El médium y conferencistas brasileño Divaldo Pereira Franco, con sus años de estudio y experiencia, nos responde la siguiente pregunta:
¿Cómo puede el Espiritismo (entiéndase estudio, práctica y vivencia) ayudarnos a mejorar nuestra vida en el área educativa, económica, sentimental, social, sensitiva, mediúmnica, sexual, de salud física y mental, religioso-espiritual, conducta, alimenticia, artística e intelectual?
1. Educativa
El Espiritismo es una doctrina esencialmente educativa. Todos sus postulados están basados en estructuras de renovación moral y espiritual, trabajando, mediante la educación, el carácter y los sentimientos de sus adeptos. Al Codificador no le pasó desapercibida la tarea extraordinaria de la educación, emérito educador que fue, fiel discípulo de la doctrina pestalociana, que imprimió en Francia desde cuando concluyó su curso con el notable maestro en Iverdun, Suiza. En el comentario de la pregunta 685, en «El Libro de los Espíritus», Kardec enfatiza: […] Este elemento es la educación, no la intelectual, sino la moral, y tampoco la educación moral que enseñan los libros, sino la que consiste en el arte de formar el carácter, la educación que da costumbres; porque la educación es el conjunto de costumbres adquiridas. Nadie vive sin costumbres. Quien no las tiene buenas, equilibradas, sobrias, saludables, las tiene enfermizas, agresivas y descuidadas. A la educación moral cabe la tarea de crear condicionamientos sanos en los individuos, a fin de que no realicen todo cuanto deseen, aunque puedan. El Espiritismo, explicando los objetivos reales de la existencia humana, trabaja el cerne del ser, que es el Espíritu, a fin de auxiliarlo en el desarrollo intelecto-moral para la conquista de la felicidad. Educación y vida, son términos de la misma ecuación existencial –afirma la bienhechora espiritual Amelia Rodríguez, que fue en la Tierra una insigne educadora. De este modo, la contribución de la Doctrina Espírita, en el área de la educación de la criatura humana, es inestimable
2. Económica
En la misma pregunta antes referida, el Codificador Allan Kardec inicia sus comentarios con un abordaje muy feliz, elucidando: No basta decir al hombre que ha de trabajar, sino que también es preciso que el que cifra la existencia en su trabajo encuentre ocupación, lo cual no sucede siempre. Cuando la suspensión del trabajo se generaliza, toma las proporciones de una calamidad como la miseria. La ciencia económica busca el remedio en el equilibrio de la producción y el consumo; pero este equilibrio, aún suponiendo que sea posible, tendrá siempre intermitencias, durante cuyos intervalos no deja de tener necesidades de vivir el obrero. Hay un elemento con el cual no se ha contado bastante y sin él, la ciencia económica no pasa de ser una teoría. Este elemento es la educación, […] Operando en la criatura humana su transformación moral para mejor, el Espiritismo le amplía la visión de justicia social, propiciándole percibir que la felicidad consiste en proporcionar oportunidad de trabajo y dignidad a todas las criaturas humanas, desarrollando los medios al alcance para ampliar el progreso, mediante la contribución de los recursos económicos propios para la multiplicación de los servicios. La vida económica de un pueblo depende de la educación que se le ofrece, así como de la responsabilidad en relación al grupo, permitiéndole crecimiento por el trabajo y dedicación al culto de sus deberes. Sin combatir a los ricos ni a los poderosos, algunos de los cuales son responsables por la miseria de incontables criaturas, censura la mala aplicación de los recursos acumulados de forma egoísta, sin ninguna utilidad, sólo para compensar la usura y el egoísmo, invitándoos a la utilización honrosa por las oportunidades de multiplicación de bendiciones para todos, que serán honrados con las posibilidades de libertarse de la esclavitud a través del trabajo. Radicando sus lecciones en la reencarnación, elucida que los responsables por el hambre y abandono en que se contuercen centenas de millones de seres humanos, no huirán de la conciencia perversa que mantiene la situación calamitosa.
3. Sentimental
Cuidando esencialmente del Espíritu que somos, el Espiritismo nos ofrece la solución más adecuada para todos los problemas que nos afligen, especialmente aquellos referentes a los sentimientos. Resultante de nuestras experiencias pasadas, los sentimientos se nos presentan conforme nuestras realizaciones. Avanzando inexorablemente desde las primeras aglutinaciones moleculares hasta la angelitud, el Espíritu desarrolla los valores en él adormecidos, herencia del amor de Dios, luchando para vencer las malas inclinaciones, que son el resumen de los instintos agresivos en que se afianzó por millones de años en el cuerpo físico, y equilibrando la razón con la emoción, a fin de alcanzar la armonía. Todos los conflictos sentimentales están orientados de manera superior, con la finalidad de adquirir la salud emocional, que se agiganta en la plenitud que coronará la trayectoria evolutiva.
4. Social
La vida en sociedad es impuesta por las Divinas Leyes, que nos facultaron, desde experiencias remotas, el instinto gregario, a fin de que nos pudiésemos ayudar recíprocamente, defendiendo el grupo que debería sobrevivir a los factores agresivos vigentes. Lentamente se desarrollaron los sentimientos de amor y de comprensión iluminados por la razón, que hoy nos puede guiar los pasos, de manera que superemos el egoísmo y el orgullo, que son los mayores obstáculos para una vida saludable en la sociedad. Tomando conciencia de que la felicidad también depende de nuestras relaciones con el prójimo, el Espiritismo contribuye decisivamente para un agrupamiento justo, donde todos se auxilian y se protegen, trabajando por el crecimiento personal y colectivo.
5. Sensitiva
Orientándonos en el desarrollo de las percepciones de la propia alma, el Espiritismo demuestra que el ser en evolución es siempre la suma de sus conquistas, positivas y negativas, ayudándolo a desarrollar la sensibilidad psíquica, para contribuir con los mejores recursos en favor de sí mismo y de aquellos con los cuales convive. Mediante el viaje interior, muy bien presentado en la respuesta a la pregunta 919 de El Libro de los Espíritus, San Agustín nos invita al autodescubrimiento, a la autoiluminación, a la autoentrega, al amor, que amplía la capacidad de lucha y de resistencia frente a los desafíos de la jornada.
6. Mediúmnica
En relación a las facultades mediúmnicas latentes en todos los seres pensantes, el Espiritismo nos proporciona la clave para solucionar los enigmas antes considerados tabúes, que hicieron que la mediumnidad sea vista como un don, un carisma, un privilegio, un castigo... También demuestra que se trata de una facultad moralmente neutra, cabiendo a su portador el compromiso de dignificarla a través de los ejemplos morales que deben constituirle un programa de autoiluminación. Gracias a este conocimiento, se desvendaron los graves fenómenos de la obsesión y de otros tantos disturbios que permanecían desconocidos generando aflicciones indescriptibles y de difícil solución. Nos dio también la confirmación de la inmortalidad del alma y de su comunicabilidad, permitiéndonos comprender cómo es el mundo espiritual de donde nos originamos y hacia dónde regresaremos. Gracias a la educación que debemos aplicar a las facultades mediúmnicas, es posible el intercambio conciente con los Espíritus queridos que se transfirieron a la inmortalidad, con ellos obteniendo energías y valor para proseguir felizmente en la jornada terrestre.
7. Sexual
En las preguntas 200, 201 y 202 de El Libro de los Espíritus, Allan Kardec aborda el tema sexual con propiedad y sabiduría, demostrando que este noble equipamiento –el sexo– no existe en el Espíritu, siendo una necesidad para la reproducción y para las experiencias del proceso iluminativo. Al mismo tiempo, la Doctrina nos orienta cómo debemos atender a las funciones sexuales con dignidad y respeto, viviendo de su uso equilibrado y no vivir para sus imposiciones. La visión espírita en torno al sexo le amplía los horizontes emocionales, favoreciendo al Espíritu con el placer y la alegría de vivir, cuando se le otorga la función bajo la inspiración del amor. Confirma los trastornos neuróticos y psicóticos derivados de su mal uso o de su castigo por el fanatismo de cualquier naturaleza, elucidando que es portador de notables contribuciones para el bienestar y la paz, cuando conducido con el respeto que merece.
8. Salud física y mental
El Espiritismo es el más completo tratado de terapia preventiva y curativa para los diversos fenómenos de desarmonía orgánica, emocional y mental, por explicar que todos los desequilibrios tienen sus raíces en el ser profundo, en el Self, y que, solamente en él se pueden encontrar los recursos hábiles para la preservación de la salud y de la paz. Portador de una propuesta optimista sin sentimentalismo, favorece al organismo con vibraciones armónicas que proceden de la mente en armonía, evitando las agresiones emocionales disparatadas y los golpes violentos del uso inadecuado de sus diversas funciones. Disciplinando al individuo, a través de su moralización, le propone templanza y coraje, fe y abnegación, mediante los cuales enfrenta cualquier problema con naturalidad, preservándolo saludablemente, considerando el normal desgaste de la maquinaria. La verdadera salud no es la falta de enfermedad, sino el estado de bienestar, de armonía y de actividad en cualquier fase de la existencia. Por lo tanto, el Espiritismo es el seguro y bendecido manual para una vida feliz.
9. Religiosa - Espiritual
Karl Gustav Jung, el eminente neurólogo y siquiatra, creador de la psicología profunda, asevera que el ser humano necesita una vida religiosa. Las personas que son introvertidas, no religiosas, sufren mucho más que aquellos que se vinculan a una religión y siguen sus postulados sin fanatismos, naturalmente. Siendo extrovertidos, tienen más facilidad de enfrentar el sufrimiento y librarse de los sentimientos negativos. El Espiritismo proporciona una creencia racional, motivadora e idealista, que favorece el esfuerzo por la iluminación interior, por el autodescubrimiento, por la armonía –cuerpo, emoción y mente–, favoreciendo a la religiosidad, a la integración y a la vivencia de sus postulados. Siendo así, nos ayuda a encontrar las causas de las aflicciones y a superarlas a través de realizaciones nobles, lo que constituye una verdadera bendición.
10. Profesional
Al dignificar al ser humano a través de las enseñanzas ético-morales de la cual se constituye, el Espiritismo lo llama al trabajo, demostrándole que él mismo es parte de la ley de la vida y nadie le puede o le debe quitar el compromiso de contribuir a favor de sí mismo como del progreso de la sociedad en la cual se encuentra. Es a través del trabajo que el ser humano progresa, al fomentar los mecanismos que lo promueven, así como lo hace en relación a la humanidad. El ejercicio de la profesión es un honor que debe ser vivido con dedicación, sea cual fuere su necesidad, puesto que es a través de esa labor que se adquieren los recursos propios para una existencia digna, que proporcione alegría y paz. Gracias al conocimiento de la reencarnación, que es uno de los pilares de la Doctrina Espírita, los hombres reconocen la necesidad de avanzar con coraje, y conscientes del valor de la profesión elegida, la ennoblecen con su cumplimiento en clima de respeto y no se permiten los deslices morales que la corrompen.
11. Conducta
El Espiritismo, siendo una Doctrina de educación y de nobleza de valores que dignifican la existencia, auxilia la conducta humana con directrices seguras que permiten la plenitud de su autorrealización. Apoyado en el Evangelio de Jesús, tiene como padrón de conducta la caridad en todos los aspectos considerados. La caridad sintetiza todas las aspiraciones dignas del ser humano, por tratarse del amor en su más elevada expresión. Consciente de las propias responsabilidades el espírita se propone comportarse sanamente, aquello que favorece la conquista de sí mismo, consecuentemente, de la salud sobre los más diversos aspectos en que se manifiesta. Conociendo la ley de causa y efecto, no se permite dirigir de forma perjudicial a su prójimo, trabajando siempre a favor de su propia espiritualización.
12. Alimentar
Alimentarse hace parte esencial del proceso vital. La nutrición es fundamental para la existencia física, especialmente cuando está balanceada, propia para una vida saludable, lo que favorece el desarrollo intelecto-moral de los hombres. El autoconocimiento adquirido a través de la vivencia de la Doctrina Espírita permite entender al ser humano que él se alimenta para vivir, sin el tormento de vivir para alimentarse, cayendo en exageraciones, en los hábitos viciosos de la mesa, en la continuada búsqueda de gustos extraños como comidas exóticas y especiales. La alimentación es una necesidad física, pero también emocional, por ofrecer armonía entre el cuerpo y el alma, del cual derivan comportamientos saludables o enfermizos, según la ingestión de sustancias que se permita. La educación de los hábitos le disciplina la voluntad y le corrige las herencias atávicas de uno de los instintos primarios, que es la alimentación equilibrada, la que mantiene el organismo.
13. Artística
Allan Kardec nos afirma que, así como hubo el arte pagano y el arte cristiano, habrá también el arte espírita. Podemos verificar que el Espiritismo influye la vida artística, ofreciendo las bases del equilibrio para un comportamiento ético-moral e inspirado para captar la belleza del mundo trascendental, para que la vida en la Tierra esté enriquecida de esperanza y de alegría de vivir. Ya tenemos hoy, aunque de forma modesta, el arte espírita, pero la fuerza orientadora que el Espiritismo proporciona, ofrece una perfecta integración entre la manifestación de lo bello y la armonía del ser.
14. Intelectual
Fue Pascal quien afirmó que el ateísmo «es una enfermedad del alma». El Espiritismo es el antagonista del materialismo y de la crueldad, al trabajar la mente para entender los objetivos esenciales de la reencarnación. De ese modo, proporciona a la inteligencia los más amplios horizontes del desarrollo, favoreciéndola con lucidez y sabiduría de que se enriquece el ser humano, que tiene Jesús en la condición de Modelo y Guía que debe ser imitado, al mismo tiempo que entiende la grandeza de la vida en todas sus expresiones. Al demostrar que la inteligencia es patrimonio del espíritu y no del cerebro, todas las conquistas adquiridas son transferidas de una hacia otra etapa, de modo que alcanzará la cumbre del conocimiento sin olvidarse de los sentimientos del amor y del deber para con él mismo y la sociedad.
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