1.- Penetración de nuestro pensamiento por los Espíritus.
Pregunta 456. ¿Ven los Espíritus lo que hacemos?
Respuesta. - Pueden verlo, puesto que sin cesar os halláis rodeados de ellos. Pero cada uno no ve más que las cosas en que concentra su atención, y no se ocupa de las que le son indiferentes.
Pregunta 457. ¿Pueden los Espíritus conocer nuestros más secretos pensamientos?
Respuesta. - Suelen conocer a menudo aquello que quisierais ocultaros a vosotros mismos, pues no pueden serles disimulados ni actos ni pensamientos.
Pregunta 457 a. Según esto, parecería más fácil esconder una cosa a una persona viviente que a esa misma persona después de su muerte…
Respuesta. - Por cierto que sí, y cuando os creéis vosotros bien ocultos, tenéis muchas veces a una multitud de Espíritus a vuestro lado, que están mirándoos.
Pregunta 458. ¿Qué piensan de nosotros los Espíritus que nos circundan y que nos observan?
Respuesta. - Depende. Los Espíritus traviesos se ríen de las pequeñas molestias que os producen y se burlan de vuestras impaciencias. Los Espíritus serios os tienen lástima por vuestras extravagancias e infortunios y tratan de ayudaros.
2.- Influencia oculta de los Espíritus sobre nuestros pensamientos y acciones.
Pregunta 459. ¿Influyen los Espíritus sobre nuestros actos y pensamientos?.
Respuesta. - A ese respecto su influjo es mayor de lo que creéis, porque son sobrada frecuencia son ellos los que os dirigen.
Pregunta 460. ¿Tenemos pensamientos que nos son propios y otros que se nos sugieren?.
Respuesta. - Vuestra alma es un Espíritu que piensa. No ignoráis que muchos pensamientos os llegan a la vez sobre un mismo asunto, y a menudo muy contrarios los unos de los otros. Pues bien, lo hay siempre vuestros y nuestros. Es eso lo que os pone en la incertidumbre, porque tenéis en vosotros dos ideas que recíprocamente se combaten.
Pregunta 461. ¿De qué manera podemos distinguir los pensamientos propios de aquellos otros que nos son sugeridos?.
Respuesta. - Cuando un pensamiento os es inspirado, viene a ser como una voz que os habla. Vuestros propios pensamientos son, por lo general, los que se os ocurren primero. Por lo demás, esa distinción no reviste para vosotros gran interés, y a menudo resulta útil no saberlo, ya que así el hombre obra con más libertad. Si se decide por el bien, lo hace de mejor gana. Si por el contrario, opta por el mal camino, mayor será su responsabilidad.
Pregunta 462. Los hombres de gran inteligencia y aun geniales, ¿toman siempre sus ideas de su propio acervo?.
Respuesta. - En ocasiones las ideas les vienen de su propio Espíritu, pero con frecuencia también les son sugeridas por otros Espíritus que los juzgan capaces de comprenderlas y dignos de transmitirlas. Cuando en sí mismos no las encuentran, apelan a la inspiración: es esta una evocación que están haciendo sin sospecharlo.
Kardec. - Si fuese útil que pudiéramos distinguir con claridad nuestros propios pensamientos de aquellos otros que nos son inspirados, Dios nos hubiera proporcionado el medio para hacerlo, así como nos provee el de distinguir el día de la noche. Cuando una cosa permanece en la oscuridad es porque debe ser así para nuestro bien.
Pregunta 463. Se dice a veces que el primer impulso siempre es bueno. ¿Es esto exacto?.
Respuesta. - Puede ser bueno o malo, conforme al grado de adelanto del Espíritu encarnado. Es siempre bueno en aquel que escucha las buenas impresiones.
Pregunta 464. ¿Cómo distinguir si un pensamiento que nos es sugerido procede de un Espíritu bueno o de uno malo?.
Respuesta. - Estudiad el asunto. Los Espíritus buenos sólo aconsejan el bien. A vosotros cabe distinguir.
Pregunta 465. ¿Con qué propósitos los Espíritus imperfectos nos incitan al mal?.
Respuesta. - Para haceros sufrir como ellos sufren.
Pregunta 465 a. ¿Atenúa esto sus padecimientos?.
Respuesta. - No, pero lo hacen por envidia de ver a seres más dichosos.
Pregunta 465 b. ¿Qué clase de sufrimientos quieren que experimentemos?.
Respuesta. - Los que resultan de ser de un orden inferior y alejado de Dios.
Pregunta 466. ¿Por qué permite Dios que algunos Espíritus nos empujen al mal?.
Respuesta. - Los Espíritus imperfectos son instrumentos destinados a probar la fe y constancia de los hombres en el bien. Tú, puesto que eres Espíritu, debes progresar en la ciencia de lo infinito, de ahí que pases por las pruebas del mal para llegar al bien. Nuestra misión consiste en ponerte en el bueno camino, y cuando actúan sobre ti malas influencias es porque tú las llamas con el deseo del mal, por cuanto los Espíritus inferiores acuden a ayudarte en el mal cuando tienes la voluntad de cometerlo: sólo pueden secundarte en el mal cuanto tú así lo quieres. Si sientes inclinación por el crimen tendrás a tu lado una nube de Espíritus que fomentarán en ti ese pensamiento. Por habrá también a tu vera otros que tratarán de influir sobre ti para el bien, lo cual restablece el equilibrio y te deja dueño de escoger.
Kardec. - Así deja Dios librada a nuestra conciencia la elección de la ruta que debemos seguir, y la libertad de ceder a una u otra de las influencias opuestas que sobre nosotros se ejercen.
Pregunta 467. ¿Podemos liberarnos del influjo de aquellos Espíritus que incitan al mal?.
Respuesta. - Sí, porque no se dedican sino a quienes los solicitan con sus deseos o los atraen con sus pensamientos.
Pregunta 468. Los Espíritus cuya influencia es rechazada por la voluntad del hombre ¿renuncian a sus tentativas?.
Respuesta. - ¿Qué otra cosa quieres que hagan? Cuando no pueden obtener nada, ceden. Sin embargo, acechan el instante propicio, como hace el gato con el ratón.
Pregunta 469. ¿Por qué medio se puede neutralizar el influjo de los malos Espíritus?.
Respuesta. - Realizando el bien, y poniendo en ello toda vuestra confianza en Dios, rechazaréis la influencia de los Espíritus inferiores y destruiréis el imperio que querrían tener sobre vosotros. Guardaos de prestar oídos a las sugestiones de aquellos Espíritus que despiertan en vosotros malos pensamientos, que fomentan la discordia entre los hombres y excitan en vosotros todas las pasiones viles. Desconfiad, sobre todo, de aquellos que halagan vuestro orgullo, porque os están tomando por vuestro lado débil. He ahí por qué Jesús os hace exclamar en la oración dominical: “Señor, no nos dejéis caer en tentación, mas líbranos del mal”.
Pregunta 470. Los Espíritus que tratan de inducirnos al mal y que de este modo ponen a prueba nuestra firmeza en el bien, ¿han recibido la misión de hacerlo?. Y si es una misión la que están cumpliendo ¿les cabe la responsabilidad de ella?.
Respuesta. - Ningún Espíritu recibe la misión de hacer el mal. Cuando lo acomete, es por su propia voluntad y, por tanto, sufre sus consecuencias. Dios puede permitirle que lo haga para probaros, pero no se lo ordena, y a vosotros toca rechazarlo.
Pregunta 471. Cuando experimentamos un sentimiento de angustia, de ansiedad indefinible, o de satisfacción interior sin causa conocida, ¿se debe esto únicamente a una disposición física?
Respuesta. - Casi siempre se trata de un efecto de comunicaciones que, sin saberlo, tenéis con los Espíritus, o que habéis mantenido con ellos durante el sueño.
Pregunta 472. Los Espíritus que quieren incitarnos al mal ¿lo hacen aprovechando las circunstancias en que nos hallamos, o a éstas pueden producirlas?.
Respuesta. - Aprovechan las circunstancias existentes, pero a menudo también las provocan, empujándoos sin que lo sepáis hacia el objeto de vuestra codicia. Así por ejemplo, un hombre encuentra en su camino una suma de dinero. No creo que sean los Espíritus los que la han dejado en tal lugar, pero sí pueden inspirar al hombre la idea de ir hacia ese lado, y entonces ellos le sugieren que se apropie el dinero, en tanto otros Espíritus le están sugiriendo que lo devuelva a su legítimo dueño. Lo propio ocurre con todas las demás tentaciones.
3.- Poseídos .
Pregunta 473. ¿Puede un Espíritu momentáneamente revestirse de la envoltura de una persona viva, esto es, introducirse en un cuerpo animado y obrar en lugar del Espíritu que se encuentra encarnado en él?.
Respuesta. - El Espíritu no penetra en un cuerpo del modo que tú entras en una casa. Se asimila con un Espíritu encarnado que adolece de los mismos defectos y cualidades, para actuar conjuntamente con éste. Pero siempre es el Espíritu encarnado el que obra como quiere sobre la materia de que está revestido. Un Espíritu no puede sustituir a otro que se halle encarnado, porque Espíritu y cuerpo están unidos por el lapso que deba durar la existencia material.
Pregunta 474. Si no hay posesión propiamente dicha, vale decir, cohabitación de dos Espíritus en un mismo cuerpo, ¿puede el alma estar bajo la dependencia de otro Espíritu, de manera de ser subyugadau obsedida por él, hasta el punto de que su voluntad se vea en cierto modo paralizada?.
Respuesta. - Sí, y son los verdaderos poseídos, pero has de saber que este dominio no se ejerce nunca sin participación de quien lo sufre, ya sea por su debilidad, o bien por su deseo. Con frecuencia se ha tomado por poseídos a epilépticos o dementes que tenían mayor necesidad de un médico que de exorcismos.
Kardec. - La palabra poseído, en su significación común, supone la existencia de demonios, es decir, de una categoría de seres de índole malvada, y la cohabitación de uno de tales seres con el alma en el cuerpo de un individuo. Puesto que no existen los demonios, en ese sentido, y que dos Espíritus no pueden residir simultáneamente en un mismo cuerpo, tampoco existen los poseídos, conforme a la idea que de esta palabra se tiene. El vocablo “poseído” sólo debe entenderse como refiriéndose a la dependencia absoluta en que puede encontrarse el alma con relación a Espíritus imperfectos que la subyugan.
Pregunta 475. ¿Le es posible a una persona ahuyentar por sí misma a los malos Espíritus y liberarse de su dominación?.
Respuesta. - Siempre se puede cortar un yugo, con tal que se tenga firme voluntad de hacerlo.
Pregunta 476. ¿Podría suceder que la fascinación ejercida por el Espíritu perverso sea tal que la persona subyugada no caiga en la cuenta de
ello? En tal caso ¿puede una tercera persona lograr que cese la dominación?.
Respuesta. - Si se trata de un hombre de bien, su voluntad puede ayudar apelando al concurso de los buenos Espíritus, porque cuanto más hombre de bien se es, tanto más poder se tiene sobre los Espíritus imperfectos para alejarlos y sobre los buenos para atraerlos. Sin embargo, ese hombre sería impotente si el subyugado no presta su cooperación: personas hay que se complacen en hallarse bajo una dependencia que halaga sus gustos y deseos. En todos los casos, aquel cuyo corazón no sea puro no podrá ejercer ninguna influencia: los Espíritus buenos lo desprecian, y los malos no le temen.
Pregunta 477. ¿Tienen las fórmulas de exorcismo alguna eficacia contra los malos Espíritus?.
Respuesta. - No. Cuando esos Espíritus ven que alguien toma en serio tales fórmulas, ríen de él y se obstinan en su propósito.
Pregunta 478. Existen personas movidas por buenas intenciones y que no por eso dejan de estar obsesas. ¿Cuál es el mejor recurso para liberarse de los Espíritus obsesores?.
Respuesta. - Agotar su paciencia, no tomar en cuenta para nada sus sugestiones, mostrarles que están perdiendo su tiempo. Entonces, cuando comprenden que no tienen nada que hacer, se marchan.
Pregunta 479. ¿Es la oración un medio eficaz para curar la obsesión?.
Respuesta. - La plegaria es un recurso poderoso en todo. Pero, creedme que no basta con musitar unas cuantas palabras para obtener lo que se desea. Dios asiste a los que actúan y no a aquellos otros que sólo se limitan a pedir. Es menester, entonces, que el obsedido haga por su parte lo necesario para destruir en sí mismo la causa que atrae a los malos Espíritus.
Pregunta 480. ¿Qué hay que pensar de la expulsión de los demonios de que se habla en el Evangelio?.
Respuesta. - Depende de la interpretación del hecho. Si llamáis demonio a un Espíritu malo que subyuga a un individuo, cuando su influencia sea destruida habrá sido en verdad expulsado. Si atribuís una enfermedad al demonio, cuando os hayáis curado de la dolencia afirmaréis también que habéis expulsado al demonio. Una misma cosa puede ser verdadera o falsa, según sea el sentido que a las palabras se atribuya. Las verdades más grandes pueden parecer absurdas cuando sólo se mira la forma y cuando se toma la alegoría
por realidad. Comprended bien lo dicho, y retenedlo: es de aplicación general.
4.- Convulsionarios.
Este apartado hace referencia al estado en que algunos sujetos entraban, al someterlos al trance magnético o hipnótico.
Pregunta 481. ¿Desempeñan los Espíritus un rol en los fenómenos que se producen en esos individuos a quienes se designa con el nombre de convulsionarios?.
Respuesta. - Sí, un papel muy importante, así como el magnetismo, que es su primera causa. Pero el charlatanismo ha explotado y exagerado muchas veces esos efectos, lo que ha hecho que cayeran en ridículo.
Pregunta 481 a. ¿De qué naturaleza son, en general, los Espíritus que contribuyen a la producción de ese tipo de fenómenos?.
Respuesta. - Poco elevados. ¿Creeréis que los Espíritus superiores se diviertan con semejantes cosas?.
Pregunta 482. ¿Cómo el estado anormal de los convulsionarios y los crisíacos puede desarrollarse de súbito en toda una población?.
Nota. - (El término crisíaco, muy poco usado en la actualidad, designa a la persona que se halla en estado de crisis hipnótica).
Respuesta. - Efecto simpático. En ciertos casos las disposiciones morales se comunican con mucha facilidad. No desconocéis tanto los efectos magnéticos para que no podáis comprender esto, y la intervención que en ello tienen ciertos Espíritus, por simpatía hacia aquellas personas que los provocan.
Nota. - (Esta respuesta de los Espíritus recuerda a Kardec los estudios sobre el magnetismo animal a que se dedicó largamente antes del Espiritismo, y que le sirvieron, conforme se ve, de preparación para el desempeño de su misión como investigador y codificador).
Kardec. - Entre las facultades extrañas que se observan en los convulsionarios se reconocen fácilmente aquellas de las cuales el sonambulismo y el magnetismo ofrecen numerosos ejemplos: tales son, entre otras, la insensibilidad física, la lectura del pensamiento, la transmisión simpática de los dolores, etcétera. No se puede dudar, pues, que esos crisíacos se hallen en una especie de estado de sonambulismo lúcido, provocado por la influencia que ejercen los unos sobre los otros. Son a la vez magnetizadores y magnetizados, sin caer en la cuenta de ello.
Pregunta 483. ¿Cuál es la causa de la insensibilidad física que se observa en algunos convulsionarios, y también en otras personas, sometidas a las más atroces torturas?.
Respuesta. - En algunos es un efecto exclusivamente magnético, que obra sobre el sistema nervioso de la misma manera que ciertas sustancias. En otros, la exaltación de la mente embota la sensibilidad, porque la vida parece haberse retirado del cuerpo para concentrarse en el Espíritu. ¿No sabéis acaso que cuando el Espíritu está hondamente preocupado por una cosa el cuerpo no siente, ni ve, ni escucha nada?.
Kardec. - La exaltación fanática y el entusiasmo ofrecen a menudo, en los suplicios, el ejemplo de una calma y una tranquilidad que no podrían sobreponerse a un dolor agudo, si no se admitiera que la sensibilidad se encuentra neutralizada por una especie de efecto anestésico. Es sabido que en el calor del combate con frecuencia no se advierte que se ha sufrido una herida grave, en tanto que en las circunstancias ordinarias un arañazo nos hace estremecer.
Puesto que esos fenómenos proceden de una causa física y de la acción de ciertos Espíritus, cabe que nos preguntemos cómo ha podido depender de la autoridad el hacerlos cesar, en ciertos casos. La razón de esto es simple: la acción de los Espíritus sólo era secundaria en tales casos: ellos no hacían sino aprovechar una disposición natural. La autoridad no suprimía esa disposición, sino la causa que la mantenía y la exaltaba: de activa como era, la convertía en latente, y tenía razón de obrar así, porque de ello resultaba el abuso y el escándalo. Se sabe, por lo demás, que esa intervención resulta impotente cuando la acción de los Espíritus es directa y espontánea.
5.- Afecto de los Espíritus hacia ciertas personas.
Pregunta 484. Los Espíritus ¿dispensan un afecto preferente a determinadas personas?.
Respuesta. - Los Espíritus buenos simpatizan con los hombres de bien, o que son susceptibles de mejorarse. Los Espíritus inferiores, con las personas viciosas o que pueden llegar a serlo. De ahí su apego a ellas, consecuencia de la similitud de sensaciones.
Pregunta 485. El afecto de los Espíritus hacia ciertas personas ¿es exclusivamente moral?.
Respuesta. - El afecto verdadero no tiene nada de carnal: pero cuando un Espíritu se apega a una persona, no siempre lo hace por afecto, sino que en ello puede mezclarse un resabio de las pasiones humanas.
Pregunta 486. ¿Se interesan los Espíritus por nuestros infortunios y por nuestra prosperidad?. Aquellos que nos quieren bien ¿se afligen por los males que experimentamos en vida?.
Respuesta. - Los Espíritus buenos hacen todo el bien que les es posible y se sienten felices por todas vuestras alegrías. Se apenan por vuestros males cuando no los sobrelleváis con resignación, porque en tal caso esas desdichas no os reportan beneficio, y sois iguales al enfermo que rechaza el brebaje amargo que habrá de curarlo.
Pregunta 487. ¿De qué clase de nuestros males se afligen más los Espíritus, de los físicos o de los morales?.
Respuesta. - Por vuestro egoísmo y dureza de corazón. De ahí procede todo. Ellos ríen, en cambio, de todos esos males imaginarios nacidos del orgullo y de la ambición, y se regocijan de aquellos que tienen por efecto el de abreviar vuestro período de pruebas.
Kardec. - Sabiendo los Espíritus que la vida corporal no es sino transitoria y que las tribulaciones que la acompañan son medios para llegar a un estado mejor, se apenan más por las causas morales que nos alejan de la buena senda, que por los males físicos que sufrimos y que sólo son pasajeros.
Poco se preocupan los Espíritus por las desventuras que solamente afectan nuestras ideas mundanas, del mismo modo que hacemos nosotros con las pueriles congojas de los niños.
El Espíritu, que ve en las adversidades de la vida un medio de adelanto para nosotros, las considera como la crisis momentánea que ha de salvar al enfermo. Se compadece de nuestros sufrimientos, así como nosotros nos dolemos de los de un amigo. Pero, como ve las cosas desde un punto de vista más justo, los evalúa de otro modo que nosotros, y mientras los buenos Espíritus reaniman nuestro valor en interés de nuestro propio futuro, los otros nos empujan a la desesperación, con el designio de comprometer ese futuro.
Pregunta 488. Nuestros parientes y amigos que nos han precedido en el regreso a la otra vida ¿tienen más simpatía por nosotros que los Espíritus que nos son extraños?.
Respuesta. - Sin duda, y a menudo os protegen como Espíritus, según su poder.
Pregunta 488 a. ¿Son ellos sensibles al afecto que les profesamos?.
Respuesta. - Muy sensibles, pero en cambio olvidan a quienes los han olvidado.
6.- Ángeles de la guarda. Espíritus protectores, familiares o simpáticos.
Pregunta 489. ¿Hay Espíritus que se apegan a un individuo en particular, con el objeto de protegerlo?.
Respuesta. - Sí, el hermano espiritual. Es el que llamáis Espíritu bueno o genio bueno.
Pregunta 490. ¿Qué se ha de entender por “ángel de la guarda”?
Respuesta. - El Espíritu protector de un orden elevado.
Pregunta 491. ¿Cuál es la misión del Espíritu protector?
Respuesta. - La de un padre para con sus hijos: conducir a su protegido por la buena senda, ayudarle con sus consejos, consolarlo en sus aflicciones, sostener su valor en las pruebas de la vida.
Pregunta 492. El Espíritu protector ¿está apegado al individuo desde el nacimiento de éste?.
Respuesta. - Desde su nacimiento hasta su muerte, y con frecuencia le sigue después de ella en la vida espíritu, e incluso durante muchas existencias corporales, porque tales existencias no son sino fases muy cortas con relación a la vida del Espíritu.
Pregunta 493. La misión del Espíritu protector ¿es voluntaria u obligatoria?.
Respuesta. - El Espíritu está obligado a velar por vosotros porque aceptó esa tarea, pero le cabe elegir a aquellos seres que le son simpáticos. Para unos es un placer. Para otros, una misión o deber.
Pregunta 493 a. Al dedicarse a una persona determinada ¿renuncia el Espíritu a proteger a otras?.
Respuesta. - No, pero lo hace con ellas de una manera menos exclusiva.
Pregunta 494. El Espíritu protector ¿está inevitablemente unido al ser confiado a su guarda?.
Respuesta. - Con frecuencia suele suceder que ciertos Espíritus abandonen su posición para cumplir diversas misiones. Pero en tal caso son sustituidos.
Pregunta 495. El Espíritu protector ¿abandona a veces a su protegido, cuando éste se muestra rebelde a sus consejos?.
Respuesta. - Se aleja de él si comprueba que sus consejos son inútiles y que la voluntad del individuo es proclive a someterse al influjo de los Espíritus inferiores. Pero de ningún modo lo abandona por entero, sino que siempre se hace escuchar. Entonces es el hombre quien cierra sus oídos. Y el Espíritu vuelve tan pronto como se le llama.
Una doctrina hay que debiera convertir a los más incrédulos, por su encanto y dulzura: es la del ángel de la guarda. Pensar que tenéis junto a vosotros a seres que os son superiores y que están permanentemente ahí para aconsejaros y sosteneros, para ayudaros a ascender la áspera montaña del bien; que son amigos más seguros y abnegados que las amistades más íntimas susceptibles de ser contraídas en esta Tierra, ¿no es acaso una idea muy confortadora? Tales seres se encuentran allí por orden de Dios. Él les ha puesto cerca de vosotros y ahí permanecen por amor a Él, cumpliendo a vuestro lado una bella aunque penosa misión. Sí, sea donde fuere que os halléis, él estará con vosotros: prisiones, hospitales, antros del vicio, soledad, nada de esto os separa de ese amigo a quien no podéis ver pero cuyos más tiernos impulsos y sabios consejos siente y escucha vuestra alma.
¿Por qué no conocéis mejor esta verdad?. ¡Cuántas veces os ayudaría en los instantes de crisis! ¡Cuántas veces os salvaría de los malos Espíritus! ... Pero en el día supremo este ángel del bien tendrá que manifestaros: “¿No te lo dije?. Y tú no lo has hecho. ¿No te señalé el abismo?. Y tú te despeñaste por él. ¿No te hice escuchar en tu conciencia la voz de la verdad?. Y ¿no seguiste, en cambio, los consejos de la mentira?”. ¡Ah! Interrogad a vuestros ángeles de la guarda. Estableced entre ellos y vosotros esa tierna intimidad que entre los mejores amigos reina. No penséis en ocultarles nada, porque ellos tienen la vida de Dios y no podréis engañarlos. Pensad en el porvenir: tratad de avanzar por ese camino, y con ello vuestras pruebas serán más cortas, vuestras vidas más dichosas. ¡Ea, hombres, tened valor! Arrojad lejos, de una vez por todas, los prejuicios y las segundas intenciones. Tomad por la nueva senda que ante vosotros se extiende. ¡Marchad, marchad! Tenéis guías: seguidlos… No puede faltaros la meta, puesto que esa meta es Dios mismo.
A aquellos que pensaran que es imposible para los Espíritus realmente elevados sujetarse a una tarea tan laboriosa y de todos los instantes, les diremos que nosotros influimos sobre vuestras almas aun estando a muchos millones de leguas de vosotros. Porque para nosotros el espacio nada significa, y aunque residamos en otro mundo nuestros Espíritus conservan su relación con el vuestro. Disfrutamos de facultades que no estáis en condiciones de comprender, pero tened la certeza de que Dios no nos ha impuesto una tarea que exceda a nuestras energías, y que no os ha abandonado a vosotros mismos en la Tierra sin amigos ni amparo. Cada ángel de la guarda tiene su protegido, por el cual vela, como vela un padre por su hijo, y es feliz cuando le ve marchar por el buen camino. En cambio, solloza si son desdeñados sus consejos.
No temáis cansarnos con vuestras preguntas. Antes bien, permaneced siempre en relación con nosotros. Seréis con ello más fuertes y más dichosos. Son esas comunicaciones de cada hombre con su Espíritu familiar las que hacen médiums a todos los individuos, médiums ignorados en la hora actual, pero que se manifestarán más adelante, y se derramarán como un océano sin límites para rechazar la incredulidad y la ignorancia. Hombres instruiros: instruid… Hombres talentosos: educad a vuestros hermanos… No os imagináis qué obra cumpliréis de ese modo: la obra de Cristo, la que Dios os impone. ¿Por qué os ha concedido Dios inteligencia y conocimientos si no es para que hagáis partícipes de ellos a vuestros hermanos, a fin de hacer que avancen por la senda de la felicidad y de la ventura eterna?.
Kardec. - La doctrina de los ángeles de la guarda, que velan por sus protegidos a despecho de las distancias que separan los mundos, no tiene nada que deba sorprender. Por el contrario, es grande y sublime. ¿No vemos acaso en la Tierra a un padre que vela por su hijo, aunque esté lejos de él, ayudándolo con sus consejos por correspondencia?. ¿Qué habría de extraño, pues, en que los Espíritus puedan guiar a aquellos a quienes toman bajo su protección, de un mundo a otro, puesto que para ellos la distancia que separa los mundos es menor que la que, en la Tierra, separa los continentes?. ¿No disponen ellos, además, del fluido universal, que liga a todos los mundos, tornándolos solidarios: vehículo inmenso de la transmisión de los pensamientos, así como el aire es para nosotros el vehículo de la transmisión del sonido?.
Pregunta 496. El Espíritu que abandona a su protegido, al no hacerle ya bien, ¿puede hacerle mal?.
Respuesta. - Los buenos Espíritus jamás hacen el mal. Dejan que lo comentan aquellos otros que toman su lugar. Entonces acusáis vosotros a la mala suerte de los infortunios que os agobian, cuando en realidad vuestra es la culpa.
Pregunta 497. El Espíritu protector ¿puede dejar a su protegido a merced de un Espíritu que podría tener malas intenciones hacia él?.
Respuesta.- Los Espíritus malos suelen unirse para neutralizar la acción de los buenos. Pero si el protegido lo quiere, contará con toda la fuerza del Espíritu bueno. De no ser así, éste quizá encuentre a alguien a quien ayudar, aprovechando la oportunidad para ello mientras aguarda el momento de regresar junto a su protegido.
Pregunta 498. Cuando el Espíritu protector permite que su protegido se extravíe en la vida, ¿sucede esto por impotencia suya para luchar contra otros Espíritus que son malévolos?.
Respuesta. - No se trata de que no pueda, sino que no quiere, puesto que su protegido sale de las pruebas más perfecto y más instruido. Lo asiste con sus consejos, mediante los buenos pensamientos que le sugiere pero que, por desgracia, no siempre son escuchados. Sólo la debilidad, indolencia y el orgullo del hombre dan fuerza a los Espíritus malos. Su poder sobre vosotros procede únicamente del hecho de que no les oponéis resistencia.
Pregunta 499. El Espíritu protector ¿está constantemente con su protegido?. ¿No existe alguna circunstancia en que, sin abandonarlo, lo pierda de vista?.
Respuesta. - Existen circunstancias en que la presencia del Espíritu protector junto a su protegido no es necesaria.
Pregunta 500. ¿Llega el momento en que el Espíritu no tiene ya necesidad del ángel de la guarda?.
Respuesta. - Sí, cuando ha alcanzado el grado en que puede guiarse a sí mismo, así como llega el momento en que el escolar ya no necesita maestro. Pero no ocurre ello en vuestra Tierra.
Pregunta 501. ¿Por qué la acción de los Espíritus sobre nuestra vida es oculta y por qué, cuando nos protegen, no lo hacen de una manera ostensible?.
Respuesta. - Si contarais con tal apoyo no obraríais por vosotros mismos, y vuestro propio Espíritu no progresaría. Para que pueda él adelantar necesita experiencia y a menudo es preciso que la adquiera a sus expensas. Es menester que emplee sus fuerzas, sin lo cual sería como un niño al que no permiten que camine solo. La acción de los Espíritus que os quieren está siempre bien regulada, de modo de dejaros ejercer vuestro libre albedrío, por cuanto si no tuvierais responsabilidad no avanzaríais en el camino que debe conduciros hacia Dios. Al no ver el hombre a su sostén, se confía en sus propias fuerzas. No obstante, su guía vela por él, y de tiempo en tiempo le advierte que desconfíe del peligro.
Pregunta 502. El Espíritu protector que consigue llevar a su protegido por la buena senda ¿experimenta por ello algún bien para sí mismo?.
Respuesta. - Es un mérito que se le toma en cuenta, ya sea para su propio adelanto o bien para su felicidad. Es dichoso cuando ve que sus esfuerzos son coronados por el buen éxito. Triunfa con esto, así como un preceptor triunfa con los buenos logros de su alumno.
Pregunta 502 a. Si no obtiene un resultado positivo, ¿es responsable de ello?.
Respuesta. - No, puesto que hizo lo que de él dependía.
Pregunta 503. El Espíritu protector que ve a su protegido seguir el camino falso a pesar de sus advertencias, ¿siente pena por eso?. ¿No es este hecho un motivo de perturbación para su felicidad?.
Respuesta. - Sufre por esos errores, y los lamenta. Pero la aflicción no equivale a las angustias de la paternidad terrestre, porque él sabe que el mal tiene remedio y que lo que no se hace hoy se hará mañana.
Pregunta 504. ¿Podemos saber, en todos los casos, el nombre del Espíritu protector o ángel de la guarda?.
Respuesta. - ¿Cómo queréis saber nombres que para vosotros no existen?. ¿Creéis, pues, que no haya entre los Espíritu más que los que conocéis?.
Pregunta 504 a. ¿Cómo invocarlo, entonces, si no le conocemos?.
Respuesta. - Dadle el nombre que queráis: por ejemplo, el de un Espíritu superior, al que profeséis simpatía o veneración. Vuestro Espíritu protector acudirá a ese llamado. Porque todos los Espíritus buenos son hermanos y se asisten mutuamente.
Pregunta 505. Los Espíritus protectores que adoptan nombres conocidos ¿son siempre realmente los de las personas que llevaban esos nombres?.
Respuesta. - No, sino de Espíritus que les son simpáticos y que con frecuencia vienen por mandato suyo. Os hacen falta nombres: entonces, ellos toman uno que os inspire confianza. Así vosotros, cuando no podéis cumplir en persona una misión, enviáis a otro que actúa en vuestro nombre.
Pregunta 506. Cuando nos hallemos en la vida espírita ¿reconoceremos a nuestro Espíritu protector?.
Respuesta. - Sí, porque muchas veces ya le conocíais antes de vuestra encarnación.
Pregunta 507. ¿Todos los Espíritus protectores pertenecen a la clase de Espíritus superiores?. ¿Puede haber entre aquéllos los que pertenezcan a grados intermedios? Un padre, por ejemplo, ¿podrá llegar a ser el Espíritu protector de su hijo?.
Respuesta. - Es posible, pero la protección supone cierto grado de elevación, y un poder o virtud suplementaria concedida por Dios. El padre que protege a su hijo puede ser él mismo asistido por un Espíritu más elevado.
Pregunta 508. Los Espíritus que han dejado la Tierra en buenas condiciones ¿pueden siempre proteger a aquellos a quienes aman y que les sobreviven?.
Respuesta. - Su poder está restringido en mayor o menor grado. La posición en que se hallan no les deja siempre toda la libertad de acción.
Pregunta 509. Los hombres en estado salvaje o de inferioridad moral ¿poseen asimismo sus Espíritus protectores?. Y en caso afirmativo ¿son esos Espíritus de un orden tan elevado como los que asisten a los hombres muy adelantados?.
Respuesta. - Cada hombre tiene un Espíritu que vela por él, pero las misiones son relativas a su objeto. No daréis un profesor de filosofía a un niño que está aprendiendo a leer. El progreso del Espíritu familiar sigue al del Espíritu protegido. Aun teniendo un Espíritu superior que vele por vosotros, podéis por vuestra parte pasar a ser el protector de un Espíritu que os sea inferior, y los progresos que le ayudéis a lograr cooperarán a vuestro propio adelanto. Dios no pide al Espíritu más de lo que corresponda, según sus fuerzas y el grado que haya alcanzado.
Pregunta 510. Cuando el padre que asiste a su hijo reencarna, ¿sigue velando por él?.
Respuesta. - Es más difícil, pero en un instante de desprendimiento ruega a un Espíritu simpático que le ayude en esa misión. Por lo demás, los Espíritus sólo aceptan aquellas misiones que puedan llevar a feliz término.
El Espíritu encarnado, sobre todo en los mundos en que la existencia es material, está demasiado sometido a su cuerpo para poder consagrarse por entero a otro, es decir, asistirlo personalmente. De ahí que los que no son lo bastante elevados sean ellos mismo ayudados por Espíritus que les son superiores, de manera que si uno falta por cualquier causa, es sustituido por otro.
Pregunta 511. Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?.
Respuesta. - “Unido” no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue.
Pregunta 512. ¿Podemos tener muchos Espíritus protectores?.
Respuesta. - Cada hombre tiene siempre Espíritus simpáticos más o menos elevados que le profesan afecto y por él se interesan, como existen también otros que lo secundan en el mal.
Pregunta 513. Los Espíritus simpáticos ¿obran en virtud de una misión?.
Respuesta. - A veces pueden desempeñar una misión temporaria, pero casi siempre no son solicitados sino por la similitud de pensamientos y sentimientos, así en el bien como en el mal.
Pregunta 513 a. ¿De ello parece resultar que los Espíritus simpáticos pueden ser buenos o malos?.
Respuesta. - Sí, el hombre encuentra siempre Espíritus que con él simpatizan, sea cual fuere su carácter.
Pregunta 514. Los Espíritus familiares ¿son los mismos Espíritus simpáticos y Espíritus protectores?.
Respuesta. - Hay muchos matices en la protección y en la simpatía. Dadles los nombres que queráis. En cuanto al Espíritu familiar, es más bien el amigo de la casa.
Kardec. - De las explicaciones expuestas y de las observaciones consignadas acerca de la naturaleza de los Espíritus que se apegan al hombre, es posible deducir lo que sigue:
El Espíritu protector, ángel de la guarda o genio bueno, es aquel cuya misión consiste en seguir al ser humano en la vida y ayudarle a progresar. Es siempre de una naturaleza superior respecto de la de su protegido.
Los Espíritus familiares se apegan a ciertas personas mediante vínculos más o menos duraderos, con miras a serles útiles dentro del límite de sus posibilidades, con frecuencia bastante limitadas. Son buenos, pero a veces poco adelantados e incluso un tanto frívolos. Se ocupan de buena gana de detalles concernientes a la vida íntima y sólo obran por orden o con el permiso de los Espíritus protectores.
Los Espíritus simpáticos son aquellos que se sienten atraídos por nosotros a causa de afectos particulares y de cierta semejanza de gustos y sentimientos, en el bien tanto como en el mal. La duración de sus relaciones está casi siempre subordinada a las circunstancias.
El genio malo es un Espíritu imperfecto o perverso, que se acerca al hombre con el propósito de desviarlo del bien. Pero obra por propio impulso y no en virtud de una misión. Su tenacidad depende de las mayores o menores facilidades de acceso que encuentre. El hombre es siempre libre de atender su voz o desoírla.
Pregunta 515. ¿Qué debemos pensar de esas personas que parecen apegarse a ciertos individuos para empujarlos inevitablemente a su perdición o, por el contrario, guiarlos por el recto camino?.
Respuesta. - Sí, algunas personas ejercen sobre otras una especie de fascinación, que pareciera irresistible. Cuando esto sucede para el mal, se trata de Espíritus malos de los cuales se sirven otros malos Espíritus con el objeto de subyugar mejor a su víctima. Dios puede permitirlo para probaros.
Pregunta 516. Nuestro genio bueno y nuestro genio malo ¿podrían encarnar, a fin de acompañarnos en la vida de una manera más directa?.
Respuesta. - Esto a veces ocurre. Pero a menudo también encomiendan esa misión a otros Espíritus encarnados que les son simpáticos.
Pregunta 517. ¿Hay Espíritus que se apegan a una familia entera con el objeto de protegerla?.
Respuesta. - Ciertos Espíritus se ligan a los miembros de una misma familia que viven juntos y están unidos por el afecto, pero no creáis en la existencia de Espíritus protectores del orgullo de los linajes o castas.
Pregunta 518. Puesto que los Espíritus son atraídos hacia los individuos por sus simpatías, ¿lo son igualmente hacia las reuniones de personas, por causas particulares?.
Respuesta. - Los Espíritus acuden con preferencia a los lugares donde hay semejantes suyos. En estos sitios se hallan más cómodos y están más seguros de que se les escuchará. El hombre atrae hacia él a los Espíritus en virtud de sus tendencias, ya se encuentre solo o forme un todo o ente colectivo, como pueden serlo una sociedad, una ciudad o un pueblo. Hay, pues, sociedades, ciudades y pueblos que son asistidos por Espíritus más o menos elevados, según el carácter y las pasiones en ellos dominantes. Los Espíritus imperfectos se alejan de aquellos que les rechazan. De lo que resulta que el perfeccionamiento moral de un todo colectivo, así como el de los individuos aislados, tiende a ahuyentar a los malos Espíritus y atraer a los buenos, los cuales alientan y mantienen el sentimiento del bien en las masas, de la manera que los otros pueden inspirar en ellas las bajas pasiones.
Pregunta 519. Las aglomeraciones de personas, tales como sociedades, ciudades y naciones, ¿tienen sus Espíritus protectores especiales?
Respuesta. - En efecto, porque esos conglomerados constituyen individualidades colectivas que marchan movidas por un objetivo común y que necesitan de una dirección superior.
Pregunta 520. Los Espíritus protectores de las masas ¿son de una naturaleza más elevada que aquellos otros que se apegan a los hombres aislados?.
Respuesta. - Todo es conforme al grado de adelanto, así de las muchedumbres como de los individuos.
Pregunta 521. Ciertos Espíritus ¿pueden coadyuvar al progreso de las artes al proteger a los seres humanos que de ellas se ocupan?.
Respuesta. - Hay Espíritus protectores especiales y que asisten a aquellos que los invocan, cuando los juzgan dignos de esto. Pero ¿qué queréis que hagan con los que creen ser lo que no son? No pueden lograr que los ciegos vean ni que los sordos oigan.
Kardec. - Los antiguos habían hecho de esos Espíritus divinidades especiales. Las Musas no eran otras que la personificación alegórica de los Espíritus protectores de las ciencias y artes, de la misma manera que designaban ellos con los nombres de lares y penates a los Espíritus protectores de la familia. Entre los modernos, las artes, las diversas industrias, las ciudades y comarcas tienen también sus patronos o protectores, que no son sino Espíritus superiores, pero bajo nombres diferentes.
Puesto que cada hombre tiene sus Espíritus simpáticos, de ello resulta que, en los todos colectivos, la generalidad de los Espíritus simpáticos están en relación con la generalidad de los individuos; que los Espíritus extraños son atraídos hacia aquéllos por la identidad de gustos y pensamientos; en suma, que tales aglomeraciones de personas (así como ocurre con los individuos aislados) están más o menos bien rodeadas, asistidas e influidas, según sea la naturaleza de los pensamientos de la multitud.
En los pueblos, las causas de atracción de los Espíritus son las costumbres y hábitos, el carácter dominante y, sobre todo, las leyes, porque el carácter de una nación se refleja en el conjunto de sus leyes. Los hombres que hacen que reine entre ellos la justicia están combatiendo el influjo de los malos Espíritus. En todas partes donde la legislación apoye las cosas injustas, contrarias a la humanidad, los Espíritus buenos estarán en minoría y la muchedumbre de los malos que allí afluyen mantienen a la nación en sus ideas y paralizan las influencias bienhechoras de carácter parcial, que se pierden en la multitud, como una espiga aislada en medio de las malezas. Estudiando las costumbres de los pueblos, o de todo conglomerad humano, es fácil formarse, pues, una idea de la población oculta que interviene en sus pensamientos y acciones.
Nota de H. Pires. - En este comentario a las respuestas de los Espíritus nos ofrece Kardec dos indicaciones importantes: la primera de ellas se refiere a la interpretación espírita de la mitología, que modifica cuanto hasta hoy han afirmado al respecto los estudios de la cuestión puramente humanos, pues muestra que los dioses mitológicos existían en realidad, como Espíritus. La segunda es, relativa a la sociología, que a la luz del Espiritismo se reviste también de un nuevo aspecto, exigiendo el estudio de la interacción de El Libro de los Espíritus,
las colectividades espirituales y humanas, para la buena comprensión de los procesos sociales.
7.- Presentimientos.
Pregunta 522. ¿Es siempre el presentimiento una advertencia del Espíritu protector?.
Respuesta. - El presentimiento es el consejo íntimo y oculto de un Espíritu que os quiere bien. Está asimismo en la intuición de la elección que se ha hecho. Es la voz del instinto. Antes de encarnar, el Espíritu tiene conocimiento de las principales fases de su existencia, esto es, del género de pruebas a las que se compromete. Cuando éstas poseen un carácter evidente, guarda de ellas en su fuero interno una especie de impresión, y esa impresión, que constituye la voz del instinto, al revelarse cuando se acerca el instante, se convierte en presenti-miento.
Pregunta 523. Los presentimientos y la voz del instinto presentan siempre cierta vaguedad: ¿qué debemos hacer, pues, ante la incertidumbre?.
Respuesta- - Cuando estés incierto, invoca a tu Espíritu bueno, o ruega a Dios, Nuestro Señor, que te envíe uno de sus mensajeros, uno de nosotros.
Pregunta 524. Las advertencias de nuestros Espíritus protectores ¿tienen por único objeto el comportamiento moral, o se relacionan también con la conducta a seguir en las cosas de la vida privada?.
Respuesta. - Ellos procuran de que viváis lo mejor posible. Pero a menudo cerráis los oídos a las advertencias saludables y sois infortunados por vuestra propia culpa.
Kardec. - Los Espíritus protectores nos ayudan con sus consejos mediante la voz de la conciencia, a la que hacen hablar en nosotros. Pero, como no siempre le concedemos la importancia precisa, los Espíritus nos proporcionan consejos más directos, sirviéndose para ello de las personas que nos rodean. Examine cada cual las diversas circunstancias, dichosas o desgraciadas, de su vida, y verá que en muchas ocasiones ha recibido consejos que no siempre aprovechó y que le hubiesen ahorrado bastantes disgustos si los hubiera atendido.
8.- Influencia de los Espíritus sobre los acontecimientos de la vida.
Pregunta 525. ¿Ejercen los Espíritus influencia sobre los sucesos de la vida?.
Respuesta. - Por cierto que sí, puesto que te aconsejan.
Pregunta 525 a. Ese influjo ¿lo ejercen de otro modo que por medio de los pensamientos que sugieren? Es decir, ¿tienen una acción directa en el cumplimiento o realización de las cosas?.
Respuesta. - Sí, pero no obran nunca fuera de las leyes de la Naturaleza.
Kardec. - Erróneamente nos imaginamos que la acción de los Espíritus sólo debe manifestarse mediante fenómenos extraordinarios. Querríamos que acudiesen en nuestra ayuda obrando milagros, y nos los representamos siempre como provistos de una varita mágica. No es así, de ningún modo. He ahí por qué su intervención se manifiesta ocultamente y lo que se hace con su concurso se nos imagina como un efecto natural. Así por ejemplo, ellos provocarán la reunión de dos personas que parecerán encontrarse por casualidad. Inspirarán a alguien la idea de pasar por determinado sitio, y llamarán su atención hacia tal punto, si esto debe traer el resultado que desean ellos obtener, de manera que el hombre, creyendo seguir sólo su propio impulso, sigue conservando su libre albedrío.
Pregunta 526. Puesto que los Espíritus ejercen una acción sobre la materia ¿puede provocar ciertos efectos a fin de lograr que se cumpla un acontecimiento? Por ejemplo: un hombre tiene que morir. Sube a una escalera, ésta se rompe y el individuo fallece. ¿Son los Espíritus los que han hecho que la escalera se quiebre, con el objeto de que se cumpla el destino de ese hombre?.
Respuesta. - Bien es verdad que los Espíritus tienen una acción sobre la materia, pero para el cumplimento de las leyes naturales y no para derogarlas provocando adrede un acontecimiento inesperado y contrario a tales leyes. En el ejemplo que pusiste, la escalera se rompió porque estaba carcomida o no era lo bastante sólida para soportar el peso del individuo en cuestión. Si en el destino del hombre estaba el perecer en esa forma, ellos le habrían inspirado la idea de subir a esa escalera, que debía ceder bajo su peso, y su muerte habría acontecido por un efecto natural, sin que para ello se necesitara obrar un milagro.
Pregunta 527. Tomemos otro ejemplo, en el que el estado natural de la materia no intervenga de manera alguna: un hombre debe perecer abatido por un rayo. Se refugia bajo un árbol, se produce el rayo y lo mata. ¿Han podido los Espíritus provocar el rayo, dirigiéndolo hacia él?.
Respuesta. - Es el mismo caso: el rayo alcanzó a ese árbol en particular, y en ese preciso instante, porque estaba dentro de las leyes de la Naturaleza que aconteciese así. Aquél no fue dirigido hacia el árbol porque el individuo se encontraba debajo, sino que se inspiró al hombre la idea de refugiarse bajo un árbol que debía ser destruido por el rayo. El árbol no habría dejado de ser alcanzado, estuviese o no el hombre al pie del mismo.
Pregunta 528. Una persona mal intencionada arroja contra alguien un proyectil que lo roza sin lesionarlo. ¿Puede un Espíritu benévolo haber desviado de su trayectoria al proyectil?.
Respuesta. - Si el individuo no debe ser alcanzado, el Espíritu benévolo le inspirará la idea de darse vuelta, o bien podrá influir en el agresor, de modo que tome mal la puntería; puesto que el proyectil, una vez lanzado, sigue la trayectoria que debe recorrer.
Pregunta 529. ¿Qué debemos pensar de las balas encantadas a que se hace referencia en ciertas leyendas, y que alcanzan fatalmente el blanco?.
Respuesta. - Imaginación pura. El hombre se aficiona a lo prodigioso, pero no se contenta con las maravillas de la Naturaleza.
Pregunta 529 a. Los Espíritus que dirigen los acontecimientos de la vida ¿pueden ser contrarrestados por Espíritus que quisieran obtener lo opuesto?.
Respuesta. - Lo que Dios quiera, así debe ser. Si hay un retraso o un impedimento, es por su voluntad.
Pregunta 530. Los Espíritus frívolos y burlones ¿no pueden provocar pequeños inconvenientes que vengan a frustrar nuestros proyectos y obstar nuestras previsiones?. En síntesis, ¿son ellos los autores de lo que comúnmente se denomina las pequeñas miserias de la vida humana?.
Respuesta. - Se complacen en tales triquiñuelas, que para vosotros constituyen pruebas a fin de que ejercitéis vuestra paciencia. Pero se cansan cuando comprueban que no obtienen éxito. Con todo, no sería justo ni exacto culparlos de todas vuestras frustraciones, cuyos principales artesano sois vosotros mismos a causa de vuestro atolondramiento. Porque créeme que si se te quiebra la vajilla esto sucede más por tu torpeza que debido a los Espíritus.
Pregunta 530 a. Los Espíritus que ocasionan discordia ¿lo hacen como resultado de una animosidad personal, o bien provocan al primero que llegue, sin un motivo determinado, sino tan sólo por malicia?.
Respuesta. - Por una y otra cosa. A veces son enemigos que habéis hecho en esta vida o en una anterior, y que os persiguen. En otras ocasiones no existen motivos para su proceder.
Pregunta 531. La malevolencia de los seres que nos han hecho mal en la Tierra ¿se extingue junto con su vida corporal?.
Respuesta. - Con mucha frecuencia reconocen su injusticia y el mal que os han infligido. Pero a menudo también siguen persiguiéndoos con su animosidad, si Dios lo consiente, para continuar probándoos.
Pregunta 531 a. ¿Es posible poner término a eso?. Y ¿de qué manera?.
Respuesta. - Sí, se puede orar por ellos, devolviéndoles bien por mal, y terminan por comprender sus sinrazones. Además, si sabéis poneros por encima de sus enredos, desisten, al comprobar que nada ganan con ellos.
Kardec. - La experiencia demuestra que ciertos Espíritus persisten en su venganza de una existencia a otra y que, de este modo expiamos, tarde o temprano, los errores que podamos haber cometido en perjuicio de alguien.
Pregunta 532. ¿Poseen los Espíritus el poder de desviar los males que se ciernen sobre algunas personas, y traerles en cambio la prosperidad?.
Respuesta. - No del todo, porque hay males que están dentro de los designios de la Providencia. Pero atenúan vuestros dolores dándoos paciencia y resignación.
Sabed, por otro lado, que a menudo depende de vosotros el apartar esos males, o al menos amenguarlos. Os ha otorgado Dios inteligencia para que de ella os sirváis, y en este sentido sobre todo acuden los Espíritus en vuestro auxilio, sugiriéndoos pensamientos adecuados. Pero sólo ayudan a aquellos que saben ayudarse a sí mismos. Tal es el sentido de estas palabras: “Buscad y encontraréis. Golpead y se os abrirá”.
Sabed también que lo que os parece ser un mal, no siempre lo es. Muchas veces debe resultar de él un bien, que será mayor que el mal mismo, y es esto lo que no comprendéis, porque no pensáis más que en el momento presente o en vuestra persona.
Pregunta 533. ¿Pueden los Espíritus hacer que obtengamos los dones de la fortuna, si se lo pedimos?.
Respuesta. - A veces, y con carácter de prueba, pero casi siempre se rehúsan, como negamos a un niño un pedido que nos haga y que está fuera de razón.
Pregunta 533 a. Los que conceden este tipo de favores ¿son los Espíritus buenos o los malos?.
Respuesta.- Unos y otros: depende de la intención. Pero con más frecuencia son los Espíritus que quieren arrastraros al mal y que encuentran en ello un medio fácil, debido a los goces que la fortuna proporciona.
Pregunta 534. Cuando ciertos obstáculos parecieran oponerse fatalmente a nuestros proyectos ¿sucede esto por influencia de algún Espíritu?.
Respuesta. - En ocasiones, sí son los Espíritus. Pero las más de las veces se debe a vuestros propios desaciertos. Mucho influyen en esto la posición y el carácter. Si os empecináis en seguir un camino que no es el vuestro, los Espíritus no intervienen para nada en la cuestión: vosotros mismos sois vuestros propios genios malos.
Pregunta 535. Cuando algo venturoso nos sucede ¿debemos dar las gracias a nuestro Espíritu protector?.
Respuesta. - Agradeced sobre todo a Dios, ya que sin su permiso nada se consuma. Y en segundo lugar, dad las gracias a los buenos Espíritus, que han sido los agentes de Él.
Pregunta 535 a. ¿Qué sucedería si nos olvidáramos de agradecer?.
Respuesta. - Lo que a los ingratos acontece.
Pregunta 535 b. Con todo, personas hay que ni oran ni agradecen, y todo les sale bien…
Respuesta. - Sí, pero hay que ver el final. Porque muy caro pagarán esa felicidad transitoria que no merecen, pues cuanto más hayan recibido, tanto más tendrán que devolver.
10.- Los Espíritus durante los combates.
Pregunta 541. En una batalla ¿hay Espíritus que asisten y sostienen a cada bando?.
Respuesta. - En efecto, y que estimulan su coraje.
Kardec. - Así los antiguos nos representaban antaño a sus dioses, tomando partido por este o aquel pueblo. Aquellos dioses no eran otra cosa que Espíritus, representados por figuras alegóricas.
Pregunta 542. En una guerra la justicia está siempre de un solo lado. ¿Cómo hay Espíritus que toman partido por el bando que no tiene razón?.
Respuesta. - Bien enterados estáis de que existen Espíritus que no buscan sino la discordia y la destrucción. Para ellos, la guerra es la guerra: poco les interesa la justicia de la causa.
Pregunta 543. Algunos Espíritus ¿pueden influir sobre un general, en la concepción de sus planes de campaña?.
Respuesta. - Sin lugar a dudas, los Espíritus pueden influirlo.
Pregunta 544. Algunos Espíritus malos ¿podrían sugerirle combinaciones erróneas con el propósito de causar su derrota?.
Respuesta. - Sí, pero ¿no posee él acaso su libre arbitrio?. Si su juicio no le permite distinguir una idea acertada de una falsa, sufrirá las consecuencias de ello, y en tal caso haría mejor en obedecer que en ordenar.
Pregunta 545. ¿Puede el general ser guiado a veces por una especie de doble vista, una visión intuitiva que le muestre de antemano el resultado de sus combinaciones?.
Respuesta. - Frecuentemente ocurre esto en el hombre genial. Es lo que llama él inspiración, y hace que actúe con una especie de certeza. Esa inspiración le viene de los Espíritus que lo dirigen y que aprovechan las facultades de que está dotado.
Pregunta 546. En medio del estrépito del combate ¿qué pasa con los Espíritus de los que sucumben?. ¿Todavía siguen interesados en la lucha, después de su muerte corporal?.
Respuesta. - Algunos continúan interesándose, pero otros se alejan de ella.
En las batallas sucede lo mismo que en todos los casos de muerte violenta. En el primer momento, el Espíritu está sorprendido y como aturdido, no cree haber muerto. Le parece que está tomando todavía parte en la acción. Sólo poco a poco se le va mostrando la realidad.
Pregunta 547. Los Espíritus que se combatían cuando estaban vivos, una vez muertos ¿siguen reconociéndose como enemigos y se encarnizan aún unos contra otros?.
Respuesta. - En tales momentos el Espíritu no se encuentra nunca tranquilo. En el primer instante puede todavía querer mal a su enemigo, e incluso perseguirlo. Pero, cuando ha aclarado sus ideas, comprende que su animosidad ya no tiene objeto. Con todo, podrá todavía conservar vestigios de ella, según su carácter.
Pregunta 547 a. ¿Sigue percibiendo el fragor de la batalla?.
Respuesta. - Sí, perfectamente.
Pregunta 548. El Espíritu que asiste con serenidad a un combate, en calidad de espectador, ¿es testigo de la separación del alma y el cuerpo?. Y ¿cómo se le aparece este fenómeno?.
Respuesta. - Pocas muertes hay que sean completamente instantáneas. Las más de las veces, el Espíritu cuyo cuerpo acaba de recibir una herida mortal no tiene inmediatamente conciencia de ello. Cuando empieza a recobrarse entonces se puede distinguir al Espíritu moviéndose junto al cadáver. Esto parece tan natural, que la vista del cuerpo muerto no le produce ningún efecto desagradable. Puesto que toda la vida se traslada al Espíritu, sólo él llama la atención y es con él con quien conversamos o al que damos una orden.
11.- De los pactos.
Pregunta 549. ¿Hay algo de cierto en los pactos con los malos Espíritus?.
Respuesta. - No, no existen pactos, sino una índole perversa que simpatiza con los Espíritus malos. Por ejemplo: tú quieres atormentar a tu vecino y no sabes cómo hacerlo. Entonces acudes a Espíritus inferiores que, igual que tú, sólo quieren el mal, y éstos para ayudarte desean que tú les sirvas en sus malos propósitos. Pero no se deduce de ello que tu vecino no pueda desembarazarse de esos Espíritus mediante una conjura contraria y por imperio de su propia voluntad. El que quiere cometer una mala acción por el mero hecho de desearlo apela a los malos Espíritus para que acudan en su ayuda. Está entonces obligado a servirles, como ellos lo han hecho con él, porque también ellos necesitan de él para el mal que quieren cometer. El pacto consiste solamente en esto.
Kardec. - La dependencia en que a veces se encuentra el hombre respecto de los Espíritus inferiores procede de su entrega a los malos pensamientos que ellos le sugieren, y no de estipulación alguna entre ellos y él. El pacto, en el sentido vulgar que se concede a esta palabra, constituye una alegoría que describe a un individuo de mala índole simpatizando con Espíritus malévolos.
Pregunta 550. ¿Qué sentido tienen las leyendas fantásticas según las cuales ciertos individuos habrían vendido su alma al Diablo para obtener de él ciertos favores?.
Respuesta. - Todas las fábulas contienen una enseñanza y una moraleja. Vuestro error consiste en que las tomáis al pie de la letra. Esta es una alegoría que puede explicarse así: el que llama en su ayuda a los Espíritus para obtener de ellos bienes de fortuna o cualquier otro favor, está contra la Providencia. Renuncia a la misión que ha recibido y a las pruebas que ha de soportar en la Tierra, y sufrirá las consecuencias de esto en la vida futura. Ello no significa que su alma quede para siempre condenada al infortunio. Pero, puesto que en lugar de desligarse de la materia se hunde cada vez más en ella, las alegrías de que haya gozado en este mundo no las tendrá en el de los Espíritus, hasta que haya expiado su falta con nuevas pruebas, quizá mayores y más aflictivas aún. Debido a su afición a los goces materiales se pone bajo la dependencia de los Espíritus impuros. Entre ellos y él existe un pacto tácito que lo conduce a su perdición, pero que siempre le es fácil romper con la asistencia de los buenos Espíritus, si tiene la firme voluntad de lograrlo.
12.- Poder oculto. Talismanes. – Hechiceros.
Pregunta 551. ¿Puede un hombre ruin, con el concurso de un Espíritu malo que le sea adicto, hacer mal al prójimo?.
Respuesta. - No. Dios no lo consentiría.
Pregunta 552. ¿Qué pensar de la creencia en el poder que poseerían ciertas personas, de obrar maleficios?.
Respuesta. - Algunas personas tienen un poder magnético muy grande, del que podrán hacer mal uso si su propio Espíritu es malvado, y en tal caso pueden ser secundadas por otros malos Espíritus. Pero no creáis en ese presunto poder mágico, que sólo está en la imaginación de los supersticiosos, los cuales ignoran las verdaderas leyes de la Natura-leza. Los hechos que al respecto se citan han sido acontecimientos naturales mal observados y, en especial, mal comprendidos.
Pregunta 553. ¿Qué efectos pueden tener las fórmulas y prácticas con cuyo auxilio algunas personas pretenden disponer de la voluntad de los Espíritus?.
Respuesta. - El efecto consiste en ponerlas en ridículo si proceden de buena fe. En caso contrario, se trata de bribones que merecen un castigo. Todas las fórmulas son imposturas. No existe ninguna palabra mágica, signo cabalístico ni talismán que ejerza alguna acción sobre los Espíritus, por cuanto éstos sólo son atraídos por el pensamiento y no por las cosas materiales.
Pregunta 553 a. ¿No han dictado algunos Espíritus, a veces, fórmulas cabalísticas?.
Respuesta. - Sí, tenéis Espíritus que os indican signos, palabras extravagantes, o que os prescriben determinados actos con cuyo concurso hacéis lo que denomináis conjuros. Pero tened plena certeza de que son Espíritus que están mofándose de vosotros y abusan de vuestra credulidad.
Pregunta 554. Aquel que, con razón o sin ella, tiene confianza en lo que llama la virtud de un talismán, ¿no puede, debido a esa confianza, atraer a un Espíritu?. Porque entonces el que obra es el pensamiento, y el talismán sólo constituye un signo que ayuda a dirigir el pensamiento.
Respuesta. - Es cierto. Pero la índole del Espíritu atraído depende de la pureza de la intención y de la elevación de los sentimientos. Ahora bien, es raro que, quien sea lo bastante simple para creer en la virtud de un talismán, no se proponga un objetivo más material que moral. En todos los casos, esto pone de relieve una pequeñez una debilidad de ideas que abren las puertas a los Espíritus imperfectos y burlones.
Pregunta 555. ¿Qué sentido se debe atribuir a la calificación de hechicero?.
Respuesta. - Los que llamáis hechiceros son personas (cuando actúan de buena fe) dotadas de ciertas facultades, como el poder magnético o la doble vista. Y entonces, como quiera que hacen cosas que no com-prendéis, las creéis poseedoras de un poder sobrenatural. Vuestros mismos sabios ¿no han pasado con frecuencia por hechiceros, a los ojos de las personas ignorantes?.
Kardec. El Espiritismo y el magnetismo nos proporcionan la clave de multitud de fenómenos acerca de los cuales la ignorancia ha bordado infinidad de fábulas, en las que los hechos son exagera-dos por la imaginación. El conocimiento cabal de esas dos ciencias –que sólo forman una, por así decirlo-, al mostrar la realidad de las cosas y su verdadera causa constituye el mejor escudo contras las ideas supersticiosas, porque demuestra lo que es posible y lo que es imposible, lo que está dentro de las leyes naturales y lo que constituye tan sólo una creencia ridícula.
Pregunta 556. ¿Poseen de veras, algunas personas, el don de curar por el simple contacto?.
Respuesta. - El poder magnético puede llegar a eso cuando es secundado por la pureza de sentimientos y un ardoroso deseo de realizar el bien, porque entonces los Espíritus buenos acuden para ayudar. Pero hay que desconfiar del modo como cuentan las cosas ciertas personas demasiado crédulas o entusiastas, dispuestas siempre a ver prodigios en los hechos más sencillos y naturales. Es menester, también, no fiarse de los relatos interesados que ofrecen quienes explotan en su propio beneficio la credulidad de los demás.
13.- Bendición y maldición.
Pregunta 557. La bendición y la maldición ¿pueden atraer el bien y el mal, respectivamente, sobre aquellos a quienes van dirigidas?.
Respuesta. - Dios no escucha una maldición injusta, y a sus ojos, quien la lanza es culpable. Como tenemos las dos tendencias opuestas, el bien y el mal, puede haber una influencia momentánea, inclusive sobre la materia. Pero ese influjo sólo se ejerce, en todos los casos, con el permiso de Dios, y como complemento de prueba para el que es objeto de él. Por otra parte, generalmente maldecimos a los malvados y bendecimos a los buenos. La bendición y la maldición jamás pueden apartar a la Providencia del camino de la justicia. La maldición sólo alcanza al maldecido cuando éste es ruin, y la bendición protege únicamente al que la merece.
9.- Acción de los Espíritus sobre los fenómenos de la Naturaleza.
Pregunta 536. Los grandes fenómenos naturales, aquellos que se consideran una perturbación de los elementos, ¿se deben a causas fortuitas o tienen todos ellos un objeto providencial?.
Respuesta. - Todo posee su razón de ser y nada ocurre sin permiso de Dios.
Pregunta 536 a. Tales fenómenos ¿se verifican siempre con miras al hombre?
Respuesta. - A veces tienen una razón de ser directa para el hombre, pero frecuentemente también su único propósito consiste en el restablecimiento del equilibrio y la armonía de las fuerzas físicas de la Naturaleza.
Pregunta 536 b. Concebimos perfectamente que la voluntad de Dios sea la causa primera, en esta como en las demás cosas, pero, como también sabemos que los Espíritus ejercen una acción sobre la materia y son los agentes de la voluntad divina, preguntamos si algunos de ellos no ejercerán una influencia sobre los elementos para agitarlos, calmarlos o dirigirlos.
Respuesta. - Pero si es evidente… No puede ser de otro modo. Dios no se entrega a una acción directa sobre la materia. Tiene sus agentes dedicados a ello, en todos los grados de la escala de los mundos.
Pregunta 537. La mitología de los antiguos se basa enteramente sobre las ideas espíritas, con la diferencia de que aquéllos consideraban a los Espíritus como divinidades. Ahora bien, ellos nos representan a esos dioses o Espíritus con atribuciones especiales. Así pues, unos estaban encargados de los vientos, otros del rayo, otros presidían la flora, etcétera. Esa creencia ¿está desprovista de fundamento?.
Respuesta. - Se halla tan poco desprovista de fundamento como lejos todavía de la verdad.
Pregunta 537 a. Por esa misma razón, ¿podría entonces haber Espíritus que moraran en lo interior de la Tierra, presidiendo los fenómenos geológicos?.
Respuesta. - Tales Espíritus no habitan precisamente debajo de la tierra, pero presiden y dirigen los fenómenos, con arreglo a sus atribuciones. Algún día tendréis la explicación de todos esos fenómenos y los comprenderéis mejor.
Pregunta 538. Los Espíritus que presiden los fenómenos de la Naturaleza ¿integran una categoría especial dentro del Mundo Espírita?. ¿Son seres diferentes, o Espíritus que han estado encarnados, como nosotros?.
Respuesta. - Que lo han estado, o que lo estarán.
Pregunta 538 a. Esos Espíritus ¿pertenecen a los órdenes superiores o inferiores de la jerarquía espírita?.
Respuesta. - Según sea su rol más o menos material o inteligente. Unos ordenan, los otros ejecutan. Los que realizan las acciones materiales son siempre de un orden inferior, así entre Espíritus como entre los hombres.
Pregunta 539. En la producción de determinados fenómenos – las tempestades, por ejemplo-, ¿actúa un solo Espíritu, o se reúnen ellos en muchedumbre?.
Respuesta. - En multitudes innumerables.
540. Los Espíritus que ejercitan una acción sobre los fenómenos naturales ¿obran con conocimiento de causa y en virtud de su libre arbitrio, o por un impulso instintivo o irreflexivo?.
Respuesta. - Unos sí y otros no. Haré una comparación: piensa en esas miríadas de animales que, poco a poco, hacen surgir de la superficie del mar islas y archipiélagos.
Nota.. - (Se hace referencia aquí a los zoófitos (animales con aspecto de plasma), productores de secreciones calizas de forma arborescente que les sirve de habitáculo, como, por ejemplo, las formaciones coralíferas).
¿Crees acaso que no hay en ello un fin providencial, y que esa modificación de la superficie del globo no es necesaria para la armonía general? Sólo son, sin embargo, animales de ínfima categoría lo que realizan esas cosas mientras proveen a sus necesidades, y sin sospechar que son instrumentos de Dios. Pues bien, del mismo modo los Espíritus más atrasados resultan útiles al conjunto. Mientras se ensayan para la vida, y antes de tener plena conciencia de sus actos y de su libre albedrío, obran sobre ciertos fenómenos cuyos agentes son sin tener conciencia de ello. Primero, ejecutan. Más tarde, cuando su inteligencia se haya desarrollado, ordenarán y dirigirán las cosas del mundo material. Así pues, todo sirve, todo se eslabona en la Naturaleza, desde el átomo primitivo hasta el arcángel, pues él mismo comenzó en un átomo. ¡Admirable ley de la armonía, cuyo conjunto no puede aprehender aún vuestro Espíritu limitado!