LA INTUICIÓN
El
estudio de la facultad de intuición comporta vastas explicaciones, pero, debido
al exiguo límite de este trabajo, estamos obligados a limitarnos a una ligera
síntesis.
En el
esfuerzo de la evolución el espíritu vino del instinto. Adquirió más tarde la
razón y marcha ahora hacia la intuición, que, sin embargo, apenas se vislumbra
en el horizonte.
El
momento que vivimos, en sentido general, es de pleno dominio de la razón, etapa
en que las fuerzas intelectivas preponderan; pero hay algunos hombres
evolucionados que ya se gobiernan, más o menos conscientemente, por el uso de
esta facultad más perfecta.
En el
tema de intuición no hay lugar para los términos corrientes tan apreciados de
“conciencia, subconciencia e inconciencia” en el sentido restrictivo que se les
da, porque las realizaciones espirituales verdaderas no dividen la mente sino,
al contrario, la unifican, la dilatan, para integrarla el la mente Universal.
La
intuición es la percepción de la verdad Universal, total, y de cualquier
indicio que de ella se tenga en un particular de esa verdad completa, aunque
manifestada en relación a un caso en particular o aislado.
La
verdad total tiene poder y autoridad en sí misma y no tiene restricciones de
cualquier naturaleza, siendo por eso que el hombre de intuición no discute ni
analiza sus comunicaciones, sino simplemente, obedece.
La
obediencia a las manifestaciones de la intuición es una de las condiciones
fundamentales del desarrollo y ampliación de esa facultad en el individuo.
Un conocimiento
mental puede ser adquirido por el
estudio, por la aplicación, por el razonamiento, por la experimentación; la
intuición, aunque, no depende en nada de eso; es únicamente un conocimiento
infuso, o mejor dicho, es un discernimiento espontáneo de una verdad pacífica y
única.
Las
mujeres en general, son más intuitivas que los hombres, dado que se dejan
gobernar más por el sentimiento que por la razón, y la intuición no es un
producto de la razón, es, una percepción que se siente en ciertos momentos y
circunstancias de un determinado asunto, una determinada situación, la cual,
cuanto más aflictiva, imperiosa y urgente sea, más alto y rápido hablará y la
intuición señalando el verdadero camino o la verdadera solución.
Pero,
¿qué es la intuición y de dónde viene?
Ya lo
dijimos: es una voz interior que habla y que debe ser obedecida sin
vacilaciones; es un sentimiento íntimo que tenemos con respeto a ciertas cosas
o asunto; es la verdad cósmica, divina, existente en nuestro Yo, en forma
potencial, porque Dios es la verdad única y eterna y Él está derramando en toda
la Creación Universal, de la cual somos una parte viva, operante y sensible.
La
intuición es nuestra unión directa y original con el dios potencial, interior,
así como la razón es nuestra unión con el mundo.
El
hombre es un ser limitado por sus cuerpos orgánicos y fluídico; mas el punto
que no alcanza con el brazo lo alcanza con la inteligencia, y donde la
inteligencia no alcanza, alcanza la intuición.
Como
espíritu, pues, él posee amplios poderes.
Viniendo
el conocimiento por el intelecto nos hace conocer el mundo ambiente, mientras
que la intuición nos da el discernimiento de las cosas divinas; el primero
estriba en la razón que midió, pesó, dividió, analizó y dedujo; la segunda sin
embargo, se apoya en la fe, porque solamente cree y confía.
La razón
es metódica, mecánica, limitada, pero la intuición es intrínseca, ilimitada,
independiente, por encima de cualquier ley, reluciente.
El campo
de la razón va hasta donde alcanza la inteligencia; pero el de la intuición no
tiene límites, porque es el campo de la conciencia Universal.
Por
eso a veces la razón dice: “si”, cuando
la intuición dice “no”; cuando una habla de “prudencia”, la otra ordena
“confianza”; la otra dice “razona primero”, mas la otra determina: “cree y
sigue”.
Una es
sombra siempre vacilante, la otra es luz siempre clara; una duda y se niega, la
otra se confía y se entrega.
Una se
ejerce en el campo de la mente limitada, la otra es la esfera del espíritu
libre que no obedece a convenciones, preconceptos o leyes humanas.
Porque la razón es la ley, mientras la intuición, en
cierto sentido, es la gracia.
El
apóstol Pablo siempre se refería a hombres que viven la ley y realizan actos de
acuerdo con la ley, pero señalaba siempre como verdadero el camino de la
gracia, mediante el cual se debe ser honesto no por haber leyes contra la falta
de honestidad; virtuosos, no por haber leyes contra la licencia, verdaderos, no
por haber leyes contra la mentira; sino porque la gracia eleva el sentimiento
humano y lo purifica por encima mismo de la ley; porque hay un plano de vida
espiritual no afectado por la ley, un reino por encima de la ley, donde solo imperan
los predicados del Espíritu emancipados del error.
*****
El hombre actúa
en tres planos a saber: el físico, el mental y el espiritual, que corresponden
respectivamente al instinto, a la razón y a la intuición, más la verdad total,
esencial, divina, sólo es percibida por el hombre de intuición.
El
hombre del futuro, esto es, el hombre renovado, que se venció así mismo
venciendo la dominación de la materia grosera, será un hombre de intuición.
Cuando
la intuición habla, ella no se limita
solamente al aspecto local o parcial de los problemas, más abarca lo que esta
detrás y enfrente, alcanza el aspecto total, según la proyección del individuo
en el campo general de su evolución.
Es
difícil localizar en el campo físico la región o el órgano por intermedio del
cual se ejerce la intuición. El órgano de intelecto es el cerebro, y podemos
decir que la razón tiene su sede en ese órgano. Más, en cuanto a la intuición,
a no ser que se ejerza por la glándula pineal y pituitaria14 (órgano de las manifestaciones mediumnicas),
tal vez su sede sea en el cerebelo. Órgano sensorio supranormal que en el
futuro deberá desarrollarse.
Amor, fe
e intuición, son éstas las características sublimadas del hombre espiritual.
El
hombre de intuición resuelve sus problemas con efectos que obtiene del plano
divino, mientras que el de la razón los resuelve según los recursos de la
propia inteligencia humana ligada a las cosas del mundo.
Dice
Alexis Carrel, uno de los mas destacados exponentes de la ciencia oficial, con
respecto a esta maravillosa facultad: “Es evidente que los grandes descubrimientos
científicos no son únicamente obras de la inteligencia. Los sabios de genio,
además del don de observar y comprender,
poseen otras cualidades como la intuición y la imaginación creadora. Por medio
de la intuición aprenden lo que los otros hombres no ven; perciben la relación
entre fenómenos aparentemente aislados, sienten inconscientemente la presencia
del tesoro ignorados. Todos los grandes hombres están dotados por el poder
intuitivo. Saben sin razonamiento y sin análisis lo que les importa saber.”
Y
prosigue: “Los descubrimientos de la intuición deben ser siempre desenvueltos
por la lógica. Tanto en la vida corriente como en la ciencia, la intuición es
un medio de adquirir conocimientos de gran poder, pero peligroso. A veces es
difícil distinguirlos de la ilusión. Aquellos que sólo por ella se dejan guiar
están expuestos al error. Más a los grandes hombres o a los simples de corazón
puro puede ella conducirlos a la más elevada cumbre de la vida mental o
espiritual”. El Hombre, ese desconocido.
Veamos
ahora La Grande Síntesis, de
Pietro Ubaldi.
“En el
mundo de la materia tenemos, en primer lugar, fenómenos; después vuestra
percepción sensorial y, por fin, a través de vuestro sistema nervioso,
convergiendo en el sistema nervioso, convergiendo en el sistema cerebral,
vuestra síntesis psíquica - la conciencia -. Hasta aquí llegasteis en el
terreno de la investigación científica y de la experiencia cotidiana. No erró vuestro
materialismo cuando vio en esa conciencia un alma hija de vuestra vida física y
destinada, como ésta, a extinguirse.
“Si deseamos
más el fondo nos enfrentamos con la conciencia latente, que es en relación a la
conciencia externa, como las ondas eléctricas para la sondas acústicas. A esa
conciencia más profunda pertenece la intuición, que es el medio de percepción
al cual, como también ya os dije, se hace necesario que lleguéis para que
vuestro conocimiento pueda avanzar”.
Es,
pues, a ese reino de plena conciencia que lleva la intuición, y lo hace por un
camino tan claro y tan horizontal que hasta los ciegos jamás se desvían de la
ruta.
Mas su
voz solo puede ser oída en el silencio, en la pureza y en la intimidad del Ser,
condiciones incompatibles con los rumores del mundo. Débil al principio, si
fuese siempre obedecida sin vacilaciones y con confianza, ella irá poco a poco
agrandándose, ganando fuerza creciente acabando por ser oída en cualquier
circunstancia y a cualquier hora, señalando al individuo la orientación más
segura, más elevada y más recta, abriéndose como una flor a la claridad y al
calor del sol supremo.
De las
facultades mediúmnicas es la más elevada y la más perfecta, porque pone al
individuo no sólo en contacto con cosas y Seres del Mundo Espiritual, sino en
forma directa y superior con la esencia divina de las realidades.
Del libro “Mediumnidad”
Edgard Armond
Juan Carlos