JESÚS DE
NAZARET:
EL MÉDIUM DE
DIOS
Jesús nos propone la mediumnidad como un instrumento para
lograr
la paz. No solo para quienes son portadores de la facultad
mediúmnica,
sino para los que se benefician de ella, a través del
intercambio con
el mundo espiritual. Es posible que esta aseveración extrañe
a muchos,
porque son numerosas las corrientes del Cristianismo que
tildan al Espiritismo
y a la mediumnidad como satánicos y diabólicos, como algo
contrario
a las enseñanzas del Maestro Jesús. Sin embargo, basta con
hacer una
lectura concienzuda de los Evangelios para darnos cuenta de
que Jesús ha
sido el médium más completo del que se tenga noticia en la
historia de la
Humanidad. Que no estuvo solo en su mediumnato, que vino
asistido por
una serie de amigos con excelentes facultades para ayudarlo
a hacer su
trabajo. Que desde el primer día, cuando el Ángel Gabriel
anunció a María
su nacimiento hasta su muerte, y luego del suplicio en la
cruz, la vida
de Jesús es un intercambio continuo entre los vivos y los
muertos; entre
el mundo material y el mundo espiritual. De tal manera, que
es Jesús de
Nazaret el que viene a derogar aquella ley mosaica inscripta
en Levítico y
Deuteronomio que prohíbe la comunicación con los espíritus.3
Dicho sea
1 Allan Kardec. La
Génesis, Capítulo XV, ítem 2.
2 Véase el cap. XXXII: Vocabulario Espírita, de El libro de los médiums.
3 Levítico 20: 27 “Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de
muertos o se entregare a la
adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será
sobre ellos” y en Deuteronomio 18: “No
sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por
el fuego, ni quien practique adivinación,
ni sea agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador,
ni adivino, ni mago, ni quien consulte a
los muertos”.
de paso, en esta prohibición está la primera prueba de la
comunicabilidad
de los espíritus, porque no es necesario prohibir algo que
no existe. La
razón por la que no tenemos una ley que prohíba que las
personas vuelen,
es porque la gente no vuela. Punto. Por ello, no hay que
prohibirlo. El
día que nos salgan alas y volemos, habrá que hacer leyes
para prohibirlo
o reglamentarlo, pero como eso no es posible, no existen
leyes que lo
prohíban. Así que, desde el mismo momento en el que Moisés
prohibió
la comunicación con los espíritus, es porque esa
comunicación existía y
existe.
En aquel caso, lo que sucedió fue que Moisés tenía que
llevar al
pueblo hebreo desde Egipto a la tierra prometida guiado por
las voces
espirituales, siendo él, el encargado de recibir las
instrucciones del Plano
Espiritual y su hermano Aarón, el de comunicarlas. Si todo
el mundo
en sus dominios hubiera tenido el privilegio de estar
consultando a los
espíritus, se perdería el control. Cada cual obtendría
respuestas acordes
con su nivel moral e intelectual. Unos dirían que se debería
marchar al
norte y otros al sur, unos para el este y otros al oeste.
Entonces, ¿cuándo
llegarían a su destino? Nunca. Si con un solo médium
tardaron cuarenta
años dando vueltas en el desierto, imagínese usted si todo
el mundo a su
capricho consultara y opinara. De ahí viene esa prohibición.
El propósito
era tener el control administrativo del pueblo, el control
político. Fue por
tal razón que se cerró esa puerta. Pero los tiempos llegaron
en que habría
que abrirla y Jesús no sólo la abrió, la derribó, la tumbó
para que nunca
jamás nadie la cerrara.
El intercambio entre el mundo material y mundo espiritual era
practicado con tanta regularidad y naturalidad por los
primeros cristianos
que, en tiempo de los apóstoles, existieron, por lo menos,
dos tratados
sobre la mediumnidad. El primero fue la Primera Epístola a
los Corintios,
en los capítulos 12 y 14, donde el Apóstol Pablo nos habla
de los dones
del espíritu:
“A cada uno se le da una manifestación especial del
Espíritu
para el bien de los demás. A unos Dios les da por el
Espíritu palabra
de sabiduría: a otros, por el mismo Espíritu, palabra
de conocimiento;
a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y
por ese mismo
Espíritu, dones para sanar enfermos; a otros, poderes
milagrosos;
a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a
otros, el hablar en
diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas”.4
Pablo nos presenta un catálogo de las facultades que
existían en la
Iglesia Primitiva. Todas de gran interés, pero sobresale,
para el propósito
de este estudio, la facultad de discernir espíritus. O sea,
no es como
mucha gente piensa que en la Iglesia Primitiva solo se
comunicaba el Espíritu
Santo. No. Se comunicaban muchos espíritus, tantos, que
tenía que
haber una persona que tuviera la facultad para saber cuál
espíritu era de
una clase y cuál de otra. El propósito de discernir esos
espíritus era poder
aquilatar sus enseñanzas para recibirlas o rechazarlas.
En fin, que en la primera Iglesia había tantas facultades
como describió
Kardec en El libro
de los médiums, que más adelante veremos.
El segundo tratado sobre mediumnidad que circuló en tiempos
apostólicos fue El
libro del pastor, que se le atribuye a Hermas. Se dice
que Hermas era discípulo de los apóstoles y es el mismo que
Pablo manda
a saludar, de su parte, en la Epístola a los Romanos. Hermas
indica, en El
libro del pastor,
los medios para distinguir los buenos de los malos espíritus.
En las líneas siguientes, escritas ya hace dos mil años,
parecería que
se describe una sesión mediúmnica tal como se practica hoy
en muchos
centros.
“El espíritu que viene de parte de Dios es pacífico y es
humilde: se
aparta de toda malicia y de todo vano deseo de este mundo,
se pone por
encima de todos los hombres. No responde a todos los que lo
interrogan,
ni a las personas particulares, porque el espíritu que viene
de Dios no habla
al hombre cuando el hombre quiere, sino cuando Dios lo
permite. Por
lo tanto, cuando un hombre que tiene un espíritu que procede
de Dios viene
a la asamblea de los fieles, y se ha hecho la oración, el
espíritu penetra
en ese hombre que habla en la asamblea como Dios quiere”.5
Lo que Hermas describe en este corto párrafo, es a un médium
parlante en plena ejecución de su facultad. La Iglesia
Primitiva conocía
la comunicación de los espíritus tal como la conocemos hoy,
a partir de
las enseñanzas de Kardec en El libro de los médiums y en toda la Codificación.
4 1ª de Corintios 12:7-11
5 Denis, León. Cristianismo
y Espiritismo. Buenos Aires: Editora Argentina 18 de
abril, 1991.
También, existe una enseñanza muy útil en la Primera Epístola
de
Juan. El Apóstol dice:
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los
espíritus si
son de Dios”.6
Basta esta línea para comprender que no era uno solo el
espíritu
que se comunicaba. Por eso, recomendó que se debía escuchar
la comunicación
y probar si ese espíritu que se estaba manifestando venía de
Dios.
¿Esas no son las mismas enseñanzas que Kardec nos da en El libro de los
médiums? Que
escuchemos el mensaje. Que aquilatemos el mensaje. Que
no nos dejemos engañar por los nombres que firman las
comunicaciones.
Sobre todo, porque los espíritus impostores se valen de los
grandes nombres
para engañar a las personas. Que es imposible que un sabio
como
Sócrates, dos mil quinientos años después, venga a decir
tonterías en una
reunión. No importa que afirme ser Sócrates, si lo que está
diciendo son
tonterías, hay que descartar esa comunicación. ¿No es eso
mismo lo que
está diciendo el apóstol Juan? “Probad primero si el
espíritu es de Dios”.
O sea, hay que pasar la comunicación por el tamiz de la
razón, como nos
encargó el maestro Allan Kardec.
Sin embargo, no fue hasta el 1861, cuando la mediumnidad fue
abordada desde una óptica filosófica, científica y moral por
Allan Kardec,
que pudimos darnos cuenta del gran despliegue de manifestaciones
mediúmnicas que existe en los Evangelios. Este libro
extraordinario, ya
cumplió 150 años desde su publicación, el 15 de enero de
1861. Estamos
celebrando su sesquicentenario. Este fue el libro que vino a
darnos
un tratado de cómo practicar la mediumnidad, conforme con
las enseñanzas
de Jesús, para que esta práctica sea segura para el médium y
para
los asistentes a la reunión. Es un libro que todo médium,
todo aspirante
a médium y todos los directores de los centros espíritas
deben estudiar
concienzudamente, porque Kardec puso allí todos los
beneficios y todos
los peligros que acompañan el ejercicio de la mediumnidad,
mas también
explicó cómo librarnos de esos peligros para no caer en las
redes de
espíritus que quieran engañarnos. Dice El libro de los médiums:
“Toda persona que siente en cualquier grado la influencia de
los
espíritus es por esto mismo médium. Esta facultad es
inherente al hombre,
6 1 Epístola de Juan 4:1
y por consecuencia no es privilegio exclusivo; así es que
hay pocos entre
los que no se encuentren algunos rudimentos”.7
Dios no tiene privilegios con nadie. La mediumnidad es una
facultad
como todas las demás. Según existen personas que tienen la
facultad
de cantar, facultades especiales para las ciencias, para las
artes, etc., hay
quienes las tienen para ser médiums. De la misma forma que
no todos somos
cantantes, no todos somos matemáticos y no todos tenemos
aptitudes
para las mismas cosas, no todos tenemos los talentos para la
mediumnidad.
Ahora, permítaseme una aclaración; no todos podremos cantar
como
canta el gran tenor Plácido Domingo, pero si nos lo
proponemos, aunque
sea a un nivel muy rudimentario, algo podremos lograr. Todos
lo hacemos,
aunque no nos destaquemos en ello. Aunque nuestra calidad
interpretativa
diste mucho ser la de un verdadero cantante, debemos admitir
que algún
rudimento de esa facultad poseemos. Pues bien, pasa lo mismo
con la mediumnidad.
Todas las personas tienen algún grado de mediumnidad. No la
poseerán de forma ostensiva como diría Kardec, pero en mayor
o menor
grado, todos recibimos mensajes de los espíritus. Por
ejemplo, todos tenemos
presentimientos. ¿Quién es la persona que nunca en su vida
ha tenido
un presentimiento? Pues esa es una de las facultades que está
en El libro
de los médiums:
los presentimientos.8 Y a veces, de cuánto no nos libra
un presentimiento. ¿Quién nunca ha soñado con un ser querido
fallecido?
Todos, verdad. Pues, esa es también una facultad.9 Pero, eso
no nos hace
médiums en el sentido práctico de poder ejercer la
mediumnidad en el Centro
Espírita. Lo que ocurre, en ese caso, es que tal vez la
mediumnidad está
en una fase de germinación y evolución para manifestarse
luego en futuras
experiencias reencarnatorias.
Lo importante que El
libro de los médiums nos está diciendo es que
la mediumnidad no es un privilegio que Dios tiene para
algunos de sus
escogidos y para otros no. La mediumnidad es consecuencia
del desarrollo
natural del espíritu que, a medida que evoluciona con el
tiempo, en las
edades, que va desarrollándose en el panorama de la
evolución espiritual,
esa facultad va despertando en él y a través del
periespíritu, la va impreg-
7 El libro de los
médiums, ítem 159
8 El libro de los
médiums, ítem 184.
9 Ídem, ítem 167 “La posibilidad de ver los Espíritus en el
sueño resulta, sin contradicción, de
una especie de mediumnidad...”
nando en los diferentes cuerpos que va tomando en las
diferentes vidas
por medio de la reencarnación.
Continúa explicándonos Kardec en El libro de los médiums:
“Se puede, pues, decir, que casi todos somos médiums. Sin
embargo,
en el uso, esta calificación solo se aplica a aquellos cuya
facultad
mediúmnica está claramente caracterizada y se conoce por los
efectos
patentes de cierta intensidad, lo que depende de una
organización más o
menos sensitiva”.10
Kardec nos aclara que, aunque casi todos podemos percibir el
mundo
espiritual, a través de presentimientos y sueños, por
ejemplo, la palabra
médium se reserva para los que poseen la facultad claramente caracterizada
y presentan efectos
patentes de cierta intensidad.
La organización sensitiva
de la que nos habla Kardec es la organización
fisiológica-espiritual
del médium, en la que intervienen una parte biológica, otra
periespiritual
y otra del espíritu que es la sede de la mente. Hemos visto
a personas en
los Centros Espíritas, que estando en la asamblea,
demuestran recibir el
fluido espiritual, pero cuando los pasan a las reuniones de
desarrollo de la
mediumnidad, se encuentran con que no pueden comunicar la
idea que el
espíritu quería transmitir. Sienten una presencia
espiritual, y a veces, el
susto de sentir esa presencia los hace llorar y temblar,
pero de ahí a poder
comprender lo que el espíritu desea y poderlo comunicar, el
trecho es muy
largo. Estas personas, luego de estar tratando de
desarrollar esa facultad,
meses y a veces años, terminan realizando otras labores en
el Centro porque
nunca lograron ser médiums ostensivos. La persona tiene la
capacidad para
sentir la presencia espiritual, pero su equipo
fisiológico-espiritual no está
preparado para hacer el trabajo de médium. Tal vez, en una
futura existencia
esa persona venga con ese desarrollo fisiológico-espiritual
realizado y
por lo tanto, con la posibilidad de realizar esa tarea.
También debemos notar que esta facultad no se revela en
todos de
la misma manera; los médiums tienen generalmente, una
aptitud especial
para tal o cual orden de fenómenos, y en esto consiste que
hay tanta variedad,
como clases de manifestaciones. Las principales son: los
médiums
de efectos físicos, los médiums sensitivos o impresionables,
auditivos,
parlantes, videntes, sonámbulos, curanderos, pneumatógrafos,
escribientes
o psicógrafos.11
10 Ídem, ítem 159.
11 El libro de los
médiums, ítem 159
Aquí, Allan Kardec nos muestra un catálogo de facultades
mediúmnicas
siguiendo el ejemplo del Apóstol Pablo, cuando nos presentó
los Dones del
Espíritu. Confirmando que, con siglos de diferencia, ambos
Maestros enseñaban la misma materia siguiendo metodologías
similares.
Cabe señalar que si los apóstoles y sus discípulos, como
Hermas,
conocían estas facultades fue porque el propio Jesús de
Nazaret se las
enseñó. Porque, como hemos dicho, no solo Jesús fue médium
sino que
vino acompañado de un grupo de amigos con extraordinarias
facultades
mediúmnicas que vinieron a secundar su obra.
Entre ellos, se destaca su madre María de Nazaret. María fue
un
instrumento de Dios. Lo fue por el milagro de la maternidad.
De hecho el
luminoso espíritu André Luiz, en su libro Misioneros de la luz nos propone
como sinónimo de la palabra Madre el
término Médium de la Vida.12
Todas las madres pueden considerarse médiums de la vida,
porque han
sido el instrumento de Dios para traer sus hijos al mundo.
Pero María,
además de traernos al Maestro a este plano terrenal, para
así hacerlo, tuvo
que tener un diálogo con el Ángel Gabriel. Es un hecho
reconocido por
toda la cristiandad que María tuvo un encuentro y un diálogo
con aquel
espíritu refulgente que es Gabriel, quien le trajo noticias
de su misión,
ante la que María se sometió con humildad. Para sostener ese
diálogo
tuvo que ser médium. O fue médium vidente o lo fue de
efectos físicos,
logrando la materialización ectoplásmica del Ángel, que es
un grado superlativo
de la mediumnidad.
Otro médium de enaltecidas facultades, que vino en apoyo de
Jesús,
lo fue sin duda su padre José. Mire que cosa admirable:
“...he aquí que un ángel del Señor apareció en sueños
a José
y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye
a Egipto, y
permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá
que Herodes
buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó
de noche al
niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá
hasta la muerte de
Herodes;”13
¿Qué le parece ese sueño? Pongámonos un momento en las
sandalias
de José. ¿Cómo se levantaría? ¿Cómo reaccionaría? ¿Y si José
hubiese sido un médium que dudaba de su facultad? Si se
hubiese vol-
12 Misioneros de la
luz, 2007, IDE- Mensaje Fraternal, Pág.
247-248
13 Mateo 2: 13-15
teado y dándole con el codo le hubiese dicho a María: “Mujer,
mira el
disparate que yo estaba soñando.” ¿Qué hubiese sucedido con
Jesús de
Nazaret?
La seguridad del médium es tan importante que Allan Kardec
la
presentó como una categoría de los Buenos Médiums.
“Médiums seguros:
los que además de la facilidad de ejecución
merecen la mayor confianza por su propio carácter, la
naturaleza elevada
de los Espíritus por quienes están asistidos, y que son los
menos expuestos
a ser engañados. Veremos más adelante que esta seguridad no
depende
de ningún modo de los nombres más o menos respetables que
toman los
Espíritus”.14
La facultad de ver los acontecimientos futuros en los sueños
era
una de las más apreciadas en el mundo antiguo. En este caso,
la facultad
onírica de su padre José le salvó la vida a Jesús. Si no
hubiese sido por la
facultad de su padre, Jesús hubiese muerto degollado por las
huestes de
Herodes, en aquella fatídica noche, junto al resto de los
niños de Belén
menores de dos años; genocidio e infanticidio que la
cristiandad recuerda
los 28 de diciembre de cada año como el Día de los
Inocentes. Hoy
desconoceríamos al Maestro y su Evangelio. Así de importante
fueron
la mediumnidad y los médiums que vinieron a acompañar y
secundar la
obra de Jesús.
Pero las facultades de todos ellos palidecían ante las que
poseía el
Maestro. Él ha sido el más grande, el más completo y el más
correcto de
todos los médiums. Una de sus facultades era la de médium
parlante, tal
como la conocemos hoy en día. Veamos:
“Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni
aun podían
comer pan. Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para
prenderle;
porque decían: Está fuera de sí. Pero los escribas que
habían
venido de Jerusalén decían que tenía a Belcebú, y que
por el príncipe
de los demonios echaba fuera los demonios”.15
Al decirnos que estaba fuera de sí, para mí es evidente que
Jesús se
encontraba en un estado alterado de conciencia, en un trance
mediúmnico.
14 El libro de los
médiums, ítem 197
15 Marcos 3 20-22
Y lo estaba en medio de un enorme gentío, que para darnos
una noción de
su magnitud y de cuan apiñados estaban, nos dice el
evangelista que ellos ni
sacar el pan de las alforjas podían. Parte de la labor que
Jesús realizó allí fue
levantar espíritus turbados de entre la gente y encaminarlos
hacia el mundo
espiritual. De esta manera curaba los enfermos, devolvía la
salud mental y
la paz a los poseídos y esparcía bienestar entre el pueblo.
Pero, Jesús, en
este caso realizaba esa labor sirviéndole de médium a un Ser
Superior, que
en opinión de Kardec, no podría ser otro que Dios mismo.
“Si recibía alguna influencia extraña, ésta solo podía
provenir de
Dios, ya que según la definición dada por un espíritu, Jesús
era Médium
de Dios”.16
Lo que sí era evidente es que no era Él, que era algo que
estaba
obrando por Él y se estaba manifestando en ese momento. Tan
evidente
era, que los escribas se aventuraron a identificar quién era
aquel espíritu.
Y lo hicieron con toda mala voluntad, buscando que lo
apedrearan.
¿Quién decían los escribas que era el espíritu que se
manifestaba por Jesús?:
Belcebú.
Ante aquel estado de los acontecimientos, una multitud
hacinada
y un grupo de opinión muy respetado, agitando esa multitud
en contra de
Jesús, sus familiares tuvieron miedo y estaban tratando de
llegar a donde
Él estaba para llevárselo.
Ese es el instante donde alguien se le acerca y le dice: “Tu
madre
y tus hermanos están afuera, y te buscan”.17 Es evidente que
quien le dice
esto a Jesús no tiene la más mínima idea de lo que es un
estado alterado de
conciencia, ni de la mediumnidad y mucho menos de la
comunicabilidad
de los espíritus. A quien le habla no es a Jesús, es al Ser
comunicante,
quien con justa y perfecta extrañeza le pregunta “¿Quién es
mi madre y
quiénes son mis hermanos? Cualquiera que hace la voluntad de
Dios es
mi hermano, mi hermana y mi madre”.18
Mucho se ha escrito sobre estas palabras. Por un lado, se
han llegado
a interpretar como palabras muy duras de un hijo hacia una
madre,
dando una visión un tanto distorsionada e injusta de la
relación materno-
filial de Jesús y María. Madre e hijo nunca se separaron. Él
jamás la
16 Allan Kardec. La
Génesis, Capítulo XV, ítem 2
17 Marcos 3: 32
18 Marcos 3: 33-35
abandonó, por el contrario, rompiendo con las normas y
tradiciones de
la época se hizo acompañar de su madre y de un grupo de
mujeres entre
sus discípulos. Basta recordar que la única preocupación
relacionada a la
vida material que Jesús manifestó en el suplicio de muerte
fue la seguridad
y bienestar de su madre, dejándola amparada en los brazos de
Juan.
Por otro lado, se han escrito tratados teológicos sobre el
significado de
las palabras: “cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi
hermano,
mi hermana y mi madre”. Sin restar importancia a estas
interpretaciones
y estudios, toda esta situación me sirve para confirmar la
mediumnidad
parlante de Jesús de Nazaret.
Hay otro momento extraordinario en el que Jesús evidencia su
facultad
de médium psicógrafo. Fue cuando le llevaron la mujer
adúltera y
se la arrojaron a los pies:
“Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una
mujer sorprendida
en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron:
Maestro,
esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de
adulterio. Y en la
ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú,
pues, ¿qué dices?
Mas, esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero
Jesús, inclinado
hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como
insistieran
en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de
vosotros esté sin
pecado sea el primero en arrojar la piedra contra
ella. E inclinándose
de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
Pero ellos, al oír
esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno,
comenzando desde
los más viejos hasta los postreros; y quedó solo
Jesús, y la mujer que
estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a
nadie sino a la
mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te
acusaban? ¿Ninguno te
condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le
dijo: Ni yo te
condeno tampoco; anda, y no peques más”.19
A Jesús lo pusieron en ese dilema, porque cualquiera de las
dos
respuestas que diera, le era adversa. Si les pedía que no la
apedrearan,
por la Ley del Amor, que él personificaba y enseñaba, les
estaría incitando
a violar la Ley de Moisés, lo que era un pecado mayor que el
mismo
adulterio de la mujer y lo haría merecedor de ser apedreado.
La multitud
ya estaba armada con las piedras en la mano. Estaba
enardecida y predispuesta
a apedrear a un pecador. Con poco esfuerzo, los escribas y
fariseos
lograrían que primero apedrearan a Jesús y luego a la mujer.
Sería un dos
19 Juan 8:3-11
por uno. Jesús se estaba jugando la vida en aquella
respuesta. Aquel no
fue un caso fortuito. A Jesús le llevaron aquella mujer con
toda la mala
intención de hacerlo errar y ajusticiarlo.
Pero, ¿cómo quedaría Jesús ante sus discípulos y el pueblo
en general,
si para salvar su vida ordenase que la apedreasen? Como un
impostor.
Traicionaría su Mensaje de Amor y Perdón y esto sería aún
peor que
su muerte física. Hasta allí hubiese llegado su movimiento,
su Evangelio.
Ante tan grande dilema, dice el Evangelio que Él se inclinó
y escribió en
el piso con el dedo. Jesús, de rodillas, pide luz a Dios.
¿Qué hago ahora?
¡Ilumínenme! Es a través de la escritura en la tierra que le
llega la respuesta
que salva ambas vidas.
“El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en
arrojar la
piedra contra ella”.20
Esta es sin lugar a dudas una de las respuestas más geniales
en la
historia de la Humanidad. Y, probablemente, fue inspirada
por el mundo
espiritual superior, a través de la mediumnidad escribiente
de Jesús.
Los discípulos también eran portadores de facultades
mediúmnicas
extraordinarias. Algunas se manifestaron en vida de Jesús y
otras luego
de su muerte. En Pedro, se dan dos situaciones
interesantísimas que se
recogen en el Evangelio, una detrás de la otra, lo que las
hace más interesantes
aun porque las contrasta. Pedro era médium de inspiración o
médium inspirado.21 Los espíritus le inspiraban las ideas y
él las comunicaba.
Vale la pena aclarar que muchas veces el médium de
inspiración no
sabe ni siquiera que es médium. Recibe la inspiración y
piensa que es su
propia idea, aunque bastaría un pequeño análisis y un poco
de humildad
para que se diera cuenta de que él no tendría condiciones
para producir tal
pensamiento si no le fuera inspirado desde afuera. Volviendo
a los apóstoles,
entre ellos había mucha discusión sobre la figura de Jesús y
sobre
a cuál de ellos prefería el Maestro. Otro dilema era quién
era en realidad
Jesús. El pueblo y los propios discípulos le atribuían haber
sido uno de los
antiguos maestros de Israel que ahora estaba de vuelta:
“Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo,
preguntó a
sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que
es el Hijo del
Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros,
Elías; y otros,
20 Juan 8:7
21 El libro de los
médiums, ítem 182
Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y
vosotros, ¿quién
decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú
eres Cristo, el
Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús:
Bienaventurado
eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló
carne ni sangre, sino
mi Padre que está en los cielos”.22
La respuesta de Pedro fue una revelación espiritual
confirmada
por el propio Jesús. Muy probablemente, a Pedro se le infló
el pecho de
orgullo y miró a los otros once con cierto desdén,
creyéndose superior
a ellos en virtud de lo ocurrido. Algunos versos más
adelante, Jesús les
está dando la noticia de que viajarán a Jerusalén, donde
deberá padecer
y morir:
“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus
discípulos que
le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los
ancianos, de los
principales sacerdotes y de los escribas; y ser
muerto, y resucitar al
tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó
a reconvenirle,
diciendo: Señor, ten compasión de ti; que en ninguna
manera esto
te acontezca. Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro:
¡Quítate de delante
de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la
mira en las
cosas de Dios, sino en las de los hombres”.23
Pedro pasó de lo sublime a lo ridículo, sin hacer escala. De
un
Bienaventurado eres a
un ¡Quítate de delante de mí, Satanás!
Ese es
uno de los peligros de la mediumnidad. La mediumnidad es
neutra. Es
como un aparato de radio. Su uso provechoso dependerá de la
estación
donde estemos sintonizados. Y nos sintonizamos por afinidad.
Para
estar asistidos e inspirados por los buenos espíritus
necesitamos estar
afines con sus sentimientos, pensamientos y propósitos. Esto
se logra,
en parte, siguiendo la austera recomendación del Maestro de
Galilea;
“Orad y Vigilad”.24 Y la otra parte, es el ejercicio del
Bien constante y
la transformación íntima, para alcanzar un estado de pureza
cada día
mayor.
Jesús aquí probó tener la facultad de discernimiento de la
que nos
habló el apóstol Pablo en su primera epístola a los
Corintios y que también
fue Él el primero en poner en práctica, lo que luego nos recomendó
el apóstol Juan.
22 Mateo 16: 13-17
23 Mateo 6: 21-23
24 Mateo 26: 41
120 ANUARIO ESPÍRITA
“Amados no creáis a todo espíritu, sino probad los
espíritus si
son de Dios”.25
Jesús se da cuenta del buen espíritu que inspira a Pedro en
el primer
mensaje y del mal espíritu que lo inspira en el segundo. La
primera
vez lo felicita y la segunda lo censura. Es obvio que lo que
el segundo
espíritu estaba tratando era de interrumpir su misión.
Lo más importante es darnos cuenta de que Jesús de Nazaret
fue un
portentoso médium y que vino rodeado de colaboradores con
facultades
extraordinarias. Facultades que, aunque rudimentarias en un
principio,
sirvieron para que aquellos amigos cumplieran su gloriosa
misión de hacer
posible que el Mensaje de Jesús llegara hasta nuestros días.
Con sus
virtudes y sus defectos, como cualquiera de nosotros, dieron
la batalla,
ofrecieron sus vidas en holocausto e hicieron posible que el
Evangelio de
Cristo sobreviviera a la terrible persecución a la que fue
sometido.
Jesús convirtió el vino en agua en las bodas de Canaán; y le
dio
de comer a cinco mil personas, sin contar las mujeres y los
niños que
también comieron, con cinco panes y cinco peces, demostrando
tener facultades
de aporte,26 que es una facultad de efecto físico donde el
médium
tiene la capacidad de traer desde la distancia objetos
deseados hasta el
lugar donde él se encuentra. Poseyó la facultad de levitar,27
que demostró
caminando sobre las aguas. En fin, que si vamos al catálogo
de El libro de
los médiums, vamos
a encontrar todas esas facultades que allí se explican
en Jesús y en los que lo rodearon para asistirle en su
trabajo.
Jesús propone el desarrollo y la práctica de la mediumnidad,
como
un mecanismo para que alcancemos la Paz. Porque sin la
esperanza de la
vida futura más allá de la muerte, es muy difícil encontrar
la Paz. Con el
estudio del Espiritismo y la práctica de la mediumnidad,
logrando la comunicación
entre los dos mundos, el material y el espiritual, la
esperanza
se torna en certeza y el anhelo de Paz, en Paz verdadera.
Dentro de las recomendaciones que Jesús nos dejó para la
práctica
de la mediumnidad, nos enseñó la terapia de la desobsesión.
Pero, para
25 1 Epístola de Juan 4:1
26 El libro de los
médiums ítem 189.
27 “Mas la suspensión etérea de los cuerpos graves es un
hecho explicado por la ley espiritista;
hemos sido, personalmente, testigo ocular y el Sr. Home, así́
como otras personas conocidas, han
renovado muchas veces el fenómeno producido por San
Cupertino”. El libro de los médiums,
ítem 16.
hablar de la desobsesión, primero tenemos que hablar de la
obsesión. Allan
Kardec dedica el capítulo 23 de El libro de los médiums al estudio de la
obsesión, que no es otra cosa, en su fase más común, que la
influencia que
ejerce un espíritu desencarnado sobre otro espíritu
encarnado, sobre una
persona. Esa influencia puede comenzar de manera muy simple
e ir subiendo
de grado hasta ser total. Kardec la cataloga en tres etapas:
simple, fascinación
y subyugación. La obsesión simple es la que padeció Pedro
cuando
el espíritu de baja frecuencia quiso disuadir a Jesús para
que no fuera a
Jerusalén. Cuando un espíritu malo o ignorante nos sugiere
pensamientos
que nosotros hacemos nuestros sin saberlo y que casi siempre
nos causan
sufrimientos, estamos en la primera etapa de la obsesión u
obsesión simple.
Cuando ese espíritu le hace creer que usted es lo más grande
que hay sobre
la Tierra, infalible, y que lo que él le inspira es lo único
verdadero, y que el
resto de la Humanidad está equivocada, entramos en la
segunda fase que es
la fascinación. Y de la fascinación a la tercera es un paso
corto. La subyugación
se da cuando el espíritu obsesor logra total dominio del
sujeto y lo
somete a los ridículos más grandes o los tormentos más
espantosos.
Jesús de Nazaret nos enseña a librar a las personas del
asedio de
esos espíritus. En los Evangelios se menciona esta terapia
como echar fuera
demonios.28
¿Por qué demonios? El término viene de la palabra griega
daimón que
era la expresión para designar espíritu. Todo espíritu bueno o
malo se denominaba daimón.29
Lo que sucede es que con el tiempo se usó
otra palabra para los buenos que fue ángeles y el
término daimón quedó
solo para los malhechores. Se demonizó la expresión daimón.
Así que,
cuando en los Evangelios se habla de echar fuera demonios,
debemos leer
echar fuera espíritus. Estos fueron personas, como usted y
como yo, que
se quedaron presos en los placeres, en los apegos a la
materia y no han
podido trascender al Mundo Espiritual Superior. Esos
espíritus se apegan
a las personas para convivir con ellos disfrutando los
placeres que ya
no pueden tener porque están desencarnados. Se apegan por
afinidad de
gustos, en muchos casos aunque en otros existen fuerzas
mayores que los
unen como el amor, el odio y la sed de venganza, por
ejemplo.
Como hemos dicho, el rescate de estos espíritus, ayudándolos
a
28 Marcos 16:17 En
mi nombre echarán fuera demonios.
29 La palabra daimón, de la que se ha formado demonio, no se tomaba en mal
sentido en la antigüedad,
como entre los modernos; no se aplicaba exclusivamente a los
espíritus malhechores,
sino a todos los espíritus en general... El Evangelio según el Espiritismo, Introducción, Parte
IV, Sócrates y Platón, Resumen de la Doctrina de Sócrates y
Platón, número V.
trascender al Mundo Espiritual Superior y librar a la
humanidad de este
flagelo, fue parte fundamental del ministerio de Cristo en
la Tierra. También,
es una terapia importantísima que Cristo nos dejó para
alcanzar la
Paz. A lo largo de todo el Evangelio, vemos a Jesús
comprometido con
esta terapia. En Juan, Marcos, Mateo y Lucas lo vemos en
todo momento,
cada vez que es necesario, echando fuera demonios,
encaminando espíritus
y liberando personas de su flagelo.
Una de las más emblemáticas, es cuando cruza el Mar de
Galilea y
se encuentra a un hombre que le sale al paso. Un hombre al
que no podían
encadenar porque rompía los grilletes y las cadenas, que recorría
desnudo
los caminos echando espuma por la boca y de noche dormía en
los sepulcros
del cementerio.
“Y vinieron de la otra parte de la mar a la provincia
de los Gadarenos.
Y salido Él del barco, luego le salió al encuentro, de
los sepulcros,
un hombre con un espíritu inmundo, que tenía domicilio
en los
sepulcros, y ni aun con cadenas le podía alguien atar;
porque muchas
veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las
cadenas habían
sido hechas pedazos por él, y los grillos
desmenuzados; y nadie le podía
domar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando
voces en los montes
y en los sepulcros, e hiriéndose con las piedras. Y
como vio á Jesús
de lejos, corrió, y le adoró. Y clamando a gran voz,
dijo: ¿Qué tienes
conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por
Dios que no me
atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre,
espíritu inmundo. Y
le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo:
Legión me llamo;
porque somos muchos. Y le rogaba mucho que no le
enviase fuera de
aquella provincia. Y estaba allí cerca del monte una
grande manada de
puercos paciendo. Y le rogaron todos los demonios,
diciendo: Envíanos
a los puercos para que entremos en ellos. Y luego
Jesús se lo permitió. Y
saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los
puercos, y la manada
cayó por un despeñadero en la mar; los cuales eran
como dos mil;
y en la mar se ahogaron. Y los que apacentaban los
puercos huyeron, y
dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron
para ver qué era
aquello que había acontecido. Y vienen á Jesús, y ven
al que había sido
atormentado del demonio, y que había tenido la legión,
sentado y vestido,
y en su juicio cabal; y tuvieron miedo de Él. Y les
contaron los que
lo habían visto, cómo había acontecido al que había
tenido el demonio,
y lo de los puercos. Y comenzaron a rogarle que se
fuese de los términos
de ellos. Y entrando él en el barco, le rogaba el que
había sido fatigado
del demonio, para estar con Él. Mas Jesús no le
permitió, sino le dijo:
Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes
cosas el Señor ha
hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti”.30
Esta es una historia bonita, de liberación espiritual, pero
marcada
y empañada por el materialismo de los dueños de los hatos de
cerdos,
quienes en su egoísmo antepusieron los cerdos y su valor
económico a la
felicidad de ver a un ser humano liberado de tal esclavitud
y echaron al
Maestro de aquellas playas. Jesús tuvo que irse, no sin
antes encargarle
al hombre liberado que fuera a su casa y contara lo
ocurrido. En otras palabras,
también le dijo ve y predica el Evangelio. La Buena Nueva
llegó
a aquella comunidad por la sanación del hombre y su
testimonio, mas a
Jesús no lo dejaron pasar de allí. Esto nos habla claro y
alto de los peligros
e inconvenientes que hay que afrontar en la práctica del
bien. Lo que
nos hace recordar la recomendación del Maestro de ser
astutos como la
serpiente y mansos como la paloma.31
Allan Kardec retoma la terapia de la desobsesión en El libro de los
médiums.
Esta terapia, una vez educados y preparados moralmente, debe
ser función importante en todas nuestras instituciones
espíritas. Así como
enloquecieron al hombre Gadareno, los espíritus obsesores
acaban con la
paz en los hogares, en las áreas de trabajo, y acaban con la
buena aptitud de
los jóvenes para el estudio, por citar solo algunos
ejemplos. Hemos visto
tantas y tantas cosas, a través de los años, de cómo estos
espíritus inciden
en la vida de las personas, los perturban y les quitan la
paz. También, hemos
visto como aplicando esta terapia que Jesús nos dejó,
regresa la paz y
el equilibrio a las vidas perturbadas, tal como ocurría hace
2000 años en
presencia del Maestro de Galilea. Es un acto de amor supremo
el diálogo
con las sombras, con esta legión de hermanos turbados, el
intentar con la
asistencia de Dios, a través de los Espíritus Superiores y
bajo su dirección,
encaminarlos hacia Regiones de Luz y Progreso Espiritual.
Esta es una de
las terapias fundamentales del Espiritismo. Tanto el
espíritu obsesor como
la persona obsesa tienen un encuentro con su yo interior,
con su yo profundo,
con esa parte nuestra donde más cerca sentimos la presencia
de Dios en
nosotros, y reciben la paz por recompensa. Los médiums no
deben negarse
nunca, asistidos por los Espíritus Superiores y acompañados
de buenos hermanos
de probada solvencia moral, a brindar sus órganos para el
auxilio de
algún espíritu sufriente. De esta manera, el espíritu que ha
quedado atrapado
en densas fajas vibratorias, sin poder trascender a ese
Mundo Espiritual
30 Marcos 5: 1-19
31 Mateo 10:16
Superior que Jesús llamó el Reino de los Cielos, viene por
medio del cuerpo
del médium a un diálogo fraterno por medio del cual rompe
las cadenas que
lo atan y puede seguir su camino por la ascendente espiral
de la evolución
espiritual que le lleva de retorno al Padre. Así, esa alma
hermana podrá
recibir la paz que Jesús prometió para todos, y que por
alguna razón, que
nosotros no somos quien para juzgar, perdió.
Una vez que el espíritu obsesor es ayudado, el compromiso de
la
persona que fue asistida no termina. Jesús lo explica con
las siguientes
palabras:
“Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda
por lugares
secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Me
volveré á mi
casa de donde salí. Y viniendo, la halla barrida y
adornada. Entonces
va, y toma otros siete espíritus peores que él; y
entrados, habitan allí:
y lo postrero del tal hombre es peor que lo primero”.32
Lo que Jesús nos explica es que, si el espíritu obsesor no
se ha
arrepentido y trascendido a niveles más altos, y se percata
de que en la
persona a la que se había vinculado no ha ocurrido un cambio
significativo,
y que aquello que los vinculó en el pasado sigue siendo una
realidad,
puede regresar a obsesar de nuevo al individuo y su estado
ser peor que
al principio. También, puede ocurrir que aunque ese espíritu
agradezca el
auxilio que se le brindó y se retire, si la persona a la que
estuvo vinculado
sigue practicando la misma conducta que motivó la
vinculación, con
mucha probabilidad atraerá nuevos espíritus obsesores. Aquí
también,
como aclara Jesús, encontrarán la casa barrida y lista para
ser ocupada
y su estado postrero será peor que el primero. Contra eso
solo existe un
remedio infalible, el autoconocimiento y la regeneración.
Aplicar aquella
legendaria frase inscripta en el Oráculo de Delfos: Hombre:
Conócete a ti
mismo, con el propósito del automejoramiento.
Es notable todo lo que Jesús nos enseñó sobre la mediumnidad
y
el intercambio con el plano espiritual para que logremos la
paz. El Espiritismo
en sus 154 años de práctica ha venido para confirmarlo en el
cumplimiento de su misión del Consolador Prometido.
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el
Padre enviará
en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os
recordará todas las
cosas que os he dicho”.
Articulo:
Juan Félix Algarín