COMUNICACIÓN ESPIRITUAL
“Tanto como más humildes seáis,
menos el mundo os conocerá, porque la humanidad quiere vanidad, fausto y cosas
mundanas. Las distracciones de la Tierra son para los del mundo; vosotras ya
encontraréis alegrías divinas en el reino de Dios.
“Los humildes debéis sentir
satisfacción en llevar vuestra cruz, sino ¿en qué os pareceríais al Maestro?,
¿en qué podrías acreditar que sois sumisos y resignados, y qué testimonio
daríais al Padre de que acatáis su ley? Vosotros debéis ser como el navegante
viajando en alta mar, que en medio de la borrasca ve venir las olas tan
furiosas que parece que han de sumergir el buque: tras una ola viene otra y
otra, pero el navegante resiste y lucha hasta vencer, porque sabe que le va la
vida. ¡Ay de él si pierde la serenidad!
“Así sois vosotros, las pruebas
de la vida son borrascas y a veces parece que os han de anonadar. ¡Ay de
vosotros si os desesperáis!; ¡pedid fuerzas y luchad con valor! Y así como el
navegante pasada la tempestad goza días plácidos y alegres, cantando al compás
del balanceo de su buque, así vosotros viviréis alegres y dichosos en el reino
de Dios, cuando hayáis triunfado de vuestras pruebas y sufrimientos”.
* * *
“No esperes nada bueno de este mundo,
porque muchos gustan de rendir culto a la vanidad y se apartan de la virtud.
Ten valor y resignación para llevar la cruz de tu cautiverio.
“Levanta tu pensamiento y
recuerda la multitud de mártires, recuerda la calle de la Amargura, el monte
Calvario, la Cruz, la Muerte. ¿Has llegado tú a tal extremo? Conforta tu
voluntad, ama el dolor, ama los sinsabores y las angustias y acata la ley, que
el Padre todo lo ha hecho bien, y un día, que será de siglos, todo se volverá
luz, dicha y paz”.
* * *
“Venid a mí, que yo os haré
elevar las oraciones al Padre. Le dais ahora gracias por lo que os satisface,
está bien; pero dádselas también cuando estéis en tribulación y os abrume el
dolor, y dádselas con serenidad y amor, que precisamente eso e lo que os eleva.
“Rechazad toda clase de
pensamientos que no os honren delante de Dios”.
* * *
“¿Qué pedís? ¿No tienes satisfecho el día de
hoy? Da gracias a Dios. Si te sobrara algo podría perderse o hacerse un uso
contrario a tus deseos. No pienses en mañana, que mañana será un nuevo día.
Cuando así lo hagas y los sufrimientos, las pruebas y los dolores no te
aflijan, ni te hagan caer, piensa que has dado un paso hacia tu perfección; mas
si procuras para mañana y los sufrimientos te hacen perder la calma, piensa que
aún estás en el mismo lugar”.
* * *
“Venid a mí los que estéis
agobiados y os debata la tristeza, que yo os aliviaré y acudiréis al Padre,
para lo cual no necesitáis riquezas ni títulos, sino abnegación, amor y
sacrificios; pedidme, yo vendré, que procedo del Padre que nos ama a todos y
está con nosotros si nosotros estamos con Él.
“No os quejéis de vuestras
pruebas, porque ¿quiénes sois vosotros para murmurar? Dad gracias a Dios y
resignaos con la ley divina”.
* * *
“La Tierra que el Padre os ha
cedido para vuestra depuración podría haceros felices, si todos, pobres y
ricos, pensarais cada día: ¿a qué he venido a la Tierra? Pero habéis faltado y
faltáis a la ley. Las pasiones, el orgullo y la crueldad se han apoderado de la
humanidad y en lugar de hacer un edén de ese mundo que habitáis, lo habéis
convertido en un infierno, y digo infierno porque en la Creación no hay otros
infiernos que aquellos que los hijos rebeldes se crean, en donde sufren y en
donde sufrís, porque en lugar de la paz tenéis la guerra, y en vez de amaros no
os podéis sufrir los unos a los otros, y gran parte de la humanidad vive como
las fieras: gruñendo y despedazándose, y el resultado de tal proceder son
lágrimas, sangre, horrores, crímenes, sufrimientos, castigos y turbaciones, por
siglos y siglos”.
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“Si los que acatáis la ley divina
queréis huir de la expiación y alcanzar días de paz, sed mansos y humildes de
corazón y resignaos con vuestras pruebas, alejaos de la tentación y sed fuertes
en la virtud y en el trabajo. Sembrad la paz y el amor para atraeros a los que
combaten en esa lucha, en que como fieras se destruyen, que si lográis llevar
la luz donde tantas tinieblas hay, mereceréis la recompensa de lo Alto”.
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“Uníos vosotros estrechamente, y
respetaos los unos a los otros, y observad... a aquellos que veáis que por su
virtud, su humildad y su abnegación se hagan dignos de ser escogidos del Padre,
tomadles por guías y seguidles, a fin de que ninguno de vosotros se extravíe y
os hagáis todos aptos para entrar en el reino de Dios”.
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“Guardaos de hablar cuando estéis
tristes y abatidos por los dolores que sufrís en la Tierra, si vuestras
palabras no son de alabanza a Dios, porque el Padre todo lo ha hecho bien según
la ley de justicia; y así como los astros no pueden cambiar su curso, tampoco
se puede cambiar nuestro destino. Cuando estéis tristes y abatidos retiraos a
vuestro aposento y entregaos a la oración, y yo vendré y os consolaré, y otros
también vendrán y os consolarán”.
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“¿Por qué con tanto afán buscáis
en la Tierra horas de calma y de paz? ¿No sabéis que no es morada de paz sino
de luchas? Esperad siempre horas de pruebas y de sufrimientos, pero esperadlas
con ánimo sereno y con valor, y así no os contrariarán tanto las luchas y
pesares de la vida.
“Vosotros que amáis tanto al
Maestro, ¿no sabéis que Él en la Tierra no encontró ni una hora de paz? ¿Por
qué anheláis tanto lo que no es de ese mundo? Acordaos que estáis en un paraje
de pruebas, de expiación y de dolores; amoldaos al sufrimiento y resignaos para
que podáis hallar la paz en el reino del Padre”.
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“Todos los que queráis seguirme
deberéis llevar vuestra cruz con amor, y no penséis que marchando de una parte
a otra podáis escaparos de ella; a donde vayáis irá la cruz, y si queréis
escaparos, tenéis que llevar dos, la de vuestra expiación y la de vuestra
rebeldía”.
* * *