domingo, 6 de enero de 2013

LA INTUICIÓN



LA INTUICIÓN

         El estudio de la facultad de intuición comporta vastas explicaciones, pero, debido al exiguo límite de este trabajo, estamos obligados a limitarnos a una ligera síntesis.
         En el esfuerzo de la evolución el espíritu vino del instinto. Adquirió más tarde la razón y marcha ahora hacia la intuición, que, sin embargo, apenas se vislumbra en el horizonte.
         El momento que vivimos, en sentido general, es de pleno dominio de la razón, etapa en que las fuerzas intelectivas preponderan; pero hay algunos hombres evolucionados que ya se gobiernan, más o menos conscientemente, por el uso de esta facultad más perfecta.
         En el tema de intuición no hay lugar para los términos corrientes tan apreciados de “conciencia, subconciencia e inconciencia” en el sentido restrictivo que se les da, porque las realizaciones espirituales verdaderas no dividen la mente sino, al contrario, la unifican, la dilatan, para integrarla el la mente Universal.
         La intuición es la percepción de la verdad Universal, total, y de cualquier indicio que de ella se tenga en un particular de esa verdad completa, aunque manifestada en relación a un caso en particular o aislado.
         La verdad total tiene poder y autoridad en sí misma y no tiene restricciones de cualquier naturaleza, siendo por eso que el hombre de intuición no discute ni analiza sus comunicaciones, sino simplemente, obedece.
         La obediencia a las manifestaciones de la intuición es una de las condiciones fundamentales del desarrollo y ampliación de esa facultad en el individuo.
         Un conocimiento mental  puede ser adquirido por el estudio, por la aplicación, por el razonamiento, por la experimentación; la intuición, aunque, no depende en nada de eso; es únicamente un conocimiento infuso, o mejor dicho, es un discernimiento espontáneo de una verdad pacífica y única.
         Las mujeres en general, son más intuitivas que los hombres, dado que se dejan gobernar más por el sentimiento que por la razón, y la intuición no es un producto de la razón, es, una percepción que se siente en ciertos momentos y circunstancias de un determinado asunto, una determinada situación, la cual, cuanto más aflictiva, imperiosa y urgente sea, más alto y rápido hablará y la intuición señalando el verdadero camino o la verdadera solución.
         Pero, ¿qué es la intuición y de dónde viene?
         Ya lo dijimos: es una voz interior que habla y que debe ser obedecida sin vacilaciones; es un sentimiento íntimo que tenemos con respeto a ciertas cosas o asunto; es la verdad cósmica, divina, existente en nuestro Yo, en forma potencial, porque Dios es la verdad única y eterna y Él está derramando en toda la Creación Universal, de la cual somos una parte viva, operante y sensible.
         La intuición es nuestra unión directa y original con el dios potencial, interior, así como la razón es nuestra unión con el mundo.
         El hombre es un ser limitado por sus cuerpos orgánicos y fluídico; mas el punto que no alcanza con el brazo lo alcanza con la inteligencia, y donde la inteligencia no alcanza, alcanza la intuición.
         Como espíritu, pues, él posee amplios poderes.
         Viniendo el conocimiento por el intelecto nos hace conocer el mundo ambiente, mientras que la intuición nos da el discernimiento de las cosas divinas; el primero estriba en la razón que midió, pesó, dividió, analizó y dedujo; la segunda sin embargo, se apoya en la fe, porque solamente cree y confía.
         La razón es metódica, mecánica, limitada, pero la intuición es intrínseca, ilimitada, independiente, por encima de cualquier ley, reluciente.
         El campo de la razón va hasta donde alcanza la inteligencia; pero el de la intuición no tiene límites, porque es el campo de la conciencia Universal.
         Por eso  a veces la razón dice: “si”, cuando la intuición dice “no”; cuando una habla de “prudencia”, la otra ordena “confianza”; la otra dice “razona primero”, mas la otra determina: “cree y sigue”.
         Una es sombra siempre vacilante, la otra es luz siempre clara; una duda y se niega, la otra se confía y se entrega.
         Una se ejerce en el campo de la mente limitada, la otra es la esfera del espíritu libre que no obedece a convenciones, preconceptos o leyes humanas.
Porque la razón es la ley, mientras la intuición, en cierto sentido, es la gracia.
         El apóstol Pablo siempre se refería a hombres que viven la ley y realizan actos de acuerdo con la ley, pero señalaba siempre como verdadero el camino de la gracia, mediante el cual se debe ser honesto no por haber leyes contra la falta de honestidad; virtuosos, no por haber leyes contra la licencia, verdaderos, no por haber leyes contra la mentira; sino porque la gracia eleva el sentimiento humano y lo purifica por encima mismo de la ley; porque hay un plano de vida espiritual no afectado por la ley, un reino por encima de la ley, donde solo imperan los predicados del Espíritu emancipados del error.

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 El hombre actúa en tres planos a saber: el físico, el mental y el espiritual, que corresponden respectivamente al instinto, a la razón y a la intuición, más la verdad total, esencial, divina, sólo es percibida por el hombre de intuición.
         El hombre del futuro, esto es, el hombre renovado, que se venció así mismo venciendo la dominación de la materia grosera, será un hombre de intuición.
         Cuando la intuición habla, ella no  se limita solamente al aspecto local o parcial de los problemas, más abarca lo que esta detrás y enfrente, alcanza el aspecto total, según la proyección del individuo en el campo general de su evolución.
         Es difícil localizar en el campo físico la región o el órgano por intermedio del cual se ejerce la intuición. El órgano de intelecto es el cerebro, y podemos decir que la razón tiene su sede en ese órgano. Más, en cuanto a la intuición, a no ser que se ejerza por la glándula pineal y pituitaria14  (órgano de las manifestaciones mediumnicas), tal vez su sede sea en el cerebelo. Órgano sensorio supranormal que en el futuro deberá desarrollarse.
         Amor, fe e intuición, son éstas las características sublimadas del hombre espiritual.
         El hombre de intuición resuelve sus problemas con efectos que obtiene del plano divino, mientras que el de la razón los resuelve según los recursos de la propia inteligencia humana ligada a las cosas del mundo.
         Dice Alexis Carrel, uno de los mas destacados exponentes de la ciencia oficial, con respecto a esta maravillosa facultad: Es evidente que los grandes descubrimientos científicos no son únicamente obras de la inteligencia. Los sabios de genio, además del don de observar y  comprender, poseen otras cualidades como la intuición y la imaginación creadora. Por medio de la intuición aprenden lo que los otros hombres no ven; perciben la relación entre fenómenos aparentemente aislados, sienten inconscientemente la presencia del tesoro ignorados. Todos los grandes hombres están dotados por el poder intuitivo. Saben sin razonamiento y sin análisis lo que les importa saber.”
         Y prosigue: “Los descubrimientos de la intuición deben ser siempre desenvueltos por la lógica. Tanto en la vida corriente como en la ciencia, la intuición es un medio de adquirir conocimientos de gran poder, pero peligroso. A veces es difícil distinguirlos de la ilusión. Aquellos que sólo por ella se dejan guiar están expuestos al error. Más a los grandes hombres o a los simples de corazón puro puede ella conducirlos a la más elevada cumbre de la vida mental o espiritual”. El Hombre, ese desconocido.
         Veamos ahora La Grande Síntesis, de Pietro  Ubaldi.
         “En el mundo de la materia tenemos, en primer lugar, fenómenos; después vuestra percepción sensorial y, por fin, a través de vuestro sistema nervioso, convergiendo en el sistema nervioso, convergiendo en el sistema cerebral, vuestra síntesis psíquica - la conciencia -. Hasta aquí llegasteis en el terreno de la investigación científica y de la experiencia cotidiana. No erró vuestro materialismo cuando vio en esa conciencia un alma hija de vuestra vida física y destinada, como ésta, a extinguirse.
         “Si deseamos más el fondo nos enfrentamos con la conciencia latente, que es en relación a la conciencia externa, como las ondas eléctricas para la sondas acústicas. A esa conciencia más profunda pertenece la intuición, que es el medio de percepción al cual, como también ya os dije, se hace necesario que lleguéis para que vuestro conocimiento pueda avanzar”.
         Es, pues, a ese reino de plena conciencia que lleva la intuición, y lo hace por un camino tan claro y tan horizontal que hasta los ciegos jamás se desvían de la ruta.
         Mas su voz solo puede ser oída en el silencio, en la pureza y en la intimidad del Ser, condiciones incompatibles con los rumores del mundo. Débil al principio, si fuese siempre obedecida sin vacilaciones y con confianza, ella irá poco a poco agrandándose, ganando fuerza creciente acabando por ser oída en cualquier circunstancia y a cualquier hora, señalando al individuo la orientación más segura, más elevada y más recta, abriéndose como una flor a la claridad y al calor del sol supremo.
         De las facultades mediúmnicas es la más elevada y la más perfecta, porque pone al individuo no sólo en contacto con cosas y Seres del Mundo Espiritual, sino en forma directa y superior con la esencia divina de las realidades.

Del libro “Mediumnidad”
Edgard Armond


Juan Carlos