Hermanos míos: La Verdad que conocéis es difícil sostenerla, pero
más difícil es practicarla. Como Jesús, por doquiera que os
manifestáis sois rechazados; al igual que cuando vino el Maestro, se
quiere desvirtuar la Verdad, pero olvidan que la Verdad, como la luz del sol, sólo Dios puede apagarla. Allí donde no os acogen es porque aquella tierra no está aún preparada para la fructificación. No os importe, sembradores de la Verdad, no desmayéis, que el
sembrador que pone su fe y su conciencia en sus actos, el que pone
toda su voluntad en difundir la Verdad que necesita la humanidad
para su regeneración, si allí no es escuchado, sentada queda su
actuación como propagador y practicante de la Ley de Dios. Seguir,
pues, hermanos míos, siempre adelante. ¡Qué importa que no seáis
comprendidos, si Dios Todopoderoso os comprende y os guía! Esos
hermanos que rechazan y ridiculizan la nueva revelación, día
llegará, hermanos míos,que recurran a vosotros implorando la luz
que se les brindó y que la rechazarón sin tratar de estudiarla y analizarla;
día llegará, no muy lejano, que la antorcha esplendente de esta
Verdad, entre triunfal lo mismo en las humildes chozas como en los
suntuosos palacios, hermanando e igualando a todos los hijos de
Dios. Vosotros, que habéis empuñado el báculo que conduce hacia lo verdadero, seguir adelante, sustentándoos siempre en la fe y
adornándoos con la virtud. ¡Adelante, obreros de la Verdad! El surco es la humanidad. Seguir sembrando, que vuestras manos esparzan las semillas que fructificaran algún día y serán la luz de la humanidad.
VUESTRO HERMANO QUE SIEMPRE OS ACOMPAÑA