemos esta parte del estudio con el hermoso pensamiento del Espíritu Marco Prisco cuando nos propone:
“En tu cuerpo, todo manifiesta la sabiduría divina que elaboró una forma perfecta para la residencia temporal del Espíritu en el proceso evolutivo.
“No lo ultrajes.
“No lo desprecies.
“Ámalo, vitalizándolo con el pensamiento edificante, capaz de corregir las imperfecciones y de equilibrarlo para que puedas retenerlo más tiempo en su precioso domicilio.
“Ofrécele la energía psíquica sin rebelarte con las limitaciones de que, por ventura, seas portador.
“Incluso que lo tengas con pocos movimientos y parcas posibilidades de placer; ámalo. No te gastes con tu cansancio, no te inquietes con tu debilidad.
“Cada Espíritu tiene el cuerpo que merece y que necesita.
“Si la fuente de las sensaciones no te obedece a los caprichos con la sensualidad que desearías, agradece al Señor; que te corrige el abuso a través de valiosas contingencias de limitación orgánica…”.
“…Como todos los tesoros, es tan sólo un instrumento de Dios para la gloria del alma que, un día, se despedirá, dejándolo en la Tierra, para ascender luminosa a los páramos de la ventura”.
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El Magnetismo y el Pase Espírita
El magnetismo es un nivel inferior del Espiritismo y se confunde insensiblemente con este último por una serie de variedades, difiriendo poco el uno del otro. (1) Sin embargo todos los adeptos del Espiritismo adhieren al magnetismo; todos admiten su acción y reconocen en los fenómenos sonambúlicos una manifestación del alma. (2)
El Magnetismo ha preparado los caminos al Espiritismo, y los rápidos progresos de esta última Doctrina son indiscutiblemente debidos a la divulgación de las ideas de la primera. De los fenómenos magnéticos, del sonambulismo y del éxtasis a las manifestaciones espíritas hay sólo un paso; su conexión es tal que, por así decirlo, es imposible hablar del uno sin hablar del otro. (2)
La magnetización ordinaria es un verdadero tratamiento continuado, regular y metódico. (3) Mientras que (…) el don de curar no resulta ni del trabajo, ni del estudio, ni del talento adquirido; quien lo posee no puede hacerse de ello un mérito. El mejor médium no es más que un instrumento pasivo de que se sirven los Espíritus. (4)
Casi todos los magnetizadores son aptos para curar si saben conducirse convenientemente, mientras que en los médiums sanadores la facultad es espontánea y aun algunos la poseen sin haber oído jamás hablar de magnetismo. La intervención de un poder oculto, que constituye la mediumnidad, viene a ser evidente en ciertas circunstancias; sobre todo cuando se considera que la mayor parte de las personas que podemos calificar de médiums sanadores, acuden a la oración, que es una verdadera evocación. (3)
El médium es un intermediario y hay diferencia entre el magnetizador y el médium sanador. El magnetizador utiliza solo su fluido personal, el magnetismo humano; el médium utiliza el fluido de los Espíritus, el magnetismo espiritual. (4)
Así que en el magnetismo los encarnados actúan sobre los encarnados, en un proceso que exige conocimiento, técnica y que causa algún agotamiento.
En el pase espírita, actúan juntos encarnados y desencarnados, en un proceso que exige fe, voluntad, oración y cualidades morales de los encarnados. Además, son los desencarnados quienes manipulan y dirigen los fluidos.
Existe aun una tercera variedad en la que los encarnados actúan sobre los desencarnados, se trata del tratamiento utilizado en la moralización de los Espíritus obsesores. (5)
(1) Revista Espírita, Junio de 1867
(2) Revista Espírita, Marzo de 1858
(3) El Libro de los Médiums, Capítulo XIV, de los médiums
(4) Revista Espírita Octubre, 1866
(5) Revista Espírita, Junio, 1867
Como ocurre el proceso de donación de fluidos espirituales
La potencia magnética reside en el hombre, pero aumenta con la acción de los Espíritus que llama en su ayuda. Si se magnetiza con la mira de curar, por ejemplo, y evoca a un buen Espíritu, este aumenta la fuerza y la voluntad, dirige el fluido y le da las cualidades necesarias. (4)
Los espíritus actúan sobre los fluidos espirituales, los manipulan con la ayuda del pensamiento y la voluntad. Mediante el pensamiento, imprimen a esos fluidos tal o cual dirección, los unen, combinan o dispersan. (1)
El pensamiento del Espíritu encarnado actúa sobre los fluidos espirituales como el pensamiento de los espíritus desencarnados. (2) Tales fluidos pueden ser buenos o malos según la naturaleza del Espíritu pensante.
Para mejor comprender el proceso de manipulación, donación y absorción de los fluidos, es importante recordar que, por su unión íntima con el cuerpo, el periespíritu tiene un papel preponderante en el organismo: gracias a su expansión, relaciona al Espíritu en forma más directa con los Espíritus libres y también con los Espíritus encarnados. Además, el periespíritu no está circunscrito por el cuerpo, sino que emite rayos a su alrededor y lo circunda de una atmósfera fluídica. (2)
Siendo el periespíritu de los encarnados de naturaleza idéntica a la de los fluidos espirituales, él asimila los fluidos con facilidad, como una esponja se empapa de líquido. (2) Es decir, la acción fluídica se transmite de periespíritu a periespíritu y de este para el cuerpo físico. (5)
Es que el fluido universal es el elemento primitivo del cuerpo carnal y del periespíritu. Por la identidad de su naturaleza, este fluido condensado en el periespíritu puede suministrar al cuerpo los principios regeneradores. El agente propulsor es el Espíritu, que infiltra en un cuerpo deteriorado una parte de la sustancia de su envoltura fluídica. La curación se opera por la sustitución de una molécula enferma por otra molécula sana. El poder curativo dependerá de la pureza de la sustancia inoculada y también de la energía de la voluntad, que provoca una emisión fluídica más abundante y otorga una fuerza de penetración mayor, y, finalmente, de las intenciones que animan al sanador. (3)
Cuando el pensamiento se dirige hacia un ser cualquiera que está en la Tierra o en el espacio, de encarnado a desencarnado, o de desencarnado a encarnado, se establece una corriente fluídica entre los dos, la cual trasmite el pensamiento como el aire trasmite el sonido (6). De esa manera se puede realizar el pase sin la presencia del paciente.
En síntesis, el desarrollo, la manipulación, la transformación y la donación de los fluidos son el resultado de un proceso esencialmente mental. Los malos pensamientos corrompen a los fluidos espirituales. Los fluidos que rodean o proyectan los malos espíritus son viciados, mientras que aquellos que irradian los buenos espíritus son tan puros como corresponde al grado de perfección moral que ellos posean (1). El proceso es semejante para los encarnados.
Para finalizar, es importante recordar que las buenas cualidades del médium sanador y el concurso de un Espíritu bueno no garantizan la cura por dos razones: el paciente debe estar en sintonía con los donantes y desear sinceramente curarse o no absorberá los fluidos; cuando el paciente tiene una enfermedad de fondo expiatorio los fluidos recibidos pueden tener efectos solamente paliativos.
(1) La Génesis, Capítulo XIV, 14
(2) La Génesis, Capítulo XIV, 18
(3) La Génesis, Capítulo XIV, 31
(4) El Libro de los Médiums, Capítulo XIV, 176
(5) Revista Espírita, Septiembre de 1865
(6) El Evangelio Según el Espiritismo, Capítulo XXVII, v. 10
Como todo en Doctrina Espírita, evolucionista que es, el trabajo constante para vencer las imperfecciones morales debe ser meta prioritaria del individuo que llega a la Casa Espírita trayendo la cosecha de una siembra milenaria, en su gran mayoría negativa.
¿Qué hacer, entonces, para empezar a trabajar esas heridas del alma y dar la partida para la conquista de las virtudes que nos conducirá a la felicidad plena, determinismo que a todos nos aguarda? Primeramente, hacer un viaje hacia dentro de nosotros mismos, estudiar las deficiencias de que somos portadores, colocarlas según el orden de valor, e iniciar la gran jornada de regreso, con las dificultades naturales de toda reconstrucción.
Al inicio las dificultades son enormes. El egoísmo es todavía muy fuerte en nosotros, atrayéndonos hacia abajo, porque, evolutivamente, estamos mucho más próximos del comienzo, con los pies enterrados en la tierra, que de la plenitud de felicidad que todavía no merecemos. En ese punto, tenemos que recurrir a la voluntad, una de las fuerzas actuantes del Espíritu, para implementar la jornada planeada vagarosamente, tropezando, y muchas veces cayendo, con el fin de alcanzar la meta ideada.
Estudiar el Evangelio de Jesús, es otra prioridad. Colocar sus enseñanzas en la práctica de nuestra convivencia diaria, aprendiendo a callar en los momentos en que fuimos instigados a la alteración; a escuchar cuando la aflicción y la desesperación de nuestros interlocutores hubieran llegado al auge; y a perdonar, cuando la insensatez descontrolada de la criatura humana nos alcanza. Olvidaremos nuestras ofensas y procuraremos hacer el bien en el límite de las propias fuerzas.
La meditación continuada en torno de los postulados de la Doctrina Espírita nos dará la base cultural necesaria que, juntamente con los sentimientos fortalecidos en la práctica evangélica, servirán de base para la salud moral, indispensable a aquel que se candidata al trabajo del pase.
“Indiscutiblemente no prescindimos del corazón noble y de la mente pura, en el ejercicio del amor, de la humildad y de la fe viva, para que los rayos del poder divino encuentren acceso y paso a través nuestroa beneficio de los otros”
El agente donante debe estar físico, psíquica y emocionalmente saludable. Por lo tanto, equilibrado.
En el campo físico, tener cuidado con la alimentación que debe ser frutal, rica en elementos nutrientes y desprovista de toxinas, porque el exceso produce olores desagradables, teniendo influencia directa sobre el paciente que, sintiendo el mal olor, se perturba, se desconcentra, influenciando directamente en el resultado, además de dificultar la emisión de las energías, propias o las canalizadas en el mundo espiritual, de cara a las dificultades digestivas o sobrecargas de quien no siempre el donante de pases se da cuenta.
El uso del alcohol y del tabaco debe ser abolido, porque esos tóxicos actúan sobre los centros nerviosos influenciando directamente las funciones psíquicas, atrayendo, junto a nosotros, los dependientes de esos vicios que ya se encuentran en el mundo espiritual. Para el paciente, los fluidos que transitan por el organismo del donante viciado, saldrán imantados de elementos negativos, causándole malestar.
Ponemos como destacado el sexo sin disciplina como factor responsable por el agotamiento del sistema nervioso y barrera a sombrear las posibilidades irradiantes del médium, además de dificultar la absorción de las energías de los Buenos Espíritus.
El reposo debe ser lo bastante para ofrecer a la organización física el equilibrio necesario para el buen desempeño de las funciones que se propone, contribuyendo a la normalidad del psíquico y de lo emocional.
La mente debe estar siempre dirigida hacia las cosas elevadas de la vida, a través del pensamiento y de la voluntad, dirigiendo a los sentimientos afectivos hacia las realizaciones nobles.
El amor-donación debe ser plantado y cultivado en el suelo de nuestras relaciones; la paciencia, trabajada incesantemente para la superación de los conflictos e inquietudes íntimas; la benevolencia, vivida plenamente en la relación humana, tolerándose las imperfecciones ajenas; la fe razonada se fortalecerá al punto de transportar montañas; y la calma, finalmente, coronará nuestro actuar de una tranquilidad incorruptible a pesar de todo problema o desafío.
Proyecto Manuel Philomeno de Miranda
AQUI TENEMOS UN HOSPITAL ESPIRITA
Para aquellos que buscan la ayuda de los pases, es necesario el esclarecimiento sobre esa terapia alternativa, su acción y las condiciones influyentes para la obtención de buenos resultados.
Ellos deben ser esclarecidos sobre la necesidad de tener fe; primeramente en Dios, fuente generadora de las energías; después, en la persona que le aplicará pases, abriéndose de una forma confiada, y al final en si mismo, fortaleciendo la voluntad de curarse.
Esa búsqueda señala el camino, y la caminata lleva al donante de energías. Ese esfuerzo condiciona al paciente a la receptividad, creando las condiciones de sintonía para la perfecta acción reciproca magnética, que abrirá los canales por donde fluirán las energías del Psiquismo Divino, del Benefactor Espiritual, del agente donante hasta alcanzarlo.
Es imprescindible que se esfuerce para vencer las imperfecciones morales, combatiendo el orgullo y el egoísmo, dejando que en si desabroche el amor, centella divina que está en la individualidad de todos, aguardando el momento propicio para brotar y expandirse. Combatir los sentimientos de odio, venganza, celos y los vicios de toda orden es meta prioritaria, porque esas fragilidades impiden la penetración de las energías curativas.
El hábito de la oración y de la lectura edificante es lenitivo para el alma y ayuda en el condicionamiento de la mente a direccional el pensamiento hacia los sentimientos nobles, conduciéndonos a la acción del bien.
Proyecto Manuel Philomeno de Miranda
La aplicación de pases, como terapéutica adoptada por el Espiritismo, es una acción eminentemente mediúmnica, razón por la que está sujeta a cuidados semejantes a los adoptados para las reuniones de intercambio espiritual, con relación a la influencia del medio.
Se debe, por tanto, evitar aplicarlos en ambientes impregnados de energías degradadas, para no contaminar las irradiaciones curativas, restauradoras, que son movidas en provecho de los pacientes. Tales ambientes son aquellos frecuentados por personas malévolas, maledicientes, viciosas y frívolas, que quedan impregnados vigorosamente de sus pensamientos.
El ambiente para el pase debe ser aquel que las personas utilizan para actividades edificantes. Ambientes públicos, ambientes muy frecuentados y comprometidos con actividades rutineras no son adecuados.
Las actividades de los pases, en principio, deben ser practicadas en el Centro Espírita. Y entre sus dependencias, en aquella que sea más propia, reservada, confortable y limpia.
Puede ser específica para tal ministerio, o la sala mediúmnica, o la de asistencia fraterna, o en otra que atienda mejor a las finalidades y objetivos de los pases. Hay que providenciar para que tal lugar ofrezca condiciones para regular la luz, a fin de tornarlo reposado y agradable.
La idea de que el Centro Espírita es el mejor lugar para aplicar pases es una afirmativa válida, siendo, sin embargo, imprescindible que los miembros de sus equipos de trabajo se amen y se identifiquen con la oración y el trabajo, principalmente el de la transformación moral y de la solidaridad activa. Solamente así el Centro Espírita atraerá los Buenos Espíritus y se impregnará de vibraciones de elevado tenor.
Cuando las circunstancias impusieran la necesidad de aplicar pases fuera de sus dependencias – se tiene que crear las condiciones psíquicas ambientales adecuadas, a través de la preparación del donante de energías y el equipo, antes de dirigirse al lugar y allá, a través de la lectura y música, si es posible. Es necesario limitar el número de personas presentes ligadas al enfermo en el lugar del pase, evitándose la curiosidad de individuos sin preparación. Basta una o dos de confianza del enfermo, para infundirle seguridad y testimoniar los actos del pasista. En resumen, si estamos fuera del Centro Espírita es preciso “construir” un ambiente, lo más aproximado posible al de él, para asegurar equilibrio vibratorio, tomándose el cuidado para que no hayan interrupciones o rotura de sintonía por la acción extemporánea de encarnados o desencarnados que puedan adentrarse por la sala inesperadamente.
El ambiente también es creado por las condiciones físicas del pasista y el equipo de apoyo: su higiene, forma discreta y agradable de vestir y de portarse en la hora de la donación, sin atavíos o perfumes fuertes – estos por interferir perjudicialmente en el sistema nervioso de los pacientes. La buena presentación pasa un mensaje de armonía y serenidad.
Preparar el ambiente es también una cuestión de orden en el servicio, posturas adecuadas y silencio (físico y mental). Con base en ese enfoque es que se torna preferible dar los pases después de las reuniones doctrinarias en el propio salón de conferencias del Centro, donde todos oyen el mensaje, que mover las personas a una cabina, lo que, en la mayoría de las veces desconcentra y reduce la calidad del servicio.
Nada más natural y lógico que, concluida la exposición doctrinaria, hacer penumbra en el ambiente y los donantes de energía aplicar pases, individual o colectivamente, en los frecuentadores, que permanecerán sentados mientras alguien conduce las vibraciones (exhortaciones y oraciones intercesoras).
Proyecto Manuel Philomeno de Miranda
El animal enfermo puede ser socorrido por los pases y las oraciones, inclusive con los recursos del agua fluidificada. Los médiums veterinarios que se especializan en el tratamiento de animales ayudarían la Humanidad a liberarse de las pesadas consecuencias de la voracidad carnívora.
Kardec se refiere en el Libro de los Médiums a los intentos de magnetizadores, en Francia, de magnetizar animales y desaconseja esta práctica considerando las razones contra la mediumnidad animal. Considera que la transmisión de fluidos vitales humanos a animales es peligrosa a causa del gran desnivel evolutivo entre las dos especies. (…)
El médium (…) no transmite sus fluidos en el pase por su cuenta sino que sirve como medio de transmisión a los espíritus protectores. La situación mediúmnica así realizada es muy diferente de la situación magnética o hipnótica.
Cuando el médium ayuda al animal enfermo conduce su oración a los planos superiores, suplicando la asistencia de los espíritus protectores del reino animal (…)
Fluidifica el agua de la misma manera, confiado en la asistencia divina. (…)
José Herculano Pires, Mediumnidad (Vida y Comunicación), Mediumnidad Zoológica
Estamos ante el tema más delicado y discutido entre los espíritas cuando se trata del pase e intentaremos considerar algunas ideas, situaciones y reflexiones antes de exponer la técnica que consideramos más adecuada.
Empezaremos con la opinión de Herculano Pires, expuesta en el libro La Obsesión, El Pase, El Adoctrinamiento.
El pase espírita es simplemente la imposición de las manos, usada y enseñada por Jesús, como se ve en los Evangelios. Él tiene origen en las prácticas de cura del Cristianismo primitivo.
El pase espírita no comporta las escenificaciones y gesticulaciones de que hoy lo han rodeado algunos teóricos improvisados, generalmente ligados a las antiguas corrientes espiritualistas de origen mágico o fetichista. Todo el poder y toda la eficacia del pase espírita dependen del espíritu y no de la materia, de la asistencia espiritual del médium pasista y no de él mismo. (…) Toda belleza del pase espírita que proviene de la fe racional en el poder espiritual, desaparece con la gimnasia pretenciosa y rídicula de las gesticulaciones.
Las escenas preparatorias – brazos erguidos del pasista para una supuesta captación de los fluidos, manos del paciente abiertas sobre las rodillas para facilitar, imaginativamente, una mejor asimilación fluídica, brazos y piernas sin cruzarse para no impedir la libre circulación de los fluidos, y así por el estilo, sólo sirven para ridicularizar a pase, al pasista y al paciente.
Todas las locuras devienen esencialmente del apego humano a las formas de las acciones materiales. Nos creemos capaces de hacer lo que no nos cabe hacer. Queremos dirigir, orientar los fluidos espirituales como si fuesen corrientes eléctricas, manipulándolos como si su aplicación dependiese de nosotros. El pasista espírita consciente, conocedor de la Doctrina y suficientemente humilde para comprender que él poco sabe al respecto de los fluidos espirituales – y que lo que cree saber es una burda pretensión orgullosa – se limita a la función mediúmnica de intermediario.
El pase espírita es oración, concentración y donación.
El pase nació en las civilizaciones selváticas como un elemento de la magia salvaje, un rito de las creencias primitivas. La agilidad de las manos para hacer y deshacer las cosas, sugería la existencia de poderes misteriosos.
En el Espiritismo los residuos mágicos no podían existir, pues se trata de una doctrina racionalista, pero el gran número de adeptos que provienen de los medios religiosos, sin la formación científica y filosófica de la Doctrina, acarrean esos residuos hacia nuestro medio y provocan una especie de norma en las prácticas espíritas, transformando los pases en un hacer de los médiums y no de los Espíritus. Es típicamente mágica la actitud del médium que pretende con su gimnástica, limpiar el aura de una persona o limpiar una casa. Las tentativas de curar a través de esos ballets mediúmnicos revelan confianza del médium y dirigentes en un rito que se practica. Por eso Jesús enseñó la simplicidad de la imposición de las manos, acompañada de la oración silenciosa. La religión racional y, por tanto, consciente, se fundamenta sobre la fe esclarecida por la razón y no aprueba, en manera alguna, esas u otras prácticas formales cargadas de un misticismo iglesiero.
La técnica del pase no pertenece a nosotros, sino exclusivamente a los Espíritus superiores. Solo ellos conocen la situación real del paciente, las posibilidades de ayudarlo ante el compromiso de sus pruebas, la naturaleza de los fluidos de que el paciente necesita, etc. Es simplemente atrevimiento y osadía querer manipularlos y distribuirlos según nuestra modalidad y criterio. Las personas que consideran que los pases gimnásticos, dados en grupos mediúmnicos formados alrededor del paciente, son pases más fuertes, se asemejan a quienes creen más en la fuerza de la macumba que en el poder espiritual.
Las personas que se apresuran a ofrecer al público los lineamientos de una ciencia del pase, basándose en experiencias comunes del pase utilizado en los centros espíritas, cometen una liviandad.
Cuando entramos en los excesos de la gesticulación y de la fabulación, perturbamos, a través de desvíos imaginarios, la acción, naturalmente controlada por los dispositivos del insconciente el proceso natural de reajuste y cura.
Continuaremos reflexionando a través de algunos episodios y conceptos de los libros de André Luiz, psicografiados por Francisco Cândido Xavier.
Recordar que en la aplicación de pases no es necesaria la gesticulación violenta, la respiración jadeante o bostezo continuado…
La transmisión del pase dispensa cualquier recurso espectacular.
2. Evolución en dos mundos
– ¿Cómo podemos encarar el pase magnético en el campo espírita, desde el punto de vista de la medicina humana?
– En realidad, para conseguir alguna idea precisa en el diccionario terrestre con respecto al poder del fluido magnético, que constituye por sí una emanación controlada de la fuerza mental regida por la palanca de la voluntad, será interesante imaginar a nuestro vehículo de manifestación como siendo el Estado Orgánico con el que nos expresamos en nuestra condición de Espíritus inmortales, en una inmensa graduación evolutiva.
Reconociéndose la capacidad del fluido magnético para que las criaturas se influencien recíprocamente, con mucha mayor amplitud y eficiencia actuará él sobre las entidades celulares del Estado Orgánico – particularmente las sanguíneas y las histiocitarias –, determinándoles el nivel satisfactorio, la migración o la extrema movilidad, la fabricación de anticuerpos o, además, la improvisación de otros recursos combativos e inmunológicos en la defensa contra las invasiones bacterianas y en la reducción o extinción de los procesos patogénicos, por intermedio de órdenes automáticas de la conciencia profunda.
– ¿Cuál es la velocidad de la emisión fluídica de un pase?
– La cuestión involucra, fundamentalmente, el estudio de la partícula del pensamiento en su composición estructural y potencial, para lo cual aún no poseemos ningún recurso para su definición contando con los alcances humanos.
Ahora analicemos episodios narrados en otros libros
3. Misioneros de la Luz
André Luiz, orientado por Anacleto, es invitado a la observación de la tarea del pase bajo la responsabilidad de Espíritus desencarnados.
Se acercan a una señora que iba a tomar el pase y André Luiz la observó.
En un detallado examen descubrí la existencia de tenuísima nube negra, que cubría gran extensión de la zona indicada, afectando también la válvula aórtica y lanzando filamentos casi imperceptibles sobre el nódulo sino-auricular.
Siempre bajo mi observación, Anacleto comenzó a actuar porimposición. Colocó la mano derecha sobre el epigastrio de la paciente, en la zona inferior del esternón y, con sorpresa, noté que la diestra, dispuesta así, emitía sublimes haces de luz que se dirigían al corazón de la señora enferma, observándose nítidamente que los rayos de luminosa vitalidad eran impulsados por la fuerza inteligente y consciente del emisor.
Asediada por los principios magnéticos, puestos en acción, la reducida porción de materia negra, que envolvía la válvula mitral, se despegó lentamente y como si fuera atraída por la vigorosa voluntad de Anacleto, se situó en los tejidos de la superficie, extendiéndose, bajo los efectos de la mano irradiante, a lo largo de la epidermis. Entonces, el magnetizador espiritual inició el servicio más activo del pase, extrayendo la maligna influencia.
Hizo un doble contacto sobre el epigastrio, levantando y bajando ambas manos, después lentamente, a través de los cuadriles descendiendo hasta las rodillas, repitiendo el contacto en la región mencionada prosiguiendo del mismo modo por varias veces. En poco tiempo, el organismo de la enferma volvió a la normalidad.
Nos situábamos, ahora, al lado de un caballero de edad, para cuyo organismo, Anacleto reclamó mí atención.
Lo analicé cuidadosamente. Con asombro, le noté el hígado profundamente alterado. Otra nube, también muy obscura, cubría gran parte del órgano, obligándolo a extraños desequilibrios. Toda la vesícula biliar estaba afectada. Y se veía, con nitidez, que los reflejos negros de aquella pequeña porción de materia tóxica, alcanzaban el duodeno y el páncreas, modificando el proceso digestivo. Algunos minutos de observación silenciosa me daban a conocer la extrema perturbación que afectaba el órgano de la bilis. Las células hepáticas parecían presas a peligrosas vibraciones.
Anacleto colocó su diestra amiga sobre la frente de aquel caballero y añadió:
– Este hermano, portador de un temperamento muy vivo, tiene muchísimos de los valores positivos de la personalidad humana.
Anacleto continuó de pie y le aplicó un pase longitudinalsobre la cabeza, partiendo del simple contacto y descendiendo su mano, lentamente, hasta la región del hígado, que el auxiliador tocaba con la extremidad de sus dedos radiantes, repitiendo la operación por algunos minutos. Sorprendido, observé que la nube, de oscura se iba haciendo opaca, deshaciéndose poco a poco, bajo el influjo vigoroso del magnetizador en misión de auxilio.
El hígado volvió a su plena normalidad.
Pasados algunos minutos, nos encontrábamos ante una señora en estado, en graves condiciones de debilidad.
Anacleto se detuvo más respetuosamente.
– Aquí – dijo, con visible interés – tenemos a una hermana altamente necesitada de nuestros recursos fluídicos. Anemia crónica le invade el organismo. En régimen de subalimentación, a causa de las dificultades naturales que la rodean desde hace mucho tiempo, su embarazo constituye para ella un proceso francamente doloroso. El marido gana muy poco y la esposa está obligada a hacer vigilias hasta altas horas de la noche, con el fin de ayudarlo en el mantenimiento del hogar. Sus oraciones, representan para este corazón materno, algo más que un refugio. Además de los consuelos espontáneos, ella recoge fuerzas magnéticas de substancial expresión que la sustentan en el presente drama biológico.
En seguida, indicó la región del útero y expresó:
– Observe las manchas oscuras que rodean la organización fetal.
Efectivamente, adheridas al saco de líquido amniótico, se veían microscópicas nubes pardas, vagando en varias direcciones, dentro del sublime laboratorio de fuerzas procreadoras.
Anacleto llamó a uno de los auxiliares, recomendándole algo.
Después, muy cuidadosamente, actuó mediante la imposición de sus manos sobre la cabeza de la enferma, como si desease aliviarle la mente. En seguida, aplicó pases rotativos en la región uterina. Vi que las manchas microscópicas se reunían en una sola, formando un pequeño cuerpo oscuro. Bajo el influjo magnético del auxiliador, la reducida bola fluídica de color parduzco, se transfirió para el interior de la vejiga urinaria.
Intensificando mi admiración, el nuevo compañero, dando los pases por terminados, aclaró:
– No conviene alargar la colaboración magnética y retirar la materia tóxica de una sola vez. Lanzada en el excretor de la orina, será expulsada fácilmente, dispensando las molestias de otras operaciones.
Fue entonces que se aproximó a Anacleto el servidor a quien me referí, trayéndole una pequeña ánfora que me pareció contener esencias preciosas.
El orientador del servicio la tomó cuidadosamente y dijo:
– Ahora, es necesario socorrer la organización fetal. La alimentación de la progenitora, por fuerza de circunstancias independientes de su voluntad, ha sido insuficiente.
Anacleto retiró del vaso cierta porción de sustancia luminosa, proyectándola en las vellosidades uterinas, con el fin de enriquecer la sangre materna destinada a suministrar oxígeno al embrión.
A nuestro frente se hallaba un caballero de edad, a quien el orientador examinó con atención. A mi vez, observé el hígado y el bazo, que acusaban enorme desequilibrio.
– ¡Es lamentable! – exclamó el jefe del auxilio, después de llevar a cabo una larga investigación. – Solamente podremos aliviarlo. Ahora, después de diez veces de socorro completo, es indispensable dejarlo entregado a sí mismo, hasta que se decida a adoptar nueva resolución.
Y, dirigiéndose al auxiliar, agregó:
– Podrá ofrecerle mejoría, pero no debe expulsarle la carga de fuerzas destructoras que nuestro rebelde amigo acumuló para sí mismo. Nuestra misión es la de amparar a los que erraron, y no la de fortalecer sus errores.
1. En los dominios de la mediumnidad
Observando a los médiums.
Atravesamos la puerta y nos encontramos en un ambiente balsámico y luminoso.
Se hubiera dicho que estaban casi desligados del cuerpo denso, puesto que se mostraban espiritualmente más libres y en contacto directo con los benefactores presentes, aunque por si mismos no pudiesen apreciarlo.
Serenos y seguros, parecían absorber las fuerzas vivificantes en lo íntimo de sus almas. Tenían la idea firme de que la oración mantenía sus espíritus en comunicación con el invisible y profundo manantial de energía luminosa.
Delante de la puerta, aún cerrada, se amontonaban, codo con codo, personas afligidas y rumorosas que estaban esperando el término de la preparación previa indispensable.
Los dos médiums, sin embargo, se nos figuraban espiritualmente distantes. Absortos, en compañía de las entidades hermanas, registraban sus instrucciones por medio de los recursos intuitivos.
La oración produce un prodigioso baño de fuerzas, dada la vigorosa corriente mental que atrae. Con ella, Clara y Enrique expulsan de su propio mundo interior los sombríos restos de la actividad común que traen del círculo diario de lucha y absorben de nuestro plano las sustancias renovadoras con las que se tonifican, a fin de conseguir obrar con eficiencia en favor del prójimo. De ese modo ayudan y son firmemente ayudados.
La oración, con el reconocimiento de nuestros pocos méritos, nos coloca en la posición de simples eslabones de una cadena de socorro cuya orientación reside en lo Alto. Somos nosotros, aquí, en este recinto consagrado a esta misión evangélica y bajo la inspiración de Jesús, algo similar a un simple enchufe eléctrica que da paso a la fuerza que no es nuestra y que servirá para la producción de energía y luz.
Un numeroso grupo de encarnados y desencarnados se aglomeró a la entrada, a la vez que los compañeros de la casa controlaban sus movimientos.
Los recursos magnéticos, aplicados a escasa distancia, penetraban el halo vital o aura de los enfermos, provocándoles súbitos cambios.
Los médiums pasistas parecían dos pilas humanas esparciendo rayos de variedad múltiple, que fluían de sus manos después de recorrer sus cabezas, al contacto del hermano Conrado y de sus colaboradores.
– ¿Por qué motivo la energía trasmitida por los amigos espirituales pasa primeramente por la cabeza de los médiums?
–También aquí –dijo Áulus – no podemos subestimar la importancia de la mente. El pensamiento influye de una manera decisiva en la donación de los principios sanativos. Sin la idea iluminada por la fe y por la buena voluntad, el médium no conseguiría el enlace con los espíritus amigos que actúan sobre estas bases.
– El pase es una transfusión de energías que altera todo el campo celular.
– ¿Y puede hacerse a distancia?
– Sí, siempre que haya sintonía entre quien lo administra y el que lo recibe. En este caso, diversos compañeros espirituales colaboran en el trabajo de auxilio a los efectos de favorecer su realización, y la oración silenciosa será el mejor vehículo para la fuerza sanadora.
Reflexionemos ahora sobre las palabras de la Codificación
(…) el fluido, considerado como un elemento terapéutico, debe alcanzar al desorden orgánico para repararlo; puede ser dirigido sobre el mal por la voluntad del sanador o atraído por el deseo ardiente, la confianza o la fe del enfermo. (La Génesis, Capítulo XV, curaciones)
La voluntad es el atributo del Espíritu encarnado y del Espíritu errante; de ahí la potencia del magnetizador, potencia que se sabe está en razón de la fuerza de voluntad. El Espíritu encarnado, pudiendo obrar sobre la materia elemental, puede igualmente variar las propiedades de ésta en ciertos límites; así es cómo se explica la facultad de curar por el contacto y la imposición de manos, facultad que algunas personas poseen en un grado más o menos grande. (El Libro de los Médiums, capítulo VIII)
Como a todos les es permitido llamar a los buenos Espíritus, orar y querer el bien, a menudo, basta imponer las manos sobre un dolor para calmarlo; lo pueden hacer todos los individuos que ponen en ello la fe, el fervor, la voluntad y la confianza en Dios.
La mediumnidad sanadora racional está íntimamente ligada al Espiritismo, ya que reposa esencialmente sobre el concurso de los buenos Espíritus.
La acción fluídica se transmite de periespíritu a periespíritu, y de este para el cuerpo material. El fluido periespiritual es dirigido y modificado únicamente por el acto de la voluntad del Espíritu. (Revista Espírita, septiembre de 1865)
Solo la ignorancia hace creer en la influencia de tal o tal formas; algunas veces allí se mezclan incluso prácticas evidentemente supersticiosas, a las cuales es preciso darles el valor que se merecen. (Revista Espírita, septiembre de 1865)
Sólo la superstición puede atribuir una virtud a ciertas palabras y sólo Espíritus ignorantes o mentirosos pueden conservar tales ideas, haciendo prescribir fórmulas. A las personas poco ilustradas e incapaces de comprender las cosas puramente espirituales, el empleo de una fórmula de oración o de una práctica determinada, contribuye a darles confianza. (Obras Póstumas, 53)
FINALMENTE LAS REFLEXIONES Y LAS RESPUESTAS
Ahora reflexionemos sobre las palabras que hemos leído para que podamos contestar las preguntas del inicio de este estudio y además, usar el resultado de estas reflexiones para la elección de la técnica del pase más acorde con la Doctrina.
1. ¿Cuál es la parte del médium en la imposición de las manos?
Herculano Pires nos dice que la eficacia del pase espírita depende de la asistencia espiritual del médium y no de él mismo, es decir, son los Espíritus desencarnados quienes están a cargo de la tarea. Kardec nos dice que los Espíritus son quienes aumentan la fuerza y la cualidad de los fluidos y los dirigen, además afirma que el mejor médium no es más que un instrumento pasivo de que se sirven los Espíritus.
Podemos concluir que el papel del médium se limita a su buena voluntad de ayudar, a orar con fe y sinceridad, a conectarse a Dios y a los buenos Espíritus, a desear donar sus fluidos para que los Espíritus los puedan utilizar de la manera más adecuada, dado que conocen a la necesidad del paciente. Además, es importante recordar que el médium debe poner en primera línea la pureza de sentimientos, el desinterés, la benevolencia, el deseo ardiente de aliviar, la oración ferviente, y la confianza en Dios; en una palabra: todas las cualidades morales. (A.K)
2. ¿Cuál es la de los Espíritus?
Los Espíritus actúan sobre los fluidos espirituales, no manipulándolos como los hombres manipulan los gases, sino con el auxilio del pensamiento y la voluntad. El pensamiento y la voluntad son, para los Espíritus, aquello que la mano es para el hombre. Por el pensamiento ellos imprimen a tales fluidos esa o aquella dirección; ellos los aglomeran, los combinan o los dispersan. (A.K)
Cuando nos fijamos en los episodios narrados por André Luiz, podemos notar que son de hecho los Espíritus quienes manipulan y dirigen los fluidos.Solo ellos conocen la situación real del paciente, las posibilidades de ayudarlo ante el compromiso de sus pruebas, la naturaleza de los fluidos de que el paciente necesita. Tales informaciones escapan a nuestra percepción. (H.P)
3. ¿Es necesario aplicar la voluntad como en las operaciones magnéticas o limitarse a pedir, permitiendo que la influencia oculta actúe según su voluntad?
En el pase espírita, actúan juntos encarnados y desencarnados, en un proceso que exige fe, voluntad, oración y cualidades morales de los encarnados. Si el pasista aplica esas orientaciones de Kardec, seguramente estará actuando de manera activa en la donación de sus fluidos, además garantiza la cualidad de tal donación para que los desencarnados puedan utilizarlos de la mejor manera.
4. ¿Es esa una facultad realmente especial o es accesible a todos?
Dice Kardec que el hombre de bien que no tuviera poder fluídico, podría poco por sí mismo y solo puede pedir la asistencia de los buenos Espíritus. Agrega que la voluntad solamente no puede generar la mediumnidad sanadora, que nadie puede ser médium sanador por deseo premeditado.
Pero si la mediumnidad sanadora es limitada a pocos, la posibilidad de aliviar ciertos sufrimientos o enfermedades es dada a todos, sin la necesidad de que sean magnetizadores. La oración es un pensamiento que, si es realizada con fe puede producir el efecto de la magnetización porque llama el concurso de los buenos Espíritus y dirige al enfermo una corriente fluidica edificante.
5. ¿El organismo realiza un papel en ella? ¿Qué papel? (1)
Por las palabras de Kardec, las cualidades de los fluidos del médium dependen también de sus cualidades físicas, de la salud de su cuerpo físico, esto porque dona fluido vital, cual está relacionado a la vida física.
6. ¿Es una facultad que puede ser desarrollada? ¿De qué manera?
Dice Kardec que la mediumnidad sanadora es una aptitud inherente al individuo que se desarrolla por el ejercicio y por la práctica del bien y de la caridad.
7. ¿Cuál es la técnica más adecuada a ser adoptada por un buen médium curador?
Llegamos al punto de la discusión debatida en el Movimiento Espírita, la cual causa polémicas y diferencias.
Nosotros, por nuestra parte, anticipamos que esa discusión buscará recordar las orientaciones de Kardec, su manera de analizar el tema antes de aceptar o rechazar las técnicas.
Consideremos como punto inicial las técnicas más utilizadas en las Casas Espíritas, intentando identificar la base doctrinaria, sobre la cual se apoyan para aplicarlas.
Son muy utilizados los pases longitudinales, rotativos, dispersivos y la imposición de manos, como cierre del proceso. La pregunta es ¿en qué se basa la ejecución de esas prácticas?
Muchos se han inspirado en las orientaciones de Edgard Armond presentadas en el libro Pases e Irradiaciones, donde el escritor describe variadas técnicas estandarizadas, las cuales son utilizadas según las necesidades del paciente. Si el paciente tiene problemas de salud existe una técnica específica a ser aplicada; si está obsedido se utiliza otra técnica, si se trata de un niño, el pasista debe ser preferencialmente del sexo femenino, etc. Hay momentos en que el pasista levanta los brazos para la captación de energías. Hay varias páginas dedicadas al estudio de los chakras, sus funciones y sus colores, la cromoterapia.
Las citadas orientaciones fueron muy bien recibidas por muchos espíritas y consideradas como una innovación en la fluidoterapia. Sin embargo, aunque sean respetables tales orientaciones, no representan una innovación, sino que rescata ideas orientales milenarias y las mezcla al Espiritismo.
Ante esas informaciones nos preguntamos si kardec no conocía las ideas orientales milenarias, dado que era un gran estudioso. Si no las conocía no era muy bien informado como a nosotros siempre nos pareció. Pero si las conocía, y creemos que así es, ¿por qué no las agregó en sus estudios sobre la mediumnidad de cura? ¿Por qué afirmó que a menudo basta la imposición de manos aliada a buenos sentimientos, a la oración sincera y a la voluntad para que se promueva la cura? ¿Por qué escribió que solamente la ignorancia y la superstición nos hace creer en la influencia de fórmulas o prácticas determinadas?
Muchos espíritas adoptaron las prácticas de Armond por creer que estaban avaladas por André Luiz en sus libros, ya que el autor espiritual describe casos de asistencias a través de los pases que guardan supuestas semejanzas con la práctica de Armond. Como el uso de pases rotativos, longitudinales, la imposición de manos en puntos especiales y el análisis de la necesidad de los asistidos para que se elija el procedimiento técnico más adecuado a ser utilizado.
Sin embargo, los dos autores presentan una diferencia que puede ser considerada esencial y que los distancian relevantemente: las orientaciones de Armond son para los médiums sanadores, mientras que André Luiz describe la asistencia en el plano espiritual. Es decir, el análisis realizado en los asistidos es de responsabilidad de los desencarnados y no de los médiums, ya que los últimos tienen una visión muy limitada. Y si son ellos quienes analizan, son ellos quienes deberían elegir la técnica adecuada y aplicarla.
Otro pormenor importante a ser considerado es que la donación de fluidos es un proceso mental, dispensando la necesidad de movimientos de las manos y los brazos en pases rotativos, longitudinales, dispersivos, en la captación de fluidos, etc. Sin embargo debemos recordar que la colonia espiritual habitada por André Luiz no pertenece a planos superiores sino que, según informaciones del mismo autor, está cerca de la Tierra, lo que puede explicar el uso de las manos en el proceso de cura, lo que no disminuye el mérito la tarea de los Espíritus que se dedican al auxilio al prójimo, tampoco las obras citadas, visto que aun son objeto de análisis y estudio.
Herculano Pires expresa que la técnica del pase no pertenece a nosotros, sino exclusivamente a los Espíritus superiores. Solo ellos conocen la situación real del paciente, las posibilidades de ayudarlo ante el compromiso de sus pruebas, la naturaleza de los fluidos de que el paciente necesita, etc. Es simplemente atrevimiento y osadía querer manipularlos y distribuirlos según nuestra modalidad y criterio.
El propio André Luiz nos recuerda que la oración produce un prodigioso baño de fuerzas, dada la vigorosa corriente mental que atrae. Que a través de ella expulsamos los fluidos deleterios y absorbemos los fluidos edificantes. Además narra la posición que debe ser adoptada por los médiums: la oración sincera, los valores morales, el cuidado al cuerpo físico. Todo acorde con la Doctrina.
Podríamos seguir reflexionando pero creemos que ya tenemos informaciones suficientes para la adopción o no de una técnica específica para la ejecución del Pase Espírita que, según Kardec es eldon de curar que no resulta ni del trabajo, ni del estudio, ni del talento adquirido. Mientras que la magnetización ordinaria requiere de tratamiento continuado, regular y metódico.
Si elegimos el Pase Espírita, debemos tratar de habituarnos a la conexión con Dios y con los buenos Espíritus a través de la oración, y de esforzarnos para la mejora íntima sin pretender dirigir el trabajo de los Espíritus, quienes conocen la necesidad de los asistidos y dominan la manipulación de los fluidos, los suyos y los nuestros.
Las técnicas metódicas y complejas pertenecen a la actividad de magnetización de un encarnado a otro, y en ese caso no se puede dispensar el estudio profundizado del proceso.